Adiós Jessy

Me acerco a Jessy y sin darme cuenta, mis labios están sobre los de ella, Mi corazón late rapidísimo. Nunca me había sentido así. Quizás porque nunca he besado a nadie.

— ¡Thiago! —La voz de mi madre hace separarnos instantáneamente— ¡que rayos haces! —grita alterada.

—Será mejor que me vaya —dice Jessy nerviosa mientras sale. Yo intento ir trás de ella.

—¿A dónde vas ? —me detiene mi madre.

—Iré yo sola Thiago, no te preocupes. —Sale corriendo Jessy.

—¿Qué diablos fue eso? —insiste mamá. Sus mejillas están rojas de la rabia.

—Me gusta Jessy —digo tranquilamente.

—¿Cómo puedes fijarte en esa chiquilla? —habla con desprecio.

—No la conoces, si te tomaras el trabajo de conocerla te agradaría.

—Nunca me va a agradar la hija de la cocinera. —Sonríe sin ganas—. No entiendo Thiago, creí que eras inteligente. 

—Lo soy madre, y no comprendo tu manera patética de actuar. —subo los escalones encolerizado.

—¡Thiago!, ¿a dónde vas?, ¡no me quedaré de brazos cruzados! —La escucho gritar.

JESSY.

Tengo miedo de lo que pueda pasar, siento mucho por Thiago también. Ayer no fue un buen día. Estoy segura que algo malo sucederá. Su mamá no me quiere ni me querrá. ¿Y si quiere alejarme de su único hijo? No podré hacer nada, ni Thiago tampoco.

—¿A dónde fue mamá? —le pregunto a papá.

—La señora Mónica la llamó.

—¿Hoy sábado ?

—Sí.

Estoy segura que la hizo llamar por lo ocurrido el día de ayer, los nervios me matan. Espero la llegada de mi madre ansiosa. La puerta suena, debe ser mamá, salgo disparada a abrirla.

—Mamá —la recibo nerviosa, su rostro luce tranquilo, es más se ve feliz.

¿No se lo dijo? Juraba que iba la mamá de Thiago iba a decirle, ¿por qué no lo hizo?

—Hola hijita, ¿tu papá?

—Está en el patio. —Ahora si me preocupo, ¿qué van hacer conmigo? sigo a mamá.

—Les tengo una buena noticia —anuncia mamá. ¿Ah?, ahora si que no entiendo nada—. La señora Mónica me ha ofrecido un trabajo donde ganaré el doble, además ha ofrecido un trabajo estable para ti —se dirige a mi padre.

—¿De verdad?, eso estaría demasiado bien —se entusiasma papá. A mí me preocupa, algo debe haber detrás de todo esto.

La señora no habría hecho eso por nada.

—Sí pero hay un pequeño detalle. —Ahí está, sabía que todo no podía ser perfecto—. Tenemos que irnos de la ciudad.

—¿Qué?, ¡no! —Claro ahora lo entiendo todo, ese era el plan de la madre de Thiago, enviarnos a otra ciudad— ¡No podemos irnos! — empiezo a preocuparme.

—Será un nuevo comienzo — interviene mi padre—. Podremos tener todo lo que nos hacía falta.

—No no puedo irme, ¿qué hay de la escuela? —intento inútilmente convencerlos. No me preocupa la escuela, en realidad es por Thiago, no quiero alejarme de él.

—El año escolar ya está por terminar, la señora me dijo que entrarás a una buena escuela, no debemos desperdiciar esta oportunidad.

—Tienes razón cariño, es una buena oportunidad.

Pasó la mirada de mamá a papá suplicante.

—¿Qué hay de mí? No quiero irme de aquí. —Mis lágrimas empiezan a caer por mis mejillas. Se sienten frías y aterradoras.

—Hija todo estará bien, podrás tener todo lo que te hace falta —indica mi madre.

—¡No quiero nada! Estoy bien aquí.

—No te preocupes hija, te acostumbrás, tendrás nuevos amigos.

—No quiero nuevos amigos quiero a... —Thiago me digo a mi misma.

—Todo estará bien. —Acaricia mi cabeza.

—Nada estará bien —hablo entrecortadamente y corro a mi habitación a llorar desesperadamente.

THIAGO.

Sigo a mamá por toda la casa, no puedo permitir que mande a Jessy a otra ciudad, no lo soportaré.

—Madre por favor, no hagas eso —le pido casi llorando.

—Está decidido —habla tranquila mientras endulza su café.

—¡No puedes hacerme eso!

Gritó mientras la sigo por las escaleras.

—Si puedo —responde altanera.
Se detiene justo en la entrada de su habitación.

