Sixth [Part Two]
6.- A Painful Memory [Part Two] - Epilogue
"SeokJin, todo esto ocurrió por mi culpa. Lo siento mucho, mi gran error: mentirte".
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Miró la puerta de su apartamento y suspiró por enésima vez en lo que iba el día, acomodó su cabello, su ropa y tocó el timbre, mirando el ramo de margaritas que llevaba en la mano; recordaba con claridad el momento en el que lo vio por segunda vez en su vida: estaba tan distraído mirando embobadamente unas margaritas que no se percató de la larga cola de las personas que estaban esperando afuera de la tienda.
Miró la puerta esperando a que le abra y suspiró al ver que no lo hizo. Tocó de nuevo el timbre después de 15 minutos. Y esperó, y siguió esperando. No le abría la puerta. Podía sentir cómo su corazón se partía y tragó duro. Esperó otros 15 minutos y tocó nuevamente el timbre.
NamJoon sabía perfectamente cuál era la clave, podía entrar como si nada y darle las flores, pero quería demostrar que aún respetaba su espacio esperando a que le abra la puerta, y también quería recuperar la confianza en él. Por eso no entraba.
Tocó el timbre de nuevo y esperó 15 minutos. Esa se volvió su rutina desde la mañana hasta la noche. Aquellos vecinos que salían para las compras o para regresar con sus niños de la escuela lo miraban de pie y, uno que otro, lo insultaba por hacer sufrir a tan lindo chico, pero otros vecinos le decían que ya no insista y deje de hacerlo, pues merecía un descanso. Se negó ante eso.
No iba a descansar hasta que SeokJin le abra la puerta.
Y, de tanto esperar, el sol se había ido y la luna se alzó por lo alto en el cielo, revisó la hora: 8:45 de la noche. Miró por debajo de la puerta y observó una sombra. Era él, estaba en la puerta.
—Hola SeokJin. Soy yo, NamJoon. Sé que no quieres hablar conmigo por todo esto, pero... al menos dame la oportunidad de disculparme.
No recibió respuesta, hizo una mueca y suspiró.
—Yo te... te traje margaritas porque sé que te gustan —miró el ramo y presionó ligeramente el papel que envolvía las flores para que el otro escuche—, era el único ramo de la florería en la que te vi por segunda vez. Y las traje para ti.
Recibió la misma respuesta que antes: silencio. Pero su sombra seguía ahí. No se movía.
Suspiró otra vez y siguió hablándole con tanto amor, con tanto deseo de que él acepte sus disculpas para volver a empezar, se apoyó en la puerta mientras lloraba sin quebrarse disculpándose a cada instante, sin saber qué SeokJin yacía en el suelo desmayado por la sobredosis de medicamentos que tomó esa misma noche.
—Lo único que quiero decirte SeokJin, es que lo siento mucho. Perdóname por todo. Dejaré aquí tu ramo -se agachó y dejó el ramo en el suelo—. Por favor, no las dejes afuera, se sienten tristes y solas, como yo.
Regresó al día siguiente para volver a intentar que SeokJin pueda aceptar sus disculpas. Rezaba para que sí lo hiciera, quería explicarle todo lo que estaba pasando, quería dejarle en claro porqué lo hizo.
Antes de llegar a la entrada de todo el condominio, vio como un hombre llevaba un ramo en la mano, listo para botarlo a la basura; fue ahí cuando se apresuró y le detuvo la mano al señor.
—Espere, por favor. No lo haga. No las bote. Son el regalo que le di al joven del piso 5, habitación 7.
—Debo de hacerlo, señor. Son órdenes del doc-
—Por favor, se lo ruego. A él le gustan mucho estas margaritas, por favor. —insistió mucho casi llorando.
—No, joven. Al chico de ese apartamento se le ha descubierto que tiene alergia al polen, y las margaritas tienen mucho.
El alfa se quedó estático y miró el momento en el que las flores cayeron a la basura. Avanzó lento hacia ellas y las miró, estaban sucias por las pisadas y tenían sus tallos y pétalos rotos, así como su corazón.
—SeokJin... lo siento.
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En coma, SeokJin estaba en coma. SeRyung se despidió para siempre de NamJoon y se encargó del pago sobre la cirugía de SeokJin, y se fue del país y del continente, dejando al chico sólo en la habitación de SeokJin. Había pasado un mes y medio desde su accidente y el beta aún no abría los ojos. El alfa estaba sentado a su lado mientras lo miraba con ojos hinchados que imploraban que despierte.
Le leyó sus libros favoritos, le contó todo lo que hizo mientras lo estaba cuidando, se disculpó demasiadas veces con él y terminó contándole el porqué hizo lo que hizo. Sabía que SeokJin era un modelo antes de conocerlo, tenía una pequeña fanbase dirigida únicamente a él. Y todo artista, ya sea con mucha o poca experiencia, tiene su séquito de haters que les hacía la vida imposible, pero también, de ellos, salían los sasaengs o fans obsesionados.
Y lamentablemente, uno de ellos llegó a la vida de SeokJin.
Sólo lo quería para él, consiguió su dirección y número telefónico, dejándole varios regalos extremadamente caros y, uno que otro, peligrosos. En ellos, venían cartas que le decían cuánto lo amaba enfermizamente y lo que le haría si no se quedaba con él. Y cuando el beta necesitaba refugiarse en alguien, NamJoon apareció.
El fan dejó que conociera al chico, después de todo, algún día también lo mataría. Lo que nunca se esperó es que se enamoraran. Por eso investigó todo sobre el alfa y le enviaba diversas fotografías diciendo que lo acecharía y acabaría su vida si seguía cerca del beta.
