Capítulo 2. Imprevisto comienzo.


El vacío en el camino era inmenso, no parecía haber ni un sendero, solo una espesura brillante casi cegadora, seguía por intuición sus pasos al frente sin embargo no tenía motivo con razón para hacerlo, al menos no lo sabía en ese momento. Sus pasos cada vez eran lentos pero empezaron a ser sincronizados por un sonido en particular, parecían ser chirrido escalofriantes de una silla reclinable de metal vieja, mas no se demoró en ver de donde provenía o quien lo hacía, por que frente de sus pasos se encontraba la pelinegra sentada en silla reclinable de un color anaranjado rojizo pero ya desgastado con el tiempo, donde se la veía flexionar levemente sus piernas para lograr el efecto de estar balanceándose en ella. Parecía perdida entre sus pensamientos.

¿Qué es esto? —preguntó con aquella suave voz ida en clave de "la"

Tras aquella duda plasmada en aquel ambiente vacío y rodeado de la nada blanquecina con la única persona que parecía ser ella en esa silla reclinable.

—Somos el vacío, el vacío que nace cada vez que anulamos nuestra tristeza—correspondió la figura similar a ella de mirada perdida en el vacío, azotandola con la verdad.

No estoy anulandolo. Solo... No creo que expresarlo físicamente ayude, siempre he sido débil, exponer otra vez debilidad donde necesitan fortaleza... No me parece algo útil. —expresó bajando la mirada.

Desde la enfermedad precipitada que habían sacado los médicos en su grandioso padre y odontólogo, aquel accidente cerebro vascular que había tenido en el tálamo había sido un golpe duro para su familia, aunque estuvieran bien económicamente, la mentalidad perseverante era todo lo que podían ofrecer en calidad a las decisiones de posturas serias que vinieron después, la cirugía para intervenir en una pequeña arteria que estaba obstaculizando con grasa la alimentación de varios órganos junto al factor del funcionamiento de otros afectados por el tabaco en los pulmones eran los que catalogaron a la cirugía como una de riesgo y grave. El país paraguayo no era el mejor en cuanto a las atenciones hospitalarias y menos si era uno público, pero era lo que mejor podían hacer debido a que ni las privadas tenían las capacidades para tratar la Acv que había tenía su padre Thom, por lo que ligados al servicio social, la hospitalizacion en el Materno Infantil de Clínicas Médicas de San Lorenzo, era su única esperanza de que su padre pudiera mejorar. La cirugía no había salido tan cara, rondando unos 600.000 guaraníes, sin embargo en los utensilios y médicamente dentro de lo que constaba la cirugía podría calcularse que se había ido como alrededor de 2 millones y medio de guaraníes, para que la misma tuviera una duración de 5 horas de cirugía del cual solo debían ser 3 horas. De aquella cirugía, el estado de su padre mejoró fue cuesta en pompa para arriba, sin embargo, su salud no sería a como fue en sus años de oro, porque al cumplir sus 70 años sus pulmones iban decayendo ya no podían con más, pero su padre no quería verse como un inválido, débil o inútil para su familia y aunque ellas le demostrarán que no lo sería y que incluso las personas que tenían similar déficit en ellas, seguían siendo útiles y fuentes importantes en la familia sólo con la presencia sana de la misma, sin embargo, el padre siempre había sido terco o se dejaba influir por un pasado tóxico, por lo que entre combatir la depresión y combatir el cáncer de pulmones al seguir trabajando en un hospital público como jefe de odontología era sin duda su máxima pasión y esfuerzo. Pero la cuestión era que ninguna sabía cuál mal era la situación de los pulmones de sus padres, porque si, su madre Balhua también era una viciosa fumadora que lo frecuentaba cada vez que estaba ansiosa o preocupada, por lo que tarde o temprano, ella junto con su hermana sabían el cruel destino que el tiempo llevaría a cabo con ellos. Su madre con la calidez armónicos, bipolaridad y jovialidad de siempre, les enseñaba que la muerte sólo era un paso más después de tan larga vida, que ya todos sus sueños se habían realizado y que el día en que llegara el momento, no se entristecieran por algo que no pudieron intervenir, que sus consecuencias ya estaban dictadas desde el momento en que no aceptaron seguir un cuidado médico rutinario en sus vidas. Por lo que, siempre sabían que a la muerte debían ver con la cara fuerte y tranquilas, pero el golpe que se vino justo al volver al hogar, no era algo para lo que las habían preparado. O tal vez, no tenían muy bien asimilado lo que era, no verlos más compartiendo tiempo juntos, porque el vacío que les había dejado la escena de encontrarlos dormidos en la cama, había sido un grande shock para ambas, sin embargo, por mas que su hermana María había logrado salir del shock, ella seguía como si todo empezara a ir más lento.

