Capitulo 2
No me di tiempo a pensarlo.
Aquello debía irse, con una decisión que no supe de donde salió le arranqué la espada de las manos y me dirigí nuevamente a mi cuatri, Mollie se había quedado paralizada viendo cómo me alejaba. ¡Debíamos devolverla! Quizás por ello habían sonado esas alarmas, tal vez por eso nos habían perseguido, no podíamos correr ningún riesgo más.
Una mano me dio vuelta de un simple tirón, con total facilidad como si fuera una muñeca pequeña. El rostro de Atila se apareció en un segundo, casi podía sentir que nuestras narices chocarían, tenía el ceño hundido y los ojos le centelleaban. Desde su altura me miraba bajando la barbilla, casi como si quisiera demostrar su poder.
—¿Realmente quieres volver? —me desafió— ¿Podrás contra ellos sin que te descubran?
¿Cómo se atrevía a querer mandonearme en ese momento? ¡Que se fuera a la mierda él y su liderazgo! ¿Solo yo notaba lo que sucedería si eso se quedaba?
—¡No lo entiendes! —exclamé a centímetros de su cara mientras lo empujaba con el puño como siempre hacía.
El rio sin diversión y posó sus manos sobre las mías, incitándome a darle la espada, irritada la presione más fuerte entre mis manos.
—Quieres ir a devolver esto porque piensas que nos traerá peores desgracias tenerlo, quieres ir a buscar a Elien antes de que amanezca porque nadie sabe dónde está, quieres terminar todo esto... ¿Dime, me equivoco?
Dio un movimiento de cabeza para incitarme a hablar. Quise negar todo eso, decirle que por una vez estaba equivocado, que no siempre tenía la razón. Pero la tenía.
—... ¿y sí todo sucedió por tomarla? —no podría negarme eso— debo ir
—¿Crees que te dejaríamos ir sola? No podemos perder a otro más —me interrumpió Midas- es suficiente con no saber dónde está Elien.
Ahora él también marcaba con el celular esperando alguna respuesta. Tenía el pelo aplastado por el casco y a pesar de su tono de piel podría decirse que también estaba pálido.
Mire a Mollie, se había sentado en una de los bancos que tenía en el patio, había ocultado su rostro con sus manos como si quisiera despertar de un mal sueño. Alana en cambio tenía un aire de cansancio, esperando a ver quién ganaría la mini pelea que habíamos formado Atila y yo.
—¿Quieres que nos quedemos con ella? —dije riéndome de lo absurdo que sonaba quedarnos con ella como recuerdo de cuando nos persiguieron los militares... ¿Por hacer qué?
—Dios no, solo tomemos un minuto para pensar y no salir corriendo detrás de la aventura suicida ¿Sí? —Levantó la vista al cielo, la llovizna comenzaba a ser una lluvia más gruesa y el viento aun no calmaba— estamos empapados, con frío y asustados —Sacudió la cabeza como si fuera muy ilógico todo— no sabemos que paso allá, no sabemos nada...
Alana acomodó su brazo en la espalda de Mollie y la ayudo entrar a la casa, suspire aceptando que tenían razón, no podría volver ahí a enfrentarme con todos yo sola con únicamente mis manitos escuálidas.
Dentro de la casa todos nos acomodamos e intentamos llamar a Elien, también estaba la opción de llamar a sus padres pero sería asustarlos innecesariamente. Terminamos la noche en silencio recostados en los sillones de la sala comiendo chatarra y viendo los estúpidos programas de preguntas de la madrugada.
Si ignoráramos lo de Elien podríamos seguir tranquilamente nuestra vida como si no hubiera pasado, si alguien preguntaba habríamos estado ahí toda la noche. Si alguien nos decía que nos habíamos acercado a esa zona, le diríamos simplemente que la borrachera que teníamos esa noche haría imposible que manejáramos hasta allá. Pasee los ojos por la sala, si alguien se atrevía a tener esas dudas ¿Qué sucedería?
Tampoco podría torturarme mentalmente por algo que seguramente no ocurriría. O bueno quien sabe, tal vez a la mañana siguiente recibiéramos una carta que dijera "Se lo que hicieron el verano pasado"
Agarre un puñado de papas que estaban en la mesilla frente a nosotros, todo podía pasar.
