Capítulo 15 (Sin corregir)
Algún día voy a corregir bien este cap, pero ese día no va a ser hoy jaja saludos
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Los ojos le centellearon, lo quería tanto como yo. Ambos enloquecidos por la estúpida espera interminable que nos habíamos puesto para ese momento.
Se relamió los labios en un gesto juguetón tal vez queriendo probarme, cerré los ojos luego de una risilla contenida y deje caer la cabeza hacia atrás, se venia lo mejor y quería concentrarme en cada detalle y movimiento. En ese mismo momento toda la concentración que pudiera tener se centraba en la punta del clítoris.
Hundió la cabeza casi desesperado, sentí unas pequeñas lamidas de prueba, de esas en las que tanteas hasta donde ir y donde gusta más, aun con los ojos cerrados sabia que Midas estaría buscando las respuestas a aquello en mi cara.
Entonces quise darle el gusto, levante la cabeza, con un calor y deseo incontrolable. Con el simple capricho de verlo desnudo allí entre mis piernas, y no había nada.
Me tomo un tiempo entenderlo.
Unos minutos aun caliente en la cama.
Maldije una vez y luego otra, había soñado como hacia tiempo no soñaba. De aquella forma tan real y tangible, de esas que era doloroso al despertar y caer en cuenta que todo lo que sucedió era imaginación.
El teléfono vibro a un costado y no tarde en tomarlo. Quien sea que fuera le agradecería la distracción.
Era del chat de las chicas, una Mollie preocupada avisaba que le habían llegado amenazas.
Hoy es el día, pensé. Reconforte a Mollie y una vez que se calmo vi memes un rato hasta que tuve que terminar lo que el sueño empezó.
Llegué a la cafetería antes de lo esperado. Y como había perdido mi tiempo del desayuno decidí adelantarme a pedir mi café.
El chico de negro estuvo a mi izquierda antes de que pudiera saberlo. La cafetería estaba en medio de su hora pico y el alborotó le había dado el mejor de los disimulos.
Solo noté su presencia cuando habló junto a mi pidiendo un cappuccino. Su aura seguía siendo de intento de adolescente conflictivo con pequeños tintes de bad y soft boy, todo en una misma persona.
-Hey -moví los labios de costumbre, realmente sorprendida Matt no se perturbo, ya me había notado- hace mucho que...?
-Como tres personas -respondió Matt encogiéndose de hombros- un placer volver a vernos
Su rostro formó una mueca forzada y fingida de amabilidad, como una fachada de educación notoriamente mala. Duro unos segundos y desistió de aquel intento volviendo a mirar al frente en búsqueda de su café.
-Así que... quieres castigar a alguien y en quien piensas primero es en mi? -Sentí un pequeño escalofrío, era cierto pero que tan directa podría ser para admitir aquello, antes de que pudiera responder continuo- quisiera decir que me ofende pero de hecho...
Matt recibió su café de la mano de Nancy, la chica de tercer año que trabajaba allí y no dejaba de mirarlo.
Sonrió cortésmente y giró buscando con la mirada una mesa vacía en la que pudiéramos acomodarnos.
-Me necesitas... y eso sigue siendo más gratificante... que pensaría Midas?
Nancy extendió mi café en seguida y rápidamente seguí a Matt que ya había comenzado a caminar hacia una mesa frente al ventanal sin importarle si lo seguia o no.
-Okeey- solté queriendo ir al punto lo antes posible.
Me acomode en la mesa un tanto incómoda y confusa pero mucho más enojada y sedienta de justicia.
-Así que Mollie... -jugo con la pajilla del vaso unos segundos y luego le dio un gran sorbo- quien diría no?
-Bueno ya, tu no tienes de esas fotos? Nunca tuviste una? -intente defender el punto, arrojando la tapa de mi café sobre la mesa para sobre cargarlo de azúcar.
-Midas me mataría si no respondiera que no -soltó una risita seguido a eso. Rode los ojos lo mas exagerado que pude.
-Si bueno, ya sabes el motivo, solo quiero saber si me ayudarás... es realmente fácil si nos unimos...