¿Estaba triste? Si.
¿Cómo lo sentía? Cómo si algo se formara desde la boca del estómago y se quedara varado en la boca de la garganta, un tumulto de emociones. Era algo que la ahogaba, pero era tan orgullosa como para dejarlo salir, gritar por algo que ya sabían que venía encima de todos, no quería refutar a la verdad, a la realidad pero tampoco se negaba a aceptar que ellos ya no se encontraban allí para decir: con el tiempo, lo superaremos, juntos.
¿Lo compartía con su hermana? Claro que sí, una mirada bastaba para expresarle su tristeza contenida en sus ojos, rojos que se negaban a dejar fluir lágrimas que no creían venir al caso, cansancio extremo que la hacía dormir en los brazos de su hermana mayor. Pero a la vez, sentía como si ni siquiera con eso pudiera reconfortar o evitar que el vacío se expandiera.

¿Qué podía hacer? Intentar ser fuerte, para que las veces que María se rompiera, ella pudiera ser su pilar emocional y de apoyo. Porque aunque no lo pareciera, o fuera muy cliché, ellas eran una sola, y el apoyo que se daban parecía como la de un espejo, la de una manta al cuerpo. Te calentaba el cuerpo, pero solo duraba efimeramente porque al despertar y salir de esta, la cruel realidad las golpeaba y había con quien pudiera ser sincera, y no temer a recibir un: "Todos los días mueren personas, eres tonta si crees que el llanto solucionará las cosas. No mamita, esto no es nada para lo que el mundo te depara."

Aunque deseara que Charlie fuera con quien poder exteriorizar sus sentimientos atrapados por ella misma, no se sentía con derecho a hacerlo sentir más tristeza por su tristeza acumulada que ya tenía suficiente con lidiar con la pérdida de su madre y con ellas a cargo. Decirle plenamente a su hermana como se sentía era como, idiota de siquiera pensarlo, porque la unión de gemelas ya ahorraba todo aquello, la tristeza estaba compartida en dos porciones de su corazón, una era la suya y otra era la de María. Sabía que sobrellevar la tristeza sería difícil, y quería creer que algún ser mágico o fantasioso pudiera llegar a darles la calidez y fuerza que necesitaban con urgencia, protección ya tenían pero necesitan más. Nada era suficiente en este momento. Era como si, esperara una señal del más allá, para poder confiar y romperse sin tener vergüenza a ya no ser el pilar en la familia.

Porque aunque ella fuera risueña, perseverante y óptimista, no había mucho como para llenar totalmente su cuerpo con la recíproca sensación que ella daba a los demás. Quería que alguien más junto con su clon, fueran protegidas del mundo que se alzaba encima de ellas.

—¿Y si llegara el amor de nuestra vida? ¿Y si nos enamoramos para sobrellevar el dolor con más delicadeza? El amor cura heridas. —correspondió nuevamente la figura sentada de mirada vacía y una sonrisa tenue de ilusión.

No creo estar lista para amar, si el amor que me tengo, y tengo como para la familia, flaquea cada vez que me siento débil... ¿Que tal si apenas confío en el chico y manda al tacho lo que siento diciendo algo que no quisiera escuchar? No creo sinceramente ser capaz de siquiera expresar amor, si ni siquiera me siento estable.

Ambas sincronizadamente concordaron en ese punto.

Pero para estar estable, necesitamos pedir ayuda.

La pediré cuando ya el llanto se cuele por todas mis emociones.

Entonces nos toca el golpe de amor justo descoloca renos.

—¿Descoloca renos?

—Yep.

—¿Qué quiere decir eso?

—Pues... Mi querida Bruna. Eso quiere decir que...

La extraña conversación profunda que estaba teniendo con su otra yo, empezaba a escucharse cada vez más lejos, cada vez más imposible de escuchar.

—Na... Bru... Na... ¡Bruna, llegaremos tarde! —se escuchó de golpe una voz conocida sacarla de esa nube de sueño.

Aspiró aire para llevarlos a sus pulmones precipitadamente hasta que sus ojos se abrieron de golpe, «¡ella no podía llegar tarde!» pensó totalmente asustada con el corazón escuchandose hasta en sus oídos.

—¿Q-que? ¡No!

