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Se encontraban cenando, era el clásico restaurante donde van esas típicas personas que "no toman agua que no esté a temperatura ambiente". Aún así se la pasaban bien, el ambiente era agradable y la música también.
- ¿Entonces? ¿Blanco o dorado?
- Aún queda mucho tiempo para planearlo, Gonza.
- Jmjm...estoy emocionado.
- Igual yo, Ari.
- ¿Cómo está tu comida?
- Deliciosa, amo la comida de éste lugar.
- Aunque las personas te hagan sentir el único raro aquí.
- Sip.
Rieron una vez más y tomaron un poco del vino que habían servido en sus copas.
- ¿Sabes? Si no fuera tímido pediría otro plato de ésta carne.
- Esa cosa todavía hace moo.
- ¿Y? Me gusta así.
- Debo presumir que me caso con en hombre más perfecto de todo el mundo.
Subió una foto presumiendo aquél lindo anillo.
Unas horas más tarde estaban de vuelta en casa, recostados en cama de Raptor mientras unían sus labios repetidas veces.
- Umm...¿Gonza?
- ¿Sí?
- Tú...¿estás seguro de esto?
- ¿Te avergüenza, no?
- Un poco, no estoy muy seguro de cómo reaccionarás y...eso.
- Ay lindo ¿por qué piensas eso? yo te amo, te amo muchísimo y jamás pensaría nada malo sobre tu cuerpo, tu carita es muy linda y tu cuerpo lo es más, no lo he visto, pero lo sé...jamás pienses eso y si tú no estás seguro lo haremos hasta que te sientas listo, no te presiones, una relación no se basa en eso, eso solo pasa en internet.
Andrés sonrió nervioso y lo abrazó.
- Estoy listo, solo...estoy nervioso.
- ¿Seguro? No continuaré hasta que me des el permiso de hacerlo.
- Yo fui quien te lo mencionó, creo que lo correcto sería que yo dijera eso.
Ari rió.
- Puedes hacer lo que quieras con mi cuerpo ¿Yo puedo hacerlo?
Andrés asintió tímidamente, al tener el consentimiento para seguir, Gonzalo se dirigió a su cuello y comenzó a besarlo, coló sus manos debajo de su ropa, quitándola poco a poco.
- ¿Puedo quedarme con la camiseta?
- Claro, si eso te hace sentir más cómodo.
[...]
Los minutos pasaban, para ellos se sentían muy largos, pues los toques y caricias iban en aumento, los besos cada vez se hacían más profundos y el calor comenzaba a manifestarse en sus cuerpos, al igual que la excitación. El pelirrojo se encontraba solo con sus bóxers y el castaño con su camiseta, Andrés acariciaba el suave y sedoso cabello rojizo de su novio mientras éste dejaba chupetones en sus hombros, la sensación era increíble. Aún no podía creer lo vulnerable que se sentía ante ese chico tan hiperactivo y un tanto idiota, ahora se había convertido en alguien totalmente diferente, y le encantaba esa nueva faceta de su novio.
Rápidamente se sentó en sus piernas sintiendo claramente la erección que estaba formada debajo de él, Ari lo miraba embobado, estaba un tanto despeinado y la vista de los chupetones en su cuello lo volvían loco.
- Dios...te ves hermoso.
- Jmjm, tú igual.
- ¿Podemos comenzar ya?
- Qué impaciente eres...
- Bueno, con semejante vista ¿quién no lo sería?
- Digo lo mismo, olvidé que fuiste al gimnasio con Vic durante un tiempo.
Gonzalo acarició su cintura y alzó un poco la camiseta negra de su pareja, dejando ver su abdomen, tampoco tenía nada debajo de ésta, pues su compañero había quitado su ropa interior hace unos minutos.
- Lindo...
- Dios.
Cubrió su rostro avergonzado. Tomó el miembro erecto del castaño y comenzó una lenta masturbación.
- ¡Gonzalo, por Dios!...
- ¿Sí?
Desvío la mirada ante esos penetrantes ojos verdes que lo miraban fijamente con deseo.
- N-no hagas eso.
- Te gusta ¿no es así?
- S-Sí...
¿Su novio tendría un don o simplemente era un pervertido? Se iba más por la segunda opción, sabía lo pervertido que podría llegar a ser aunque pareciera un ángel. Los movimientos se aceleraron, brindándole más placer, le avergonzaba gemir así que simplemente cubrió su boca, de igual manera sus gestos decían mucho sobre lo que sentía en ese instante. Tal vez Gonzalo ya no era virgen, por Dios, tenía veintiséis años, seguramente se acostó con alguien en algún momento de su vida, aunque esperaba que no fuera en los últimos cuatro años. Podría ser un pervertido, pero estaba seguro de que le era fiel.
