Capitulo 22

-¿Perdón? 

-No me odies Chino -Solicitó la chica tomándole la mano que descansaba en la mesa entre ellos.

Battista se echo hacia atrás en su silla sin poder creer lo que le decía la muchacha, no solo se había enterado de que había estado fingiendo todo ese tiempo sino que también lo había traicionado.

-Yo realmente te tengo un gran aprecio -ahora apretaba su mano con mas fuerza- hice esto porque realmente creo en tus convicciones y quiero que unamos fuerzas con mis amigos para ello

¿Cómo había pasado eso? Un joven tan experimentado como él lo era no lo había notado, sintió una profunda vergüenza de sí mismo, por haber fallado y no verlo antes. Desvío entonces la mirada hacía el bosque que lindaba su propiedad, se remitió al silencio intentando acomodar sus ideas. Si bien era como haber perdido una batalla, aun la guerra seguía con él por delante.

-¿Ellos te creyeron?-Consultó cuando por fin pudo volver en sí mismo.

-Tuvieron una votación, decidieron ayudarnos... aun así deberías tratarlo con cuidado

El sentimiento de traición no se retiraba de su pecho, de un impulso tironeó su brazo soltándose del agarre de Alissa, descansó los codos sobre la mesa mirándola fijamente en su rostro solo veía expectación por su reacción. Se contuvo de arrojar la mesa por el aire en un ataque de ira, y se contentó con solo fantasearlo.

-Todos estos meses estuviste fingiendo... -resumió para si mismo.

Alissa asintió lentamente pidiendo disculpas nuevamente. 

-Vete -sentencio el comandante, lo ultimo que quería en ese momento era decidir lo que haría, necesitaba tiempo para calmarse y aclarar la mente.

-No podría dejarte chino

La chica se levantó y antes de que pudiera preverlo ella se abalanzó sobre él en un rápido movimiento, envolviéndolo en un abrazo. El llanto se  hizo presente y Battista se vio obligado a corresponder el abrazo, incomodo se pregunto que era aquello que sentía. 

                                                        ...................................................

Battista apuró el paso cuando notó que alguien lo observaba, había estado perdido en sus pensamientos pero ni aun así sería tan distraído como para no notar la presencia. Dió un disimulado vistazo intentando identificar al acosador, parecía una mujer delgada vestida completamente de negro, oculta detrás de una capucha entre los arboles que rodeaban su propiedad.  

Cuando por fin logró completar una imagen mental no pudo evitar dibujar una sonrisa socarrona en su rostro, orgulloso de sí mismo y con una diversión total, se imaginó torturando un poco al atacante en una especie de juego retorcido. 

Fingió entonces continuar con su camino sin entrar a su hogar, provocando que la encapuchada lo siguiera. Disminuyó el paso para que pudiera alcanzarlo y hasta se pregunto si realmente lo intentaría. 

La encapuchada decidió actuar y tras un rápido trote hacia él levantó su espada con la intención de poseerlo, Battista la esquivó haciéndose a un lado y dejándola pasar de largo. Amaris, aquella chica con la que ya había  hablado se volvió hacia el sosteniendo la espada, pero antes de que pudiera intentarlo una vez más el comandante la sorprendió con un golpe a puño cerrado que la impulso al suelo, un gancho diestro que Battista tenía perfeccionado logrando nublarle la mente a la pelirroja. 

La espada había caído a su lado y el comandante la pateo lejos, manteniendo la sonrisa de unos momentos antes tomó a la atrevida joven del cuello de su chaqueta y la levantó contra el árbol mas cercano que encontró. El cuerpo delgado y ahora abatido colgaba del brazo del comandante que ahora la había agarrado por el cuello firmemente asfixiándola.

Amaris soltó unos quejidos adoloridos que fueron sofocados por la falta de aire, y rasguñando el dorso de la mano de Battista trataba de soltarse.

 El comandante soltó una risilla burlona apretando el agarre. No era el momento de matarla pero le resultaba tremendamente exquisito tener a su enemiga en aquella posición.

-Soy un militar de alto rango...  ¿Qué pensaste al intentar seguirme a mi casa? 

La chica comenzaba a tornarse roja por la fuerza con la que estaba intentando liberarse, consiguiendo nada más que pequeños pinchazos de dolor en el comandante. 

-¡Suéltala! -El grito interrumpió la diversión de Battista, que si bien no pensaba tenerla mucho más allí aun no quería soltarla, giró el rostro para encontrarse con una muy enojada Alissa que lo miraba con reproche. 

Algo en su interior tembló al verla y sintió una especie de miedo subiéndole por el cuello cuando él mismo notó esa reacción. Supo lo que era pero se negó a admitirlo. 

Amaris aprovecho aquel momento de distracción y antes de que Battista pudiera darse cuenta tenía la bota de la pelirroja clavada en sus genitales, el dolor le hizo soltarla y doblarse sobre si mismo, tomando sus partes mas delicadas en sus manos sofocando unos gruñidos de dolor.

Eso hacía el amor, se recordó el comandante, lo volvía débil. 

Alissa se acercó a Amaris y la ayudo a levantarse y entrar a la casa del comandante. Battista necesitó unos minutos para reponerse, y ni bien el dolor se disipo entro rápidamente  en su hogar, encontrándose con ambas chicas sentadas en la mesa que solía compartir  con Alissa.

Le resultó sumamente ofensivo, la situación había dejado de parecerle divertida y la presencia de la pelirroja ahora no era mas que una molestia, pero de toda circunstancia podía sacar provecho y no pasaría por alto aquella.

-Fuiste abusivo -sentenció Alissa

-Intento cortarme pero eso no lo viste ¿No es así, niña justiciera? 

Alissa abrió los ojos exageradamente y dirigió la vista a Amaris, quien no tuvo mas que admitir su error.

-¿Cómo pudist..

-Intentó cortarme para poder conseguir un control absoluto sobre mí -le interrumpió Battista- lo que no entiendes es que yo estoy igual de jodido que ustedes en todo este asunto 

Battista le mantuvo la mirada a Amaris, la veía como una gran fiera, tal vez una perfecta postulante a militar. Tenía una fuerza y un valor inigualable, pero todo aquel poder era tapado por su falta de estrategia y frialdad. 

-Me daré un baño -habló ahora hacia Alissa, que estaba intentando curar a Amaris, él desapareció por el pasillo ignorando la presencia de aquellas dos.

Trabajar aliados sería un gran problema pero era la única opción.




(Subí un minicap en mi otra historia "Antes de la tormenta" será narrado desde la visión de Alissa para que admiren todo el esplendor de Battista ( ͡° ͜ʖ ͡°) +18 guiño guiño





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