Epílogo
—Estamos reunidos hoy aqui, para tomar decisiones importantes, y entender lo que hace poco ocurrió con nuestro chico Paul Lahote.
La manada estaba reunida en la fogata al igual que los del concejo Quileute, buscando calmar las disputas que habían desde que los Cullen habían vuelto y el mencionado tenía más problemas de control ante el hecho que su impronta viviera en la casa de la chica que había vuelto con el ex-novio depresivo. Paul se encontraba con su pequeña impronta de 164cm, entre su regazo y teniéndola resguardada entre sus brazos. Totalmente posesivo y protector, también amoroso.
—Primeramente debemos retomar las infracciones que Jacob Black ha conseguido con sus acciones de rebeldía. Debido a su resentimiento, el valor de protección que naturalmente hay hacia las improntas de la manada, como también el haber dejado expuestas a las improntas de Paul, nos deja bastantes pasmados, debido a que se toma como traición a la tribu. Eligió proteger a gente externa que la que pertenece a la tribu, una impronta es alma importante en cada integrante de la manada, por ende, Jacob Black, has roto nuestra promesa fiel de proteger a nuestra gente a través de nuestras formas animales. Nos has decepcionado. —empieza a decir el viejo senior Quil Ateara.
Claramente todos los hechos habían sido descriptos poco después por el mismo Jacob tras el susto del grito y el aullido de dolor de uno de sus hermanos de manada, dejando al descubierto todo lo que había hecho ante la rebeldía de no querer proteger a esas malas personas que lastimaban a su amada con su presencia. Sam Uley no perdió tiempo en tomar una decisión severa ante lo sucedido.
—Ellas también eran externas. No entiendo que las hace diferente, Bella también es su familiar, ¡deberíamos protegerla también, es a ella quien quiere la pelirroja! —exclama Jake entre dientes, defendiéndose.
—Pero Bella no es tu pareja elegida por los ancestros, esta es una obsesión que mantienes desde hace años, Jacob. —exclama Billy con el rostro serio, pero los ojos expresan sinceramente decepción.
—Pero papá... Ella... Es bella, también es una humana, debemos protegerla, ellas no son más que ella. —intenta debatir y hacerle entender a su padre su punto de preocupación. Aunque lo camuflara bien con sus deseos amorosos de estar con ella.
—Jacob, la impronta es ley en una manada, no puedes romper tal cosa por otra. Además, Isabella Swan ya no nos necesita mientras este en las tierras de los Cullen, ellos son muy capaces de hacerse cargo en lo que la metieron. —dice Sue totalmente molesta con la caradurez del Black.
—Pero...
—¡Pero nada! Respeta a tus mayores. Porque esto no va a pasar desapercibido, se te castigará como te lo mereces. A partir de hoy en más, no podrás tomar forma lobuna hasta que se considere de máxima urgencia o bien, si decides romper tu lealtad con la familia, quedaras permanentemente expulsado de la Tribu Quileute por traición a las costumbres de nuestros ancestros, atentar contra una impronta, y dañar el vínculo con la manada. —exclama totalmente enojado El senior Quil Ateara, no estaba de acuerdo permitir una más de las mañas de este joven.
—Es mi hijo, por favor no lo destierren, puede cambiar aun... Yo... —implora Billy ante la sensación de miedo al también perder a su hijo.
Sin embargo, Jacob Black se revela totalmente enojado, frustrado y decepcionado, su padre sólo estaba luchando para que se quede con él, ni siquiera lo apoyaba en sus decisiones.
—No, papá. Si no me quieren más en la manada, acepto el destierro. Al menos así haré valer el deseo puro de nuestros ancestros, proteger a los humanos, tal como lo es Bella. —dice sin bajar la cabeza, después de esto ya no había marcha atrás.
Mientras que Billy se sentia cada vez más decaído, triste por no haber enseñado mejor a su hijo, a no obtener respeto y obediencia por no tener la edad mayoría.
—Tu no puedes irte. No eres mayor de edad, no puedes marcharte tu... —gruñe enojado Billy. Manteniendo su actitud paterna al esplendor.
—¡No puedes hacerlo, papá! ¡Entiéndeme! Yo... —empieza a pelear Jacob con su padre, importando nada si los demás lo veían en esa forma.
