Un hombre se encontraba en su oficina, viendo por su gran ventanal la cuidad, fumaba un cigarro tranquilamente hasta que escucho una voz a sus espaldas.

---: Mi señor, ya encontré lo que me pidió

Una sonrisa se formo en sus labios, con una última calada a su cigarrillo lo apago y volteo a ver a su empleado con una sonrisa.

---: Y qué esperas? Dame la información

El trabajos se acercó con pasos torpes hasta el gran hombre de mirada filosa, cuando estuvo frente a este dejo una carpeta en el escritorio e hizo una reverencia.

---: Es todo lo que encontramos, si usted lo pide podemos ir por la señora y traerla ante usted

El hombre levantó su mano en señal de que su empleado se detenga, y este solo acato la silenciosa orden.

---: No, yo iré por mi hija, después de todo, no quiero que mi princesa llegue a pasar un mal rato, contrata a una chica que tenga algún hijo y se encuentre en estado de lactancia para que alimente a mi princesa, también alista mis maletas
---: Si señor

El empleado salió de la oficina, dejando a su jefe solo con su silencio y perdido en sus pensamientos.
Él nunca espero tener descendencia, pero, ahí estaba, la dirección de la mujer que era la madre de su hija y una foto de su bebé recién nacida, de pronto la idea de ser padre no parecía tan mala.

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Lejos de aquel lugar una mujer de cabello rosado miraba divertida como su hermano era golpeado por sus dos mejores amigos por el simple echo de haber despertado a los bebés de la casa.

Ino: Es que son una ternura frente de marquesina, mira esas mejillas y esos ojitos

El pequeño Sasuke veía como la mujer rubia elogiaba a los bebés con un puchero, estaba por ir a ver a los dos que se encontraban en la cuna pero el sonido del timbre lo distrajo, la mujer de ojos verdes se levantó para ir a abrir la puerta, sin embargo le ganaron.

Obito: Ya abro yo

Y lo hizo, encontrándose con quienes faltaban en la fiesta, Akatsuki, o mejor conocido como el equipo mano derecha de Minato Namikaze, y no olvidemos a Itachi por favor.

Obito: Hasta que llegan, vamos pasen

Se hizo a un lado para dejar que los recién llegados cruzarán la entrada, estos no se hicieron de rogar y entraron, primero fueron a dejar sus presentes en la mesa de regalos y luego se integraron en la celebración.

Itachi: Sakura, perdón por llegar tarde
Sasuke: Papi!!

Sasuke se pegó en las piernas de su padre como chicle.

Itachi: Hola campeón, ¿Todo bien?

El niño miro durante un rato a Ino y sonrió.

Sasuke: Mamá no me estaba poniendo atención

Esto dejo helados a los dos adultos, Sakura sintió algo de tensión en el ambiente así que llevo a sus dos amigos al segundo piso de la casa para que estos pudieran tranquilizarse y hablar entre ellos, también se llevó a Sasuke para darle un poco de helado y explicarle la razón por la cual estaban celebrando la llegada de los bebés, al principio las cosas fueron complicadas pero todo mejoro conforme el menor entendía.

En el segundo piso los dos adultos al momento de ser dejados se alejaron uno del otro, sin la intención de hablar, se sentían incómodos con la presencia del otro.

Estuvieron en silencio durante un buen rato hasta que el Uchiha hablo.

Itachi: Te pido una disculpa por lo que dijo Sasuke, hablaré con él en cuanto lleguemos a nuestra casa

Ino lo miro un momento para luego dirigir su mirada a la ventana de la habitación.

Ino: No me molesta que me llame mamá, si desea llamarme de esa forma puede hacerlo

Otra vez silencio, unos pasos se escucharon, Ino trato de voltear pero al momento de hacerlo fue acorralada contra la pared del lugar.

Itachi: Pero no lo eres...su madre es alguien más
Ino: Ella te dejo

Hablo sintiendo un nudo formarse en su garganta.

Itachi: Pero es su madre
Ino: ¿Qué harías si ella regresa?

El lugar se sumió en un silencio sepulcral por unos segundos que parecieron horas para la mujer, la cual temblaba y escuchaba su corazón bombear frenéticamente.

Itachi: La recibiría con los brazos abiertos...es la madre mi hijo...
Ino: Ya veo, tengo que irme, Sakura me necesita
Itachi: Ino
Ino: Espero que todo salga bien contigo Itachi

Y dicho esto la chica se apresuro a librarse del acorrolamiento, con rapidez tomo su cartera que se  encontraba en la mesita de noche y salió de la habitación, cerrando la puerta de golpe, como pudo entro a la habitación que estaba al frente, se encerró y por fin pudo dejar que todas sus fuerzas se fueran, dejándose caer al suelo y derramando lágrimas que nunca se atrevería a soltar frente a él.