~ Veintitrés ~
—Con una puta madre, te he dicho que no. —Expresó azabache con fastidio.
Sentía el corazón agitado y el cuerpo contraído, siendo invadido por terribles y tormentosos recuerdos.
—Demonios Yoongi, Deja de comportarte como un estúpido marica y ayúdame con esta entrega. A ti no te conoce este cliente y me resultará más fácil si logras intimidarlo un poco. —Él ajeno revolvió sus plateados cabellos.
—¿Que no entiendes? No volveré a meterme en tus trabajos de mierda —Golpeó su Mejilla interna con ayuda de su lengua. —Maldita sea Pearl, decidí conservar nuestra amistad porque te conozco desde séptimo año, pero si eso significa que vendrás a mi casa cada vez que tienes tu culo en problemas creo que prefiero pasar de esto y que no volvamos a vernos.
La puerta de la residencia fue abierta, indicándole al así al chico de cabellos plateados que saliera.
—Deja de comportarte como un chico bueno porque no te queda, aún recuerdo cuando me suplicaste entrar en este negocio y los cientos de problemas que me causaste cuando decidiste dejarlo, ¿acaso piensas que fue fácil decirle al jefe que te irías? Las cosas no son tan sencillas de este lado de la puerta Agust.
—Deja de llamarme así porque todo lo que me ataba a ese nombre se termino. —Aclaró con furia. — Ya no hago entregas, no amenazo, no hurto cosas y ya no golpeo a personas. Tengo más de dos años sin meter esas porquerías a mi sistema y no pienso recaer.
—Eres un estúpido. ¿Sabes cuánto dinero te puedo dar? —Río sarcástico. — Solo debes llevar el paquete a la dirección indicada y eso es todo.
—¡Por una joda te he dicho que no!
Un pequeño maullido distrajo al pálido, observando como su pequeño minino comenzaba a caminar hacia él.
Suspiró casado de la discusión, no encontrándose dispuesto a seguir con ella.
—Solo vete, tengo cosas que hacer y no pienso seguir perdiendo mi tiempo contigo.
—Si que eres un pendejo. —Bramo con fuerza, sujeto la perilla y salió de la residencia al cerrar la puerta con fuerza.
La tensión de su cuerpo se disipó, permitiendo que aquellos temblores comenzaran a presentarse.
Quiso olvidar todo lo que hizo y lo que alguna vez fue, liberarse de sus demonios del pasado y de aquellas frecuentes pesadillas que no lo dejaban continuar con tranquilidad.
—Ven aquí. —Llamó con tristeza a la pequeña figura peluda que lo observa a un metro de distancia. —Perdóname Minnie, sé que estabas durmiendo. —Acaricio la peludas orejas y formó una triste sonrisa.
Su pasado era algo que le avergonzaba de sobremanera, queriendo ocultarlo de aquellos hermosos ojos que lo veían dentro de aquel gatito, esperando que sus errores no fueran motivo de suficiente para que el bello chico al cual amaba lo dejara.
Se esforzaba todos los días en ser aún mejor que fecha anterior, aunque eso implicará cambios de conversación radicales y poca información de su pasado. Porque la realidad era que él pálido trataba por todos los medios posibles de que su chico jamás supiera ni un poco de las acciones terribles que llego a cometer. Decirle que se drogaba fue algo no tenía previsto, pero la verdad es que tampoco espero llegar tan lejos con el felino.
Yui-Chan. ❤️
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