Cayó debajo de Gonzalo, sus manos fueron apresadas por su novio y un cosquilleo en su parte baja le avisó que estaría a punto de terminar.
- A-Ari, yo-
- Termina cuando quieras.
Bastaron unos movimientos más para que llegara al orgasmo, se sintió tan bien, aunque no podía mirar a su compañero. Su abdomen subía y bajaba constantemente ante la sensación que había experimentado segundos antes.
- Tienes unas piernas hermosas.
Acarició su suave piel y se posicionó entre sus piernas.
- ¿Tú eres virgen?
- Je ¿a qué viene esa pregunta?
- No lo sé, solo lo pensé...
- sí lo soy, descuida~
Se rio suavemente y dio un pequeño beso en sus labios, tomó un pequeño bote de lubricante que habían comprado minutos antes y untó un poco en su miembro, esto para facilitar los movimientos ya que sabía que al ser la primera vez podía ser algo doloroso para el castaño.
- Bien ¿estás cómodo?
- Solo hazlo, estoy demasiado avergonzado como para mirarte ahora mismo.
- Je, vale, no te lastimaré.
Asintió y se preparó mentalmente para lo que seguía, una de sus piernas fue colocada en el hombro del mayor, a la vez que tenía una sensación extraña, el pene del pelirrojo estaba entrando en él, eso aunque no lo admitiría, le fascinaba.
Rodeó su cuello y cerró los ojos, le dolía un poco, pero le gustaba, tal vez era un tanto masoquista.
- Gonza...
- ¿te sientes bien?
- M-me encanta~...
- Igual a mí, Andy~
Andrés miró tímidamente a Gonzalo, se sentía demasiado apenado gracias a todo lo que estaba sucediendo, Ari acarició su mejilla, quitó algunos cabellos de su rostro y besó sus labios.
- Te amo Andy...
Comenzó con las embestidas, eran lentas pero profundas y claramente a ambos comenzaba a gustarles esa sensación, las corrientes de placer producidas en cada embestida eran maravillosas en todos los sentidos, pronto no pudo evitar gemir un tanto más fuerte, ya que sintió cómo su novio golpeaba algo en su interior que lo hizo casi gritar.
- ¡Ah~! A-Ari~...
- Dios, eso se oyó demasiado bien~ ¿puedes volverlo a hacer?
Otra embestida más profunda que la anterior, curvó su espalda y gimió.
- ¡Aah~! E-eres un~ mmh~ idiota~...
Ari rió suavemente y continuó con las embestidas, las sensaciones eran fascinantes.
- Nu-nunca imaginé que~ Ah~... Esto se sentiría a-así.
- Y-yo tampoco...Oh Dios~...
Andrés lo abrazó, sentía con claridad cómo la pelvis de su contrario chocaba con su trasero repetidas veces, creando sonidos que excitaban a ambos. El rostro de Gonzalo reflejaba satisfacción, al igual que los hermosos (según él) gemidos del menor cada vez que le brindaba una embestida, podía ver con claridad su rostro reflejando un intenso placer. Gimió repentinamente al sentir cómo su miembro era apretado por el interior de su novio.
- ¡Aah~!...Ah...Dios...
Había tenido un orgasmo, así que el interior de su novio de volvió más apretado.
- D-Dios...¿puedes aguantar unos minutos más? aún no termino.
- Vale, descuida.
Le dedicó una sonrisa cansada.
Volvió a ser embestido rápidamente, nuevamente estallando sus gemidos. Bastaron unos movimientos más para que el otro también alcanzara el orgasmo, ambos gimieron a la par.
- D-Dios...fue tan bueno.
- Lo sé, me encantó.
Salió de él y se recostaron en la cama, regulando sus respiraciones.
Ninguno dijo nada, pero sabían que estaban felices por aquél acto de amor que se habían demostrado. Se abrazaron, durmiendo al instante.
- Necesitaré un psicólogo después de esto.
Habló Mike que llevaba unos minutos en la casa, pues su compañero estaba ocupado y sólo pudieron charlar unos minutos antes de que volviera a casa.
- Quién quisiera ser ellos.
- ¿Vic?
- Sus gemidos se escuchaban hasta mi habitación.
- Je, les haré burla con esto.
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