CAPÍTULO 24

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Negginne

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Los monstruos no viven bajo tu cama, ellos viven la vida como tú y cualquier otro. Pero hay algunos en específico que esperan tu vulnerabilidad para enseñarte lo que es el temor...

No pegué el ojo en toda la noche, después de una dura batalla de miradas entre Decan y yo para que se fuera a descansar con Mariska, finalmente se rindió después de insistir en no querer dejarme sola y ya no aguanté, di paso a los estresantes pensamientos que mantuve guardados para el momento en que estuviera a solas. De sentirme poderosa, audaz y precavida, ahora no pasaba a nada más que sentirme una reverenda idiota.

Tengo rabia, muchísima, me consume más que ayer y el día anterior. Odio la injusticia y lo que lleva consigo, como la mentira, traiciones y sucios engaños de un juego que se lleva a cabo hace años donde creí llevar la delantera y ser la ganadora.

Ivar, quien creí que sería mi único pilar ahora más que nunca, que andaramos codo a codo, con su mente y la mía unidas. No podré verlo a la cara sin querer depositar una bala en su cien, porque por sus secretos mi abuela, su madre, padeció por muchos años el exilio alejada de nosotros, su familia, todo por creerse superior y que podría resolverlo todo solo. Nunca dejó de ser un caprichoso arrogante, ¿no confiaba en mí? Ahora se arrepentirá hasta lo último de no haberlo hecho pero está fuera de mi equipo, tomó su decisión el mismo día que creyó conveniente ocultar hechos importantes, más bien, ocultar y mentirme en mi propia cara.

Pronto la mañana helada se hizo presente en Cleveland y nosotros ya estábamos listos para volver, todos incluyendo a Mariska y su madre.

El momento en que Lydia y mi abuela volvieron a reunirse fue emocionante y acogedor, eran amigas reales que jamás dejaron atrás su amistad a pesar del tiempo y las circunstancias. Lydia y Mariska aceptaron venir a vivir con nosotras, decisión que me agradó bastante, puesto que deseaba que mi abuela se adaptara a su vida y qué mejor que con la ayuda de su íntima amiga.

Durante mi estadía en el País extranjero ignore las llamadas de seres no tan gratos y debido a la insistencia de los mensajes no me quedó de otra que abrirlos porque mi teléfono explotaría en cualquier momento.

Eché un vistazo a los asientos de los demás que iban muy animados con sus conversaciones y presioné un mensaje al azar sin mirar de quién era.

"Por el amor de Dios Negginne, este debe ser el mensaje un millón que te he mando. No quiero parecer intenso pero necesito saber de ti, búscame..."

Y encima quiere que lo busque, Hilleon y sus intentos de persuasión. Sinceramente es un tema que no sé cómo resolver y del que me cuesta hablar, ese hombre provocó lo peor de mí y más, es peligroso para mí estabilidad ahora.

Apagué el teléfono y cerré mis ojos para no pensar, no en él, me entorpece y hace pensar cosas que me hacen querer vomitar y...

Tan rápido como pude desabroché el cinturón de seguridad y corrí al baño, mierda... Sentía que moriría de rodillas frente al inodoro, se me revolvían las tripas y la garganta me quemaba como si me hubiera bebido una botella de aguardiente. Sentí las manos de alguien sosteniendo mi cabello y mis hombros para que no me cayera, lo agradecí internamente.

Cuando las náuseas me abandonaron y pude estabilizarme, era mi abuela quien me sostenía observando todo con preocupación tocando mi rostro.

-Estás pálida mi amor, ¿qué comiste?-preguntó tocándome la frente y las mejillas. Miré a un costado al espejo y tenía razón, mi cara estaba más blanca de lo normal y mis ojeras se llevaban el premio mayor.

-Supongo que todo esto-moví mi dedo índice en círculos.-Me está pasando factura, la migraña me está matando, los problemas me están matando...-cerré el inodoro con la tapa y me senté encima tapándome el rostro con frustración.

-Nunca voy a perdonarle a tu abuelo el haberme quitado tanto, sobre todo el haberme perdido de la crianza de mi única nieta...-me acarició con sus manos y sentí la calma que me transmitía a través de ellas.

-Hay tanto que tienes que saber abuela, pero lo más importante es que no soy buena del todo, he sido bastante mala-hizo que levantara la cabeza y alzara el rostro.

-Una mujer inteligente siempre será considerada un peligro-me guiñó un ojo y entendí la referencia, sonreí dándole la razón y me tranquilicé en sus cálidos brazos.

