CAPÍTULO 4
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Memorias de Negginne parte IV
Dolor
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Ya pasaron varios meses y no tenemos ni una puta señal de vida de mi padre, según los reportes el Jet cayó al mar por una falla en los mecanismos, sí claro, ¡Falla mis cojones!, está claro que alguien tuvo que ver y quién más si no es Hilleon Pracotszcky, ese hombre tiene una obsesión insana con mi familia y lo más irónico es que ninguno de nosotros sabemos la razón de su odio, hemos intentado llegar a una conclusión pero fue inútil.
—Abuelo, ¿cómo estás hoy?—bajé a desayunar con Volker y de paso hablar sobre la reunión que tendremos aquí hoy en la noche.
—Impaciente—enarco una ceja, lo noto pensativo e inquieto, ni siquiera se ha terminado el pedazo de tarta de queso que tanto le gusta.
—¿Ha surgido un nuevo problema? Si es así quiero hacerme cargo.
—No, no es eso, sólo quiero saber a qué acuerdo llegaremos en la Comitiva, no sólo nosotros hemos recibido ataques, la mayoría de las familias que conforman nuestro Imperio los han sufrido, ¡Esta guerra se torna cada vez más grotesca!
Voy a contestar cuando oigo los pasos de los guardias, veo a Paltom al frente de un grupo de hombres, hacen una leve reverencia antes de dirigirse a nosotros y por sus caras noto que no se trata de algo bueno.
—¡Señor, Vigotsky llamó y me ha informado que hallaron una señal de frecuencia en el océano Atlántico y creen que podría ser del Jet!—inconscientemente me levanto de golpe, mi abuelo ni se inmuta.
—Dile a Vigotsky que pare con la búsqueda—dice con toda la tranquilidad del mundo y lo miro como un halcón acechando a su presa.
—¿Qué?.
—Sí Señor—dice Paltom sin titubear.
—¡Espera, no te muevas!.—me obedece y se queda en su sitio.
Apunto con el dedo a mi abuelo intentando buscar las palabras precisas mientras cierro los ojos calmando una rabia latente.
—Jamás te he cuestionado cualquier decisión difícil que tomas, nunca, pero ¡¿Parar la búsqueda?! ¡Es tu hijo el que está ahí!—él también se levanta y me advierte con la mirada, sé cuánto le molesta que alguien hable más fuerte que él y más si es delante de sus subordinados.
—¿Qué seguiremos buscando? ¿Polvo? Reacciona Negginne, es el Océano Atlántico, ¡Los restos de tu padre deben estar reposando en el estómago de un tiburón!—me quedo callada para no decir cosas que no quiero.
—Como tú digas Volker—voy a retirarme cuando lo escucho hablar a mis espaldas, me detengo y mantengo la vista al frente sin girarme.
—Enfoquemonos en el presente, debemos velar por el bienestar de lo que queda de nuestra familia, tú Negginne eres el legado de Owen y debes honrar a tu padre como él siempre lo deseó.
—Es lo que haré pero tú no me dejas, quiero exterminar a los que nos atacan pero sólo me dejas aquí siendo una inservible.
—Eso es lo que ellos quieren Negginne, provocarnos, no debemos darles el gusto, recuerda lo que te enseñé.
—¡Claro que lo recuerdo, todos los días lo hago!—me doy vuelta quedando de frente para enfrentarlo.
—Negginne, querida hija, esta noche decidiremos el destino del Imperio que tanto nos esforzamos por mantener—se acerca a mí y posa su mano en mi hombro mirándome con resignación.—Todos moriremos en algún momento y la vida aún así sigue, Owen era mi hijo e Ivar mi nieto pero sin embargo, no me afecta—siempre tan frío.—Conoces a tu padre y a tu hermano, ¿Eran ellos de deprimirse y llorar como Magdalenas?—absolutamente no, ambos detestaban ver a la gente llorando o tristes.—Para acabar con nuestros enemigos debemos empezar por la base hasta llegar a la cúspide y ya eliminamos a la gran mayoría, pero aún nos falta la verdadera peste.
—Tienes razón, y cuando toque hacerlo lo disfrutaré tanto que bailaré sobre sus asquerosas tumbas.
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Desde que tengo memoria mi abuelo me ha dicho que nunca estamos a salvo, al vivir en una guerra sin fin nunca sabrás en qué momento el enemigo atacará y es por eso que siempre hay que estar alerta y tener ojos en la espalda.
Todo se disputa por la gloria, las familias más antiguas y poderosas de todo el continente Europeo tienen un único fin y es tener el poder absoluto de todo, tanto así que nadie siquiera puede respirar si no se le es permitido hacerlo antes.
La realiza británica no es más que una patraña, un teatro muy bien armado para que la gente crea que ellos comandan el mundo cuando los que tenemos conocimiento del asunto nos reímos de sus creencias. Mi familia, los Rousseau, somos una de las tres más grandes fortalezas, la verdadera realeza, con todo el poder y riqueza que poseemos podríamos comprar un continente entero, y es por eso que no puedo entender porqué mi padre y mi hermano fueron derrotados tan fácilmente cuando el dinero y el poder son quienes mandan, pero aún tengo a mi abuelo que es la cabeza de todo este Imperio y sé que algún día todo esto recaerá en mí cuando él me ceda el trono y no dejaré ninguna cuenta pendiente. Entiendo su razón para haberme preparado toda la vida, exigiendome, obligandome y privandome de muchas cosas femeninas y demás pero que no afectaron mi feminidad como si ya lo tuviera todo planeado, y por esa razón odio que intente dejarme al margen cuando debería estar ahí observando y analizando todo con atención, siento que no me sirve tener la teoría cuando no puse nada en práctica, pero su intención no es quemarme la cabeza, lo sé, es aprender a ser constante y paciente.
