8-Visita inesperada
Después de las clases, Tn tenía ganas de acudir a la cita con su chica así que se puso la ropa para salir. Estaba muy contento pues los regalos y la sorpresa le encantaron. Se encontró con ella en uno de los pasillos y la saludó con un beso. Aún no se terminaba de creer que tuviera novia.
—¿Listo?—preguntó para asegurarse de que lo llevaba todo.
—Listo—asintió sonriente.
—Uy, ¿a qué se debe esa felicidad?
—Pues ayer fue mi cumpleaños, me lo pasé genial, me encantaron los regalos y...tengo a mi lado a una chica maravillosa—respondió con una gran sonrisa.
—Tonto—volteó la mirada para que no viera el sonrojo que tenía.
Cuando salieron a la entrada, se encontraron con dos personas. Tn los reconoció de inmediato.
—¿Qué están haciendo aquí?—preguntó sorprendido.
—Vaya, ni siquiera un abrazo a tu padre...—respondió el hombre.
Él los abrazó, los había echado de menos, pero no esperaba su visita. Tampoco era el día de padres.
—Ah, Divina, te presento a mis padres; Elisa y William.
—Oh, encantada, soy Divina—se presentó ante ellos.
—¿Iban a algún lado?—preguntó su madre curiosa.
—Esto...sí, la cosa es que...ella y yo somos pareja—dijo el chico rascándose la nuca nervioso—llevamos poco tiempo.
El silencio reinó durante unos pocos segundos.
—¡No puedo creer que mi pequeño tenga novia!—exclamó la madre abrazando a éste—¡tenías que haberlo dicho!—se separó al cabo de poco y fue hasta el coche—te he traído unos regalos por tu cumpleaños que fue ayer.
—Gracias—eran unos cascos para escuchar música y algo de ropa.
—Vaya, mi hijo con novia...crecen tan deprisa...y dinos Divina, ¿qué clase de excluida eres?.
—Sirena—contestó con cierto temor que no les agradase.
—Estupendo, por favor, cuida de nuestro hijo—comentó la madre para sorpresa de ella.
Después de las presentaciones, los cuatro fueron a Jerichó para tomar café y conocerse un poco más ya que la cita se canceló. Divina veía la felicidad de su chico estando con sus padres, realmente parecía un niño pequeño.
—Entonces...—contaba su madre algunas anécdotas graciosas de él.
—Por favor, eso fue hace años—reía el chico.
—Divina, ¿qué opinan tus padres de vuestra relación?—su padre tomó un poco de café.
—Se sorprendieron un poco, pero están de acuerdo. De hecho mi hermano es el compañero de cuarto y está contento.
Los padres de Tn también controlaban el agua, aunque mejor. La tarde fue pasando lentamente para todos, Divina se sentía muy bien con la presencia de ellos. Se sentía en un ambiente familiar y supo que había escogido muy bien del chico que se enamoró. Le miraba y esos ojos y sonrisa...le encantaban.
—Mañana nos volveremos a casa, queríamos ver como estabas—comentó Elisa—pero veo que todo te va de maravilla. Solamente espero que tus notas no se vean afectadas.
—Claro que no—dijo—somos muy buenos estudiantes—replicó él con cierto orgullo. Divina es muy inteligente, divertida, me apoya, anima...es una chica maravillosa.
—Calla—se tocó las mejillas avergonzada.
—Ya veo, me alegro mucho—su madre sonreía—me recuerdas a mí cuando comencé a salir con su padre—él también era así.
—Y lo sigo siendo—ahora era él quien hablaba con ese tono orgulloso.
Obtuvieron el permiso de cenar en Jerichó ya que luego serían llevados por los padres de Tn hasta la academia. Sus padres pagaron la cena por supuesto. Divina conoció mucho mejor a sus padres y la forma de ser de Tn, ahora todo cuadraba.
—Y dinos, ¿cuántos hijos planean tener?—Elisa miró con una sonrisa a la chica.
—Ah...pues...no lo hemos pensado, todavía es muy pronto
—Lo sé, pero igual tienes pensado...dos o como mucho tres...
Ella, al ver a su chico beber agua decidió sorprenderlo.
—Unos cinco o seis—Tn empezó a ahogarse y toser ante la divertida cara de su chica.
—No tiene...gracia—tosía—lo has hecho aposta.
—Puede—decía orgullosa.
Sus padres se reían de la broma de la joven.
Tras terminar la cena y los postres, fueron llevados a la academia donde se despidieron.
—Encantada de conocerlos y gracias por la cena—dijo la chica.
—No ha sido nada, cualquier cosa que necesites hablar me das un toque—comentó Elisa—cuídate mucho cielo.
—Lo mismo mamá—dijo Tn.
—Y tened cuidado a la hora de...—el hombre fue callado por su madre.
—Id a vuestro ritmo—dijo antes de fulminar a su marido.
Tras despedirse, ellos se tomaron de la mano para ir hasta el interior de la academia. Hacia algo de frío por lo que la sirena se abrazaba al chico.
—Son estupendos—ella sonreía—me han caído muy bien.
—Me alegro mucho—le dio un beso—te quiero.
—Y yo a ti—ambos estaban ahora sonrojados.
En el interior se despidieron y fueron a sus habitaciones. Tn al llegar vio a Kent jugando a la consola así que se pusieron a jugar juntos mientras éste le contaba la visita de sus padres.
—Ya veo, se ha ganado el corazón de ellos
—Si, tu hermana es increíble
—Lo sé, siempre me ha ayudado. Por cierto, ¿ya lo han hecho?
—¿Qué?, no te pienso contar eso
—Solo digo que si quieren la habitación está bien pero al menos avisen primero
—¿No te da corte decir esas cosas?
—Si me lo diera no te estaría preguntando, ¿no crees?
—Buena respuesta.
Continuaron jugando hasta que llegó la hora de dormir.
Tn se sentía ahora muy cansado, necesitaba dormir y descansar.
En la mañana siguiente se despertó algo tarde, no tenía clase así que estaba en cama, tapado y muy bien. Le encantaba esa sensación de no tener que madrugar. Entonces su tranquilidad se vio interrumpida por Divina.
—Te he llamado cuatro veces—dijo cruzada de brazos y molesta.
—Lo siento, cuando duermo lo tengo en silencio, estoy vago—dijo acomodándose.
—Vamos, hay que aprovechar el día.
Cuando fue a tirar de la manta, la tomó de los brazos y la colocó encima suyo antes de besarla dulcemente.
—Idiota...venga, hay que ir a...—el chico la besaba de manera algo más pasional ahora.
Ambos empezaron a aumentar el ritmo de lo besos, Divina acariciaba el rostro del chico mientras éste acarició su trasero. El ritmo de los latidos y el calor de la sirena aumentó.
—Tn, no podemos hacer ahora esto...—susurraba ella.
—Solamente un poquito...—decía en el mismo tono—unos minutos.
Un rato después salieron de la habitación, Divina tenía marcas en el cuello al igual que Tn. La joven no podía creer haber aceptado los mimos tan tempranos de él.
—Vamos a por algo de comer, tenemos que aprovechar el día—dijo Divina algo sonrojada.
—Claro—sonreía el chico.
Y así, los dos se marcharon a la cafetería.
Continuará...
Espero que les haya gustado.
Un saludo :)
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