6-La cita

Nervios, eso era lo que sentía el chico pues nunca había tenido una cita con una chica. Bueno, nunca hasta ese momento tuvo pareja. Se arregló lo mejor posible, tampoco iba a ir de etiqueta pero un estilo formal. Se miraba al espejo, cuidando cada detalle, suspirando e incluso sudando por ello. Kent, desde la cama se echaba a reír ante las caras que ponía.

—Nunca pensé tener a alguien tan tímido en la familia—comentó el chico—tranquilo, que mi hermana no va a comerte...o al menos de manera literal, puede que de otra si.

—¿Cómo me veo?—preguntó éste.

—Tranquilo, te ves bien. Seguro que a mi hermana le agradas

—Gracias...y...¿no estás enfadado?

—Ya te lo dije—contestó—además, es su vida. Y te conozco, sé que seréis felices y todo eso. Solamente tengo algo de lástima por ti...mi hermana es como mi madre, tiene mucho carácter.

—Ya veo...gracias por los ánimos—dijo—en fin, me marcho.

—¡Suerte!.

El chico estaba en la entrada de la academia esperando a Divina. Daba pequeñas vueltas en círculo, aguardando a la novia. 

—Lamento la demora—escuchó decir.

—No impor...ta...—se quedó prendado al verla vestida tan bonita—te ves preciosa.

—Gracias—esbozó una sonrisa—¿vamos?.

—Claro.

El viaje en autobús fue en silencio, ninguno parecía atreverse a decir nada. Tomados de la mano, ella apoyada en su hombro y ambos mirando por el cristal de la ventana. 

Llegaron y fueron primero a un par de sitios que quería ver la sirena. Al chico le gustó mucho ver a Divina divertirse, reírse con sus comentarios y de paso, estar tiempo con ella. Aunque no hablaban demasiado, lo estaba pasando muy bien.

—Vamos a por un café—comentó—y algo de comer.

—¿Pastel de pescado?—ella le miró de manera fría y siniestra, parecía la mirada de Miércoles—lo...lo siento.

Divina se empezó a reír muy fuerte.

—Ay dios...que cara has puesto...ja,ja,ja—se quitó unas pocas lágrimas—¡tenías que haberte visto la cara!.

—No ha tenido gracia...—volteó a otro lado la cara.

—Anda tonto—le dio un beso en la mejilla—venga—le tomó de la mano—vamos a por mi café.

Los dos se sentaron y cada uno pidió lo suyo. Tn charlaba con ella mientras de vez en cuando, la sirena le daba algún que otro beso y le guiñaba el ojo.

Pero como ya le había pasado a otros alumnos de la academia en el pueblo...los típicos idiotas que molestaban a los excluidos entraron, los vieron y se acercaron a dar la brasa.

—Oh, menuda preciosidad—dijo uno de ellos mirando de arriba a abajo a la joven.

—Piérdete, está sirena ya tiene novio—replicó mirando a su chico.

—¿Éste flacucho?—se echaron a reír—ven conmigo y te enseñaré lo que puede hacer un buen hombre—le guiñó el ojo mientras el resto le reían las gracias.

Divina se le quedó viendo.

—Dudo mucho que seas un hombre con esa pequeña lombriz—dijo provocando que la cara de estos cambiasen por completo.

—¿Qué has dicho?—preguntó enojado.

Tn se puso en pie, levantó sus manos y soltó una gran cantidad de agua a presión que los mandó volar contra una de las mesas.

El resto de personas se quedaron viendo asombrados. Divina tomó la mano del chico, pagó todo y se marcharon antes de que reaccionasen. Escuchó los insultos de las dos trabajadoras que tendrían que encargarse de limpiar el desastre mientras que los idiotas esos se cayeron varias veces tras resbalar por el suelo mojado.

Era de las pocas veces que Tn hacia algo así, pero no soportó que se metiesen así con su pareja y que la tratasen de esa forma.

—Lo siento, me excedí—dijo Tn.

Al cabo de un rato de caminar en silencio, sin recibir respuesta por parte de Divina, se detuvo y le miró.

—Gracias por hacerte cargo...—Tn se sorprendió antes de recibir un pequeño beso—no aguanto a esos idiotas que se meten con los excluidos. Por no hablar de lo pesados que son cuando intentan ligar conmigo.

—Ah...es que...no me gustan que se metan contigo...—se rascaba la nuca.

—Además, no quería que me obligasen a usar la fuerza—comentó—tengo muchos trucos bajo la manga.

—¿Eres capaz de sacar cartas como un mago?.

La chica se echó a reír.

—Cielos...tienes un humor muy tonto.

Ambos regresaron a la academia. Durante el camino, la lluvia empezó a caer, pero no fue hasta después de la cena cuando la tormenta comenzó. Kent al regresar a la habitación le preguntó sobre la cita y le contó todo.

—Ya veo, muchas gracias por cuidar de ella

—No es nada. Hace un poco de frío...—se tapaba con la manta—¿cómo no puedes tener frío?.

—Adoro el agua y la lluvia

—Yo tengo un frío...—estaba tiritando a pesar de estar bien tapado.

Divina estaba con Bianca en la habitación, charlaba alegremente con ella y le contó todo lo sucedido en Jerichó. Enid por supuesto estaba al tanto y escribió todo en su página de chismes.

Divina se preguntaba que debía hacer en la siguiente cita para no repetir. Se quedó viendo la lluvia caer sobre el cristal de su ventana, recordando el poder de Tn. Los truenos caían y en ciertas ocasiones se iba la luz para luego regresar.

—Menuda noche eh—dijo Bianca tumbándose—oye, ¿tu madre te ha vuelto a hablar sobre el tema?.

—No, y mejor, las cosas son mejores así.

Y la noche fría y con lluvia pasó...

En la mañana, Kent estaba desayunando tranquilamente y hablando con Xavier cuando llegaron Divina, Bianca, Enid y Miércoles. Se sentaron a charlar cuando la sirena se percató de algo y miró a su hermano.

—¿Y Tn?—preguntó mirando a todos lados.

—Ah, está malo—contestó relajado—tiene fiebre así que se tirará todo el día en el cuarto.

—¿Y por qué no me has dicho nada antes?

—Es solamente una fiebre, pronto se recuperará—replicó él tomando su zumo.

—Voy a ir a verle—tomó su desayuno algo rápido y se marchó a verlo.

La joven llamó a la puerta y luego entró, allí estaba, tumbado y tapado mientras miraba por la ventana con una cara distraída.

—Hola—saludó ella.

—Hola—se acomodó un poco—¿qué haces aquí?.

—He venido a ver a mi pareja que al parecer está con fiebre

—Un poco, pero no es nada.

Le trajo unos medicamentos, se los tomó, hablaron un poco antes de que a éste le diera algo de sueño y se echase a dormir mientras daba algunos bostezos.

—Descansa bien...—susurraba ella—te quiero...

—Y yo a ti...—

Así, el chico se quedó pronto dormido y Divina se tuvo que ir a clases. No era nada porque de lo contrario, estaría en la enfermería. Pero además, él prefería estar en su cama, su habitación y estar completamente tranquilo y en silencio.

Enid en uno de los descansos habló con ella.

—Por cierto...pronto será el cumpleaños de Tn—avisó ella.

—Lo sé...ya he pensado en algo—replicó Divina con una sonrisa.

Continuará...

Espero que les haya gustado.

Un saludo  :)

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