19
—Entonces, ahí estaba yo, solo, sin esperanza alguna de sobrevivir, con el corazón en la mano, el sudor frío cubría me frente, terror era lo único que podía sentir en esos momentos...
Yixing dejó de caminar, inclinó la cabeza dando a entender que estaba confundido.
—Dae.
—¿Si? —se detuvo, giró un poco la cabeza para poder ver al contrario que estaba unos cuantos pasos atras.
—¿Qué no estabas contándome sobre la cucaracha que encontraste en tu cama?
—Si, eso hacía. —afirmó con un movimiento de cabeza.
Giró los ojos y negó con la cabeza, Jongdae contando una historia de forma exagerada, un clásico.
Era hora del almuerzo, Yixing tenía planeado comer no uno, sino, dos paquetes de galletas de limón en la cafetería, él era un chico felíz, pero sus planes se fueron directo al caño cuando, al salir del aula, un alegre y saltarin Jongdae lo estaba esperando junto al bote de basura para llevarlo consigo a la biblioteca. Ni siquiera intentó luchar, sabía que perdería.
—Hablemos de otra cosa.
—¿Por qué?
—Estoy seguro de que estuviste gritando todo el rato hasta que tu madre mató a la cucaracha.
—Quizás si, quizás no, nunca lo sabrás si no me dejas terminar. — le mostró su lengua y siguió caminando.
Mientras Jongdae avanzaba seguía hablando de su gran azaña, Yixing al ver que no se detendría a esperarlo comenzó a caminar para poder llegar a su lado.
Estaba a dos pasos de estar a la par de su amigo cuando alguien tomó su brazo y jaló fuertemente de el hasta estar dentro de un salón vacío.
El sonido de la puerta siendo cerrada con llave lo dejo tieso. No sabía a quien se encontraría detrás.
Juntando todo el valor que tenía, cabe resaltar que no era mucho, giró su cabeza lentamente.
Al reconocer a Zi Tao soltó un gran suspiro.
—Zi Tao, casi me orino en los pantalones.
—¿Por qué? —metió sus manos en las bolsas de sus pantalones, una sonrisa burlona en su rostro.
—Esto parecía la típica escena de una película de terror.
—No es cierto. No seas exagerado.
—Claro que es cierto, lo ví en una película, una chica caminaba como si nada por su escuela —comenzó a contar la película —de repente alguien la jala y la lleva a un solitario salón, ¿Sabes qué pasa con ella después?
—No ¿Qué pasa? —preguntó divertido.
—¡Pum! —hizo un efecto de explosión —muerta, el punto aquí es que si querías hablar conmigo podrías haber mandado un mensaje y no arrastrarme cual asesino.
—En un futuro lo tomaré en cuenta, así que deja tus ideas locas a un lado y escúchame.
Yixing se puso recto, carraspeó un poco y puso su mejor cara de señor seriedad.
—Listo.
—Esta bien, quería hablar contigo sobre el código que me diste. —la diversión en el rostro de Zi Tao se había ido volando.
Su corazón casi se detiene, lo había olvidado, últimamente todo se le mezclaba así que su cerebro le hacía el favor de echar unos recuerdos a un rincón para evitar colapsar.
—¿De quién es? —se sentía inquieto, jugó con sus dedos tratándo de calmarse.
—¿De quién más va a ser, Yixing?
—Huang Zi Tao, esto es serio. —no era momento de que le tomarán el pelo.
Tao soltó un bufido y puso los ojos en blanco, metió su mano al bolsillo derecho de su pantalón y de el sacó una hoja de papel.
—Estoy siendo serio, Zhang. —desdobló la hoja y la puso frente a Yixing.
Yixing se alejó un poco para ver más, lo primero que vio fue el código que ya conocía "GZ-XYG", lo que no entendía es el porqué su foto estaba ahí junto a su nombre.
—No entiendo...
—Yo tampoco, Zhang —Tao le entregó la hoja —me pediste buscar a la persona con este código, pero esa persona eres tú, ¿Qué clase de broma es esta?
—Te juro que no es ninguna broma —su voz era casi un susurro, despegó su mirada de la foto para dejarla sobre Tao —yo no lo sabía, no sabía que ese es mi código.
Tao rascó su cabeza, el ceño fruncido y otro suspiro.
—Te creo.
—¿Enserio? —eso lo tomó por sorpresa.
—Si, no eres tan listo como para hacer una broma así.
—Eso es cier– ¡Ya entendí! —golpeó al contrario en el pecho.
—Si, no eres tan listo. —llevó una mano sobre la cabeza de Yixing y revolvió su cabello —En fin, tengo cosas que hacer, te dejo.
Con un movimiento de mano, Tao salió del salón dejando atrás a un confundido Yixing.
★
Después del encuentro con Tao, Yixing fue directo a la cafetería, necesitaba comer sus preciadas galletas de limón antes de que le explotara la cabeza.
¿Y cómo no iba a explotarle? No sabía que estaba pasando, Kim Junmyeon se estaba convirtiendo en un dolor de cabeza, mostrándose todo sonrisas, cuando posiblemente estaba mandando a todos al infierno en su mente.