Matt desvió la vista, tal vez imaginando algún posible desenlace. Su expresión no decía nada y sentía que aún faltaba convencerlo.
-Una liga de la justicia de espadas! Imagina -Abrí los brazos sobre la mesa torpemente golpeándole el brazo, haciendo que debiera reacomodar su café.
Matt se quedó en silencio dando sorbitos, mirando mi rostro como buscando algo.
-Siempre me pregunté -dijo aún con el sorbete entre sus dientes volviéndolo una pronunciación extraña- si algún psicópata hubiera tomado una espada, que sucedería?
Dio un sorbo largo con fingida preocupación en los ojos.
-Tu eres la psicópata que temía, Amaris...
-Solo necesito tu ayuda una vez maldición -insistí. Un poco incomoda, yo habría pensado lo mismo de él y de hecho lo hice.
-Oh y la vez anterior? Por que crees que salvamos a Elien eh? Quien lo pidió?
Su mirada burlona fue ignorada y no pude evitar poner mi mejor cara de asco.
El había tocado el tema, podría preguntar entonces? Me gruñía el estómago de solo pensar en todo lo que podría preguntar y de hambre.
Alisa ya había estado ahí, todo ese tiempo lo habían ocultado, nos vieron la cara de estúpidos y aún deberían reírse de aquello. Entonces hasta donde podía considerar a Matt un amigo? O un aliado?
Matt era el chico del pasado oscuro en quien toda chica querría poner sus esperanzas. Pero Matt no dejaba de ser una persona con errores y seguir tan fielmente a Alisa era uno de ellos. Aunque tenía la esperanza de que solo fuera un pobre chico manipulado por su bestie.
-Solo, me ayudarás? -llegue a decir luego de un trago de Valentía. Su rostro miraba hacia la entrada.
Matt paseó su mano por la mesa, jugando sin rumbo hasta rozar la punta de mis dedos con los suyos. Un extraño sentimiento se cruzó por mi cerebro.
-Matt? -murmure intentando no caer en mis ganas de golpearlo.
-Déjame -Soltó, rápido y conciso sin más explicación.
Su mano tomó la mía y la acaricio lentamente sobre la mesa, recorriendo cada dedo y cada fina linea.
-Que te pasa?
Matt soltó una carcajada por fin soltándome, me dedicó una sonrisa coqueta y tomó otro sorbo del café para luego guiñarme el ojo.
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-Espero que no te moleste, invite a Midas para que nos ayudara en nuestro plan... y convenientemente acaba de llegar -finalizo sonriéndome ampliamente.
Efectivamente cuando voltee a mirar por el ventanal, el chico de tez gris entraba al lugar, acompañado de un aura de asesino y una cara de culo para nada frecuente en él.
-El me... ofreció algo, a cambio de que no te pretendiera, es un idiota conmigo pero así empezaron todas mis amistades -aclaró Matt jugando con su vaso- muy en lo profundo va a quererme...
Matt levanto los ojos, luciendo cálido y tranquilo, como quien recuerda los buenos tiempos. Me pregunté que tipo de amigos tendría Matt, que tipo de cosas habría canjeado Midas, que tipo de conversación habrían tenido en privado. Y cuando levante la vista el rey ya estaba allí .
-Me citaron para ver eso? -Se quejó Midas sentándose entre nosotros, mirando fijamente a Matt y evitando cualquier contacto conmigo.
Un cosquilleo me atravesó el vientre al recordar el sueño. Había sido tan vívido que casi podía recordar a Midas succionando...
Sacudí la cabeza.
-Eres casi tan ciego como ella -declaró Matt con una risa seca- dios... odio cuando dos personas se aman y están en esa brecha de si, no, no sé
Midas aseveró la mirada y se inclinó un poco más hacia el con la intención de intimidarlo.
-Callate emmo
-te hago un favor -murmuro ofendido- Amaris estaba babeándose mientras te miraba pero estabas tan distraído odiándome que no lo notaste.
El rostro de Midas pasó por varias expresiones en solo segundos, paso de una confundida a una esperanzada, desvió la vista hacia mi buscando algún indicio. Y fue tal la vergüenza inexplicable que sentí en el momento que debo haber puesto mi mejor cara de pato.
