Sinopsis
Paul Lahote, ya iba cumpliendo dos casi tres años desde que su espíritu protector siendo descendiente Quileute, cumpliendo a pocos días sus 18 años iba viviendo la vida de todo adolescente, terminando la escuela para volverse un graduado y tal vez conseguir un mejor puesto en el taller de Sam, debido a que salir del pueblo con sus problemas de ira y paciencia, como con la gran posibilidad de transformarse en un lobo del doble del tamaño de un oso. Sus oportunidades para dejar la reserva de Forks eran muy pocas, pero igualmente intentaba sobrellevar lo mejor posible su vida cotidiana, con guardias nocturnas incluidas, porque si fuera poco el convertirse lobo cuando su mal carácter era imposible de controlar, también tenía que lidiar con malditos chupasangres. Aunque esto último no era algo que lo molestara realmente, le divertía ser quien despedazara aquellos caras pálidas con sus dientes.
Sin embargo, siendo la última semana de exámenes de la secundaria de la Reserva Quileute, Sam Uley, estaba siendo más estresante para el moreno impasible, debido a que no llegaba a tiempo a las guardias por estar de cama en cama con varias chicas del salón. Paul comprendía que ser el alfa de la manada no era algo fácil de sobrellevar, pero que lo privara de sus actividades más primordiales de necesidad era como un grano en el culo, lo interrumpía a cada hora que se la estuviera pasando fenomenal. Un solo aullido y ya era el aclamado llamado para reunión o guardia semanal para proteger a la tribu de los caras pálidas.
Justamente esta semana a cinco días de cumplir casi sus 18 años, Sam estaba mucho más inquieto había estado escuchando que no sólo la hija de Charlie Swan estaría con él, sino que las sobrinas extranjeras llegarían en esa semana. Era más gente que proteger, dando el caso de que el sheriff quisiera presentarlas a Billy y por consiguiente, éstas le agradaran. Suponiendo todo eso, sería más protección y rutinas de guardia, porque ya sabían cuán torpe y atrayente a peligros que era la única hija del Jefe Swan. Precavidos debían ser.
Paul: ¿Realmente es necesario está guardia, Sam?
(Había preguntado por la conexión de lobos, tras bufar y mirar ya la casa de los Swan entre el bosque templado)
Sam: Es mejor prevenir que lamentar. Además, el viejo Quil advirtió que las sobrinas de Charlie eran bienvenidas a la reserva.
(Correspondió el líder, el gran lobo negro que básicamente se perdía entre la espesura de la noche)
Paul: Tenía planes, ¿sabes?
(Gruñó por lo bajo el lobo gris)
Sam: Nuestro deber es primero. Luego tendrás tiempo.
(correspondió con una mirada de advertencia, sin embargo, sus orejas tiemblan al ver una silueta abrir la ventana del ático)
Paul: ¿pero qué...? ¿Qué es ese aroma a melón y cerezas? Me siento ansioso...
(pensó confundido en cuanto se percató de lo mismo que el alfa, sintiendo su ritmo cardíaco aumentar y tener unas ganas increíbles de acercarse mejor para olfatear esa deliciosa combinación de aromas.)
Sam: Paul contrólate y ocúltate ya.
(ordenó con la voz alfa, enseguida cuando la figura femenina sacó su rostro para ver algo con atención)
Paul retrocedió a regañadientes, sintiéndose peor y más ansioso.
—¿Uh? Que raro. Me pareció ver algo entre el bosque.—dijo la figura de la ventana en un susurro.
Se escuchó una suave voz con tono rasposo pero ronco, de mujer joven. Era como si fuera la nota específica de "sol" de la guitarra acústica.
—¿Mar...? Hace frío... Ciérrala y ven a mimir de nuevo...
Sin embargo, tras aquel susurro, no se tardó en escuchar la misma voz pero un poco más ronca y adormilada, casi como si fuera la misma nota pero en "la" de una flauta dulce.
—Agh, que dormilona más pesada me tocó de gemela.
—Cállate, quiero aprovechar los minutos que sobran.
Ambas voces femeninas se escuchaban como si fueran una canción hecha para dar somnolencia al lobo gris, que se encontraba intrigado y totalmente curioso. Mientras que Sam no pasó desapercibido aquella situación.
—Vale, vale, gruñona.
—Hmp.
La joven que abrió la ventana, la cerró instantes después de aquel sonido de cansancio y disgusto. Para luego solo poderse escuchar unos latidos acordes e iguales dormitar.
Sam: No tendrás ningún plan de chicas. Con esto me da suficiente sospecha de que te ocurre.
(piensa totalmente decidido el lobo negro mirando al lobo gris)
Paul vuelve nuevamente en sí, y sus pelos se erizan tras su gruñido de molestia. Intentando negar lo innegable: debes estar bromeando, sólo ha sido una maldita coincidencia.
Sam: Coincidencia o no, la impronta es nuestra ley más importante, se de lo que hablo. Y lastimar a la impronta es algo que nunca podrás perdonarte.
Paul: ¡No seré igual que tu! Joder, no seas aguafiestas! Y dejame en paz.
(al escuchar y ver todo acerca de la impronta de Sam, y como se sentía y sintió al encontrarla, todo parecía indicar que alguna de aquel par de mujeres podría ser lo que a Sam le pasó con Emily, por lo que sólo corrió lejos del hogar de los Swan.)
Sam sabía que aquel momento sólo era el comienzo, sin embargo, no sabía cómo se desarrollaría la cuestión. Justo el miembro de su manada, el más irascible podría haber sentido la pequeña esencia de su impronta tan sólo faltaba el resto.
Un empujón más, y las cosas serían para bien o para mal, un caos para ambos. Porque no sabían cómo eran las sobrinas de Charlie Swan. Con tan sólo figurando en reloj las 4:30 am, el destino de Paul había empezado a cobrar sentido con la llegaba de las primas de Bella Swan.
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