INFP x Carla (INTJ)
Siempre he querido escribir poemas sobre el amor al alma y al prójimo, pero... ¿Seré lo suficientemente hábil para hacerlo? Incluso aunque en vez de poesía comenzara creando algo de lírica narrativa, sigo sin verme con las cualidades necesarias. Pasan los días y nunca termino sentándome frente al papel. Voy relegando la tarea un día tras otro por miedo a enfrentarme a ese lado de mí que no quiero ver: el completo fracaso personal.
Suspiré de nuevo, cansada de mi incompetencia. Ojalá fuese como esos autores determinados y seguros de sí mismos. Esos que se levantan por la mañana, se establecen una lista de cosas que hacer durante el día y terminan habiendo creado una empresa. ¿No sería maravilloso tener semejante poder en tus manos? El poder de una persona responsable. Y no es que yo no pudiera tomarme las cosas en serio, es que había pasado por tantos disgustos y fracasos que la idea de volver a empezar un proyecto nuevo me aterraba. Al final, prefería dejarlo quieto en mi mente, para que siempre fuera igual de hermoso y no lo manchara la decepción.
Deambulando por el jardín de la mansión, me detuve delante de un matorral en particular. Me agaché y clavé suavemente las rodillas sobre la fresca hierba, inclinándome para oler la dulce fragancia de las flores.
-¿Qué haces aquí?- Preguntó de repente una voz grave a mis espaldas.
Instintivamente, me giré, asustada. Una vez vi que se trataba de Carla, relajé los hombros y le dediqué una amable sonrisa.
-Estaba disfrutando de estas preciosas rosas. Son extremadamente bellas, ¿no crees?
El muchacho dirigió su mirada a las flores, intentando ver lo que yo veía, pero entrecerró los ojos y sacudió la cabeza.
-No tienen mucho que envidiarle a las pinturas de Rubens, por ejemplo.
-Son cosas totalmente diferentes, no puedes compararlas de esa manera, Carla.
Convencido de que su postura era la únicamente válida, ignoró mi comentario y se acercó a mi lado. Luego, se acurrucó levemente de la misma postura que yo y tocó con delicadeza las plantas.
-¿Has escrito ya algo?- Dijo, cambiando de tema.
Desvié la mirada, avergonzada de mi propia incompetencia.
-No.- Musité, esperando que sólo el viento me escuchase.
-Eres capaz de hacerlo si de verdad te lo propones, MC. Te conozco bien y percibo el talento cuando lo veo. No estaría aquí diciéndote esto si supiera que estás condenada al naufragio artístico. El único camino por el que encontrarás el fracaso será por el de la inacción. Las caídas no están hechas para derrumbarse, sino para levantarse más fuerte. Debes aprender de tus errores y mejorar progresivamente hasta que encuentres tu perfección personal. No busques la aprobación de otros, busca la tuya y sólo la tuya. Escribe por y para ti. No impregnes el papel de sentencias carentes de significado aunque te lluevan los halagos de las masas.
Procesé su confesión, en silencio.
-Estaré esperando con agrado tu próximo relato. Mientras tanto, si me disculpas...- Finalizó, levantándose y caminando hacia la puerta de la residencia.
A pesar de que el tiempo pasaba, los sentimientos de Carla se quedaron incrustados en lo más profundo de mi alma como si fuesen ajenos a él. No podía parar de recrear una y otra vez sus palabras en mi mente. Puedo hacerlo... ¿Puedo? Sí, claro que puedo. Pero... ¿De verdad?
"No estaría aquí diciéndote esto si supiera que estás condenada al naufragio artístico."
Decidida, corrí hasta mi dormitorio. Cerré la puerta y quité de la mesa todo lo que pudiera resultar una posible distracción. Me senté y cogí el bolígrafo que más me gustaba. Respiré hondo, fijé mi atención en el papel y comencé a dejar una parte de mi corazón en aquella historia de la que, sin lugar a dudas, me sentiría increíblemente orgullosa.
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