Cáncer x Azusa

Dedicado a: rose_blue_and_black

El momento había llegado. No sabía si tirarme por la ventana o huir. Las posibilidades de sobrevivir a la caída eran escasas, pero prefiero morir antes que perder la libertad.

-¿Estás lista, cariño?- Dijo una enfermiza voz que reconocí al instante.

-Nunca lo estaré, lo sabes de sobra.- Respondí, con tono amenazante.

Karl Heinz se acercó a mí con paso firme y me cogió del brazo.

-No creo que tengas otra opción más que casarte conmigo.

-Que te den.

Se limitó a hacer una pequeña mueca de asco y tiró de mí hacia la capilla. Cuando llegamos, solo estábamos nsostros dos y un cura.

-Padre, sáltese todo el rollo y vaya directamente al grano.- Ordenó, fulminando al muchacho con la mirada.

Asintió y comenzó por la parte de: "Karl Heinz, ¿aceptas a (T/n) como tu futura esposa?", a lo que el albino respondió de manera afirmativa. Luego me tocó a mí, y aunque dije que no, el vampiro me obligó a acceder.

-Bien pues, ¿alguien se opone a este hermoso matrimonio?- Dijo el cura, cerrando la biblia.

Esperamos unos 5 min, y cuando iba a terminar la ceremonia, cuatro personas abrieron de golpe las puertas, interrumpiendo el casamiento.

-Nosotros.- Dijo Ruki, en nombre de todos.

-Aparta... Tus sucias y asquerosas manos... De mi novia...- Advirtió Azusa, dando un paso al frente.

Y antes de que se iniciara una batalla entre los Mukami y los experimentos fallidos de Karl Heinz, los cuales eran vampiros caracterizados por su indomable violencia, otra sorpresa llegó a la Iglesia.

-¿Se olvidaban de nosotros? ¿Qué falta de educación es esta?- Retumbó una voz seria desde el fondo de la sala. Era Reiji.

Y ahí estaban los Sakamaki, dispuestos a ayudar en lo que pudieran.

Un brillo de ilusión y esperanza se reflejó sobre mis ojos. En ese momento, se produjo una guerra descomunal.  Los siervos del albino superaban en número, pero el bando contrario era más poderoso.  Cuando acorralaron a las dos familias vampíricas, unos lobos aparecieron rompiendo todas las ventanas y derrotando a los agresores.

-Hay una fiesta y no nos invitáis... Qué malos sois.-  Dijo Shin, acomodándose sus gafas, seguido de Carla, el cual reagrupó a sus familiares.

-Reconócelo viejo, somos 10 vampiros y 2 fundadores. No puedes contra nosotros.- Añadió Subaru, con una pícara sonrisa.

-Vaya, Subaru sabe sonreír.- Comentó Kou, dándole una palmada en la espalda.

-Chicos, este no es momento de bromas. Acabemos lo que hemos empezado.- Regañó Carla.

Asintieron y volvieron a ponerse serios. Noté cómo Azusa no apartaba la mirada de la mía. El deseo de volver a abrazarle era inmeso. Me quemaba por dentro y no soportaba la idea de estar aquí sin hacer nada. Furiosa, le pisé el pie con fuerza a mi "casi esposo", y mientras se retorcía de dolor, le cogí la enorme biblia al cura y le di con ella repetidas veces en la cabeza. Ya de rodillas, le pegué un puñetazo, rompiendo su nariz y dejándole inconsciente sobre el frío suelo.

-Que sepas que incluso una mujer puede vencer al Rey de los vampiros.- Añadí, con una mirada de asco.

Los demás se quedaron con la boca abierta, sin saber qué decir.

-Nosotros ideando un plan desde hace años y ella se lo carga en tres minutos.- Dijo Shin, todavía atónito.

-¡Esa es mi cerda!- Exclamó orgulloso Yuma.

-Recordadme que nunca más le vuelva a robar ropa interior...- Susurró Laito, escondido detrás de Ayato.

-¡¿Que tú haces qué?!- Gritó Shin, más sorprendido aún.

-¡Callaos de una vez todos!- Ordenó Subaru.

Mientras todos se peleaban sobre lo que robaban o no, Azusa se acercó a mí y se arrodilló ante mi presencia.

-Solo con pensar que Karl iba a casarse conrigo... Hace que mi cabeza de vueltas... No podría soportar verte con alguien más, y mucho menos si es con él... Por favor, (t/n).... Cásate conmigo y sé mía por el resto de la eternidad...

-¿En serio me lo estás preguntando?- Dije, con una sonrisa.

-Esto...- Balcuceó sonrojado.

-Creo que la respuesta es más que obvia, cariño...- Susurré, antes de besarle como si fuera la última vez.- Te amo.

-Me enamoré de ti... Desde que pisaste por primera vez nuestra mansión. Nunca miraré a otra mujer que no seas tú... Eres mi todo...- Respondió, volviendo a besarme.

Y mientras nos fundíamos repetidas veces entre cálidos y fogosos besos, los demás miraban como si fuera una película.

-Nii-san...- Dijo Shin, tirando de la manga de su hermano.

-¿Hm?

-Quiero una novia.




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top