🌺 Cap 19

El hombre de cabellera plateada se encontraba intranquilo, si bien Rin había arruinado su matrimonio con mentiras la mayor parte de culpa era suya por dejarse engañar y desconfiar de su esposa tan ciegamente, y tal vez trato mal a su vieja amiga, pero era porque sabía que la mayor parte de culpa recaía en él, no en ella, eso lo molestaba, pero tampoco le deseaba algún mal, por lo cual ya se estaba preocupando de ver que ella no llegaba a la casa, habían pasado tres días desde el momento en el tuvo que haber salido de la clínica pero la mujer no aparecía.

Kakashi: Bien, mi padre estaría decepcionado de mi

Murmura con la voz ronca por recién haberse levantado, mirando la foto de su ex pareja con adoración antes de volver a marcar el número de Rin, el cual nuevamente le enviaba al correo de voz.

Kakashi: Las cosas se salen de control

Finalmente admite, tomando su saco para salir de su hogar y dirigirse a la clínica donde dejó a Rin la última vez.
Sería un mal hombre y todo los insultos que quieran pero al menos haría el esfuerzo de ser quien su padre hubiera deseado, mejor tarde que nunca.
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La mujer de cabellera marrón miraba a su hija dormir tranquilamente en la cuna que habían preparado para ella, por muy increíble que pareciera la bebé era tranquila, característica que heredó de su padre o eso creía Rin.

Taro: Bueno, parece que nuestra niña se durmió

La voz del hombre le asusto, pues no se había percatado de la presencia de este, al menos no hasta que hablo y tocó su hombro.

Su cuerpo pego un salto y como reflejo movió su cabeza hacia atrás, golpeando al pelirosa en la nariz, quien se alejo adolorido.

Rin: Taro, lo lamento tanto

Su voz temblo con miedo, acercándose al contrario algo insegura, pero este solo nego.

Taro: He tenido peores

Es lo que dice en voz baja, evitando que ella viera la sangre que goteaba de su nariz.

Taro: Ten, según leí es de tu lectura favorita, un Omegaverse, según investigue trata sobre dos personas con poderes arácnidos o algo así, creí que te gustaría

Trata de dirigir la atención de Rin al libro, entregándole este rápidamente, deseando que ella no le hiciera preguntas para poder ir a lavar su rostro, en verdad le dolía la nariz.

Rin: Pero esto

Al ver que ella empezaba a tartamudear mientras observaba el libro hizo una de sus jugadas.

Taro: Es tuyo, mi regalo de bienvenida a casa

Murmura a sabiendas que ella se negara, pero siendo sincero con lo que desea expresar.

Rin: Taro yo
Taro: Espera un momento, debo ir al baño

Al final su plan de no preocuparla falla cuando sale corriendo del cuarto para poder enjaguar la sangre que caía en sus manos, al menos Rin no lo había notado o eso pensó él, pues ella solo se quedó en el cuarto al pensar que Taro estaría incomodo con su presencia.

Rin: Madre, ¿Qué hice?

Pregunta al quedarse sola, dándose cuenta de las múltiples oportunidades que tuvo para rehacer su vida, las cuales dejo de lado para perseguir un sueño que pensó sería lo correcto, ignorando lo que había a su alrededor por encontrarse tan cegada con su pasado.

Tal vez pudiera hacer algo para remediar todo el daño que causó, de alguna manera, por el bien de su hija y por su bien debía hacer algo.

Aquello fue el pensamiento que cruzó por su cabeza mientras abrazaba el libro inconscientemente.
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La mirada del Hatake se desvío de la habitación vacía a los documentos que le extendía el doctor.

---: No le mencioné esto anteriormente señor, pero la señora debía dar su autorización para poder hacer los exámenes de sangre que usted pedía ya que ella era quien se encontraba internada junto a la menor, por lo cual le pedimos su colaboración, ella no dudo en firmar pero nos dejó está nota antes de salir del hospital, así que yo solo le entrego los resultados y la nota

Explico de manera amable el doctor que anteriormente le había atendido, dejando los documentos junto a la nota a su lado y retirándose luego de dar una leve reverencia al no desear ser quien se lleve la lluvia de preguntas y emociones que se notaba a millas que el pelo plateado iba a expresar.

Kakashi se quedó solo, admirando la habitación abandonada dónde antes se encontraba el cuerpo de Rin y la cuna de la bebé, ni siquiera tuvo la oportunidad de ver a ese pequeño ser por el miedo y todas las emociones que le cegaban en aquel instante, ahora se arrepentía por haberse dejado llevar por sus emociones y haberse escondido en su mundo sin darse cuenta de lo que provocaba a su alrededor.

En silencio tomo las hojas que se le fueron entregadas, iniciando a salir a paso lento de la clínica, camino durante un rato sin un rumbo fijo hasta que una banca se tropezó entre el abismo sin fin de preguntas que estaban dentro de su cabeza y él.

Tal vez fue el destino, tal vez simplemente la casualidad pero no se atrevió a seguir divagando, por lo cual tomo asiento en aquella banca desgastada para abrir el pedazo de papel que mantenía oculto el mensaje que su compañera de colegio había dejado para su persona.

"Lo siento"

Aquellas eran las primeras palabras plasmadas con tinta azul en el blanco papel, parecía que quien escribió aquello había estado llorando mientras lo hacía.

Pensar en eso solo le trajo un dolor en el pecho, su corazón parecía ser estrujado con fuerza debido a las múltiples emociones que sentía, no fue capaz de mantener su matrimonio ni mucho menos tratar con respeto a su esposa y ahora era tan incapaz de poder darle al menos una pizca de amabilidad a la mujer que una vez fue de gran importancia en su vida y que si bien le ayudo a perjudicar su relación con Sakura también le había brindado cariño cuando eran adolescentes. Solo había un culpable en todo este asunto, todo lo que sucedió era su culpa, su culpa por no darle su lugar a Sakura, su culpa por no ponerle un alto a Rin, su culpa por eso y más.

No deseaba leer, no quería encontrarse con palabras de repudio hacia su persona o con lamentos, no deseaba ninguna de las dos opciones, solo quería descansar un poco.

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