☦ 12 ☦

[ ☦ ]

La noche del domingo pensé en cómo había ido el resto del fin de semana
con Jimin.

Lo descansado que parecía la noche del sábado.

Lo mucho que le gustó la cena que preparé.

Pero en lo que más pensé fue en la conversación que había mantenido con Chan Yeol el sábado por la noche.

Él estaba más calmado y ya no me amenazó con los catorce azotes.

Pero yo sabía que seguía mereciéndolos.

[ ☦ ]

Cuando Jimin se marchó, me fui a cenar a casa de los Jeon.

Una vez al mes, JungKoon, NamJoon, SeokJin y yo nos reuníamos todos en casa de mi tía.

Esa noche en particular estuvimos hablando sobre el siguiente fin de semana, que todos pasaríamos en Filadelfia.

Yo quería sorprender a Jimin y por eso no le había comentado nada del viaje.

Cuando llegara el viernes, lo llevaría al aeropuerto y subiríamos a mi avión privado.

Pasaríamos el fin de semana en Filadelfia, veríamos el partido el domingo y volveríamos a Seúl ese mismo día por la noche.

Un fin de semana perfecto.

Cuando llegué, SeokJin me estaba esperando en el vestíbulo.

— ¿Dónde está Minnie? —me preguntó, mientras yo colgaba el abrigo en el armario.

La mera mención de su nombre ya me hacía sonreír.

— Esta noche tenía otros planes.

«No le he pedido que me acompañara —quise decirle— No quería que se sintiera obligado.»

— ¿JungKook ha venido con Tae Hyung?

Jin puso los ojos en blanco.

— Koo aún no ha llegado.

— En ese caso, es mejor que Jimin no haya venido. Si lo hubiera hecho sin que Tae Hyung estuviera, quizá se habría sentido un poco incómodo, ¿no?

— ¿Cómo le has visto este fin de semana?

— Bien.

Era verdad.

Cuando se marchó de mi casa aquella tarde parecía mucho más él mismo.

Recordé nuestra despedida:

— Espero que pases una buena semana, Jimin —le había dicho, rozándole el brazo con la yema de los dedos.

— Gracias.

Él agachó la cabeza.

— Mírame —le ordené.

Cuando lo hizo, sonreí.

— ¿Nos vemos el viernes a las seis?

Él abrió más los ojos.

Sí, a las seis en punto.

— Pues hasta entonces —le dije.

Luego abrí la puerta y observé cómo se subía al coche que le esperaba.

Faltaban cinco días.

— ¿Yoongi? —preguntó SeokJin.

— ¿Uhm? —dije— Lo siento. Es que estaba pensando en las tostadas francesas de Jimin.

— Oh, tostadas francesas. ¿Así es como lo llaman los solteros hoy en día?

Yo parpadeé.

— No, me refiero a tostadas francesas de verdad. Jimin es un gran cocinero.

— Estaba bromeando. A ver si espabilas.

Pasamos al salón.

Abracé a Suran y le di un beso en la mejilla.

— Hola, Yoongi —me saludó ella— Pensaba que traerías a Minnie.

— Quizá la próxima vez. ¿Necesitas ayuda?

— No. Me está ayudando Nam.

En ese momento éste entró en el salón con una bandeja de bocadillos picantes que tenían un aspecto delicioso y todos nos acercamos a la enorme mesa del comedor.

— Yoongi —Jin se sentó— ¿Verdad que me dijiste que Minnie trabajaba en la biblioteca del centro?

— Sí.

— Genial.

Se puso la servilleta en el regazo con suma delicadeza y notable elegancia.

— Lo voy a invitar a comer el jueves. ¿Crees que aceptará?

Una parte de mí se preguntó cuánto sabría SeokJin sobre mi estilo de vida.

Yo creía que lo había ocultado bien, pero había algo extraño en el modo en que me miraba y algunos de sus comentarios me daban qué pensar.

— Estoy seguro de que le encantará comer contigo —dije— ¿Quieres que te dé su número de teléfono?

— No. Prefiero sorprenderle.

[ ☦ ]

SeokJin me llamó el jueves por la tarde.

— Acabo de hablar con Minnie. Hemos quedado en Delphina dentro de media hora. Y le voy a contar tus más profundos y oscuros secretos.

— Adelante.

Me reí.

Estaba convencido de que no había nada que Jin le pudiera decir a Jimin que pudiera asustarle.

No después del anterior fin de semana.

— Ya me explicarás cómo te ha ido.

Me senté al escritorio y pensé en llevar a Jimin a Delphina.

¿Me había encerrado con él en una relación que siempre estaría definida por nuestra naturaleza sexual?

¿Podía pedirle que saliera conmigo y esperar que me aceptara como hombre y como Dominante a la vez?