Midas se rascó la nuca como queriendo evitar la pregunta y para concluir su rostro se modifico a una cara defraudada.
-Pueden... solo decirme el plan? -pidió apoyando la cabeza sobre sus manos, intentando cubrir su muy notoria incomodidad.
Me encontré con Matt mirándome con un "¿que haces estúpida? lo estas perdiendo" pintado en la frente. Negó con la cabeza y entendí todo lo que querría decirme en aquel momento.
Yo solo, aquello resultaba tan vergonzoso, aun no podía olvidar aquel sueño estúpido, y enfrentar aquella situación ese día me hizo volver a ser una niña avergonzada frente al chico que le gustaba.
-Solo vamos... es buen momento hacerlo ahora -Matt tomó su vaso de café y se levanto rápidamente de la mesa.
-Pero no he pedido nada -se quejó Midas poniendo las manos en la mesa mientras Matt le pasaba por al lado.
Matt lo ignoro completamente y se dirigió decidido entre las mesas hacia la salida. Aquella seria mi oportunidad de estar sola aunque fueran cinco minutos con Midas.
-¿Midas podríamos hab...
El chico de tez gris puso las manos sobre la mesa, silencioso y con la mirada mas neutral que le vi jamas, se impulso para levantarse y marcharse detrás del chico de negro.
-Nop -Respondió mientras huía. Solo logre verle la silueta de la espalda en la chaqueta de cuero que llevaba.
Me quede allí sentada como una estúpida. ¿Había decidido ignorarme? Casi me sentí culpable de haber tenido una fantasía sexual con él y por un segundo dejo de gustarme.
Si Midas se había defraudado yo debía tomar la iniciativa, si es que verdaderamente deseaba tener algo con él. Y sentía un pequeño dolor en el estomago cuando pensaba en la posibilidad de dejar las cosas como estaban.
Tal vez era porque verdaderamente quería a Midas, o talvez porque no desayune para tener el tiempo de dedicarle...
-Te llamas Amaris ¿No es así?
Levante la vista, me había distraído nuevamente, tercer punto para el rey. Nancy se encontraba frente a mi sonriendo tímidamente.
Asentí aun sin entender como alguien podría distraerse tanto como yo, que parecía volar a otra realidad.
-No debería entrometerme... pero, ¿estas saliendo con Matt? -sus manos juguetearon entre ellas, esperaba ansiosa la respuesta.
Me quede unos segundos callada sin entender, ¿ese psicópata podría gustarle a alguien? la sorpresa fue casi tal como cuando Alana me confeso que amaba a Atila.
Nancy hundió las cejas ante mi silencio.
-Quiero decir...es genial si salen, yo solo quería saber pues, no lo sé -comenzó a explicar acomodándose el cabello.
-No, no salimos -me reí- incluso si quieres le doy tu numero
Saque mi teléfono y lo deslice sobre la mesa girándolo hacia ella.
-Seria genial -respondió sonriendo y rápidamente tecleo sobre la pantalla de mi celular.
Me lo devolvió sonriente y se disculpo para volver al trabajo. Yo debía encontrar a los chicos, que mirando de reojo el lugar ya habían salido de allí.
Cuando salí me acomode la capucha de la chaqueta que llevaba, comenzaban los días de otoño y el cambio se sentía.
Los chicos me esperaban en el estacionamiento, charlando entre ellos distraídos de mi presencia.
Ese día utilizaríamos las espadas para amenazar a alguien, me cuestione entonces que tan cerca de lo malo estaríamos si rompíamos esa brecha. ¿Que nos diferenciaba en ese momento de los militares que retuvieron a Elien?
Ese día haríamos justicia por Mollie y solo eso calmaba la inquietud.
Si hubiera un motivo para que yo, Amaris Fligliuolo, estuviera viva... ese seria el de mantener a los míos a salvo. Haría lo que fuera para eso, y si el destino me había dado un medio para lograrlo... ¿Por qué no?
Midas se volteo hacia mi llamándome con la mano, era hora.
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