Comenzando de nuevo
Estoy sofocado, esto es demasiado para mí, ¿han estado saliendo mientras estábamos casados? No puedo creerlo; es por eso que se veían tanto... Él siempre fue atento con ella, más de lo debido, de lo aceptado, más de lo que un primo político debería serlo. Me siento engañado, es cierto que no éramos de verdad marido y mujer, pero aun así nunca debió hacer eso, mucho con el hombre que es prácticamente mi hermano. No puedo perdonar, ni a ella ni a Jack.
—No puedo creer que me hayas hecho eso.
—No pude evitar quererla, me sentía terrible al pensar que estaba enamorado de la esposa de mi primo, pero luego recordaba que tú no la querías y que su matrimonio no era real.
—Tú, tú no sabes nada.
—Sé que no olvidas a Jessy que no has renunciado a ella, así que no puedes querer lo suficiente a Juliet. Ella tiene derecho a ser feliz, así que no seas egoísta y déjala ir, incluso si le tienes cariño.
Sin más se sube a su auto y arranca dejándome absorto. Sus palabras resuenan en mi cabeza. No seas egoísta y déjala ir. Tiene razón, incluso si le tengo cariño, no tengo derecho a impedirle ser feliz...
Sin darme cuenta llego a un bar, no me gusta beber, pero necesito despejar mi mente. Pido una copa, y un par de chicas sentadas a mi derecha cuchichean entre ellas hasta que la morena se me acerca.
—No te había visto por aquí antes.
—Es la primera vez que vengo —contesto sin mirarla.
—Te aseguro que la pasarás genial aquí, ¿bailamos?
—No sé bailar. —Volteo a verla. Es guapa, tiene unos aires a Juliet, solo le falta la sonrisa de conejo de mi esposa para ser su doble, o tal vez son solo mis ojos los que le buscan algún parecido.
Se aleja cuando le quito mi atención.
—¿Thiago?
¿Sandra? Al girarme compruebo que no estoy alucinando, si es su voz. No sabía que frecuenta estos lugares.
—¿Qué haces aquí? —pregunta sentándose a mi lado, alisa su vestido gris cuando lo hace.
—Necesitaba despejarme.
—¿Ha ocurrido algo malo?
Le doy un sorbo a mi bebida y esbozo una sonrisa nada alentadora.
—No lo sé... Me divorciaré de Juliet.
—¿En serio? —pregunta con entusiasmo abriendo sus ojos de par en par—. Es decir, eso iba a ocurrir de cualquier modo... ¿no?
—Sí, pero aún no estaba preparado.
—¿Y por qué de pronto?
—Ella lo quiso así.
—¿Ella? —Frunce el ceño como si fuera lo más ridículo que ha escuchado.
Sí, yo también creí que sería el primero en pedir el divorcio, pero nunca me detuve a pensarlo, nunca se me pasó por la cabeza si quiera. Qué locura... Tal vez se trata de eso, no es cariño ni costumbre, es tal vez mi orgullo herido a causa de ella, porque insiste en divorciarse y porque me ha estado viendo la cara de estúpido junto a mi primo, el que se supone que es como mi hermano.
JULIET
Se me es imposible dejar de pensar en Thiago. Cada mañana me pregunto si ya está despierto, si ya se preparó el desayuno, si ya fue a trabajar, y cada vez que lo hago me siento miserable, estúpida, la mujer más estúpida sobre la faz de la tierra. ¿Cómo me vine a enamorar de ese gran imbécil? ¿Qué fue lo que me hizo caer en sus garras? Fueron pocas veces en que me trató con decencia, siempre ha estado recriminando mi comportamiento, siempre ha estado fastidiándome y sacándome de quicio, no recuerdo una sola vez en que me haya visto con ojos tiernos, ¿qué diablos fue lo que hizo que lo quisiera de esta manera? Tal vez si soy curtida y masoquista como dice mi prima.
Querer a alguien duele, por más que intento salir con Ceci y Jack, no consigo dejar de recordarlo.
