Ed estaba gritando y sollozando en cuclillas frente a él, repetía una y otra vez que él no recordaba aquello de lo que se le acusaba, Battista no tenía dudas, claro que Ed no era consciente, y sin embargo no le quedaba otra más que dormirlo. Una bala en el centro de los ojos basto para que el llanto del soldado cesara y lo siguiera el golpe seco de su cuerpo impactando el suelo.

Battista se dirigió entonces a su próximo objetivo, abrió la puerta del general y sin demostrar su temor ingresó a la sala, haciendo el saludo que merecía el cargo del hombre rubio que tenía en frente se presentó.

El rubio apagó el cigarro que había estado sosteniendo entre los dedos y se giró hacia él examinándolo rápidamente con la mirada.

— ¿Se llevaron al chico?

—Así es Señor —respondió Battista— tuvimos 5 bajas por esa intromisión.

—Perfecto —declaro el rubio, sonriendo de lado tranquilamente, ya se habían planteado esa posibilidad.

—Los suboficiales que custodiaban al muchacho perecieron en sus manos en su intento de huir, los atacó con un extintor...

El general asentía lentamente escuchando con atención, indicándole que continuara.

—Según sus órdenes fusilamos a los tres oficiales que fueron tocados por la espada, señor.

Un último asentimiento corto y Battista entendió que podía retirarse.

— ah... Battista —lo llamo el general antes de que saliera por completo de la habitación helándole la sangre de solo oír su apellido viniendo de ese hombre — quiero estar al tanto de cada paso de esos chicos, si se les mueve un solo cabello quiero saberlo...

— Entendido señor —aceptó el comandante.

El general gesticulo con la mano que se marchará y solo allí Battista soltó en silencio el aire que había estado conteniendo de manera dolorosa en el pecho.

Apresuradamente salió de la habitación, después de todo debería encargarse de llevarle el pésame a ciertas familias.