La que antes había sido una llovizna termino siendo una gran tormenta, pasamos la noche con un corte eléctrico que afecto a todo el barrio de Mollie, escuchando como el viento golpeaba las ventanas, nadie se atrevió a volver a su casa esa noche.
A la mañana siguiente me desperté, al parecer a Midas le había parecido cómodo acomodar sus piernas sobre mi estómago, las aparte de un empujón y él despertó enseguida bromeando sobre mi brutalidad. Alana se encontraba mirando el programa de las noticias matutinas mientras sostenía su desayuno con desgano, parecía muy cansada.
—¿y Atila? —pregunto Midas dejando las bromas de lado.
Desee por un segundo no recordar la noche anterior.
—Está tratando de comunicarse con Elien —contó Alana probando el yogurt que tenía en las manos.
"La gran tormenta que paso por la noche ha causado grandes daños, aconsejamos no salir de sus casas como tampoco acercarse a la costa, se esperan vientos fuertes y olas muy grandes, hasta nuevo aviso se prohíbe la entrada al mar..." Relataba el hombre de la tele.
Me acomode mejor en el sillón justo cuando Atila entró a la sala dejando su celular en la mesilla.
—Hay una alerta meteorológica... es increíble, solo falta que nieve —soltó acomodándose junto Alana pasando el brazo para abrazarla— Elien tiene el celular apagado, pudo haberse quedado sin batería —excusó antes de que pudiéramos asustarnos.
Todos nos miramos las caras, como comprobando quien de nosotros era el más aterrado, las vistas cambiaron de uno a otro, pero todos estábamos parejos. Nadie dijo nada y continuamos viendo la televisión como si fuera una de nuestras juntadas cualquiera, un simple sábado de pereza en la casa de Mollie.
Si Mollie hubiera estado allí ganaba de seguro.
—Bueno realmente no planeo pasar mi sábado así —dije levantándome del sillón— volveré a casa y voy a intentar despejarme de todo, les aconsejaría que hagan lo mismo...
Descubrí a Atila mirándome intensamente como si quisiera ver si podía golpearme mentalmente, conocía aquella mirada suya "Amaris Figlioulo no la cagues" Sentí un hormigueo en los músculos como si fuera a caerme si le mantenía la mirada. Agarré un abrigo prestado de Mollie que seguía durmiendo en su habitación y atravesé la sala para irme.
Cuando salí al patio trasero me apreté a mí misma dentro del abrigo, ignore completamente el cobertizo en el que habíamos escondido la espada, no parecía muy seguro, pero nos había bastado con envolverla en una manta y dejarla entre las cajas de herramientas que tenía el papa de Mollie, sabiendo que era un perezoso y jamás las tocaría.
¿Por qué simplemente no me quedaba con ellos? Porque no podía fingir que no había sucedido, mi culo quería respuestas y las tendría.
—¿Y a donde vamos a ir? ¿o piensas que me creo lo de que te iras a casa?
Midas se puso a mi lado, expectante a mi respuesta. Debo haber puesto mi mejor cara de idiota porque se comenzó a reír. Le hice una seña con la cabeza para alejarnos y poder hablar tranquilos, sin arriesgarnos a que nos escucharan.
—Iré a casa ¿A dónde podría ir con este día? -Solté mirando al cielo, el cabello me revoloteaba por la cara, pero ya me había dado por vencida. A Midas también le revoloteaban los rulos por la cara hasta que cansado ya del viento se puso la capucha de la campera.
Comenzó a caminar y por costumbre lo acompañe.
—Te conozco lo suficiente como para saber que planeas algo... —dijo simplemente con una mirada rápida que me inspecciono tal vez para ver mi reacción, levanto los hombros con desgano como si no tuviera otra opción— te acompaño
Siempre se había comportado así conmigo, sentía que Midas era hasta más sobreprotector que Atila, quien se había tomado realmente a pecho el papel de hermano mayor desde siempre.
—¿Por qué te comportas como Atila ahora? —Paró en seco y alzo las cejas con lo que parecía molestia un segundo para luego volver a poner la sonrisa burlona, ya no tenía por qué mentirle— ...bien... planeo otra cosa, pero ¿qué importa?
—No es bueno ir a una misión suicida —acercó su rostro burlándose en el tono que había hablado Atila en la sala— mínimo llévame como tu lacayo para protegerte la espalda cuando te caigas de culo del susto.
