15

Revisó por quinta vez su teléfono celular en menos de 10 minutos.

Se sentía ansioso desde el almuerzo, cómo rayos no estarlo si quien había sido su amor platónico durante un largo tiempo le había pedido su número, es como si el universo le hubiera dado algo de suerte en recompensa por soportar a Jongdae.

Tratando de quitarse aquella sensación abrió un juego en su celular, sonrió al ver la pequeña alpaca que se veía en la pantalla. Pasaron al menos 15 minutos antes de que se aburriera de apilar bloques con su amiga la alpaca, decidió buscar otra aplicación y se encontró con una de filtros, pasaron 30 minutos antes de que su estómago hiciera un ruido señalando que necesitaba comer.

Dejó el celular sobre la cama y salió a la cocina. Revisó el refrigerador y encontró un cartón de leche, un poco esperanzado por aquello, checó si tenían cereal en la alacena, dió un salto de felicidad al ver que quedaba un poco de su favorito.

Así que cantando Genie, tomó un tazón y una cuchara, echó el poco cereal que quedaba y luego vertió la leche, agarró un poco con la cuchara y lo llevó a su boca, grande fue su sorpresa al no probar ese sabor dulzón que se supone que debería de tener su cereal favorito.

Escupió sobre la mesa lo poco que se había llevado a la boca no importandole ensuciarla.

—¡Asco! ¡Asco! ¡Asco! —abrió la llave del lavaplatos, tomó un poco de agua con sus manos y la llevó a su boca para hacer gárgaras con ella.

Después de quitar el mal sabor de su boca cogió el cartón y buscó la fecha de caducidad. La leche se había vencido hace un mes, eso lo impresionó ya que ¿Cómo no pudo darse cuenta de ello?, El olor de la leche era lo bastante fuerte como para derribar a un oso.

La tristeza llegó a él cuando recordó que ese cereal echado a perder era todo lo que tenía para comer hasta que llegara su madre.

Tuvo que vertir la leche en el lavaplatos y luego arrojar el cereal en el bote de basura, su corazón y su estómago lloraban por la perdida del cereal.

—Te extrañaré soldado.

Sintiéndose, ahora, el doble de hambriento, volvió a su habitación.




—Y... ¡Listo!

Se sentía orgulloso de si mismo, después de 4 años al fin había avanzado en una de sus más difíciles tareas.

El armar el rompecabezas de las Vegas que su abuelita le había regalado. Podría sonar fácil pero ni de chiste lo era, el rompecabezas era de 1,500 piezas y la mayoría de estas eran de los hoteles que parecían ser todos iguales.

Sintiéndose un ganador al llevar una esquina completa, comenzó a aplaudir, "eres grande Zhang"

El pitido de algo lo sacó de su pequeña burbuja de felicidad. Paseó su mirada por la habitación deteniéndose en su cama en la cual descansaba su teléfono celular, el ver una pequeña lucecita brillando en la parte superior de este le dió a entender que tenía una notificación nueva.

Se levantó del piso, dejando a un lado por un momento su próxima obra a enmarcar, y fue por su teléfono.

Al tenerlo presión un botón y la pantalla se encendió, reviso lo que le había llegado, un mensaje.

Entonces recordó que Junmyeon tenía su número y su corazón latió de una forma brusca. Con las manos algo temblorosas presionó dos veces sobre la notificación para después introducir su contraseña.

Cerró los ojos y rezó por no desmayarse en cuanto leyera el mensaje. Dejó pasar 10 segundos y los abrió.

Casi arroja el teléfono cuando Lee de quien era el mensaje.

El Mejor Amigo del Mundo.

¿Que es mejor? ¿La piña o el mango?

"Inhala y exhala", se repetía. No era culpa de su amigo el que casi le diera un desmayo, era su culpa por no haber leído quien había mandado el mensaje en cuanto vió la notificación.


Ambas son buenas frutas Dae


El Mejor Amigo del Mundo

Una tiene que ser mejor que la otra

No tiene que ser así


El Mejor Amigo del Mundo

Si, si tiene

No queriendo enojarse bloqueó el teléfono de nuevo y lo arrojó sobre la cama, iba a sentarse nuevamente en el piso hasta que escuchó sonar su teléfono nuevamente.

Sabiendo que sería Jongdae, desbloqueó el teléfono he introdujo la contraseña como si nada.

Revisó el chat que tenía con su amigo y no había una respuesta nueva, algo extrañado revisó la parte superior de la pantalla y el icono de un mensaje seguía ahí, revisó la bandeja de entrada y pudo ver un mensaje de quien menos se esperaba.

Tao

Ya encontré a la persona a quién pertenece el codigo.

Su corazón se detuvo al leer aquello. Escribió lo más rápido que pudo una respuesta.


¿De quién es?


Tao

No puedo decírtelo por mensaje.

¿Por qué?


Tao

Dejaría evidencia

Ahhh...

Tao

Veámonos mañana durante el almuerzo, sé puntual.


Ahí estaré, gracias


Suspiró, hoy no dormiría otra vez.









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