El saber que el código que había encontrado en la biblioteca era el suyo le deba algo de miedo, ya que eso lo hacía pensar en la posibilidad de que Junmyeon supiera que él era quien estaba dentro del cubículo del baño cuando planeaba lo del incidente del profesor Lee.
Alborotó su cabello mientras se sentaba y arrojaba su mochila sobre la mesa.
¿Qué iba a hacer?
Quien era su amor platónico desde hace bastante tiempo podría estar planeando en esos instantes en como darle un golpe y mandarlo a un hoyo. ¿cómo no pudo pensar en ello antes? sabía que Kim no era un ángel, pero poco le importó y a la primer sonrisa amable junto con unas cuantas palabras dulces y Yixing ya estaba entre nubes de color rosa.
Casi sentía humo salir de su cabeza. Abrió su mochila, sacó de ella los paquetes de galletas y los dejó sobre la mesa. Se dió unos golpecitos en la cabeza para después masajear sus mejillas.
—Olvidemos de él por un minuto. —habló para si mismo.
—¿Olvidarnos de quien, Zhang?
Giró rápidamente sobre su silla, su dolor de cabeza estaba parado frente a él con otra sonrisa que mostraba casi todos sus dientes.
Le tomó unos segundos el responder, Junmyeon aprovechó aquello y tomó asiento en una silla junto a él.
—De nadie. —contestó, su voz salió algo chillona provocado por lo nervioso que se sentía.
—Te creo —picó la nariz de Yixing con su dedo índice de forma suave —Jongdae estuvo buscándote —agarró un paquete de galletas, lo abrió y sacó una —dijo que eras un mal amigo por huir así como si nada —llevó la galleta a sus labios y la mordió.
—Nada nuevo. —bajó la mirada, se sentía incómodo.
Pasaron unos cuantos minutos para que Junmyeon matará el silencio que había entre los dos— ¿Te pasa algo?
La pregunta hizo que levantará su mirada y se fijara en su acompañante, un pequeño brillo estaba en los ojos del contrario, no sabía si aquello era bueno o malo.
—No, nada, estoy bien —trató de poner su mejor sonrisa, llevó una galleta a su boca y limpió las migas que quedaron sobre sus labios —¿Qué pasó con la lección de hoy?
—No trates de cambiar de tema, Yixing.
—Dije que estoy bien, Junmyeon. —otra galleta.
—No, no lo estas.
—Que si lo estoy.
—Yo digo que no.
—Si lo estoy, yo sé cómo me siento, no tu, así que deja de insistir por favor. —una galleta más, pensó que estás le ayudarían a calmarse.
Ambos se quedaron en silencio, Yixing quiso comer otra galleta pero ya no había nada en el paquete, buscó el otro sobre la mesa, cuando iba a agarrarlo Junmyeon lo detuvo y lo hizo él, abrió el paquete, tomó una galleta y se la ofreció a Yixing, todo eso sin dejar de verlo, ahora con su ceño fruncido.
—¿Que te dije de traer almuerzos de preescolar?
No dijo nada y simplemente cogió la galleta.
—¿Ahora vas a aplicarme la ley del hielo? —se apuntó a sí mismo, sus ojos más abiertos, se notaba que estaba molesto —¿Enserio vas a hacerlo? —al no recibir respuesta soltó un bufido.
Yixing iba a coger otra galleta cuando Junmyeon alejó el paquete de él, se estiró un poco más y volvió a hacer lo mismo.
—Deja de hacer eso. —le dijo mientras intentaba y fallaba otra vez en tomarlas.
—No.
—Kim Junmyeon, no quiero pelear contigo.
—Pues parece ser que es la única forma con la que puedo hablar contigo hoy.
—Son mías, damelas. —sus labios formaron un puchero, no quería seguir así con Junmyeon, pero sabía que si lo dejaba ser lindo iba a caer nuevamente y olvidaría todo —¿Por qué eres así, eh? —lloriqueó.
—Eso quiero preguntarte a tí, ¿Por qué eres así? Trato de mostrarte que estoy preocupado —se levanta de su asiento, el que estuviera viéndolo desde arriba no ayudaba mucho —lo único que consigo de tí, es que te enojes conmigo, no me sonrías y no quieras hablarme. Entonces dime ¿qué tengo que hacer?
—¿Para qué?
—¡Para que no estés enojado conmigo!
—Junmyeon...
—No, nada de "Junmyeon" con esa vocecita adorable —lo apuntó con su índice.
—Solo dame mis galletas, ¿Si?
Junmyeon se veía con todas las ganas de seguir así por un rato y ganar, justo cuando iba a hablar su teléfono celular sonó dándole a entender que tenía una llamada entrante, fijó su vista en el teléfono y luego en Yixing.
—Hablamos después. —dio la vuelta y fue en camino hacia la salida. Yixing lo vió pegar su celular al oído y soltar un "aquí Kim".
Se dejó resbalar en el asiento, un gran suspiro salió de sus labios—Genial peleé con él, solo falta que exponga mis fotos de cuando era bebé y mi madre me bañaba para desquitarse, bien hecho, Zhang.
Golpeó su cabeza contra la mesa, ¿Qué ciudad incendió en su vida pasada como para que le pase todo eso?
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