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Hilleon

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Me escondí en el único lugar donde nadie se atrevería a irrumpir, el Mausoleo de los Rousseau. Lugar sagrado y donde Negginne suele venir a meditar y hasta absorber energía demoníaca, porque eso es lo que han sido sus antepasados, demonios humanos. Y ella le rinde pleitesía al peor de todos ellos, Volker.

Negginne, Negginne, Negginne... atravesó mi corazón con su navaja y no se hizo cargo, se llevó toda mi hombría con ella y no me la devolvió, egoísta y altanera. ¿Dónde quedó el hombre despiadado y careciente de sentimientos?...

Me culpo de todo, soy culpable, pero menos, de exigirle que entienda que es mía porque aunque esa caprichosa no quiera aceptarlo fue exactamente hecha para mí y morirá conmigo de ser necesario.

Suspiro echándome en la fría tumba del viejo.

-La amo, desgraciado, ¡¿escuchaste?!-me río.

Recuerdo las veces en que la ví andar por esa Academia en la que buscaba jovencitas para follar con mis amigos, por diversión, era patético y un desgraciado, lo sé, pero me mantenían entretenido y me gustaba que toda la atención sea  sólo para mí. Pero como un estúpido terminé yendo sólo por ella, escondiéndome en los pasillos y colandome en donde sea que ella estuviera sólo para tener una mejor vista, sin siquiera tener una simple mirada suya que bastara para calmar mi Psicosis.

Ella nunca lo supo pero siempre la he admirado, desde las sombras...implorando, rogando porque tan sólo notara a este pobre diablo, sólo una mirada quería, pero no de esas cargadas de asco y odio con las que se dirigía a todo el mundo, quería que me mirara con deseo y cómo no, con amor aunque no tuviera una maldita idea de lo que era eso.

Nunca pretendí ser cercano, aunque quería ser su todo pero como un cobarde me daba miedo probar la carne y no poder resistirme al pecado después...la veneraba, oh Dios mío. Follaba con muchas mujeres y a todas les ponía su rostro, tenía necesidad y me enloquecía el hecho de que no la tenía para mí solo. La vigilaba muy de cerca, siendo precavido y un fantasma a tiempo completo, ella nunca logró notarme pero sí tener conocimiento de mi nombre, eso fue suficiente para alzar mi ego.

Una vez la escuché pronunciar mi nombre con ese acento tan marcado suyo, con sus ojos de sirena y su boca entreabierta, seria como nadie, pensando quizás en cómo se sentiría tener mi corazón en sus manos mientras me veía desangrando a sus pies como una diosa hacia su discípulo.

Rondaba un lugar de mala muerte que parecía ser su favorito en aquel entonces, donde sacaba su verdadero yo, porque al igual que yo, ella tenía instintos ocultos, muy fuertes, no aptos para personas normales. La veía romper el alma de cada hombre que osaba compararse con ella, yéndose después como si nada y conociendo lo brutal de su naturaleza, cada día me tenía más loco detrás de ella, enfermo de ella y todo lo que le seguía.

Era mala, descarada, fría y despiadada, mi Malignant.

Como lo supe desde un principio, una vez que la probé no pude resistir, la dependencia y necesidad que tengo de ella se instalaron para siempre, imposible de olvidar y arrancarlo de mi.

Su cuerpo y el mío están hechos por igual, ella nació para mí y yo soy todo de ella, no puede haber nadie más, haría lo que fuera porque se quedara conmigo, es preciosa y la odio, la odio por ponerme de rodillas y reírse de mi domesticación, la odio por llenarme y hacerme sentir completo, la odio por estremecerse y gritar de placer por mí e invocar mi nombre cada noche, la odio porque sé que me ama y no puede vivir sin mí como yo sin ella.

Hace unos años atrás cuando mi obsesión por ella seguía en pie, como nunca la dejé ir. Cometí la desfachatez de embarazar a una de mis amigas, fui un idiota, las drogas y el alcohol inundaban mi sangre día y noche apoderandose de mí como un virus mortal, no tenía control y tampoco quería.

Siempre fui un maldito pero nunca sería un cobarde, Caroline insistió en que fue su culpa ya que ambos estábamos en un estado de inconsciencia y nos dejamos llevar, yo ni siquiera recuerdo lo que hice esa noche pero ella se echó toda la culpa, cosa que no permití, me hice responsable y cumplí con mi deber.