Despertó mirando a su alrededor borroso, su cabeza palpitaba con fuerza y sentándose de golpe sintió un mareo que de un ser por que sintió que la copia mejorada de ella le impidió el golpazo en su cabeza con una almohada, su despertar hacia sido doloroso.

—oppa... Sorry, hermanita. Casi casi te das tremenda tundra.

—Mar... Me duele la cabeza —se sinceró con ella, arrugando su nariz con molestia.

—Lo sé, pero es cierto, si no nos bañamos ahorita, no llegaremos a subir con Bella al auto para el instituto. Tío Charlie, no va a poder llevarnos como corresponde, surgió trabajo y con su pesar nos ha dejado dinero para el desayuno.

María parecía haber podido dormir mejor que ella, aunque aún se la notaba con los mismos ojos tristes que ella, realmente, ver a su hermana gemela mayor era como verse a sí misma, como ella idealizaba ser para ciertas ocasiones. Cuando era pequeña era igual que María, expresiva y llorona, pero ahora que ya estaban en sus 17 años se había decidido por ya no serlo, y ser mejor que lo que fue. María ahora intentaba cuidarla mejor, estar por sí ella se rompía como debía haberlo hecho en el funeral pero, aunque todo pareciera que lo iba a hacer, nunca llegaba, ya empezaba a creer que estaba rots y faltaba poco para perder su poca humanidad.

—¡Deja de pensar tanto y vamos!

Siendo así, como tras un suspiro, ambas en un santiamén se sincronizaron para buscar ropa abrigada y necesaria para ir al Instituto, por suerte ya tenían un cuaderno y cartuchera lista para cualquier cosa anotar el primer día. Tal vez irían a trazadas, pero su principal problema para ella, era que no le iba para nada bien el inglés. Apenas y le entendía a su tío, y sino, pedía a su hermana mayor que lo tradujera al español. Odiaba el inglés, pero tal parece que debía esforzarse por comprender y a comunicarse en ese idioma. Haber vivido mucho tiempo en Paraguay, le haría sentir en falta aquel país que la vio crecer.

Ambas se ducharon rápidamente, vistieron, ella con un gorrito panda, mientras que su hermana con un gorrito color beige, sus outfit eran sencillos y dignos de su estatura de  165, mientras ella vestía unos tenis plateados con cierre magnético, su hermana vestía unos tenis negros, cada una con calza elástica que simulaba ser jeans. Preferían ir siempre cómodas, su jeans eran de color negro, y las de María azul. Incluyeron un rompeviento sin mangas de color violeta para ella y blanco como María. Sus mochilas totalmente negras, una vez listas, bajaron rápidamente de la habitación, no sin claramente haber arreglado sus camas. En cuanto vieron ya estar por salir a su prima Bella, ambas pasaron velozmente antes que ella por el costado pequeño que sobraba.

—Prima Bells, buenos días —pronunciaron al unísono.

Logrando sobresaltar a la castaña, al escucharlas y bueno, eventualmente no recibir ninguna contrarespuesta ni respuesta, por lo que ambas empezaron a caminar a la camioneta y cuanto su prima abrió las puertas, cada uno se sentó en los lugares disponible, con cinturón de seguridad incluido.

El silencio entre las tres era cómodo, ninguna tenía intenciones para romper el silencio, ni hacer conversaciones incómodas. Sin embargo, la incomodidad de María saltó a verse enseguida cuando salieron del auto, porque al aparecer no era para nada común ver a gemelas de rostro en un pueblo tan pequeño. Pudieron escuchar al pasar las puertas muchos susurros como: «¿gemelas en Forks?» «diablos, bebí demasiado para este lunes, que veo doble», «¿estarán solteras?», y muchos otros más que no interesaban.

Ambas conectaron miradas y suspiraron, era algo que se venía por delante y debían ser fuertes. Por lo que, María abrazó protectoramente a su hermana por los hombros, y ella imitó el gesto para empezar a caminar. «a darlo con todo, hermana»

—Nos vemos luego, prima.

Bella por su lado, estaba incomoda por la atención que traían las gemelas, sin embargo, no tenía ganas de siquiera expresarlo. Solo quería llegar, tener las clases y salir en busca de Jacob, tal vez el podría ayudarla para evitar que su padre la volviera a amenazar con ir con su madre.

Llegando así a pasar sin guía alguna, más porque rechazaron la ayuda con tacto y se fueron guiando por el pequeño mapita que la secretaria les había dado. María había ahuyentado a Eric con creces, mientras que por su lado tan sólo estaba en la espera de poder seguir concentrándose lo suficiente para entender el maldito inglés, si estaba concentrada podía sobrevivir a medias en comprensión.

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