Chan Yeol y Baek Hyung habían conseguido que funcionara, pero Chan y Baek no tenían el pasado que yo compartía con Jimin.

Ellos habían empezado una relación como Dominante y sumiso y fueron progresando gradualmente.

Entonces me pregunté en qué se diferenciaba eso de nuestra propia
relación.

¿En desear a un chico al que nunca tuve el valor de acercarme como hombre normal?

Pero yo no era un hombre normal.

Yo sabía que no podía ser un hombre normal.

Siempre sería un Dominante.

Quizá algún día consiguiera combinar esas dos facetas, pero ¿de verdad quería intentarlo con Jimin?

¿Querría él que las combinara?

Me dije que no.

Era mejor pensar en la vida de Chan Yeol y Baek Hyung como en algo ficticio, algo que yo nunca podría tener.

Era más seguro imaginar lo que sí podría llegar a ser, en lugar de intentar otra cosa y fracasar.

Ya había fracasado con Chae Rin.

Y la experiencia seguía
persiguiéndome.

Yo le hablé a Chae Rin de mi naturaleza sexual casi en cuanto
empezamos a salir.

Ella lo sabía todo sobre mis anteriores sumisos, tanto de los que llevaron mi collar como de los que no.

Chae Rin era perfectamente consciente de mis experiencias pasadas y estaba emocionada de que quisiera intentar algo más tradicional con ella.

Pero el sexo con Chae Rin sólo era sexo.

Era algo que ocurría y no hay mucho que decir sobre nuestros encuentros.

Yo lo atribuía a mi naturaleza de Dominante y me decía que con el tiempo todo iría mejorando.

Sólo me tenía que acostumbrar a ser más normal.

Nunca le expliqué lo incompleto que me hacía sentir nuestra vida sexual, pero sospechaba que ella lo sabía.

A veces me pedía que la atara o la azotara.

Yo siempre sonreía y le decía que quizá en otro momento, sabiendo que ese momento no llegaría nunca.

Estuve intentando negar mi naturaleza durante cinco meses y, durante ese tiempo, mi necesidad no hizo más que aumentar.

Entonces me di cuenta de que empezaba a estar inquieto.

Cada vez me mostraba más seco y desagradable.

Esperé al jueves.

Las noches de los jueves Chae Rin siempre cenaba con sus padres y pasaba el resto de la noche en la casa tutelada donde vivía su abuela.

Esperé a las siete en punto y luego tomé la llave de mi cuarto de juegos y entré en el espacio que había evitado durante cinco meses.

Me paseé por allí, tocando mis cosas.

Recordando.

Me sentí tentado de llamar a alguien y representar alguna escena, sólo una vez, pero no podía hacerlo.

No podía hacerle eso a Chae Rin.

Y sabía que si volvía a jugar, fracasaría.

Le había prometido que había dejado el pasado atrás y se lo dije muy en serio.

Y entonces, ¿por qué seguía teniendo un cuarto de juegos?

¿Por qué no lo había tirado todo?

Porque sabía que no podía dejarlo.

Recogí un látigo con tiras de cuero de la pared y enterré los dedos entre las tiras mientras recordaba la última vez que lo había utilizado...

Poco después de romper con Ki Hyun, invité a un amigo íntimo Dominante y al sumiso a quien le había puesto su collar.

Pocas horas después, estábamos en plena escena.

Mark estaba de rodillas delante de Jackson, con su polla en la boca.

Entonces Jackson me pidió que lo azotara con el látigo de cuero.

Yo acompasé los azotes con las embestidas de él; concentrado en Mark, en su respiración y en sus movimientos.

Mientras esperaba a que Jackson se corriera en su boca, se me puso la polla dura.

Él se estaba tomando su tiempo.

Tenía las manos hundidas en el pelo de Mark y aguantó todo lo que pudo.

— Joder, Yoongi —exclamó— menuda boquita tiene. Si quieres, que te la chupe a ti también, te aseguro que no me importa.

Conocía a muchos Dominantes que compartían a sus sumisos, pero aunque no era algo que me molestara, yo nunca había compartido con nadie a los sumisos a las que les ponía mi collar.

¿Sería hipócrita por mi parte aceptar la oferta de Jackson?

Me volví a concentrar en Mark. 

Estaba tenso; se estaba esforzando por controlar su propia lujuria.

Joder.

La estaba excitando con el látigo.

Le gustaba.

La polla me empezó a apretar los pantalones.

¿Lo iba a hacer?

— Así, Mark —dijo Jackson— Rápido y fuerte.

Él empezó a mover el cuerpo y todos adoptamos una perfecta sincronía:

Las caderas de Jackson, Mark y mi látigo.

— Ya no aguanto más —jadeó Jackson— Contéstame, Yoongi. Deberías follarte su boca.

Me desabroché los pantalones.

— ¡Yoongi!