Y fue ahí cuando conoció a Lee SeRyung, le pidió ayuda varias veces sólo para que SeokJin no salga herido y el resto ya es historia. El fan fue condenado a 25 años de prisión por acoso e intento de homicidio justo el día en el que terminaron. NamJoon creyó que todo saldría bien, pero no fue así. Tuvo que salir forzosamente con ella para salvarlo. Pero... NamJoon, ¿por qué no simplemente huir con SeokJin? Porque el beta estaba embarazado.
Era algo que el alfa no lo entendía. ¿Realmente los betas podían quedar preñados? Resultado, sí. Varios estudios certificados por doctores reconocidos en el país sometieron a prueba a 66 parejas donde los sumisos eran de las tres jerarquías, con la diferencia de que conseguían a un sumiso macho y hembra de cada casta. Y, después de dos años y medio revisaron los resultados: sólo los omegas y betas podían quedar embarazados, sin importar su género.
Esa era otra gran preocupación de NamJoon cuando SeokJin fue internado en el hospital. Deseaba con todas sus fuerzas que él despierte para así darle la noticia. Y entendería si SeokJin quería alejarse de él para cuidar a su hijo sólo, estaba bien.
Lo dañó tanto que se lo merecía. Pero seguiría ahí, porque aún lo amaba.
—Te extraño amor. Lo siento por todo. Perdóname. —murmuró con sus ojos hinchados.
Esperó en silencio algún movimiento, algo... SeokJin sonrió con demasiada sutileza. ¿Acaso estaba despierto? Hasta durmiendo era muy hermoso.
Lo miró con muchos nervios, luego miró su mano y sintió un temblor que lo dejó aturdido, dudaba mucho en si debería tomar su mano para volver a sentirlo o para ver su sonrisa de nuevo. Estiró su brazo y tomó suavemente su mano, entrelazando sus manos y lo miró con ansías. Pero no sonrió de nuevo ni despertó.
Suspiró y se conformó con tomarle la mano. Se quedaba analizando su rostro con su mirada volviendo a perderse en tan hombre hermoso. Buscaba con desesperación que despierte para poder decirle cuánto lo lamentaba.
Su pulso se cortó, y el monitor lo alertó; estaba muriendo o tal vez ya estaba muerto.
Se alejó rápido de él y salió de la habitación gritando por un médico para que lo revise, corría por los pasillos buscando a uno con miedo y terror.
— ¡Ayúdenme, por favor! ¡El padre de mi bebé está muriendo! —lloró amargamente mientras buscaba a un médico.
Fue así como un grupo de ellos lo vio y corrieron para ayudarlo. NamJoon los guió casi tropezando por la velocidad en la que iba hacia la habitación. Tres médicos se metieron rápido a la habitación para estabilizarlo mientras los otros dos sostenían al alfa de los brazos quién intentaba zafarse de su agarre para estar al lado de SeokJin.
Gritaba de dolor, mientras miraba cómo traían desfibriladores para reanimar su corazón. Gritaba su nombre para que despierte. Intentaba soltarse para ir corriendo hacia SeokJin para abrazarlo por última vez, para volver a verlo de cerca, para tomar su mano, para verlo sonreír otra vez.
— ¡SeokJin, lucha por tu hijo! ¡Te necesita! —lloró con fuerza y soltó un grito desgarrador cuando vio su cuerpo ser elevado por un momento debido a la primera corriente eléctrica de gran voltaje en su cuerpo.
Volvió a intentar soltarse de los médicos, todo para abrazarlo e implorar perdón, gritó de nuevo al ver cómo su cuerpo volvía a moverse bruscamente por la segunda corriente en su cuerpo. Sentía que ya no la contaría, pero aun así tenía esperanzas de que viviera, de que tuviera la oportunidad de volver a vivir su vida con tranquilidad.
Y llegó la tercera corriente en su cuerpo. Miró a SeokJin rogando a que reaccione porque la tercera es la vencida. Escuchó un pitido largo que lo hizo ensordecer, giró con un gran temor al monitor de signos vitales y miró una línea horizontal; era su pulso, ya no había, no tenía pulso.
Un doctor se subió sobre SeokJin y trató de reanimarlo colocando su puño a la altura del esternón del beta y cubriendo su propio puño con su palma. Hizo presión una y otra vez por varios minutos, rogando que despierte...
—Fecha y hora del deceso. —dijo uno después de varios minutos soltando un suspiro mientras guardaba los desfibriladores en su lugar y el médico que hizo de todo por reanimarlo, bajó del cuerpo muerto.
— ¡No, no puede terminar así! —gritó llamando la atención de los tres doctores que entraron—. ¡Sálvenlo, inténtenlo de nuevo!
—Hicimos todo lo que pudimos, usted lo ha visto —suspiró el tercer doctor—. Primero de abril, 15 horas con 38 minutos. —lo anotó en la ficha de información de SeokJin y todos se retiraron, dejándolo solo.
Y el corazón de NamJoon se rompió por completo. Lo había perdido, había perdido a su hijo, lo perdió todo. Y lloró con tanta fuerza que sintió cómo se quebraba, miró el cuerpo inerte de SeokJin y lloró más.
—Amor... Despierta. Lo siento tanto. Lo lamento, por favor, despierta y dime que me estabas retando. —se había ido dejándole su mejor sonrisa; era la señal de que lo había perdonado, pero no lo sabía.
Lo abrazó con todo lo que tenía mientras lloraba y se lamentaba por haberlo dejado, sostuvo su cuerpo con una mano en su cintura y la otra la puso en su vientre, donde yacía su bebé. Ese día lo perdió todo, y se perdió a sí mismo...
Epílogo subido por petición de SoySoloSanri00 .
Espero que te haya gustado. Y a aquellos que leyeron esto de nuevo, gracias por todo.
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