Me arreglé para la ocasión, siempre vistiendo de negro, siendo elegante y pulcra pero extremadamente peligrosa.
Winter se coloca a mi lado y acaricio su cabeza, él será mi acompañante esta noche, todos en la Mansión o donde quiera que vayamos, se asustan con su presencia, tanto que puedo oler el miedo a leguas y es lógico no querer ser la comida de mi ángel negro, aún así no pienso ponerle una correa porque él no es un prisionero, es libre y es para mí más leal y obediente que cualquier persona, cada día que lo adiestro me sorprende lo conectados que resultamos estar.
Bajo las escaleras, siendo el centro de atención de los ojos curiosos y dominantes de los jefes de las familias.
Los Novikot, Kuznetsov, Shevchenko, Mikhaylova, Prochazst y Dvorak. Recuerdo que los Pracotszcky también formaban parte de la Comitiva hasta que su heredero decidió tomar el camino del mal.
Winter se situa a mi costado y noto algunas miradas maravilladas y otras con cierto temor, pero poco me importa, deberían tener más miedo de mí.
No veo más que a puro viejo verde que no me inspiran nada más que un resoplido, junto a ellos sus sucesores y no me sorprende en absoluto que todos sean hombres pero por el nerviosismo que destilan y las caras de bobos que portan estoy segura de que si nos encierran en una habitación a todos juntos la que tendrá más bolas seré yo.
Porque esto es así, no basta solo con tener sangre valiosa y un apellido, hay que tener fuerza, carácter y determinación, sobre todo mucho coraje para mantenerse vivo en la vida que nos tocó.
A continuación mientras me faltan unos cuantos escalones para llegar abajo, de la nada surge una conmoción en la multitud desencajada, todos se miran entre sí con los ceños fruncidos y bocas apretadas en una fina línea, las puertas del salón se abren de par en par y todos observamos a la figura que hace su aparición en el lugar.
Hilleon Pracotszcky.
¡¿Qué carajos hace este hombre aquí?!
Creí que no se atrevería a presentarse ya que se ha ganado el odio y resentimiento de todos aquí así que tengo dos suposiciones, está totalmente desquiciado o tiene ganas de morir.
Pongo la mano sobre el reposa brazos de la escalera y aprieto con fuerza la madera ocultando mi rabia, tengo al frente al hombre que descuartizó a mi hermano y saboteó el jet de mi padre para que cayera al mar, decir que lo odio es poco.
Mira brevemente con altanería y desdén a todos alrededor hasta levantar su vista y hacer contacto visual conmigo, reemplaza toda mirada despectiva de su rostro y se queda pasmado levantando sus cejas con sorpresa hasta que como si se ofendiera por ello vuelve a tornarse sombrío, sus subordinados detrás de él atentos a cualquier incidente parecen haber sufrido algún ataque de animales salvajes por las cicatrices en sus rostros que los hacen ver rudos.
Yo lo observo sin emoción alguna con la mirada fría y desinteresada mientras termino de bajar, ni por un instante dejo de fijarme en él mientras voy caminando hacia su dirección.
Mentiría si dijera que es horrendo y me produce arcadas porque es todo lo contrario, es la primera vez que lo veo en persona y no en fotos, es peculiarmente atractivo, divino a mi parecer, cabello oscuro, ojos grises como los míos que son capaces de poner de rodillas a cualquiera, su piel ligeramente bronceada, cuerpo bien trabajado, rostro perfectamente tallado y endurecido con facciones bien definidas, labios carnosos y mirada penetrante e intimidante, mantengo mi cara en alto porque a pesar de llevar tacones de aguja altísimos no me alcanza para quedar a su altura, mide como dos metros de alto y es un tipo enorme, puedo decir con seguridad que es mi hombre ideal si tan sólo no tuviera ganas de matarlo pero antes arrancarle lentamente el corazón.
Sonríe con sorna antes de acercarse un poco más a mí y rápidamente es detenido por Paltom y Decan, a ambos les doy una mirada asesina por meterse en medio de esto, en ningún momento les pedí apoyo así que rápidamente entienden mi orden silenciosa y se colocan detrás mío.
—Por fin tengo el honor de presentarme con la menor de los Rousseau—me hace una reverencia con la cabeza y su escrutinio no pasa desapercibido.—Hilleon Pracotszcky, totalmente encantado—río por dentro ante su descaro y le paso mi mano derecha, la toma con suavidad y deja un corto beso en el dorso.
—Negginne Rousseau—ni encantada ni con gusto.
Se me queda mirando con intensa atención y detalla todo de mí en profundidad lo que me lleva a enarcar una ceja y preguntarme ¿Dónde está mi abuelo? Acaba de entrar a nuestra propiedad nuestro peor enemigo y él no aparece.