Siempre anhele tener un hijo, era lo que más quería, quién supondría que un demonio fuera de control se moriría por tener un primogénito, pero mi idea de paternidad siempre había estado puesta en combinación con Negginne, hasta que esa idea cambió de rumbo.

Propuse hacer las cosas correctamente, casarme con Caroline y criar a nuestro hijo como padres sanos y estables. Y mi vida cambió desde el instante en que la pantalla me mostró el feto de mi hijo en plena gestación, quería hacer las cosas bien y por mi hijo tuve que guardar mis profundos sentimientos por la mujer de hierro.

No amaba a Caroline y nunca lo haría, yo siempre pertenecería a Negginne hasta el final de mis días porque éramos uno. Y aunque ella insistió en ganarse mi afecto fue inútil, la respetaba y era atento con ella, pero sólo por lo preciado que era para mí lo que cargaba en su vientre.

Mi hermana nunca la quiso, la odió desde el primer momento en que le di la noticia, y me llamó la atención de Anna puesto que ella nunca odiaba a nadie y mucho menos se mostraba hostil de manera frecuente con una persona, sus constantes palabras de hostigamiento tratando de hacerme entender que Caroline me mentía y me utilizaba a su conveniencia no hacían efecto en mí, yo estaba seguro de que ese niño era completamente mío. Llegué al punto de enojarme con mi hermana y mandarla lejos hasta que se le pasara su berrinche, quizás solo estaba celosa de que ya no sólo la atendería a ella y alguien le quitaría su lugar como la más mimada.

Todo iba bien, a veces, porque si pensaba que con renunciar a Negginne por tener moral y querer darle una vida digna a mi hijo...el maldito Volker Rousseau no pedía permiso a la hora de atacar, lo hacía en el momento menos esperado y menos indicado, pero garantizaba que nunca te pudieras recuperar de ese golpe.
Era un viejo astuto que cuanto más viejo más sabio pero más desgraciado también, en algún momento llegué a admirarlo y querer ser como él, pero todo terminó cuando le declaró la guerra a mi abuelo Balthazar hace muchos años atrás, cuando yo todavía era un niñato, uno que sólo pensaba con la cabeza de abajo y no se percataba de la realidad.

Mi abuelo, Balthazar Pracotszky fue un hombre extremadamente reservado, íntegro, pulcro y muy sabio, jamás se había escuchado algo malo de él, porque orgullosamente era una leyenda, lastimosamente yo no podría ser ni la mitad de lo que él fue.
Mis padres murieron en un accidente de tránsito donde sus cuerpos quedaron completamente calcinados y en el que iba mi hermana también, milagrosamente pudo salvarse pero mi abuelo la mandó lejos, a otro País donde nadie pudiera verla ni atacarla, aunque su vida fue dura al vivir rodeada de muchos especialistas que tuvieron que reconstruirle el rostro y la vida misma...

Aunque los medios dieron su versión de los hechos mi abuelo supo que ese era el precio que tuvo que pagar por romper sus lazos con el diablo de Volker Rousseau, y yo también caí en un oscuro abismo del cual me fue casi imposible salir, me costó, pero fue él quien logró levantarme y convertirme en el demonio que hizo temblar a todos los líderes de la Comitiva.
Si hubiera sabido que mi abuelo me preparó con todo hasta el final tan sólo para desaparecer un día sin dejar rastros ni dar indicios de su paradero, como si se hubiera evaporado del planeta tierra.

Volker nunca se quedaría quieto, buscaría la manera de destruirme y lo logró, le prometí a Caroline que jamás la dejaría sola y la protegería de todo a ella y sobre todo a mi hijo, pero a mis palabras se las llevó el viento.

Era el séptimo mes de embarazo, por fin iba a saber el sexo del bebé y aunque pude saberlo mucho antes preferí esperar, era peligroso y necesitaba protegerlos. Un día cuando la tormenta pasó y dió paso a la calma, fui estúpido en creer que todo terminaría ahí, Volker no sólo destruiría mi ilusión sino que haría que me quitaran el corazón y me quedara con nada.

Fue Negginne, su arma letal y la mujer que hizo a su imágen, ella no tuvo piedad con mi hijo y su madre, o eso creí hasta ayer cuando escuché el grito animado de un niño y visualicé por un momento al pequeño y detrás de él a Caroline que asentía una y otra vez con la cabeza y yo, por inercia, caí arrodillado abrazando al niño en mis brazos, todo fue en cámara lenta y no respiré hasta el momento en que el niño me llamó «papá».