Ladee la cabeza, no podría llevarlo conmigo. Mi cerebro maquinaba a mil por hora que excusa podría poner o como podría perderle de vista.
—¿No podre convencerte de que te quedes no? —Midas negó aun con la sonrisa burlesca en el rostro. Extendió los brazos a mis costados y también me colocó la capucha de la campera, tirando de los cordones lo suficiente como para que fuera una campera con rostro.
—Prometo no decir nada —susurro de manera misteriosa mientras aun sostenía los cordones de la capucha, no descubrí nada en su rostro que me indicara que mentía, me estaba hablando en serio— si vamos a buscar a Elien o volvemos a la playa, prometo no decir nada...
Baje la vista, no quería implicarlo.
—¡Oh vamos! ¡¿Cuándo te falle Mara?! —soltó ofendido tirando más de los cordones, a ese punto ya no veía nada, soltó una risa ahogada— me ofendes siempre fui tu fiel escudero ¿Porque no me dejarías ir ahora?
Lo empujé sin fuerzas y comencé a acomodarme la capucha y el cabello. Tenía razón, él siempre había sido mi compañero en cada una de las locuras que se me ocurrían como aquella vez que nos colamos en el parque acuático, o la vez que nos colamos en la fiesta de fin de año de la escuela 18, o la vez que nos colamos en la boda de... ¿Cuantas veces nos habíamos colado en lugares? Sacudí la cabeza tratando de volver a lo importante.
Solté un bufido enojado, un berrinche infantil y sin mirarlo comencé a caminar hacia la playa.
Nos tomó algo de veinte minutos llegar a la playa, lo hicimos rápidamente con la conversación mínima. Se volvió muy incómodo notar que éramos los únicos en la calle, en una ciudad tan plagada de gente era raro verla así de desierta hoy. Nos desviamos por el boulevard y cuando estábamos casi llegando los vimos.
Un equipo militar de treinta o cuarenta personas habían montado una especie de carpas allí, en lo alto del acantilado que daba a la playa, algunos gritaban órdenes a los demás que corrían a cumplirlas.
—¿Prefectura cuidando la costa? —intente excusar.
—Militares investigando... —corrigió Midas, se puso tenso e intento que no nos vieran empujándonos contra un pequeño árbol. Como si eso sirviera para ocultarnos, de repente me sentí expuesta e indefensa, igual a que si tuviera un cartel en la cara tipo "Yo me robe una espada hola"
Uno de ellos no tardo en vernos y antes de que pudiéramos alejarnos siquiera ya estaba frente a nosotros, todos ellos llevaban armas, pero aquella parecía sacada de un videojuego por lo ostentosa. El soldado se paró un segundo analizando que hacíamos allí los dos contra un árbol mirando toda la escena.
—Se prohibió el paso para los civiles a esta zona, luego del alerta meteorológico podrán venir pero tienen que retirarse ya mismo —Soltó fríamente con una voz grave, quise hacerle todas las preguntas que tenía ¿Por qué enviarían a militares por un simple alerta meteorológico?
Levante la cabeza como si con ello reuniera más valor y lo mire fijamente, note que algo en él era raro era como mirar unos ojos vacíos sin alma o sin vida, un simple títere tal vez. Hundió las cejas como entendiendo que quería encararlo y como si fuera un gesto de costumbre aferro mejor el arma que traía, pero se notó muy bien que fue una especie de amenaza o de recordatorio que tenía autorización de sacarnos a los tiros si se le daba la gana.
"Está bien Mara tal vez este no es el momento" Pensé.
Midas me agarró del brazo con fuerza y comenzó a tironearme en su dirección.
—Mil disculpas solo queríamos ver el gran oleaje del que hablaron en la tele, ya nos vamos —Midas le sonrió al soldado mientras continuaba tironeándome para que lo siguiera.
Nos alejamos lo suficiente para que no nos escuchara antes de empezar a teorizar que era aquello. Para ese momento ya solo quería ir a casa y fingir que nada había pasado. Midas comenzó a explicarme que nunca había visto a los militares en la costa por esas circunstancias y que realmente había sucedido algo más importante.
—¿Deberíamos devolver la espada? Tal vez así se vayan
—No lo creo, antes también estaban solo no los vimos desde el primer momento... —Midas se acomodó el cabello dentro de la capucha, le quedaba un look raro como de ET— ¿Se mostraron solo por una espada? Eso tampoco me parece, tuvo que haber pasado algo más grave Mara... algo que les hiciera perder el control como para necesitar hacer esto a los ojos del público.