Winter camina como solo él sabe hacerlo pasando a través de la gente que se aparta de sopetón para no ser atacados por él, viene hacia mí y el hombre no oculta su interés y fascinación.
—Es un animal maravilloso y peculiar.
—Sí, como su dueña—intenta acercarse sin miedo a tocarlo, Winter inmediatamente adopta su pose de defensa y no esperaba menos de él, Hilleon se detiene y vuelve a su posición.
—Ya veo...—volvemos a mirarnos con toda la intensidad posible hasta que por fin visualizo a mi abuelo acercándose de lo más tranquilo.
—Veo que mi último invitado acaba de llegar—ambos estrechan sus manos y por un momento se me hace sentir la electricidad de sus cuerpos que disparan rayos. Sea cual sea la intención de mi abuelo para haber invitado a este ser, espero que sea acertado.
—Volker Rousseau, tanto tiempo sin cruzarnos.
—Cierto muchacho, la última vez fue cuando tu abuelo aún vivía, mi querido amigo Balthazar.
Tenía conocimiento acerca de la amistad de mi abuelo con el abuelo de Hilleon, por eso mismo no puedo entender porqué éste intenta acabar con nosotros y si mal no recuerdo ni siquiera su padre se atrevió jamás a nada ya que era un aliado.
—Tienes razón, pero ahora estoy aquí dispuesto a escuchar lo que tiene que decir así que quisiera no perder más tiempo, soy un hombre ocupado—enarco una ceja y no me aguanto, ¿Con quién piensa que está hablando? Debe sentirse honrado al haber sido tomado en cuenta para requerir su presencia en esta reunión.
—Dicen que eres todo un caballero pero a mi parecer no eres más que un hombre inculto con serios problemas de educación—los hombres a mi alrededor me observan incrédulos por mi atrevimiento.—Cuida tu manera de hablar, no estás hablando con cualquier hombre, ¡Estás hablando con Volker Rousseau el jefe de esta familia y de todas las que les siguen! Así que no te permito una falta de respeto en nuestra propia casa.
El imbécil sonríe una vez más como si le encantara la forma en que le hablé.
—A mí me dijeron que tú, Negginne, eres peligrosa—sonrío con suficiencia.
—De seguro eso te lo dijo uno de los tantos a los que le he roto la cara.—miro a mi abuelo ocultando una sonrisa.—Sólo tengo quince años, no aguantan nada—ríen a mi alrededor y oigo el carraspeo de mi abuelo.
—Pasemos todos a mi mesa.
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Después de la cena y de haber soportado todas esas miradas que me dió Hilleon fracasando en su intento de disimulo, finalmente vamos a lo importante, debatir sobre la situación y llegar a un consenso sobre las decisiones tomadas en los últimos tiempos.
El jefe de la familia Prochazst es el primero en ponerse de pie y con un carraspeo de garganta llama la atención de todos en la mesa que conversan entre sí.
—No hace falta explicar porqué estoy sorprendido de que un Pracotszcky esté aquí, principalmente ¡Nuestro mayor enemigo!—la mayoría de los hombres presentes apoyan al Señor Prochazst en su postura, incluyendome a mí, es absurdamente incomprensible.
—Estoy de acuerdo con Prochazst, Rousseau, ¿Cuál es el motivo de su descaro?—el Señor Dvorak se une al reclamo y a él le siguen todos los demás de una vez sacando a la luz la molestia que les causa el susodicho que en este momento se mantiene serenamente recostado sobre la silla bebiendo de su copa de vino con una sonrisa nefasta como si no estuvieran hablando de él.
—Nosotros los Shevchenko no queremos tener ningún tipo de relación con este hombre, ¡Hace tiempo que hemos cortado lazos!
—Lo mismo decimos los Novikot, ¡Balthazar Pracotszcky fue el único hombre razonable en esa familia!
Aunque intente disimularlo a Hilleon le molestó lo anterior dicho, puede engañar a cualquiera con esa actitud tranquila pero no a mí que lo tengo en frente y noto cómo los músculos de su mandíbula se aprietan con fuerza.
Mi abuelo permanece imperturbable escuchando las quejas de sus socios mientras que el temerario Balamhor Kuznetsov, segundo al mando después de mi abuelo y Padrino mío, con toda la tranquilidad del mundo se levanta acallando a los demás.
—No deberíamos exaltarnos, Volker es consciente de todo lo que este muchacho ha estado haciendo y él mismo nos relatará su decisión del porqué lo trajo aquí.
Por el tono empleado de Balamhor me ha dado a entender que algo sabe y sólo le está tratando de llevar la conversación al grano.
—Con toda razón Kuznetsov, he traído a Pracotszcky aquí para proponerle que vuelva a tener conexión con nosotros—dice sin más y sin embargo se siente como una bofetada.— Dejar de lado las diferencias e inculcar condiciones iguales para todos los miembros de la Comitiva porque si volvemos a unirnos las ocho familias seremos más invencibles de lo que ya somos.
—A mí me parece que te estás echando para atrás Rousseau, me parece que con el tiempo ¡Te has ablandado!—blando el pene de su hijo.
Mi abuelo me habló sobre el carácter del Señor Mikhaylova y además de ser un viejo verde es igual de terco que una mula, él es como las viejas a las que les encantan destilar su veneno cual víbora ponzoñosa.