Doy vueltas y vueltas en mi cama, sin poder conciliar el sueño. Cojo mi teléfono y reviso mi Facebook, luego entro a whatsapp y sin querer mis manos se dirigen al perfil de Thiago y miro su última conexión, hace 4 horas, debe estar durmiendo, o quizá está igual que yo sin poder dormir con la diferencia que él debe estar pensando en Jessy.
Despejo de mi mente esos pensamientos, dejo el teléfono en la mesita de noche y escucho que vibra, lo tomo una vez más y veo que se trata de Thiago, me siento nerviosa.
—¿Hola? —pregunto temerosa.
—Juliet, ¿dónde estás?, te necesito —habla atropelladamente.
Me siento de golpe con el corazón en la boca.
—¿Eh?
¿Dijo que me necesitaba?
—Quiero verte... —susurra entre dientes.
Creo que está ebrio, ¿desde cuándo bebe? Me duele el corazón escucharlo así. Debe estar confundido.
—Thiago, ¿estás bien?, ¿dónde estás?
—Ven Juliet...
—Thiago. —La llamada se corta—. ¿Thiago?, ¡Thiago!
Sin perder más el tiempo, busco mi chaqueta y salgo a la volada, subo a un taxi y rastreo el teléfono de Thiago. Le indico al chofer que ruta debe seguir.
Terminamos llegando a nuestra casa, ¿Thiago está en casa? Creí que estaría en algún bar.
Bajo del taxi y veo el auto de Thiago, entonces está en casa... ¿Se puso a beber en casa? Busco las llaves que aún conservo y abro toscamente la puerta, para subir corriendo a la habitación. Lo encuentro tendido sobre la cama, con el torso desnudo.
—Thiago —susurro.
Su lánguida respiración y olor a alcohol me confirma que está ebrio. Cuánto deseaba verlo, aunque sea en este estado, lo extraño demasiado; sin percatarme llevo mi mano a su rostro y lo acaricio, para luego depositar un corto beso en su entrecejo.
—¿Juliet? —Una voz femenina llama mi atención, no quiero darle la cara, porque sé de quién se trata. ¡¿Qué rayos hace ella aquí?!
Como sé que no puedo desaparecerla con el pensamiento, me digno en mirarla, pero en cuanto lo hago, me pongo de pie sorprendida, la muy descarada va ataviada en solo una bata. Nuestras miradas se quedan fijas excitadas por estrangularnos.
—¿Qué haces aquí Sandra? —increpo mirándola de pies a cabeza, pidiendo indirectamente una explicación por su desfachatez, pero recuerdo a Thiago con el torso desnudo y con la sábana cubriendo sus piernas; no quiero que sea lo que estoy pensando.
—Creo que es evidente —contesta.
He logrado lo que tú no has podido lograr en meses. —Me dice su puntiaguda mirada. Quiero ahorcarla en ese mismo instante.
—¿Cómo puedes? —tartamudeo nerviosa, llena de celos—. Es un hombre casado.
—A punto de divorciarse —me corta—. Sabes que quiero a Thiago, te agradezco por dejarme el camino libre, y yo haré lo que no pudiste hacer tú, haré que olvide a Jessy.
Maldita y mil veces maldita.
—Inténtalo —escupo las palabras y salgo corriendo de la habitación. Maldita Sandra, maldito Thiago.
No puedo dejar de llorar; soy una estúpida nunca debí venir.
THIAGO
Cada que me voy despertando, el martilleo en mi cabeza se hace más intenso, es por eso que evito beber a toda costa, pero me sentía fatal.
Al terminar de restregar mis ojos, diviso la presencia de una mujer a mi lado. El susto me hace ponerme de pie en un salto. Su cabello oscuro y espalda estrecha me recuerda a mi esposa, ¿es Juliet? ¿ha dormido junto a mí? ¿Tal vez ayer en mi estado de ebriedad la hice venir? No hubiese sido capaz de meter a mi cama a otra mujer que no fuera ella, a pesar de mi borrachera.
Lentamente la volteo y me decepciono al ver que se trata Sandra, ¿qué hace aquí y en mi cama?
—Sandra. —La despierto toscamente.
—Thiago... —farfulla bostezando.
—¿Qué pasó, por qué dormiste junto a mí?
