S. 2.
laleshugazukulemtha aquí esta la continuación luego de muchos siglos. :v
No es mucho, pero te lo debía ;)
PD: este capítulo se escribió luego de varios otros y fue colocado inmediatamente después a la primera parte para facilitar la lectura. Contiene una leve referencia a los episodios "Cuidar de ti I y II".
El mundo se movía lento, como todos los días, pero eso no parecía importarle al rubio que cargaba a su estudiante, corriendo como alma que lleva el diablo.
Kakashi intento soltarse, en serio lo intento, sin embargo al ver lo vertiginoso del recorrido opto por asegurar su vida teniendo cuidado de no caer de los brazos de su maestro. Algo que se volvía cada vez mas difícil.
Al principio, Minato saltaba feliz entre las ramas, riendo con las quejas del niño. Luego, al notar como sus otros alumnos lo seguían de cerca, empezó a sentirse perseguido.
Y un relámpago en persecución puede exagerar un poco.
Utilizando su increíble velocidad, no costo mucho perderlos de vista.
El problema era que también perdió el camino y ahora seguía a la carrera para evitarse la vergüenza de contarle al menor.
Llegado a un claro del bosque, decidió que seria buena idea descansar un rato mientras pensaba como rayos volver disimuladamente.
En eso estaba cuando, al bajar la mirada, se percató del agarre que por seguridad había ejercido el pequeño Hatake.
Una sonrisa surco inmediatamente sus labios al ver las blancas manos aferradas a su ropa.
Después de reponerse de la tierna imagen, beso con tibieza la frente del albino.
-Se que me quieres mucho Kakashi kun, pero ¿Podrias hacer tu agarre no tan intenso?
El chiquillo se apenó, separándose y bajando rápidamente para poder reclamar.
-¡A sido su culpa sensei! ¡Casi nos mata!
Ya descargada su molestia, examino con detalle el lugar a su alrededor.
Los arboles arremolinándose a las orillas, cubriendo el suelo un pasto verde de tacto agradable. Sumado a esto la estación en que el viento movía las hojas con bastante gracia. Un sitio bello a decir verdad.
- Seguimos vivos, eso cuenta ¿no?
Aquello hizo voltear al infante, encontrándose con su mentor, quien rascaba su nuca sonriendo.
-Usted es único Minato sensei.
-¡oh, que lindo es mi kashi!
El nombrado no pudo evitar copiar el gesto de alegría al oírlo, negando con la cabeza.
-Bien sensei, ¿Que haremos ahora?
La brillante sonrisa comenzó a desaparecer para dar paso a una meca de nerviosismo.
-Pues...veras...
-¿Si?
-Eh...- busco desesperadamente una solución digna, girando la vista al paisaje. -; ¡¿Ya viste esos mangos?!
El chico arqueo una ceja para luego mirar el fruto pendiente de algunos arboles lejanos.
-Si, pero ¿Que tiene que ver eso co..
-¡Vamos por uno!
Antes de que pudiera decir nada, el prodigio fue arrastrado hasta los frondosas plantas que cargaban motitas amarillas.
Salto con agilidad hasta llegar a pocisionarse junto a su mentor, sobre una rama que les permitiría alcanzar la comida.
-¡Listo! - festejó el ojiazul al tener las manos llenas del alimento. El mas bajo solo tomo uno, confundido.
-Sigo sin entender porque comeremos mango cuando podemos regresar a la aldea y usar las provisiones.
-¡Porque son ricos! - exclamó su mayor pelando uno de los tantos de su botín y sentándose a comerlo sobre esa alta superficie.
El adolescente suspiro, acomodándose en el pasto para darle la espalda al adulto y mordiendo la jugosa fruta con cuidado de no ser visto.
El Namikaze dejo de lado su golosina saludable para inclinarse en un vago intento de pillar la cara de su niño quien simplemente se giro un poco más, obteniendo un mayor ángulo de parte del otro.
Fruncio el ceño, ¿Por que seguía bajando el cuerpo?