—Al contrario Mikhaylova, traerlo aquí muestra mi verdadero interés, así que ¿Están de acuerdo con mi propuesta?...—todos se miran entre sí debatiendo silenciosamente.—Les recuerdo que mi familia fue la que perdió más que la de ustedes y todos aquí me deben demasiado para variar, nunca propondría algo que afecte a la Comitiva de la cual soy el Jefe—todos asienten en su dirección unos más convencidos que otros pero al fin y al cabo lo aceptan en su mayoría.
Hilleon por fin deja de tontear y se pone de pie uniéndose a la conversación sobre ÉL.
—¿Qué obtendría yo a cambio de dejar de lado mis ganas de eliminarlos para siempre del mapa?—mi abuelo sonríe como si hubiera escuchado un chiste y todos lo observan a la espera de su respuesta.
Yo en cambio reconozco esa sonrisa y es la misma que pone cuando logra su objetivo.
—Obtienes mi respeto y además el honor de elegir lo que quieres obtener de nosotros—debe ser una jodida broma...no es lo que estoy tratando de no creer.—Todo este tiempo hiciste lo que quisiste—levanta un dedo aclarando algo.—Corrijo, te he dejado que hagas lo que quieras...incluyendo asesinar a mi hijo y nieto y no hice nada para detenerte cuando podía haberte torturado de maneras que no imaginas para terminar lanzando tu cuerpo a un estanque de tiburones—empieza a caminar lentamente alrededor de la mesa con seguridad.—Te he subestimado al principio pero según mis informes tienes potencial, más allá de eso nadie se atrevió a meterse con nosotros en mucho tiempo y tú tienes bolas para venir aquí.
Ellos dos son los únicos de pie y todos los demás los observamos como si se tratara de un juego de tenis mirando de un lado a otro.
—Quiero dos cosas para asegurar bajar mis armas y poner a mi familia a disposición de ustedes—mi abuelo le hace un ademán para que continúe.—Quiero toda la zona norte como mi territorio.
El señor Mikhaylova ensombrece su mirada pues es su territorio el requerido y dudo mucho que acepte ceder.
—¿Y lo otro?—un escalofrío me recorre la columna vertebral y me remuevo inquieta en mi silla.
—A tu nieta Negginne—dice con una sonrisa.
Miro a mi abuelo perturbada y él sonríe como si hubiera predicho lo que él le diría. Hilleon ni siquiera se toma el tiempo de enfrentarse a mi mirada como si no le importara que esté aquí escuchando su negociación y yo obviamente no lo soporto así que me pongo de pie.
—¿Porqué querrías a una salvaje? Podría arrancarte la cabeza si quisiera—y va en serio, él solamente sonríe con sorna, ¡Cómo quiero patear sus bolas!
—Mikhaylova, ¿Estás dispuesto a ceder tu territorio por el bien de la Comitiva?—pregunta mi abuelo ignorando mi protesta.
Y se coloca detrás de él poniendo una mano sobre su hombro a la espera de su respuesta, el hijo de este le dice algunas cosas al oído tratando de convencerlo, ¿Porqué no acepta y ya? Hay varios territorios en el continente, algún otro le darán, a él le tocó lo más fácil a mi abuelo lo peor, tener que entregarme a mí y sin duda yo aceptaré con tal de terminar con la mierda de guerra.
—Cedere mi territorio pero quiero el ala este como compensación—ese era el territorio de mi padre, mierda...
—Es tuyo—le dice mi abuelo sin dudar y el viejo sonríe complacido, yo aprieto mi mano en un puño, era obvio que no cedería así como así, incluso el territorio que pidió es mucho mejor que el que tenía.
Ahora mi abuelo camina hacia mí.
—Negginne...
—Acepto abuelo, haría lo que sea por la Comitiva y sabes bien que jamás traicionaria a mi familia—me sonríe complacido como si no esperara menos de mí.
—Después de todo de algo sirve tener a una mujer en la Comitiva, la chica tiene cerebro, esperemos que también tenga lo que se requiere para dirigir—ríe y los demás le siguen.
El estúpido no es nadie más que Oliver Shevchenko el hijo mayor del Señor Shevchenko, nunca pudo haber sido más oportuno.
Sin mirar en su dirección saco mi navaja que llevo escondida en la liga puesta en mi muslo izquierdo y la lanzo hacia él clavándosela en el hombro derecho, todos ríen más fuerte por mi acción.
—Sí, tengo lo que se requiere, más bolas que tú, ¿Pero será que tú las tienes?...No lo creo—voy hacia él y le arranco mi navaja del hombro, limpio el filo que tiene su asquerosa sangre con la misma tela de su saco.—La próxima vez se clavará en tu frente si no aprendes a hablarme con respeto, recuerda que soy una Rousseau y no soy cualquier mujer no lo olvides.
Nunca superará la humillación que recibió y eso es lo que pasa cuando intentan desvalorizar mi sexo.
Coloco nuevamente mi navaja en donde la tenía escondida y me coloco al lado de mi abuelo.
—Hemos llegado a un consenso, ese era el fin de esta reunión así que estoy satisfecho, ¡Brindemos por ello!