Me estremecí aun sin poder imaginarme que podría ser, aunque al mismo tiempo me tranquilizaba no creer que el error de Mollie había causado aquello.
—Escucha no deberíamos hablar de... —se detuvo para revisar algo en su pantalón, saco el teléfono que estaba vibrando y una vez que vio la pantalla atendió desesperado cubriéndose el otro oído para insonorizar un poco el viento que había— ¡¿Elien?!
Le sacudí las manos frente al rostro haciendo un montón de gestos tipo "pásamelo" pero todos los ignoro, seguía tratando de escucharlo y al parecer Elien del otro lado tampoco podía escucharlo a él.
Entonces se cortó la comunicación.
—Dios... —susurro Midas, tenía una cara de espanto y confusión mientras daba golpes al teléfono como si con eso pudiera arreglarlo.
—¿Qué sucedió? ¿Te dijo donde esta?
No pude darme cuenta en el momento, creí que tal vez ya estaba en la casa de Mollie y que llamaba para decirnos que éramos unos tontos por asustarnos, que estaba allí más que bien jugando en el pc con Atila y todo.
Midas marcó el número de Elien que sabía de memoria y volvió a ponerse el teléfono en la cara, una, dos veces más pero ya no atendía. Marcó entonces un número distinto y llamó a mi hermano. Le explico a Atila la situación brevemente y le dijo que también probara a llamarlo.
—¿No dijo nada? —le pregunté a Midas mientras volvíamos a caminar ahora hacia mi casa— tal vez se avergonzó de como salió huyendo— y reí para mi recordando aquello, ahora sin el temor de antes.
Midas negó con la cabeza.
—No, no el no dijo nada —volvía a explicarme— pero es raro Mara... siento algo raro, se escuchaba algo, pero no pude distinguirlo, no sé si fue un susurro o un ruido del ambiente o no lo sé...
Midas parecía enojado consigo mismo por no lograr identificar el sonido, le palmee la espalda como hacia siempre para tranquilizarlo.
—Puede que solo sea una broma suya, ya te va a volver a llamar —el día había empeorado rápidamente y estaba comenzando a chispear— vamos a mi casa antes de que nos empapemos...
Una vez en mi casa almorzamos con mi madre como si nada hubiera ocurrido. El noticiero ahora informaba que se esperaban tormentas eléctricas, el celular me decía lo mismo, tal vez ese sería el verano más inestable hasta ahora, por el momento había una lluvia gruesa cayendo que nos obligaba a pasar el resto del día en casa.
Midas charlaba con mi madre en la sala cuando decidí salir al frente de la casa para ver que tal iba todo con Atila, lo llame y conversamos un rato, me dijo que se quedaría en la casa de Alana hasta el día siguiente para acompañarla ya que sus padres habían salido, casi que me río con esa excusa. Me aviso que no había podido contactar con Elien porque la señal telefónica iba y venía, de hecho, de a ratos tampoco me escuchaba a mí, pero nos quedamos tranquilos porque creímos que ya estaría en su casa.
Corte con él y me senté en la escalerita de casa para ver un rato mis redes sociales, entonces Midas salió al patio y simplemente me ordeno que entrara. Viendo su rostro entre ni bien me lo ordenó y lo seguí hasta la sala.
Mi madre miraba espantada la tele que aun continuaba con el noticiero, me detuve entonces junto a Midas para ver que quería, él subió el volumen de la tele.
"Se ha encontrado el cuerpo de un muchacho en las cercanías de la playa ... en este momento se están acercando autoridades de la policía forense para retirar el cuerpo que según el relato del cuidador del lugar estaba irreconocible, la policía se niega a dar detalles respecto a su muerte y aun no se conoce su identidad"
La cámara por obvias razones no mostró el cuerpo, pero sí que mostró el lugar y mientras hacían un plano de todo mostrando los detalles que se conocían hasta el momento y el periodista explicaba lo sucedido, en un breve momento mostraron un buzo tirado en el suelo perteneciente al fallecido.
Mire a Midas horrorizada, era un buzo azul que Mollie le había regalado hace tiempo a Elien para su cumpleaños, él también lo reconoció.
Saqué mi celular rápidamente y le escribí a Atila para alertarlo
"Encontraron el cuerpo de Elien"
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