CAPÍTULO 65: LA TRAMPA DE LAS TRAFICANTES


Cuando Lúmina y Dragnya llegan al lugar en el que se encuentran Selenya y Oceanus tras haber unos cuantos árboles pueden ver que la guarida de las malvadas traficantes se encuentra ante sus ojos, la cual se trata de una construcción bastante futurista pero muy bien camuflada al estar en el interior de la roca de la ladera de una montaña y rodeada de abundante vegetación. A los lados de la entrada hay dos imponentes estatuas de gigantescas serpientes de piedra con un aspecto verdaderamente intimidante y aterrador.

SELENYA: Hemos llegado. Ya pueden ir preparándose esas repugnantes criminales.

OCEANUS: Seguro que hay alguna trampa por aquí, ni se os ocurra bajar la guardia en ningún momento.

LÚMINA: Descuida.

DRAGNYA: Entendido, Señor Oceanus.

De repente las dos serpientes de piedra emiten un brillo rojizo en sus ojos y pasados unos instantes cobran vida, sorprendiendo al grupo al presenciar como el color gris característico de la piedra cambia por los propios de una cobra y de una serpiente de cascabel.

SELENYA: Las estatuas, ¡han cobrado vida!

LÚMINA: ¡RÁPIDO! ¡DISPERSÉMONOS O SEREMOS UN BLANCO MÁS FÁCIL!

El grupo hace caso a Lúmina y se desperdiga por la zona. Acto seguido los dos reptiles van cada uno a por dos miembros del equipo, siendo Oceanus y Selenya los objetivos de la cobra y Dragnya y Lúmina los de la serpiente de cascabel. Ambas criaturas escupen un veneno en rápida sucesión que es esquivada por Dragnya y sus compañeros con algo de dificultad, y escuchan cómo en el suelo se forman agujeros a causa de la letal composición que derrite todo lo que toca.

SELENYA: ¡Ataquemos de manera combinada y acabaremos con estos asquerosos monstruos en un instante!

Oceanus materializa una espada y junto a Selenya corta en muchos pedazos a la cobra en una milésima de segundo. Lúmina y Dragnya por su parte lanzan energía de luz al unísono que controlan con la mente generándole múltiples agujeros al cuerpo de la serpiente de cascabel. Los dos monstruos sueltan a la vez un agónico chirrido hacia el cielo y colapsan cayendo al suelo, produciendo una nube de polvo en el proceso. Poco después sus cuerpos comienzan a convertirse rápidamente en ceniza hasta que desaparecen por completo sin dejar rastro.

DRAGNYA: Nunca me han gustado las serpientes.

SELENYA: Seguramente esas dos bestias estaban guardando el camino a la guarida de las traficantes. Ahora tenemos vía libre pero no nos despistemos, es posible que haya más trampas preparadas para nosotros.

De repente y sin previo aviso unas redes de energía de color rojo intenso se precipitan a una velocidad sónica sobre Dragnya y sus compañeros, siendo ella la única que logra esquivarla en el último segundo, a diferencia de Lúmina, Oceanus y Selenya, quienes son capturados por el proyectil y comienzan a recibir intensas descargas que les provoca un intenso dolor.

OCEANUS: ¡¡GRRRRRRAAAAAAARRRRRRGGGGGGHHHHHH!!

SELENYA: ¡¡AAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGHHHHHHHHH!!

LÚMINA: ¡¡¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!

DRAGNYA: ¡¡CHICOS!! ¡¡Aguantad, os sacaré de ahí enseguida!!

Dragnya corre a ayudar a sus amigos, pero se ve obligada a retroceder para esquivar un ataque furtivo consistente en afiladas cuchillas que al entrar en contacto con alguien absorben la energía vital de la víctima hasta matarla de manera lenta y agónica. Cuando la joven alza la vista para saber quién ha lanzado la técnica, viendo a la jefa de las traficantes Hyoma y a su segunda al mando Syena, con unas sonrisas maliciosas en sus rostros.

SYENA: No corras tanto, mocosa. Juega primero un poco conmigo, ¿vale?

HYOMA: ...

DRAGNYA: Vosotras... ¿sois las traficantes Sentimogu?

Las dos traficantes se posan lentamente en el suelo ante Dragnya.

SYENA: Muy inteligente... Yo soy Syena, y a mi lado se encuentra mi jefa, la gran Hyoma.

HYOMA: Encantada de conocerte, Dragnya. Eres el objetivo que nos ha encomendado atrapar el Maestro Vladyron, así que te recomiendo que te rindas y nos dejes atraparte sin resistirte.

DRAGNYA: ¿Para qué me quiere ese canalla de Vladyron?

SYENA: Eso es algo que nosotras no sabemos ni necesitamos saberlo. Nuestra política es que cuando se nos encomienda una tarea de atrapar a alguien lo hacemos cueste lo que cueste, así que si sabes lo que te conviene no te resistas y déjate capturar, a menos que quieras ver cómo tus amiguitos la palman delante de ti.

DRAGNYA: (apretando los puños) Canalla...

HYOMA: Puede que sea una vieja caduca, pero mi técnica Sentimogu es de lo más útil para cazar presas. Esas redes son prácticamente irrompibles, no importa lo que haga quien se encuentre atrapado en ellas, y lanzan unas descargas tan potentes que doblegarán a cualquiera pase lo que pase.

DRAGNYA: Grrr...

LÚMINA: ¡No las escuches, Dragnya!

SELENYA: ¡Puede que no podamos ayudarte en esta batalla, pero no tienes que preocuparte por nosotros!

OCEANUS: ¡Unas cuantas descargas no son nada para nosotros, Dragnya! ¡Estoy seguro de que puedes apañártelas de sobra para derrotar a estas dos indeseables!

Al escuchar las palabras de sus amigos, Dragnya se decide a pelear contra las dos traficantes. Hyoma mira con asco a los tres cautivos en sus redes y emplea una mayor fuerza, causando que los tres dibujen una expresión de dolor en sus rostros.

DRAGNYA: ¡¡Basta yaaaaa!!

Dragnya se dispone a atacar a Hyoma, pero Syena se interpone propinándole una fuerte patada que la manda a volar hasta que choca contra el tronco de un árbol, partiéndolo en el proceso debido a la fuerza con la que ha sido lanzada. Unos segundos después la joven se levanta y se limpia el hilo de sangre que se desliza por su labio, decidida a acabar con las dos malvadas Sentimogu.

SYENA: Jefa, yo me encargo de ella. Usted encárguese de mantener la concentración para que sus redes no desaparezcan, además no puede moverse mientras las mantiene activas. Déjeme esto a mí.

HYOMA: De acuerdo, Syena. Ya que esa niñata tiene ganas de pelea encárgate de darle su merecido y ponla en su sitio. Recuerda, Vladyron la quiere viva, así que vas a tener que contenerte. Tenemos que hacer esto por nuestros hijos, no podemos fallar bajo ningún concepto.

SYENA: Eso ya lo sé, no hay ningún problema. Sé lo que nos jugamos y haré todo lo que sea necesario para que podamos dejar estas míseras condiciones atrás y curar la horrible enfermedad que asola a nuestros pobres hijos. Ese futuro que anhelamos desde hace tanto tiempo por fin se encuentra ante nosotros, no permitiré que esta oportunidad de oro se nos escape.

Tras estas palabras Syena se lanza a por Dragnya a una velocidad sin igual, cosa que también hace la joven al mismo tiempo, lista para derrotar a su rival. Acto seguido el combate da comienzo a un ritmo sónico, en el cual ambas contendientes intercambias múltiples golpes sin que ninguna de las dos ceda un solo milímetro.

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