Todos alzan sus copas y brindan con total naturaleza ahora que mi abuelo solucionó el problema y yo no dejo de mirarme con Hilleon, que por cierto nunca dejó de sonreír cuando acepté su absurda propuesta pero que ni piense que logrará tocarme.
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Más tarde todos se retiraron y quedamos solo mi abuelo, Hilleon y yo, obviamente para aclarar su intención.
—Quiero casarme con Negginne—dice en un tono serio. Entorno los ojos y resoplo.
—Lo haremos pero no me pondré tu apellido ni por equivocación, Rousseau soy y Rousseau moriré.
—Tendrás que llevarlo de todas formas la ley lo dicta.
—¿Olvidaste que la ley la hacemos nosotros? Dije que no y punto, confórmate con tener el privilegio de que esté unida a ti porque cualquiera mataría por ello—él no dice nada más porque sabe que es inútil discutir conmigo que soy la reina de las orgullosas.
—¿Cuándo quieres llevarlo a cabo?—mi abuelo que estuvo callado todo el rato por fin habló y yo me pregunto lo mismo.
—En un mes nos casaremos por Iglesia y hoy mismo por el civil.
—¡¿Qué?!—grito eufórica, entiendo que sea un psicótico pero esto es demasiado.
—Sí Negginne, no pretendo perder tiempo soy un hombre ocupado, además ya he traído conmigo al juez—no me sorprende para nada, resoplo con rabia.
El juez entra a la oficina de mi abuelo y se para frente a nosotros esperando cualquier indicación, mi abuelo coloca su mano sobre la mía y asiento con la cabeza.
Hilleon le hace una seña al hombre y comienza a colocar unos papeles sobre el escritorio.
Obviamente los tomo al instante para leerlos detenidamente y no hay ninguna trampa, mi abuelo los lee también y no tiene queja alguna, continúo leyendo hasta que llego a la cláusula del acuerdo prematrimonial.
—¿Esto es en serio?—pregunto, tratando de contener la risa.—Nunca te obedeceré dalo por hecho, no seré tu sumisa porque antes de que eso pase tú serás el mío así que quítale esto.
•Obediencia absoluta sin lugar a ninguna discusión.
Si es un chiste me causa mucha gracia.
—No lo haré.
—De todas formas no te haré caso.
—Habrán consecuencias.
—No me importa, no puedes comprar una Leona y encerrarla en una jaula porque me estarías quitando la vida—él parece pensarlo y finalmente señala la cláusula.
—Quitalo—el hombre redacta una nueva hoja y quedo satisfecha con el resultado.
Hilleon firma los papeles y llega mi turno, antes de hacerlo miro por un momento a mi abuelo que sonríe y asiente, firmo de una vez y el pacto está hecho.
—¡Oficialmente son el Señor y la Señora Pracotszcky, les deseo una buena vida a ambos!—río con sarcasmo antes las palabras del juez antes de verlo retirarse.
—¿Señora Pracotszcky? Mis calzones.
—Acéptalo de una vez ahora eres mía.
—No soy un animal que compraste en una feria así que no, no soy tuya y segundo, espero que evites seguir mirándome con lascivia porque te recuerdo que ¡Nos llevamos diez años de diferencia y apenas nos conocemos!—soy una hipócrita, con Paltom es la misma diferencia pero con la excepción de que me gusta hacerlo con él y me olvido de eso.
—Sólo voy a advertirte una cosa Pracotszcky y ten cuidado con lo que haces—mi abuelo se pone de pie adoptando la típica pose de un Rousseau, emanando poder.—He decidido poner mi fe en tí así que no me decepciones o te irá muy mal, pon la vida de Negginne antes que la tuya porque sabes muy bien que su vida vale más que la tuya y todo lo que tienes—le sonríe pero más que eso es una clara advertencia.—Si me entero que le haces algo no voy a escatimar en los daños que te causare y no me importará romper nuestro pacto.
Al ver a mi abuelo en este estado de aspecto sombrío sé que no dudará en quitarle hasta el alma si llegara a traicionar su confianza, el susodicho asiente y no se atreve a decir nada.
Mi abuelo me da un suave beso en la frente y un abrazo cálido como despedida, se retira de su oficina dejándome sola con mi verdugo y ahora mismo no tengo idea de cómo proseguir, acabo de caer en cuenta que estoy casada a mis quince años con un hombre que conocí hoy y es el causante de la muerte de mi hermano y de mi padre, ahora estoy unida a él y tendrá que ser así siempre por el bien de todos.
—Es hora de irnos Negginne, tengo unos asuntos que atender y requieren mi presencia—le echa un vistazo a su reloj y coloca las manos en los bolsillos esperando que lo siga.
—¿Para qué quieres que me vaya contigo? No pienso acostarme contigo, no lo deseo, recuerda que soy menor de edad—ahora sí me conviene hacerme la inocente.
—Algún día tendrás que hacerlo y cuando eso pase serás tú la que venga a mí por más—me mira de arriba a abajo.—No finjas ser la niña mojigata porque de eso no tienes ni un pelo—sonríe descaradamente como si fuera una verdad cuando es todo lo contrario.
—O al revés pero mientras tanto espera sentado.
—Vendrás conmigo Negginne y se acabó—se agotó su paciencia.