La voz de Chae Rin penetró en mi mente y abrí los ojos.

Dejé caer el látigo.

De alguna forma, durante mi ensoñación me había desabrochado los pantalones y me estaba tocando.

— ¿Qué estás haciendo? —gritó ella.

Estaba en la puerta del cuarto de juegos, con sus brazos en jarras y completamente pálida.

— Espérame abajo —le dije, mientras me abrochaba.

— No hasta que me digas...

— ¡Ahora!

Ella se dio media vuelta resoplando y se marchó.

Entonces salí de la habitación y cerré la puerta.

Chae Rin me esperaba paseando de punta a punta del salón.

— ¿Me quieres explicar qué narices es lo que acabo de ver?

Yo me dejé caer en el sofá.

Me sentía como si tuviera cien años.

— Tú ya lo sabías. Nunca te escondí quién era.

— Pero me dijiste que lo intentarías. Me prometiste que no lo harías más.

Se acercó a la chimenea.

— No estaba haciendo nada, Chae Rin.

— Eso no es lo que me ha parecido. ¿Qué era eso... Esa cosa que tenías en la mano?

— Un látigo.

— ¿Un látigo? —repitió incrédula.

Se detuvo de repente.

— ¿Es que azotas a la gente?

— No me mires así. Da bastante placer si la persona que lo utiliza sabe lo que está haciendo.

— Cosa que supongo que tú sabes muy bien.

— Claro que lo sé.

Empecé a sentir cómo la furia crecía en mi interior.

— Llevo mucho tiempo haciéndolo.

Chae Rin resopló de nuevo y me dio la espalda.

— Esa habitación. Esa habitación con todas esas cosas... Yo no sabía...

Le empezaron a temblar los hombros.

— He venido esta noche pensando darte una sorpresa. Mi madre se ha quedado con mi abuela. Pero supongo que la sorprendida soy yo, ¿no?

Me levanté y la rodeé con los brazos.

— Lo siento. Pensaba que no vendrías. Sólo quería... Sólo quería recordar. Pensaba que me ayudaría. He creído que nos ayudaría. No quería que me vieras.

Ella estaba llorando y yo odiaba saber que era responsable de sus lágrimas.

— Chae Rin —susurré— éste es el motivo por el que nunca he querido
representar ninguna escena contigo. No te gustaría. Sencillamente no... No
funcionaría.

«Como tampoco funciona lo nuestro», quise añadir.

Se volvió para mirarme con los ojos llenos de lágrimas.

— Puedo intentarlo, Yoongi. Por favor, déjame probarlo.

— No. Por favor. No es culpa tuya, soy yo.

Le acaricié la espalda mientras lloraba.

— Soy yo.

Seguimos juntos otro mes.

Fingíamos que todo iba bien.

Dormíamos juntos, salíamos e intentamos olvidar aquel jueves.

Pero no funcionó.

Yo era quien era y Chae Rin era quien era.

Le dije que merecía a alguien mejor que yo.

Se merecía un hombre que la amara de la forma en que debía ser amada.

Un hombre que no necesitara mi estilo de vida.

Chae Rin me suplicó que le pusiera un collar, que intentara representar alguna escena con ella, pero no podía hacerlo.

En el fondo sabía que nunca sería una sumisa.

Igual que sabía que yo siempre sería un Dominante.

Entonces sonó mi teléfono y regresé al presente.

Miré la pantalla:

SeokJin.

— Hola, Jin —dije— ¿Qué tal?

— Le he contado a Minnie tus peores y más oscuros secretos y me ha dicho que no le importa.

— Qué tonto eres; eso también te lo podría haber dicho yo.

— Me cae muy bien. Espero que lo conserves.

— Eso pretendo. ¿Dónde estás?

— Acabamos de salir de Delphina. Ahora voy a volver a casa de Suran,
y Minnie acaba de tomar un... ¡Minnie! —gritó él de repente— ¡Detente!

Yo me puse de pie de golpe y la silla del despacho se desplazó hacia atrás sobre sus ruedas.

— ¡SeokJin!

Oí un horrible estruendo al otro lado del teléfono y luego un suave gemido de sorpresa de Jin.

— Oh, Dios. M-minnie.

— ¡Jin! —le grité al teléfono— ¿Dónde está Minnie? ¿Qué ha pasado?

No contestaba.

— ¡Kim SeokJin!

— Oh, Dios. Yoongi —dijo entonces— Es Minnie. No... No tiene buena pinta.

De repente tuve la sensación de que un gigante me estaba estrujando el corazón.

No podía respirar y en mi cabeza sólo había espacio para un único pensamiento:

«Jimin

«Minnie.»

«Jiminnie»...

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A Boss_Gguk <3 ^-^⤻
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⚘ Atte. ⚜☦ Ðҽʋιℓ Ɱιɳ ☽⋆

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