CAPÍTULO 42: LA MUERTE DE DOS HÉROES
Lyo continúa desvaneciéndose poco a poco a medida que va pasando el tiempo. El malvado león aún no se cree que haya sido derrotado tras haber recibido una porción altísima del veneno potenciador que otorga Vladyron a sus súbditos y tras haber estado devorando sin parar a múltiples seres para incrementar aún más su fuerza. Mientras Lya y Tiger siguen respirando forzosamente del agotamiento y por la herida mortal que han recibido la siniestra criatura se arrastra como puede hacia ellos, sabiendo que va a ir al infierno después de morir pero teniendo la intención de matarlos antes de que desaparezca.
LYO: <<Malditos mocosos pusilánimes... ¡¿Cómo he podido yo, el gran Lyo, ser derrotado por esta pandilla de perdedores!? ¡NO LO ACEPTARÉ! Iré al infierno una vez mi cuerpo se haya desintegrado por completo, pero al menos quiero acabar con ellos ahora que están débiles para que no puedan ser un estorbo para los planes de mi amo Vladyron>>.
Lya y Tiger sienten cómo el veneno que les ha inyectado Lyo está haciendo cada vez más efecto, y en poco tiempo les conducirá a la muerte.
TIGER: Arf... Arf... Oye, Lya...
LYA: ¿Sí? Dime, te escucho.
TIGER: Sé de sobra que vamos a morir dentro de poco a causa del veneno que nos ha inyectado ese cabestro, pero quiero decirte algo que he estado guardando en mi corazón todo este tiempo: te amo, desde que te conozco. Gracias a ti mi vida ha brillado cada día, al igual que estando junto a nuestros camaradas hemos podido vivir una vida plena, y no me arrepiento de ninguna decisión que haya tomado.
Tras escuchar a su amigo Tiger los ojos de Lya no pueden dejar de llorar de alegría y se levanta con dificultad y se acerca hacia él lentamente hasta que lo envuelve con sus brazos y acaricia su frente dulcemente a la de Tiger, sonriendo.
LYA: Yo también te amo, desde siempre. Si he podido llegar tan lejos ha sido gracias al continuo apoyo que me habéis brindado tú, Dragnya y el resto de nuestros amigos. Dime, si volvemos a renacer en este mundo, ¿me harías el honor de convertirme en tu esposa?
TIGER: Nada me haría más feliz que eso, mi amor. Me encargaré de hacer tu vida lo más maravillosa posible y te protegeré siempre, pase lo que pase.
Lya no puede dejar de llorar y abraza con fuerza a Tiger. Mientras tanto lo poco que queda de Lyo sigue arrastrándose muy lentamente hasta que se para en seco, no pudiendo avanzar más. Sus ojos recubiertos de finas venas rojas reflejan la desesperanza y el miedo a la muerte, junto al intenso conflicto interno que está sufriendo.
LYO: <<Maldición, no puedo seguir avanzando. Todo cuanto puedo hacer a partir de aquí es esperar a que llegue mi final en silencio. ¿Acaso he tomado el camino equivocado para acabar siendo esta horrible monstruosidad asesina? ¿Agaché la cabeza ante un monstruo porque quería poder tras las condiciones tan adversas en las que he vivido durante tanto tiempo? ¿Hasta tal extremo he llegado como para asesinar a sangre fría a toda esa gente, a mi sobrina y a mi mejor discípulo? Siempre he sido basura, je, je... y quien nace siendo basura muere siendo basura. No tengo perdón, así que aceptaré el castigo que merezco... Ojalá pudiera dar marcha atrás y corregir mis errores, pero ya es demasiado tarde...>>
Lyo se resigna a la muerte y cierra los ojos, terminando de consumirse y desapareciendo por completo sin dejar ninguna clase de rastro. Las dos espadas que tenía clavadas en su corazón caen al suelo, generando un breve y chirriante sonido al impactar con la hierba acariciada por el viento nocturno. Lya y Tiger sienten algo de tristeza por la muerte de alguien que antaño fue una persona tan querida para ellos.