—No iré ya te lo he dejado en claro—me siento sobre el escritorio.
—¿En serio vas a ponerte en modo caprichosa?
—Soy caprichosa porque quiero y puedo—cruzo las piernas y acomodo mis guantes ignorandolo.
—No me diste un beso por habernos casado—entorno los ojos.
—Ni pienso dártelo, eres lindo pero no lo suficiente para enamorarme.
—Eso es suficiente para mí.
—Pues es lo único que obtendrás—le aclaro.
—Tonta.
—Tonta tu madre.
—La tuya.—ahora sí se agotó mi paciencia.
—De mi madre no hablaras imbécil—sólo fue una excusa para por fin sacarme las ganas de estampar una cachetada en su mejilla que le da vuelta la cara.
—Pues tú tampoco hables de la mía.
—¡Yo hablaré de quien quiera!—me agarra desprevenida y con sus manos toma mi rostro y me lleva hasta el escritorio haciéndome chocar contra este, invade mi boca con ansias y desespero, intento apartarme pero es demasiado voraz hasta que termino cediendo, su lengua acaricia la mía y antes de alejarlo de mí le doy una mordida a su labio inferior haciéndole sangrar y logrando que se aparte abruptamente de mí.—¡Nunca vuelvas a besarme sin que yo lo desee!—no caeré en sus estúpidos intentos de persuasión, él jamás tendrá un lugar en mi vida no voy fingir demencia y ser una hija de puta para acostarme con el tipo que asesinó a mi familia.
—¡Te quedarás esta noche aquí pero mañana a primera hora te quiero en mi mansión!—le ha caído como patada al hígado lo que le hice porque está rojo de ira.—Mis subordinados vendrán por ti y todas tus cosas.
No le respondo y sale del despacho de una vez. Me quedo aquí pensando en todas las cosas que haré para hacerlo sufrir porque conocerá el infierno conmigo.
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La mañana siguiente...
Me despierto como todos los días a las cinco de la mañana, Winter a pesar de tener una habitación exclusivamente para él viene aquí y duerme en mi cama con toda la libertad del mundo, creo que se auto percibe perro.
Me levanto cuidadosamente para no molestar a su majestad y voy a prepararme para el largo día que me espera hoy, odio saber que tendré que vivir con ese estúpido.
Ya lista para bajar a desayunar con mi abuelo, el último desayuno que compartiré con él.
Me sorprende no verlo sentado en su silla, él siempre llega primero que yo y es quien me espera a mí, veo a Apola sirviendo la mesa y me acerco.
—Buen día Apola, ¿Porqué aún no ha bajado mi abuelo? ¿O acaso salió?.
—Buenos días señorita, no lo sé, no lo hemos visto salir—enarco una ceja y voy a buscarlo.
—¡Ah, Señorita!—me detengo y la observo.
—Anoche ese hombre volvió repentinamente y parecía molesto, no recuerdo su nombre.
—¿El que estaba conmigo y mi abuelo en su despacho?
—¡Sí el mismo!—arrugo más la ceja, Hilleon, ¿A qué volvió?.
—¿Qué quería? Y ¿Porqué no me avisaron?.
—Él pidió ver a su abuelo de inmediato y subió a verlo en su despacho, se quedó hasta la madrugada, Janette incluso les llevó una botella de vino.
Voy a buscarlo corriendo a su habitación, no responde, entonces abro la puerta y no lo veo por ningún lado, ¿Dónde se habrá metido? Voy a todos los lugares donde creí que estaría y no, no lo encuentro, ¿Se habrá emborrachado y se quedó en su despacho?.
Voy hasta allí y sin golpear entro de una vez.
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Narrador omnisciente
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El mundo se detuvo para Negginne en ese instante cuando vió el cuerpo sin vida de su abuelo recostado sobre su silla del escritorio con los brazos colgando a sus costados, los ojos abiertos de par en par y con sangre seca saliendo de su boca que escurriendo por su garganta e impregnó toda su ropa.
Ella logró llegar a él a duras penas con el cuerpo congelado y temblando, la copa de vino estaba en el suelo hecha pedazos, se acercó hasta él y no dudó en abrazarlo.
Intentaba llorar pero las lágrimas no le salían y eso le dolía más, su corazón se hizo trizas, estaba en shock, se aferraba al cuerpo sin vida de su adorado abuelo Volker, su todo, el único que la acompañó día tras día y la convirtió en lo que es ahora.
Un grito de lamento salió de su garganta atrayendo la atención de todos en la mansión, los guardias corrieron escaleras arriba y se encontraron con esta escena, Paltom y Decan llegaron apartando a todos a su paso y se encontraron a Negginne arrodillada a un costado de su abuelo sujetando su mano.
Las sirvientas y demás trabajadores que rondaban por el lugar no tardaron en correr dentro de la casa por más de no estar permitido hacerlo, puesto que nunca habían oído gritar a su adorada ama y creyeron que estaba en peligro. No se esperaban encontrarse con el cuerpo sin vida de su querido amo, las mujeres se presignaban y los hombres se quitaban el sombrero en señal de respeto, todos observando con pena a Negginne.
Paltom se acercó e intentó hacerla volver, parecía fuera de sí mientras temblaba de ira, estaba en otro lugar menos ahí, susurraba maldiciones, le tocó el hombro y no fue respondido hasta que ella misma volvió a su realidad.