—¿Ya no recuerdas lo que pasó? —Sus palabras me ponen nervioso, espero no haber hecho nada de lo que me pueda arrepentir. No, no soy tan irresponsable para hacer una estupidez.
—¿Cómo dices?
—Tranquilo. —Se pone de pie. ¿Por qué lleva una de mis batas?—. Ayer te embriagaste y me vomitaste, tuve que traerte aquí, y...
—¿Y qué?
—Llamaste a Juliet.
—¿Qué?
—Tranquilo, hice que la cortaras.
—Que más...
—Te quedaste dormido y no tuve otra opción más que quedarme aquí porque arruinaste mi ropa.
—Lo lamento.
—Está bien, no te preocupes.
JULIET
Me parece que las plantas del jardín de mi casa están marchitas, o tal vez soy viendo todo de color gris, de un gris triste y solitario. La imagen de ayer no se me va de la mente... Claro, si no es Jessy es Sandra, pero nunca yo...
Al sentir los pasos de mi madre, respiro profundamente, y dibujo una sonrisa en mi rostro.
—Cariño, tienes visita.
A su lado, mi querido Jack sonríe de oreja a oreja, mostrándole un enorme pote de helado.
—Tu preferido —canturrea.
Mamá le da una palmada en el hombro.
—Los dejo solos.
—¿Cómo te encuentras linda? —pregunta él sentándose a mi lado.
Las lágrimas que deseaba contener, las suelto a rienda suelta mientras me recuesto sombre su hombro. Me derrumbo...
—Siento que no puedo seguir así.
—Últimamente estas muy llorona, ¿qué pasó ahora?
Le quito el helado para empezar a desaparecerlo y, sin dejar de llorar, le cuento lo ocurrido de ayer.
—Thiago no es así, de seguro es un mal entendido.
—Yo no sé qué pensar, lo quiero mucho, siento que nunca lo podré superar y me siento fatal —lloro con hipo. Jack se limita a acariciar mi cabello.
THIAGO
Nada puede ir peor, no tengo ganas de ir a la empresa, no tengo ganas de comer ni de nada, a penas y reúno fuerzas para encontrarme con el detective, y peor me pongo cuando me dice que no hay noticias de Jessy, no hay ninguna pista que nos lleve a ella, es como si se la hubiese tragado la tierra.
Me siento devastado, Jessy, Juliet, las dos son un gran dilema.
Jack me llama y pide que nos veamos, ni siquiera tengo ganas de verlo, pero accedo. Nos encontramos en un parque cerca de mi casa.
—¿Qué ocurre? —pregunto sin expresión alguna.
—No quisiera mencionar a Jessy, pero, de cualquier modo, ella siempre está presente en tu vida. Primero fue ella, aunque me esmeré en hacer que sintiera algo por mí, tú le robaste el corazón, y ahora sucede con lo mismo con Juliet.
Estoy entendiendo una mierda.
—¿Quieres ser más específico? —le recrimino.
—Esto es difícil para mí, estoy dejando ir una vez más a la persona que quiero.
—¿A qué te refieres?
—¿Quieres a Juliet? —Por fin decide enfrentarme con la mirada—. Quieres a Juliet, pero no puedes olvidar a Jessy, ¿no es así?
Su pregunta me inquieta, también me lo he preguntado, pero ni siquiera yo tengo la respuesta. ¿Quiero a Juliet? No lo sé, si la extraño a mares desde que salió de casa, debe ser porque la quiero, ¿no? No he sido sincero conmigo mismo, y he querido creer que es la costumbre de verla día a día, sacarme de quicio, hacerme y hacerle enfadar, discutir por tonterías, escuchar su risa y voz escandalosa, sus caprichos, su sonrisa de coneja traviesa, incluso sus regaños... ¿Qué estoy sintiendo?
Aunque mi primo espera mi respuesta, no sé qué contestar, de todos modos, ¿qué quiere oír?
—¿A qué viene todo esto?
—Jessy es tu pasado, debes dejarla ir, si ella no vino por ti es porque empezó una nueva vida, y tú debes hacer lo mismo. Juliet es tu presente, tu nuevo comienzo, sé que la quieres, quise que ella fuera para mí, pero no la puedo obligar a quererme, así que ve por ella. —Sus palabras me desconcierta—. Sé que la quieres porque la miras y la proteges del mismo modo que lo hacías con Jessy, ¿no te das cuenta? Estás enamorado de ella y ni siquiera lo sabes.
