Días tristes

Thiago me suelta de golpe al escucharme.

—¿Divorcio? —Voltea hacia a mí una vez que me deja en el suelo.

Ni siquiera puedo verlo a los ojos... No soy capaz de pronunciar ni una sola palabra.

—¿Por qué de repente...?

—Es que yo... —Agacho la cabeza, no soy capaz de decirle la verdad—. Ya no quiero estar atada a ti, y pues creo que tu empresa ya es estable, así que quisiera pedirte el divorcio.

Realmente no soy capaz de sostenerle la mirada, es como si hubiese encontrado refugio y valentía mirando al piso. Él tampoco dice nada, quizás esté sorprendido, pero eso no quitará que desee hacerlo y, aunque yo se lo estoy pidiendo, sinceramente tengo miedo de su respuesta.

—Juliet, ¿estás segura?

—Sí... —murmuro.

—No lo entiendo, no comprendo porque tomaste esta decisión...

—Yo... —No sé qué decirle.

—¿Te gusta alguien? —suelta de repente.

—¿Eh? —Por primera vez levanto la mirada, para encontrarlo con el ceño fruncido, está muy confundido. Y analizando su pregunta, es la mejor explicación que puedo dar—. Sí —me atrevo a decir—. Eso es, quiero divorciarme de ti porque me gusta alguien más.

Se ha quedado estático, realmente no se lo esperaba. Me queda mirando fijamente a los ojos y asiente con lentitud. Sin decir más se sube al auto y yo lo hago en el asiento del copiloto. Se ve pensativo; lo miro de rato en rato mas no veo reacción en él. Me estoy muriendo por dentro.

Repentinamente detiene el auto de golpe.

—Si así lo quieres, así será —habla sin expresión alguna. Sus palabras provocan un golpe dentro de mí—. Iniciaremos el trámite del divorcio, aunque probablemente no nos lo den pronto, por el corto tiempo que llevamos de casados.

THIAGO

Divorcio. Me sentí fatal al saber que ella quiere a alguien más. Nunca se me había pasado por la cabeza. Es decir, nunca la he visto entusiasmada con alguien, o tal vez no me fijé lo suficiente. Pero... ¿qué es exactamente esta opresión en el pecho? Nunca fuimos realmente marido y mujer.

Me he acostumbrado a ella, divorciarme ahora... no sé si pueda con eso. No sé qué es lo que exactamente siento por Juliet, sin embargo, no la puedo retener a mi lado. Si quiere a alguien más, la dejaré ir, quizá sea lo mejor. Y me preocuparé únicamente en encontrar a Jessy.

Entramos a casa sin dirigirnos la palabra, y subimos a la habitación.

—Thiago, ya no viviré más aquí.

—¿Qué?

Sus palabras me sorprenden. Me detengo para verla a los ojos, quizás tratando encontrar las repuestas a mis preguntas, tal vez intentando entenderme a mí mismo. Pero ni siquiera puede verme a los ojos, su mirada está clavada en el suelo, es como si no fuera ella, como si estuviera poseída por otra Juliet, una Juliet que no me gusta para nada, una Juliet seria y decisiva; no es la Juliet que yo conozco, a la que estoy acostumbrado, a la que aprecio.

—Será mejor que vaya a la casa de mis padres —susurra. Su voz suena apagada y suave, prefiero su voz escandalosa, aunque sea irritante—. Si vamos a divorciarnos no veo la razón de seguir viviendo juntos.

¿De verdad ya no quiere vivir conmigo? Tal vez esté harta de mí. Como un tonto creí que nuestra convivencia era divertida, pero creo que lo era solo para mí.

—Juliet ¿por qué tomas este tipo de decisiones tan precipitadamente? —El divorciarse ya es difícil para mí, dejar de vivir con ella tan repentinamente es devastador. Solo se me ocurre una razón—. ¿Tanto lo quieres? —escupo.

Con mi última pregunta es que logro hacer que me mire, y su mirada es tan taciturna que me quiebra.

—Demasiado —solloza. Su respuesta me golpea el pecho—. Lo empecé a querer sin darme cuenta, nunca quise que pasara, pero sucedió y ahora debo alejarme de ti por mi bien, y por el bien de él... —empieza a llorar.

Me siento furioso, y triste a la vez; no sé por qué, pero me siento traicionado.

—Dijiste que respetara nuestro matrimonio, ¿pero tú salías con alguien más?

—No es así, y porque respeto esto es que te pido el divorcio.

De acuerdo, ahí tienes tu respuesta Thiago.

—Bien, entonces vete —digo sin más mientras subo a la azotea.

JULIET

Me duele el pecho, me siento destrozada. Quiero llorar a mares, llorar y llorar hasta que las cuencas de mis ojos queden secas.

Subo a la habitación y empiezo a empacar mis cosas entre lágrima y lágrima. Recuerdo el día que llegamos, nos llevábamos muy mal. Cuánto hemos cambiado hasta hoy.

Arrastro mis maletas hasta la sala, y observo el cuadro de nuestra boda, lucimos felices, aunque ese día nos queríamos matar con la mirada; voy a la biblioteca y guardo mis libros de amor. Después me encamino a la puerta y echo un vistazo a lo que fue mi hogar durante todo este tiempo.