—Mataron a mi abuelo...¡Mataron a mi abuelo!
Gritaba una y otra vez con una furia inmedida y el dolor impregnado en su voz, Decan ahuyentó a todos y les amenazó con matarlos si daban la noticia a alguien ajeno a la familia.
—¡Llamen a Janette ahora mismo!
La sirvienta fue llevada ante ella casi a rastras quedando arrodillada y lo que la recibió fue una patada que la hizo revolcarse de dolor.
—¡¿Quién te mandó a poner veneno en el vino de mi abuelo?! ¡Habla malparida! ¡¿Quién?!
—Y-y-yo no sé de qué me habla señora, po-por favor ¡No me golpee más!
Negginne ignoró su pedido y siguió dándole golpes a dos manos sin parar.
—¡Habla mujer o será peor para ti!—intervino Paltom.
—Y-yo n-no s-se na-nada ¡por favor señora!
Lloraba de dolor, le había roto las costillas y toda su cara quedó desfigurada.
Negginne sacó su navaja y se apresuró a hablar rápidamente.
—¡El señor Volker me pidió una botella de vino para beber con Hilleon Pracotszcky, ellos dos se encerraron y luego el señor me pidió que fuera a descansar, no sé nada más por favor ya no me golpee!
Negginne se volvió maligna y no escuchaba súplicas, le hizo un corte limpio en la garganta matando a la mujer.
Paltom le hizo una seña a Decan y rápidamente sacó el cuerpo de allí.
—Juro que voy a vengarme Paltom, lo juro, haré que Pracotszcky llore lágrimas de sangre suplicando que lo mate después de haberle quitado el alma y torturarlo tanto hasta volverlo loco...
—Te ayudaré en tu venganza Negginne, viviré para eso y para tí.
Ella no respondió y se quedó en silencio hasta que notó un papel escrito sobre el escritorio, se acercó y tomó el papel en sus manos y antes de leer la carta se dirigió a Paltom.
—Ya sabes lo que tienes que hacer a partir de ahora ve y avisa a todas las familias sobre lo que sucedió, quiero que todo esté listo para hoy mismo.
Él asintió e iba a irse cuando ella volvió a hablar.
—Paltom.
—¿Qué sucede?.
—Que no se atrevan a reclamar el puesto de jefe absoluto porque la nueva Jefa soy yo, soy la última Rousseau y el legado continuará conmigo.
Lo escuchó irse y comenzó a leer la carta.
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Querida nieta Negginne, mi más grande orgullo y mi sucesora.
Muchas veces me he visto reflejado en ti sin importar que eres mujer, porque eres más parecida a mí de lo que nunca fueron tu padre y tu hermano. Mi hija rebelde, valiente y obstinada, sé que para este momento ya he perecido y tú envuelta en sed de venganza estarás, así que quiero que a partir de ahora dejes salir a ese verdadero tú que tantas veces tuve que reprimir para cuando llegara este momento, pon en práctica todo lo que te enseñé y usa todo lo que tengas a tu favor, ahora mismo eres la Jefa de la Comitiva y la mujer más poderosa del Continente Europeo, nadie puede ni debe darte órdenes Negginne, tú los mandas, tú ordenas y ellos obedecen porque tienes a tu disposición el mayor poder y riquezas incalculables.
Así que quiero que derrames hasta la última gota de sangre con tal de llevar a la gloria eterna a los Rousseau, que todos sepan quién eres y se acuerden de ti para siempre, prométeme eso y no me decepciones.
Escribo esta carta sabiendo que voy a morir hoy, en unas cuantas horas para ser exactos, todo esto ha sido planeado por el mismo Hilleon Pracotszcky, él nunca desistirá de su idea de acabar con la Comitiva y la razón por la que pidió casarse contigo es porque está interesado en ti es por eso que acepté que te casaras con él para que uses ese interés y lo arruines, acaba con él y también con todos los traidores de la Comitiva que querrán matarte en cuanto sepan de mi muerte, especialmente a Mikhaylova, viejo zorro pierde el pelo pero no la maña él fue quien saboteó el avión donde viajaba tu padre con ayuda de los demás, todos menos tu Padrino Kuznetsov, Mikhaylova siempre deseó el territorio de tu padre y la única forma de sacarlo de allí fue matandolo.
Hilleon chantajeó a una sirvienta para que pusiera veneno en mi vino, lo sé porque nada puede suceder en mi casa sin que yo lo sepa primero. Sé que sabes que pude acabar con él pero tuve una idea mejor, hacer que él elimine a todos en la Comitiva por pedido tuyo, haz que se vuelva loco por ti y haga todo lo que le pidas sin excepciones y luego cuando completes tu tarea y ya no te sirva, debes asesinarlo, así serás la única en el poder y tendrás a todo un continente bajo tu manga.
Y como siempre digo Negginne, hace falta más que una bala para matar a un Rousseau por eso prefiero matarme yo mismo antes de que alguien se pasee con mi cabeza como un trofeo.
Recuérdalo bien Negginne, eres una Rousseau, eres la Jefa.
Escribí lo justo y necesario en esta última carta y...
Nunca te lo dije pero sé que lo sentías, te quiero hija mía.