—Yo...
¿Es eso? ¿Me enamoré de Juliet sin darme cuenta?
—Tú debes dejar tu pasado atrás y comenzar de nuevo, ve por Juliet, ve por ella y se feliz...
—Ella quiere a alguien más, me lo dijo ella misma, pensé que era a ti.
—Eres un completo idiota.
—¿Qué?
—Ella hablaba de ti, decidió divorciarse justo porque te quiere, porque no puedes olvidar a Jessy, y ella tiene miedo que aparezca y sufra por ello. Le duele que no puedas quererla como ella te quiere a ti; no hay razón que sigan sufriendo, ve hacia ella y no la dejes ir.
Jack me abandona en mis pensamientos, tiene razón, si Jessy está viva y no ha decidido buscarme, es porque ya no siente nada por mí, porque encontró a alguien más, o porque quizás nuestro amor adolescente no significó lo mismo que para mí, y yo, yo tengo la oportunidad de amar a alguien más, y si Juliet siente lo mismo que yo, no debo negarme la oportunidad de amar, de ser feliz junto a ella.
En complicidad de mi auto, me embarco hacia un nuevo comienzo. Debo estar sonriendo como un idiota, como un idiota enamorado. Cielos, ¿cómo no me di cuenta antes? Si ella era lo primero que deseaba ver en el día, y lo último al irme a dormir, si me moría por besar sus labios, por abrazarla y sentirla hasta en el último poro de mi piel... Ella, ella es lo que necesito, quiero estar con ella, mi esposa, quiero que sea mi esposa de verdad...
Anhelaba que sea ella quien me abra la puerta de su casa, pero me llevo una gran desilusión cuando es su rubia prima quién asoma las narices.
—¿Thiago? —Agranda sus ojos.
—¿Dónde está Juliet?
—Ella no se encuentra aquí.
—¿A dónde fue?
—¿Por qué habría de decírtelo? —pregunta con desdén cruzando los brazos.
—Dímelo por favor.
—Sólo has hecho llorar a mi prima, no hay razón para decírtelo.
—Esta vez será diferente, tenlo por seguro.
Dudosa, frunce el entrecejo.
—¿Lo prometes?
—Prometido.
—De acuerdo. Ella fue acampar en la playa, la que queda cerca de acá.
—Bien, gracias.
Lucho contra el tráfico y contra todo lo que se me atraviese para llegar a ella. El corazón me late enloquecido, no tengo nada pensado, ni qué decirle, ni qué hacer, lo único que quiero es verla y dejar que lo nuestro fluya. No tardo en lograrlo, su enorme carpa es demasiado llamativa como su dueña, que está de pie, perdida mirando el mar...
JULIET
Mis ojos deben estar hinchados de tanto llorar, Thiago, maldigo la hora que me enamoré de ti. El primer amor siempre duele...
Una ráfaga de aire golpea mi rostro, cuando de repente escucho su voz, debo estar alucinando...
—Juliet —insiste—. ¿No vas a verme?
Mis ojos se abren enormes al divisarlo.
—¿Thiago? —titubeo sin creérmelo—. ¿Qué haces aquí?
—Vine por mi esposa.
—¿Eh?
—¿Por qué me mentiste?, ¿porque me dijiste que querías a alguien más?
—¿Quién te lo dijo? —sollozo, no, no quiero llorar una vez más, pero los muy condenados se humedecen una vez más.
—Eso no importa. —Acorta la distancia—. Debiste decírmelo.
—Iba hacerlo —gimoteo sin querer—. Aquél día que me atacaron esos sujetos, te esperé, pero no llegabas, entonces comprendí que no podría competir contra Jessy, que nunca llegarías a quererme, entonces decidí alejarme. Te quiero demasiado y eso me mata, no tienes idea de cuan difícil es...
No me deja terminar, toma mi rostro entre sus manos y me besa, me toma por sorpresa, pero me dejo llevar. Lo necesitaba, necesito de Thiago, lo quiero demasiado...
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