—Tu NADA. NI PEROS NI COMA. Estás castigado bajo mi techo hasta que cumplas la mayoría de edad, y eso es dentro de dos años. Así que, mi techo mis reglas, eres mi hijo, honra la memoria de tu madre. —sentencia Billy Black, callando a Jack ante la memória de su madre.
Aquello era jugar sucio.
—Bien. Una vez discutido este problema y solucionado con prisión domiciliaria de Jacob en la cabaña Black hasta su mayoría sin capacidad de entrar en contacto con su forma lobuna, a modo de castigo temporal. —procedió El senior Quil Ateara. —¿Podría explicarnos porque veo sólo una impronta y no dos?—dijo con suma cautela y respeto.
Después de todo, la impronta de Paul no había hecho nada malo, sólo había medio revivido y había hecho lagunas mentales en los presentes.
—Agradezco su comprensión, se los explicaré en su brevedad. —contestó tímidamente la de cabello negro.
Tras eso, Billy comprendió que con Jacob presente no hablaría, después de todo era comprensible la cautelosa actitud de la joven contra su hijo, este se lo había ganado a pulso. Siendo así como con la ayuda de un Jacob frustrado, había logrado irse a su hogar. Ya más tarde, se enteraría de lo ocurrido.
—Bien, ahora que se ha marchado quien inquietaba tu comodidad, por favor prosigue. —pide el viejo Quil.
—Mi padres biológicos no eran los que me dieron el apellido por el cual me reconocen, no recuerdo cual era el apellido de mi familia biológica pero si el nombre de la figura paterna, Leongino. Su naturaleza era vampirica, se enamoró de mi madre Eleida, una bruja muy poderosa, pero cada bebé que sea producto de la mezcla de la especie vampiro tiene como castigo la falta de resistencia del cuerpo mortal, en este caso, mi madre dio su vida por la mía. Mi padre tras aquello me abandonó con una familia de la misma pareja sobrenatural, un vampiro y una bruja, mi familia adoptiva Trevelin Swan, los Swan son sucesores de un linaje antiguo de brujas, sin embargo, en Bella ni Charlie se activó, no entiendo el motivo pero me alivia que no se activara correctamente. El motivo por el cual la sangre de Bella es muy seductora para los vampiros bebedores de sangre, es porque la sangre de bruja quedó estancada allí. —empezó a decir totalmente concentrada en el fatuo fuego frente a ella— Thomas Trevelin fue mi padre adoptuvo, apenas llegué al hogar de ellos, este recién cumplía una década de inmortalidad, y era compañero de una bruja, tal cual lo eran mis padres biologicos. Soy híbrida de vampiro-bruja, por ende, soy mitad inmortal y mortal, puedo comer comida humana, y cada un mes tomar si o si un poco de sangre animal para no decaer en enfermedades humanas graves, es como una defensa de anticuerpos. —explica con toda la paciencia del mundo.
La manada escuchaba atento como lo contaba, pero en el tono de voz se notaba el dolor de estar hablando de su condición. No podían verla como una enemiga se había ganado el cariño de todos al haber domado a la bestia. Quien era en su momento Paul.
—¿Y como explicas la presencia de María en todo eso? —pregunta sério Sam, el Alfa.
—Tras una disputa mía por no querer demostrar mis sentimientos o emociones, tras perder a mi familia adoptiva en un accidente de auto, una bruja, que en su momento era desconocida, me maldijo. Me dividió en dos, para así ser capaz de entender y explicar cómo me sentía... Como digo... Mmm... —dice pensativa al no saber como explicarlo, pero hace un gesto de eureka al conseguir la respuesta a su dificultad —Para qué me puedan entender, mi nombre es María Bruna Trevelin Swan, en este caso: María era mi parte cuerda, seria y orgullosa, la sinceridad brutal, la social. Mientras que yo, Bruna, era la parte tímida, reservada y asocial.
—Wow, si que eres una caja de sorpresas. Pero eso lo explica mejor —comenta Jared comprendiendo así como también era apoyado por Quil y Rmbry tras un asentamiento.
—¿Y... Como explican eso del... Ya saben, el de ojos amarillos... —pregunta el mas joven de la manada.