Volteo de nuevo para evitar la mirada, escuchando un golpe y varias hojas moverse.
-¡Sensei! - gritó de inmediato, acercándose con velocidad hasta el astro dorado que estaba recostado en el piso luego de perder el equilibrio.
-¿Esta bien?
-¿Porque te tapas el rostro?
-Oiga, ¡No evada mi pregunta!
-¡Tu evades la mía!
-Bueno si... pero...
-¡Gane!
Kakashi rodó los ojos levantándose y sacudiendo sus ropas. Acomodo su bandana, girando sobre sus talones para coger un mango nuevo.
-¿Me dejas ver tu rostro?
La voz de su maestro corto el camino, provocando un pequeño titubeo.
-No sensei.
Retomó su paso, chocando con el jounin frente a él.
-¿Por que no?
-¿Eh? ¡¿Como llego aquí tan rápido?!
-¡Quiero ver!
-Tsk, no sensei.
No dio ni dos pasos antes de ser derribado.
-Solo dejame ver, ¡por favor kashi!
-¡No, Minato sensei!
-Yo se que quieres mostrarme.
-¡No es cierto!¡Usted me tiro!
Haciendo caso omiso, el zafiro tomo asiento en el piso, acomodando entre sus piernas al peliplata recostado y sosteniendo sus manos sobre la cabeza.
-Vamos, sera rápido Kashi.
-No me diga así sensei, no cambiara mi decisión.
El mayor sonrió con ternura, entrelazando sus dedos con los del crio a su cargo.
-Un poquito...
Acerco su mano libre hasta el contrario, tomando la orilla de la molesta tela que le impedía ver las misteriosas facciones tal vez todavía infantiles.
Deslizo con cuidado su muñeca,preparado para grabar mentalmente la imagen de ese inocente secreto, siendo detenido por la palma del novicio.
-Kakashi, quie..
-No.
El hombre de cabello trigo intento seguir bajando la mascara aun contra la fuerza que pretendía parar su acción.
-¡No la baje!
-¿Porque?
-¡Nadie vivo lo ha hecho! ¡Nadie lo vio más que él! - la mano del trigueño se detuvo ante esas pocas palabras.
-¿Sakumo san?
Los ojos negros se cerraron con pesadez al tiempo que la cabeza platinada asentía con tristeza. Aunque no quisiera admitirlo, después de tantos años, todavía extrañaba a su única familia. Su excelente figura paternal.
El de orbes cielo rodeó de forma suave al níveo con sus brazos, apegandolo a su pecho.
-No lo haré jamas sin tu permiso de nuevo, lo lamento...- acarició lentamente los plateados cabellos con calma, tranquilizando a su alumno.
-Se que no lo hará.
El Namikaze clavó sus orbes en los ojos curvados del pequeño, elevándolo un mínimo para poder besar su nariz.
-¿Aun quieres irte?
La criatura sonrió,dejando de lado la ligera sensación de que su maestro ya había hecho ese gesto antes.
-Podríamos estar aquí un momento, se ha exigido demasiado hoy.
Esta vez fue el tutor quien no tardo en sonreír, por lo menos hasta que una voz masculina a lo lejos lo interrumpió.
-¡Bakakashi! ¡Sensei!
-Óbito, espera...por favor. - jadeó la castañita que corría tras él, apenas pudiendo seguir su paso, provocando ruidos entre las hojas.
Minato suspiró sin saber el motivo, dejando libre a su preciada carga y sonrojándose al sentir un tenue beso en la mejilla.
-Vamos, sensei. Ellos deben estarnos esperando. - aconsejó gracioso su mozo platinado.
Los orbes marinos brillaron como un perfecto complemento para el salmón de sus pómulos.
-Si.
Se levanto con una sonrisa, desordenando las hebras que tanto amaba.
-Vamos,Kakashi kun.
Espero que fuera de tu agrado ^^
Si es así, regalame una estrellitas :D
En caso de que no, ¡Que vengan los tomatazos :'v !
¡Gracias por leer!
Shuyaneko ~
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