Volker E. Rousseau.
—Te quiero abuelo, nos vemos en la otra vida.
Cerró los ojos y aclaró su mente, hoy mismo dejaría salir a la verdadera ella que siempre rogó por salir, le demostraría a todos el verdadero poder de un Rousseau y todos pagarían por la traición.
Besó el dije de cruz que llevaba colgando en su cuello, un obsequio de su abuelo, y pidió perdón a Dios por la persona en la que se convertiría a partir de hoy.
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La gente más importante del mundo asistió al funeral de Volker Rousseau, los medios anunciaron la noticia de su descenso diciendo que fue a causa de un paro cardíaco, porque sólo las personas más cercanas tenían conocimiento de la verdadera causa.
Negginne se mantenía como una estatua frente al féretro de su abuelo hasta que llegó el momento de trasladarlo al Mausoleo de la familia.
Hilleon no dejaba de verla y se mantenía cerca de ella, Negginne no tenía color alguno en el rostro, estaba sería, callada, no hablaba y se negó a beber o comer algo, nadie se atrevió a pedirle que se retirara a descansar.
La gente se despidió de uno en uno con una leve reverencia en honor a Volker hasta que sólo quedaron Hilleon y los guardias junto a ella.
—Negginne, deberíamos irnos, ni siquiera te he escuchado hablar hoy.
—Vete tú y váyanse todos, listo, ahora me has escuchado hablar—él se sorprendió por la repentina respuesta y la tomo de los hombros para que lo mirara.
—En serio, quiero que descanses, aunque no lo creas me preocupa tu bienestar—Negginne recordó las palabras escritas por su abuelo y aprovechó el momento para iniciar con su plan.
—Perdón, no estoy bien, sólo necesito un abrazo...—él no dudo en envolverla entre sus brazos y ella se golpeaba mil veces en su interior, el abrazo le quemaba como si caminara sobre brazas porque ella lo odiaba.
—Vuelve primero e iré a tu propiedad pronto.
—Ahora es tu propiedad también.
Ella sonrió y le agradeció, eso fue suficiente para que él aceptara y se fuera, automáticamente dejó de fingir y volvió a su aspecto sombrío, Paltom y Decan se encontraban a unos metros de ella y sabían que algo se traía entre manos, conocían el carácter y lo vengativa que era Negginne por lo que no dijeron nada.
—Quiero que ustedes también se vayan, todos sin excepción, déjenme a solas por última vez con mi abuelo quiero despedirme...no vendré a verlo en mucho tiempo—dijo esas últimas palabras sólo para ella.
—¡Pero Negginne no podemos dejarte sola, sería estúpido de nuestra parte descuidarte así!
—Correré el riesgo.
—Pero...
—¡Nada! Váyanse y punto, no lo diré de nuevo, no me hagan enojar.
Sabían que Negginne nunca cambiaba de opinión cuando tomaba una decisión, era demasiado orgullosa para su propio bien y lo más sabio que podían hacer era obedecer.
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Empezó a llover a cántaros, el viento azotaba los árboles y los cables por doquier, el cielo alumbraba con los relámpagos horrorizando a las personas que aún no llegaban a sus casas y corrían asustadas temiendo a que les cayera un rayo que los partiría en dos, y las demás aguardaban en la oscuridad de sus casas rezando, implorando al cielo porque el tiempo se calmase y no destruyera nada. Pero ella seguía ahí, en la fría y lluviosa noche aún permanecía parada frente al féretro de su difunto abuelo, en silencio, sin inmutarse por el ruido de afuera, la tenue luz dentro del Mausoleo donde descansaban los demás restos de sus ancestros amenazaba con apagarse, pero qué importaba si ella ya no tenía miedo a nada.
—Kuznetsov, has venido.
—Nunca le daría la espalda a mi familia querida ahijada—se dió la vuelta para encontrarse de frente con el imponente hombre vestido de negro completamente.
—Mi abuelo habló contigo.
—Habló conmigo antes del suceso así que...estoy enterado de todo incluyendo la traición de esos malditos.
—Él confiaba mucho en tí padrino.
—Y yo en él, me salvó la vida no sólo una vez, sino tres veces.
—Me contó mil veces esas historias, ustedes eran unos rebeldes sin causa.
—Solo se vive una vez mi querida—ella se acercó a pasos lentos y volvió a oscurecer su mirada.
—¿Está todo preparado?.
—Lo está, ¿estás de segura de eso?.
—Lo estoy, me será mucho más fácil hacerlo de ese modo, desde las sombras, por eso cuando eso pase ya he dejado por sentado que tú serás el nuevo regente de la Comitiva, intentarán matarte pero no contarán con que tendrás todo el apoyo de Hilleon, aprovéchalo—el hombre mayor asintió con seriedad y un brillo de nostalgia apareció en sus ojos.
—Volker debe estar bailando en el maldito infierno al ver que su nieta es exactamente como él, inteligente, astuta y maligna como ninguna—ella se limitó a sonreír de lado.
—Voy a depositar mi confianza en ti Padrino, debemos eliminar a todos y dejar en último lugar a Hilleon.
—Lo haremos hija, lo haremos.
En ese momento el corazón de Negginne latio alocadamente porque finalmente todo empezaría a ser como ella lo desea.
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