~ Veintidós ~

—Demonios. —Maldijo justo en el momento en que cerró su computador, levantándose de la silla en la que se encontraba y saliendo directo al living de su hogar.

Era realmente tarde y la melodía aún no se encontraba terminada, frustrándolo de sobremanera y acompañándolo con la impotencia de haber roto su promesa.

Camino a través del corredor color hueso, observando desde la salida la pequeña figura de su lindo novio, él cuál se encontraba observando la fuerte tormenta que comenzaba a caer del cielo.

—Perdóname. —Mencionó esta vez, encontrándose al final del corredor y aún a mucha distancia de su chico.

—Dios, deberías ver tu cabello. —Comentó él más bajo, riendo con dulzura y dispuesto a terminar la distancia que los dividía.

Yoongi solo pudo mirarlo, preguntándose como había conseguido que aquel chico de regordetas mejillas y ojos encantadores se había fijado en alguien como él.

Claro, no es que se considerara poco atractivo o interesante, era el simple hecho de que conocía a la perfección su mal temperamento y lo poco considerado que podía ser. Esa era la manera que como se percibía a sí mismo, como alguien hostil y poco sensible.

—No estoy molesto. —Aclaro, colocando sus manos sobre los hombros ajenos.

—Tu dices eso, pero te prometí que saldríamos hoy y además él rey de los chismes me dijo lo mucho que te esforzaste planeando cada actividad del día.

—Creo que él te golpearía si te escuchara llámarlo así. —Comentó.

—Jimin. —Presionó levemente, no estando tranquilo con el cambio de tema. La culpa se acumulaba en su interior, no era la primera vez que una de sus citas se veía disuelta o pospuesta por el trabajo extra que solía cargar.

Componer, escribir e imaginar era algo que adoraba hacer, volviéndose parte de su día a día, de su vida y un conjunto de sus propias creencias.

Pasó muchos años odiándose y detestando todo lo que tenia que ver con su propia persona, llegando a lacerarse de diversas e infinitas maneras. Así que éste era su momento, o al menos así quería creerlo.

Después de tantos días invertidos en años, había logrado ingresar en una pequeña pero reconocida empresa musical, donde desarrollaría su talento a profundidad, y compartiría con el mundo un poco de sus pensamientos y tormentos, plasmando en sus letras, exponiendo sus experiencias, deseos u anhelos, incluso los dolores que atormentaban su perturbada alma.

Se encontraba en una disyuntiva; esperaba que la nueva canción fuese una de sus mejores creaciones, pero de igual manera, no esperaba que el exceso de trabajo acumulado propiciase que su relación se vise afectada.

Él rubio lo observó, deslizando una curvatura sobre sus labios y observando con amor al pálido.

—¿Tienes hambre?

—Jimin, está lloviendo. —Suspiró. —Nos veríamos para ir a desayunar, luego te dije que iríamos a comer y ahora no puedo ni llevarte a cenar porque al estúpido clima se le antojó soltar una tormenta.

—Prepare algo cuando estabas trabajando, creo que sería bueno que tomaras un ligero descanso y después continuarás.

—Pero te prometí que saldríamos. Diablos, no te veo todos los días y cuando lo hago solo estoy encerrado trabajando.

—Hyung, quiero que me escuche con atención, ¿si? —Preguntó al tiempo que depositaba caricias ligeras sobre el oscuro cabello. —Solo estar contigo aquí es maravilloso. No necesito que me lleves a ningún lugar, me siento plenamente feliz con solo sentarme en el sofá a ver películas viejas mientras me abrazas y digo cosas dulces para recibir algunos besos.

—No quiero fallarte. —Confesó con la voz decaída

Él menor negó, regalándole una fugaz presión sobre sus labios antes de volver a mirarlo.

—Me siento orgulloso de ti. Me gusta ver lo mucho que te esfuerzas en tu música y el como que te presionas para que cada compás sea exactamente como lo imaginas, ya sea estridente o delicado.

—Te prometo que mañana te llevaré a cenar.

Él mayor tomó sus manos y las beso, poco después las pequeñas y gorditas manos corrieron para colocarse en sus mejillas.

—Por ahora comerás lo que te prepare, Jin Hyung me enseño la receta y además solo has tomado café desde que llegue.

Yoongi se sintió abrumado una vez más, sus sentimientos le provocaban ese estado constantemente, mareándolo y llenándolo de un éxtasis inconmensurable.





































Yui-Chan. ❤️

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