—Uhmm... Pues la condición para salir de la maldición era sobrevivir a ser el luison. En otras palabras el separar en dos mi alma, me hizo un favor, ya no me sentía sola e incomprendida, mientras que lo otro era por castigo al no haber pasado cedido a demostrar mis sentimientos. Y para valorar lo que tenía, me quitó mi propia paz que había sido que tenía en aquella soledad. Ser un monstruo literalmente, era un caos, era un ruido preocupante y andante. Así que su no aceptaba el ceder a demostrar mis sentimientos, no iba a poder ser una misma, nunca más.
Paul al escuchar aquello la abraza fuerte, sintiendo un poco de aquel dolor reflejado en él.
—¿Que tiene que la mordida con tu historia de vida? —pregunta esta vez Embry Call algo nervioso.
—Sabía y había descubierto apenas llegué al cobijo del tío Charlie, que una mordida de vampiro o metamorfo no me convertiría, sino que funcionaria como una presión latente para decidir si vivir, o ceder a compartir lo que sentía mi corazón. Bueno... Morir no sonaba mal antes, pero conocí... A Paul... Y pues bueno... No pude aceptar la muerte con los brazos abiertos. —agacha avergonzada y apenada por el amor que sentía. Además de las cochinadas que habían hecho apenas despertar, por algo también se tua caluebte ka marca en su cuello.
—Osea, dejame entender si lo comprendí. Entonces la mordida de la fría, no sólo te mató, sino que te devolvió a tu forma real, porque según lo que Paul comentó, despertaste llorando, expresando a través de lágrimas. Aceptaste el luto y te volviste una... Nunca fuiste dos, sino que eras siempre, dos en una. Dos personalidades para un lobo incontrolable como Paul. —empieza a pensar Sam Uley.
—Así mismo.
—Eres todo un enigma, mujer. —exclama sorprendido Jared Cameron.
Trás aquello la manada se relajó, y prosiguieron la costumbre de la fogata sin nas dudas en ese punto. Sin embargo entre un despiste, que ninguno vio, Bruna se había quedado dormida, siendo así como Paul se despidió aquel día de todos, para ir a su cabaña sin embargo, hubo una pregunta que salió de los labios de Paul tan sin querer queriendo.
—¿A qué te referías con lo de tu padre enfermo y demás desesperación?
—Yo no puedo llorar en la otra vida, por lo que desee tanto expresar mi problema que este mundo se creó para que yo pueda llorar sin tener que dar explicaciones del porqué lo esté haciendo. —murmuró entre el bostezo medio adormilada, sintiendo las lágrimas caer.
Paul al verla tan tranquila diciendole aquello que no tenía ningún sentido para él, se quedó absorto al ver que de un momento para otro, ambos no estaban en el auto, sino que el de piel rojiza se encontraba acostado en la cama y a un lado suyo, ella se encontraba limpiando se las lágrimas, llorando ante lo que diría.
—¿Pero que... Diablos?! —encaró sorprendido y preocupado Paúl.
—Realmente he amado sentir, vivir y amarte Paul Lahote, pero ya es tiempo de volver. Es tiempo que nos encontremos en otro sueño. —anunció Bruna.
Y tras ello, rápidamente sintió como Paul la abrazaba desesperaba ente, no queriendo soltarla.
—Por favor... No despiertes....
—¿Cómo...? —se confundió Bruna, sabia que todo esto era un sueño pero que el le dijera aquello la confundió.
—No despiertes, no me dejes...
—No despiertes...
—NO DESPIERTES.
—¡BRUNA DAMEEE TU CUELLO, RÁPIDO!
En vez de despertar tras una sonrisa ante la luz cegadora, el miedo que la atrajo a la realidad fue más perturbadora, reconocería a donde quiera que vaya la voz de su padre enfermo y egoísta, que ya hace meses que había salido de alta, pero el aún deseaba morir y por consiguiente matar a su redonda en cansancio.
Con la misma neutralidad con la que trataba su realidad, despertó tras la visión borrosa pasando de oscuro a una nueva luz, viendo como nunca había vivido un doble amor y todo había sido tan solo un sueño.
Un sueño que había hecho que ella misma pudiera llorar sin estar ahogandolo, porque su padre había estado muy mal en esos días a tal punto de despedirse por una posible muerte, siendo incapaz de demostrar sentimientos. Dejando como moraleja que hasta los sentimientos buscan los lugares más inhóspitos para romper la propia muralla de hielo que uno mismo hace para sobrellevar una situación anormal que incapacita a uno saber enfrentar.
FIN
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