TIGER: Adiós, maestro. Hasta siempre.
LYA: Espero que tu alma encuentre la paz eterna una vez haya pagado por todos sus pecados, tío Lyo.
Dragnya, Selenya y Elyan se levantan poco a poco y caminan hacia donde se encuentran Lya y Tiger para felicitarles por el magnífico trabajo que han hecho derrotando al malvado Lyo. Cuando llegan ante ellos y les agradecen su inestimable ayuda pueden ver que se encuentran en una condición extremadamente grave, ante lo que Dragnya responde usando sus poderes de sanación sin que surtan ningún efecto en los dos jóvenes animales antropomorfos.
DRAGNYA: ¡Maldita sea! ¡Mis poderes no sirven de nada para curaros! ¡POR QUÉ! ¡POR QUÉ!
TIGER: No os esforcéis, chicos. Ya no tenemos salvación y la muerte nos alcanzará en breve.
DRAGNYA: (empieza a llorar) ¡No digáis tonterías! ¡Os vais a poner bien! ¡Elyan, Selenya, ayudadme!
SELENYA: Dragnya...
ELYAN: ...
LYA: El veneno de Lyo ya casi nos ha consumido por completo. Os damos las gracias por todo lo que habéis hecho por nosotros hasta ahora. Lo atesoraremos para siempre, podéis estar seguros de ello. El tiempo que hemos pasado con vosotros ha sido una bendición, a pesar de las múltiples dificultades que hemos tenido que sortear.
Dragnya no puede parar de llorar mientras sigue intentando curar a Tiger y a Lya sin éxito, deteniéndose cuando cada uno posa su mano suavemente en una mejilla de la joven, acariciándolas de manera afectuosa.
TIGER: Nuestro papel termina aquí, querida Dragnya. Ahora es vuestro turno de continuar luchando hasta que el mundo pueda liberarse para siempre de la amenaza que Vladyron y los suyos representan para toda la creación. Estamos seguros de que lo conseguiréis porque creemos en vosotros ciegamente.
LYA: Decidles a los demás que los hemos querido como a una familia y que jamás os olvidaremos. Os deseamos la mejor de las suertes para todo lo que viene, cuidaos mucho todos.
Dragnya no puede parar de llorar y siente aún más tristeza cuando las manos sin pulso de Lya y de Tiger dejan de acariciar su rostro, muriendo ambos finalmente. Selenya se acerca a la pequeña y ésta la abraza con fuerza sin que pueda parar de llorar. Elyan alza sus manos y deja caer energía luminosa sobre los cuerpos inertes de Tiger y Lya hasta que se desvanecen por completo, quedando solamente dos pequeños orbes que representan sus almas. Ambas esferas incorpóreas empiezan a elevarse hacia el cielo, desapareciendo de vista unos instantes después.
DRAGNYA: (secándose las lágrimas) Lya, Tiger. Muchas gracias por todo, descansad en paz porque os lo habéis ganado. Observadnos desde el más allá convertir este mundo de nuevo en el paraíso que una vez fue. Os traeremos de vuelta a la vida una vez hayamos puesto fin a esta pesadilla milenaria, podéis contar con ello.
SELENYA: Si no fuera por vosotros no estaríamos vivos ahora mismo. Contáis con mi eterna gratitud y juro que vuestro sacrificio no caerá en saco roto, tenéis mi palabra.
ELYAN: Habéis demostrado que a pesar de ser mortales podéis lograr grandes cosas. Es una lección que jamás olvidaremos los seres divinos, os lo prometo.
Lya y Tiger se encuentran en un paraje desconocido cubierto de niebla. De repente unas figuras empiezan a vislumbrarse en el horizonte, siendo sus familiares y los miembros de la raza de los dos jóvenes guerreros. Los dos corren hacia ellos a toda velocidad llorando de felicidad, abrazando a sus familias mientras son vitoreados por el resto de los suyos.
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