La sangre me hierve y estoy a punto de estallar. No, no puedo si quiera imaginarme a Jessy lejos de

—¡Me alejaré de ella! —suelto sin pensar—, pero no la envíes a otra ciudad —suplico al borde de las lágrimas.

Detesto que me vean débil, y no había notado que mi debilidad era Jessy.

—Debiste pensarlo antes. —Cierra la puerta de su en mi cara. Golpeo mi cabeza en ella y no soy capaz de frenar mis lágrimas.

Espero a Jessy como siempre fuera de su escuela, en dos días ya no la veré más, se me parte el alma de sólo pensarlo. La veo salir triste con su peinado de siempre, arrastrando su mochila con desgana; me ve y empieza a llorar, yo intento ser fuerte por ella. Corre hacia mí y me abraza hasta quitarme el aliento. Yo acaricio su suave cabello.

—¿Quieres ir a la playa? —Ella asiente con la cabeza.

JESSY.

Tratamos de olvidarnos de todo mientras jugamos en la playa, pero es casi imposible, cada vez que lo veo me viene a la mente que ya no lo veré más. El está tranquilo pero lo conozco y sé que está triste también.
Cantamos muchas canciones mientras mojamos nuestros pies, luego decidimos volver y él me ofrece su espalda, subo en ella sin pensarlo dos veces.

—¿Vendrás en las vacaciones?

—No lo sé —digo en un hilo de voz.

—Si no vienes yo iré.

—Está bien. —Quiero llorar otra vez—. No te olvides de mí.

—No lo haré —dice seguro.

—Si lo haces te golpearé.

—Entonces de seguro no lo haré — sonríe.

THIAGO.

Hoy se va Jessy. La espero en el terrapuerto. Llega con su familia y voy hacia ellos, me despido de sus padres, sobre todo de su madre que la conozco desde los diez años. A su padre lo vi unas cuántas veces.
Jessy me mira triste, mas no llora, sus padres suben al autobús y yo aprovecho para despedirme de ella. Va vestida de un pantalón jean, una polera de Pucca y la bufanda roja que le obsequié.

—Te echaré de menos —dice suspirando.

—Y yo a ti.

—No me olvides por favor.

—Te prometo que nos casaremos —le digo seguro, ella sonríe seguro piensa que bromeo—. No estoy bromeando.

—¿En serio? —Sus lindos ojos se ponen tristes.

—En serio, es una promesa. —Beso su frente. Nos abrazamos por muchos minutos sin decir nada, grabo en mi memoria su delicado rostro y su suave aroma que penetra en mi ropa.

—Adiós Thiago. —Se suelta de mí.

—Adiós Jessy —suspiro y la veo alejarse.

JESSY.

Aguanté mis lágrimas cuanto puede, no quería que Thiago tuviera el último recuerdo de mí llorando, no sé cuanto tiempo pasará para que lo vuelva a ver, pero tengo la sensación que pasará mucho para que vuelva a ver aquellos ojos de intimidante mirada. Lloro en silencio al pensar en ello.

Hemos recorrido muchos kilómetros, han pasado horas, y faltan un par más, y está a punto de anochecer. Nos adentramos en un recorrido tenebroso, puedo ver el abismo por la ventana, la lluvia resbala por ella, mientras mis padres duermen profundamente. El autobús avanza toscamente sin control, creo que algo está mal, va hacia la izquierda sin detenerse. Se escucha la fricción de las llantas sobre el asfalto mojado causando un sonido espantoso.
Los pasajeros se alteran dando fuertes gritos que despiertan a mis padres y hacen lo mismo. El vehículo va dar directo al abismo.
Mi madre me abraza con toda su fuerza y mi padre nos abraza a las dos. Mi llanto es más escandaloso. Nos decimos que nos amamos, y el autobús cae causando un espantoso sonido. Siento mi cabeza totalmente húmeda, un líquido caliente desciende por mi rostro, luego de unos segundos todo se torna negro. 

THIAGO.

Siento una opresión terrible en el pecho que me impulsa a despertarme
Veo el sol de día asomar por mi ventana. Bajo las escaleras y veo a mis padres consternados. Mi mamá cae al sofá de goles, y él niega repetidas veces con la mano en la boca.

—¿Qué ocurre? —me atrevo a preguntar teniéndome lo peor.

Los dos me miran, pero mamá aparta la mirada. Papá se acerca a mí.

—Hijo. —Me abraza mi padre—.
Ha ocurrido una tragedia.

La opresión en el pecho se hace más pesada, siento miedo por lo que voy a escuchar.

—¿Qué ocurre papá?

—Ha ocurrido un accidente con el autobús donde viajaba Jessy —hace una pausa, y toma aire. El pecho me duele aún más.

—¿Qué pasó?  —digo en un hilo de voz.

—Jessy y sus padres han muerto...

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