Me encontraba en una travesía, me puse de pie como un robot quedando inmóvil, Caroline me besó y no pude detenerla a tiempo, luego, lo peor pasó, Negginne...mi Negginne me observaba desde una distancia, en sus ojos veía el dolor, estaba herida y sofocada, alterada, me golpeó con varias palabras antes de salir por la puerta y desaparecer y cuando al fin reaccioné me apresuré hacia la puerta para no verla más, pero me encontré con un ofuscado Ivar.

Esperé el golpe que de seguro respondería pero no fue dirigido a mí, fue a uno de los hermanos Kuznetsov.

—Como en los viejos tiempos Sándor...—el puño de acero de Ivar torció la mandíbula de uno de los hermanos y los demás no tardaron en responder.

Garret y Kristof quisieron sujetarme pero el primer error que cometieron fue el tener la intención de dominarme.

Pelee cuerpo a cuerpo con ambos y le rompí el brazo a uno acabando con el segundo al instante, levanté la vista y vi a Ivar a punto de dispararle a los otros dos.

—¡Sabía, sabía que te cogías ese rico coño de tu hermana!—exclamó uno con la boca ensangrentada y el rostro desfigurado.

La irá volvió a incendiar mis entrañas y le patee el rostro al desgraciado.

—Miserable infeliz...—un disparo al aire sonó y todos levantamos la mirada.

—No queremos problemas, hagamos la guerra pero no en mi casa muchachos—Balamhor bajaba de las escalares con su bastón en su mano y en la otra cargaba un rifle.—Tengo buena puntería, no querrán desafiarme—siguió hablando el viejo con aires de superioridad, con patearle su bastón ya caería al suelo arrastrándose como un gusano.

Ivar no dijo nada y salió por la puerta pero antes le hizo una extraña seña a Kuznetsov, la cual tardé unos momentos en reconocer, le hizo la legendaria señal de declaración de guerra conocida entre familias de la alta alcurnia.

Miré a mi alrededor y me olvidé por completo de la situación anterior, Caroline me observaba desde una esquina asustada, tapándole los oídos y ojos a...mi supuesto hijo.

Tragué grueso y fuí hacia ellos con pasos firmes.

—Está todo bien, vámonos—los tomé y caminé junto a ellos para salir por la puerta.

—Decide pronto Hilleon, de ti depende el futuro incierto de Negginne o se arruina para siempre o vive la gloria eterna...—me aguanté las ganas de pegarle un tiro en la cien al viejo, salí cuánto antes de allí y mierda... No sabía qué hacer.

—Señor...—habló uno de mis hombres de confianza y fui salvado por la campana.

—Llevatelos a mi Mansión, asegúrate de su bienestar y seguridad, yo volveré pronto...—carajo, no sabía qué hacer, quería correr detrás de Negginne pero esta situación estaba frente a mis ojos y no podía huir, aún así sentía mucho enojo y confusión, pero debía calmarme primero.

—Hilleon, por favor, déjame hablarte...—la callé y señalé el vehículo, ella obedeció como siempre lo hacía.

—Espérame en mi casa y espero que tengas una buena explicación, porque no sabes lo que te espera Caroline—los nervios y temor pasaron casi por un milisegundo por sus ojos antes de desaparecer por completo y asentir con seguridad como si no tuviera culpa alguna.

Podía leer a las personas, más si eran predecibles e intentaban parecer difíciles resultando ser más fáciles que la tabla del dos y ahora que recuerdo las palabras de mi hermana comenzaron a resonar con fuerza una y otra vez en mi cabeza, ahora, tenían más sentido y comencé a dudar.

—Robb, envíale un mensaje a Anna y cuéntale de esto—asintió y antes de despedirlo le dije unas últimas palabras.—Asegúrate que sea en privado, que ella no la vea venir—señalé con la cabeza al vehículo donde se encontraba Caroline y volvió a asentir, y se alejó subiendo al vehículo.

Anna me ayudaría a interrogarla mejor, sabía que no era la mejor en temas de lucha pero nunca hay que subestimar a las personas así, pueden resultar sorprendentes y más aún cuando tienen odio hacia una persona.

Hice un recorrido de todo lo que ocurrió antes de todo este laberinto donde no sabes para dónde correr, recostado aún sobre la tumba del viejo apagué mi último cigarro y me levanté.