Seco mis lágrimas y cierro la puerta, mientras recuesto mi cabeza en ella.
En tanto el taxi llega, subo en el y continúo llorando mientras me alejo.

Thiago, no me despediré de ti.

Voy tan sumida en mi desgracia que ni siquiera noto cuando llegamos, si no es por el taxista. Me bajo del auto y observo mi antigua casa; me sentí triste cuando la dejé, nunca pensé que me sentiría peor al regresar a ella.

Busco las llaves y abro la puerta débilmente. Papá está en el sofá, y abre bien los ojos al verme.

—Hija...

Mi mamá baja por las escaleras y me mira del mismo modo.

—Cariño, ¿qué haces aquí?, ¿y esas maletas?

—Voy a divorciarme de Thiago —digo mientras cojo la maleta más pequeña y subo corriendo a mi antigua habitación.

Está tal y como la dejé; me lanzo a mi cama y lloro sin parar. Mamá y papá tocan mi puerta en busca de respuestas, escucho la voz de Cecilia también.

—¿Juliet está aquí?

—Así es, no quiere abrirnos la puerta —contesta mamá.

—¿Qué ha ocurrido?

Abro la puerta y me lanzo a sus brazos.

—Voy a divorciarme de Thiago —sollozo.

Ella no dice nada y me abraza con fuerza, indica a mis padres que nos dejen solas para luego sentarnos en la cama.

—¿Discutieron? —pregunta mientras seca el agua de mis ojos con sus dedos pulgares.

Yo niego con la cabeza.

—¿Entonces?

—Me he enamorado de él —gimoteo.

Su ceño fruncido es gracioso, en otra ocasión me habría reído.

—¿Y eso es malo?

—Es por Jessy, es malo porque él no puede olvidarla.

—¿Él te pidió el divorcio?

—No, yo lo hice.

—¿Qué?, ¿por qué?

—Porque fue lo mejor, él no deja de pensar en ella, nunca seré antes que ella, y si aparece, él me dejaría de todos modos, así que decidí hacerlo ahora.

—Juliet —habla con tristeza y me abraza acariciando mi cabello.

THIAGO

Me quedé dormido en la terraza; restriego mi rostro y compruebo la hora, dormí por más de tres horas intentando meditar. Bajo a la segunda planta y llamo a Juliet, luego recuerdo la conversación que tuvimos.

Entro a la habitación, ella no está, y tampoco sus cosas. Reviso el clóset y su ropa tampoco está. Bajo corriendo las escaleras llamando su nombre, salgo de la casa con la esperanza de encontrarla, pero ella no está.

Me siento fatal, ni siquiera se ha despedido, se fue sin más. Entro derrotado, no tengo ganas de nada. Recorro la casa recordando lo vivido, recién se ha ido y ya la extraño. Me siento en la escalera y mis lágrimas empiezan a caer, Juliet se ha ganado mi corazón y se me es difícil dejarla ir.

Los días transcurren lentos, no hay día que deje de pensar en ella, Sandra siempre está conmigo, pero en la noche la recuerdo y la tristeza me invade otra vez. Mamá me insiste en que vaya por ella, pero no lo haré, ella tiene derecho a ser feliz con el hombre que quiere, y yo debo encontrar a Jessy.

Quedamos con el detective vernos en un starbucks, llego antes que él, pido un capuchino mientras lo espero, luego de unos minutos me llama diciendo que se le presentó una emergencia.

Me levanto de la silla y sin querer diviso a Juliet; el corazón me palpita aceleradamente. Se ve demasiado tierna sin maquillaje, se ve más inocente. Quiero acercarme a ella, quiero preguntarle como está, quiero tomarla del brazo y pedirle que regrese a casa. Quiero hacer tantas cosas... Y cuando al fin me animo, mis ganas se quiebran cuando diviso a un hombre acercarse a ella, éste voltea y me doy cuenta que se trata de Jack. Tomo asiento nuevamente y los observo discretamente, conversan, todo está bien hasta que él le acaricia el rostro. La sangre me hierve... ¿Por qué son tan cercanos? Entonces analizo con cuidado, sus acercamientos, la forma en que él la mira, la confianza y afinidad que se tienen. La otra vez que él la llevó borracha. ¿Acaso él es a quien quiere Juliet? No puede ser, mi primo no.

Al parecer deciden irse, ella sube a su auto y él arranca rápidamente, subo al mío y los sigo sin pensar bien. Llegan a la casa de Juliet, ella se despide y entra. Jack nuevamente maneja su auto, espero alejarnos de la casa lo suficiente, y manejo más rápido para adelantarme y cortarle el paso. Bajo de mi carro a la misma vez que él lo hace, se sorprende al ver que se trata de mí.

—¿Thiago?

—¿Estás saliendo con Juliet? —pregunto de frente, sin rodeos.

—¿Qué?

—¡Contesta! —Lo sujeto de la camisa.

—Así es. —Se suelta con fuerza—. Ahora que van a divorciarse, no veo el impedimento para estar junto a ella, siempre la he querido, incluso antes que te casaras con ella.

—¿Cómo? —pronuncio apenas.

—Tú no la quieres, estás obsesionado con encontrar a Jessy, y dado que la empresa ya es estable, no hay necesidad que sigan casados, así que Juliet es libre, y no pienso dejarla en tus manos nuevamente, quiero estar junto a ella, la quiero, y ten por seguro que ella será mía.

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