Dedicado a: tailsyrainy 💙

-¡Oe, no te quedes con todos los trozos de carne!- le reprendía Yuma a Kou, que quería comérselos todos.

-Oh, ¡vamos! Si ni siquiera tú te los estás comiendo.

-Ya os he dicho miles de veces que no peléis en la mesa. Parecéis viejecillas en las rebajas- comentó Ruki, trayendo más comida.

-Y tú (T/n)-Chan, ¿no comes?- me preguntó Kou.

-Hoy no tengo mucha hambre... Creo que me iré ya a mi cuarto...-dije mientras le daba un pico a Ruki.

-Está bien, avísame si necesitas algo- respondió él.

Me fui cabizbaja a mi cuarto. No me sentía bien. Además, tenía un mal presentimiento. Cuando llegué, me senté en mi cama y me tumbé. Pero de repente, se abrió la ventana sin previo aviso, de golpe.

-¿Tú eres (T/n)?- preguntó un hombre de pelo blanco y ojos ambarinos como el amanecer.

-¿Quién eres?

-Yo pregunté primero. Eres tú, si o no.

-Sí, por qué lo preguntas.

El hombre no dijo nada, solo se acercó a mí, me cargó en su hombro derecho y se dispuso a llevarme con él. Entonces grité, llamando a Ruki. Y éste apareció en una milésima de segundo, pero ni siquiera le dio tiempo a asimilar lo que estaba pasando ya que el tipo saltó por la ventana y perdí totalmente la consciencia. Lo ultimo que vi fue el brazo de Ruki intentando atraparme.

Cuando desperté, estaba en otra habitación. Tumbada en la cama y con el hombre de antes sentado a mi lado.

-Vaya, parece que ya has despertado- dijo con una sonrisa.

-¿Qué hago aquí? O mejor dicho... ¿Dónde es "aquí"?

-Estás en mi mansión. La mansión de los fundadores. Yo soy Carla. Mi hermano se llama Shin, pero ahora está fuera, asegurando el perímetro.

-¿Por qué me has secuestrado?

-Demasiadas preguntas.

-Tengo derecho a saberlo. Encima de haberme llevado contigo a la fuerza, lo poco que podrías hacer es explicarme el por qué.

-No pareces tonta así que te lo diré brevemente: Necesito tu sangre y tu cuerpo. Tu sangre para alimentarme, y cuando ésta sea purificada, usaré tu cuerpo para que des vida a nuestra futura generación.

-Lo siento, pero me niego a participar en tu plan.

-Si te niegas, lo más probable es que te demos como comida a nuestros familiares, los lobos.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Solo pude pensar en Ruki. No creo que venga. Él es solo un vampiro y ellos son fundadores. Es imposible que sacrifique de esta manera su vida.
Entonces, se empezaron a oír ruidos de mordiscos, aullidos y sonidos extraños desde fuera. Carla y yo nos asomamos, y lo que vimos nos dejó pasmados.

Los Mukami estaban luchando contra todos los familiares. Yuma se cargó a 3 de golpe. Kou y Azusa le habrían paso a Ruki, el cuál me miraba con un semblante decidido.
Pero antes de entrar a la mansión, Shin le bloqueó el paso a Ruki. Vi cómo empezaron a luchar. Pero estaba en una clara desventaja. Aún así, no dejó de luchar. Cuando Ruki creyó que todo estaba perdido, Yuma se interpuso entre ellos dos.

-¡¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño, eh, chucho?!- gritó Yuma lanzándolo bien lejos.

-Yuma...- dijo Ruki mirándolo, perplejo.

-VAMOS, NO TE QUEDES AHÍ PARADO, RESCATA A LA CERDA.

Y en un abrir y cerrar de ojos, Ruki estaba en la habitación con nosotros.

-Si das un paso más, la mato- insinuó Carla, poniéndome un cuchillo en el cuello.

-Me parece que no te conviene hacerlo- respondió Ruki.

Pero cuando iban a pelear, Carla cayó de rodillas al suelo. Ruki me agarró y me refugió en su pecho.

-El Endzeit...- Susurró mirándole mientras acariciaba mi pelo.

-No os quedéis ahí mirando, matadme ya...- dijo Carla, mirando al suelo y quitándose la bufanda de un tirón.

Ruki se quedó por un instante en silencio. Se miraron los dos un rato, y luego Shin llegó herido y débil a la habitación.

-¡Nii-san!- gritó, abrazándole.

-Vámonos- me dijo Ruki, cogiéndome en brazos.

No me dio tiempo a responder, cuando por un momento intercambié una corta mirada con Carla y de repente me encontré en casa, rodeada de los demás.

-Creí que... no vendrías...

-Tan tonta como siempre... Realmente eres un ganado estúpido. Debería estar loco como para dejarte con ellos. Esta noche te enseñaré a quién le perteneces, para que te quede bien claro- susurró ésto último en mi oído, antes de besarme tiernamente en los labios- Te amo.