🌺 Cap 20

El pequeño cuerpo de la mujer rubia se mantuvo inerte sobre el suelo, sintiendo su cabeza palpitar con fuerza mientras los gritos resonaban con fuerza a lo que parecía ser su lado derecho, no deseaba moverse, de echo no sentía que portaba la suficiente fuerza para realizar aquella acción, no al menos luego de que le rompieran el jarrón de vidrio en su cabeza.

Su cerebro rebobino los momentos que tuvo antes de llegar al lastimero escenario del cual en aquel instante era participe, había salido de su departamento sintiendo su corazón palpitar entre la emoción y la tristeza, ambas completamente justificadas.

Sentía emoción por ver al ser que amaba con su alma y tristeza por saber que nunca sería correspondida, tal vez debió hacerle caso a su instinto y quedarse en casa pero quería poder brindarle palabras de apoyo al niño que cuido como propio durante aquellos pocos años, por lo cual ignoro su intuición.

El camino hacia la mansión de Itachi fue corto, tal vez se debía a sus emociones desbordándose por su corazón testarudo pero ella prefería pensar que fue porque en el fondo sabía que se dirigía a una trampa que le arrancaría los sentimientos enamoradizos que tan celosamente resguardaba.
Sus pasos resonaron en el suelo del elegante patio del lugar, tal vez fue por lo solo que estaba este o tal vez eran sus propios nervios actuando en su contra, sin embargo nunca espero encontrar a su amor imposible en pleno acto de pasión con la mujer que le abandono hacia años, mucho menos espero hacer un ruido ridículo al tratar de escapar de la escena provocando una reacción en cadena de los dos individuos.

La mujer de cabello castaño se alejo del hombre que mantenía su cuerpo elevado sobre el suyo, provocando un ruido obseno al separar sus partes íntimas de manera tan imprevista mientras la mujer rubia no pudo evitar humedecer su garganta al ver el líquido transparente y pegajoso que mojaba parte del sillón, agachando su cabeza por la vergüenza, pero aquello no fue suficiente para que la ira palpitante en la femenina contraria esplotara, los gritos resonaron fuertemente en los oídos de Ino, quien juraría estar cerca de la explosión de una bomba, se mantuvo callada ante la lluvia de insultos, amenazas y blasfemias dirigidas hacia su persona.

Ino: Lo lamento, no debí haber venido, solo que Sasuke está en mi departamento y

Recuerda haber intentado informar para poder acabar con ese momento humillante dirigido a su persona cuando el jarrón se estrelló sobre su cabeza de manera brusca, desde entonces pudo sentir su cuerpo caer al suelo y sentir un líquido escurrir por su sien de manera inmediata, tal vez recibió una cortada grave, no lo sabía, solo escucho la voz de Itachi gritar sobre la de Izumi y luego todo parecía estar grabado en un disco rayado aunque lograba escuchar claramente la discusión que ahora se mantenía y los golpes que también se involucraban.

Izumi: Mientras yo no estaba te estuviste revolcando con ella, ya decía yo que siempre tuviste algo con esa zorra!!!! Dejaste que mi hijo estuviera a su lado, ¿Perdiste la cabeza?!!!

Los gritos de la castaña eran los que mayormente resonaban y la joven Yamanaka solo pudo lamentarse por seguramente morir dentro de una pelea basada en mentiras e incoherencias.

Itachi: Has sido tú quien perdió la cordura, ¿Qué mierda te da derecho a reclamar e incluso a tratar de matarla?

Aunque el Uchiha mantenía la calma en la mayoría de situaciónes, en aquel momento no podía, su voz sonaba desafiante e incluso elevada, estaba gritando desesperado, sin fijarse realmente en la mujer que le enfrentaba al tener su concentración en la que se encontraba tendida sobre el suelo con un grave golpe en su cabeza, seguro estaba soñada, deseaba llevarla al hospital rápidamente, solo tomo su bata y se la coloco, ni siquiera le importaba realmente estar desnudo, lo único que quería era llevarla al maldito hospital, pero ni siquiera sabía si podría cargarla para lograr aquel deseo, se sentía sucio y eso que hace segundos estaba contento de poder volver a tener a la madre biológica de su hijo entre sus brazos, pero aquello se esfumó al ver el ataque de esta sobre la mujer que le había brindado apoyo durante todos esos años y que había sido una madre para su hijo, a pesar de no llevar la misma sangre, sentía un nudo formarse en su garganta al solo imaginar no lograr llegar a tiempo.

Trato de abrirse paso para llegar hasta ella pero su elección clara no había dejado satisfecha a la otra dama, quien se interpuso.

Izumi: Soy la madre de tu hijo

Estaba por contestar cuando otra voz se le adelantó.

Naruto: El darle a luz no te hace su madre por completo, ¿O estuviste para él cuando se encontraba enfermo al menos una maldita vez?

Ambos posaron su mirada en el rubio de ojos azules, quien había cargado con sumo cuidado a Ino.

Naruto: Tsk desgraciada loca

Escupió las palabras con asco y odio, manteniendo el cuerpo femenino pegado al suyo firmemente antes de salir apresurado de la mansión.

Itachi no sabría como expresar lo que sintió al verlo pasar por la puerta y abandonar el lugar con Ino en brazos, simplemente la idea de perderla le golpeó con fuerza y en un momento ya sentía su garganta seca e impidiendo que el aire llegará a sus pulmones, recordar la mirada herida en los ojos verdes de la rubia hizo que su corazón se estrujara en arrepentimiento, enviando una ola de náuseas a su ser, se sentía asqueado de si mismo.
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La cuchara cayó en el mesón de mármol pulcramente limpiado cuando sintió un dolor punzante apoderarse de su cabeza.

Sasuke: Mi mami, le pasó algo a mi mami

Grito con desesperación el pequeño infante al saltar desde lo alto del taburete para correr a la puerta, siendo detenido a medio recorrido por su guardaespaldas, quien no comprendía el actuar tan imprevisto del niño, este se removía de manera inquiante mientras gritaba de dolor y gruesas lágrimas bajaban por sus mejillas.

Sasuke: MAMI

El grito resonó por el pequeño departamento al mismo tiempo que en el hospital de Tsunade ingresaba una camilla con la rubia sobre esta mientras Naruto era retenido por la seguridad para evitar que siguiera a los enfermos, quienes observaban inquietos la perdida de sangre.

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