Cuando abracé al niño no sentí nada, no sentí una conexión de padre e hijo, sólo me alegré de escuchar esa palabra de su boca, pero ¿porqué aparecieron ahora? No sé a quién culpar, me culpo a mí mismo por haber sido un imbécil y sobre todo al hombre que yace en este ataúd.

—¡Voy a sacarte de ahí y quiero verte a tu podrida cara!—empujé con fuerza la lápida de cemento que tapaba el ataúd.—Ahora sí, desgraciado, por fin cara a cara otra vez—abrí el cajón y la sorpresa me golpeó como un látigo, estaba vacío, no había ningún muerto allí dentro.

En ese instante, todo en mi mente comenzó a armarse como un rompecabezas...el odio de Negginne hacia mí...

Hijo de puta, ella creyó que fui yo quien lo mató, salí del Mausoleo pero antes de dar un paso más afuera fui rodeado por varios hombres con pasamontañas, lo único que me faltaba para que este día se fuera a la mierda.

No esperé ni un segundo más, debía avisarle a mi Negginne del peligro, saqué mi pistola y disparé a cuantos pude derribando a varios a mi paso, me adentré en el bosque y comenzaron a seguirme.

Luché y logré desarmar a uno que otro mientras me quedaba sin balas, no podía morir hoy, no así, no iba a fallarle a mi amor, debía protegerla, todos conspiraban en su contra.

Cada vez quedaban pocos, visualicé la ruta a unos metros, intenté llamar a Robb pero no contestaba y en un segundo una camioneta se me atravesó, choqué con fuerza y por el impulso caí al suelo de tierra.

Unos aplausos empezaron a sonar, levanté la vista poniéndome de pie de un salto con mi arma en mano listo para atacar, cuando el enojo me hizo crujir todos los huesos.

—Hace falta más que una bala para matar a un Rousseau—la sonrisa astuta y de superioridad de Volker Rousseau eran incomparables.

El viejo estaba ahí, parado a unos pasos de mí tranquilo como ninguno y más vivo que cualquiera.

—¿Eres tan miserable que tuviste que fingir tu muerte para poder pulir tus bolas?—el viejo se rió y se acercó más.

—Al contrario, desde las sombras se trabaja mejor y sin distracciones, mírate a tí, dominado totalmente por mi Negginne, veo que algo hizo bien—le apunté en la cabeza con mi arma dispuesto a dispararle.—Lo pensaría dos veces antes de hacerlo.

El cuerpo sin vida de Robb fue arrojado a mis pies y bajaron de una de las camionetas a Caroline junto con el niño.

—¡Hilleon, por favor, tienes que creerme!—lloraba desconsolada y el niño también.—¡Es tu hijo, por el amor de Dios es tu hijo, no dejes que le hagan daño!—miré con más rabia a Volker que disfrutaba viendo la escena como si le causara placer.

—Los tuve todo este tiempo bajo mi poder, fue divertido verte sufrir creyendo que mi Negginne asesinó a tu bastardo y a tu zorra pero era necesario, la carta la escribí yo.

—Déjalos ir, si tu problema es conmigo ¡aquí me tienes!—la rabia me consumía pero no haría nada para poner en peligro la vida de mi hijo.

—No les haré nada—dijo con tranquilidad y seriedad.—Pero...—levantó el dedo índice y sonrió con maldad...

Sabía que lo que fuera que iba a pedirme no me gustaría pero me vería obligado a hacerlo, duela a quien le duela...

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Holi, holi.💗

Felez neveded y año nuevo mis viditas.💗

Sé que tarde en actualizar un montón y eso me convierte en una sorrah pero sé que ustedes me comprenden.💋

Así que queda el capítulo final que estaré publicando a más tarde por la noche o madrugada cuando me agarra la inspiración o como le digo yo "la Psicosis" jsjsjs.🤠

El Epílogo será estremecedor, ya que quedarán muchas cosas por descubrir y saber en...el SEGUNDO LIBRO porque si habrá segundo libro  y ese viene bastante potente de entrada...👀

Y para finalizar, nada, qué más puedo poner aquí, agradecer a todas ustedes preciosas que me leen y están ahí siguiendo ahí amando a mis protagonistas inestables pero de buen corazón (va, algunos jsjsjs) me pone sentimental el hecho de que al principio pensé que mi historia no sería bien aceptada y fue todo lo contrario. Así que gracias y sepan disculpar mi ausencia, estuve remando mucho para salir de mi depresión y sus comentarios y pedidos por mensajes para que escriba me hicieron resucitar, abrazos y otra vez gracias.✨

Giselle.🍷🖤💋


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