CAPÍTULO 23: AZUCROWN MUEVE FICHA
Azucrown, tras volar durante un rato, se detiene en lo alto de un risco y arroja bruscamente a Zarie y Zirie al suelo, cayendo de mala manera en el césped que recubre la superficie del acantilado. Ambas se quejan en voz alta tras caer de bruces, pero cuando levantan la vista y ven la mirada intimidante de Azucrown se asustan y se alejan unos metros siendo incapaces de levantarse por el miedo, abrazándose aterradas.
ZARIE: ¡P-por favor! ¡No nos mates!
ZIRIE: ¡Te lo suplicamos! ¡Déjanos vivir!
Azucrown sonríe por el miedo que le tienen las dos científicas y suelta una leve carcajada.
AZUCROWN: Je, si quisiera mataros ya lo habría hecho. Os dejaré vivir, pero con una condición.
ZARIE: ¿D-de verdad no vas a quitarnos la vida?
ZIRIE: ¿Y-y cuál es esa condición?
AZUCROWN: Lo primero que quiero que hagáis es que dejéis de temblar y de llorar y os pongáis de pie. De lo contrario os mataré aquí y ahora sin dilación.
Zarie y Zirie al escuchar la amenaza de Azucrown no pierden una milésima de segundo y hacen sin rechistar lo que les ha dicho. El monstruo se dirige al borde del risco, apoyando su mano en el tronco del árbol que se encuentra en la parte superior del precipicio.
ZARIE: Empecemos de nuevo, ¿vale? Yo me llamo Zarie.
ZIRIE: Y yo Zirie. Mucho gusto, Señor Quimera.
Azucrown clava sus afiladas garras en el árbol, dejando profundas marcas en su tronco.
AZUCROWN: ¿Os he dado permiso para hablar?
Zarie y Zirie, ante el tono que ha tomado Azucrown, se les hiela la sangre y se quedan petrificadas del miedo.
ZARIE Y ZIRIE: (tragan saliva muy nerviosas) Glup...
AZUCROWN: No me habéis dicho nada que no sepa ya. Os he perdonado la vida porque estoy convencido de que podéis serme verdaderamente útiles, si aceptáis uniros a mí podréis vivir libremente una vida sin ataduras y sembrando el terror por el mundo masacrando a esos insidiosos Sentimogu y a todo aquel que se encuentre a sus órdenes.
ZIRIE: ¿Y cómo podemos serte útil, Señor Quimera?
Azucrown se voltea y le lanza una mirada asesina a Zirie, causando que se muera de miedo y se tape la boca con las dos manos para evitar hablar de nuevo sin que el mutante se lo permita.
AZUCROWN: Deja de llamarme Señor Quimera, soy Azucrown. Erais las investigadoras más brillantes del equipo científico de ese viejo inútil de Raghnik, vuestros conocimientos pueden llegar a resultarme de lo más útiles para que mi reinado de caos y de terror se extienda rápidamente por el mundo. Sé que habéis estado toda vuestra vida al servicio de esos miserables y queréis tomar represalias contra ellos por todo lo que os han hecho, ¿me equivoco? Os otorgaré el poder para hacerlo, no tendréis que temer nunca más a los Regentes y podréis ser libres de manera definitiva ayudándome a cumplir el cometido que he elegido llevar a cabo.
Zarie y Zirie intercambian miradas, asintiendo al unísono y miran al maléfico ser algo dudosas. Azucrown sabe que la propuesta que les está haciendo suena de lo más tentadora para ellas, y sonríe de manera malvada. Zarie levanta la mano para hacerle una pregunta al mutante, el cual asiente permitiéndole hacer su pregunta.
ZARIE: ¿Podemos debatir la propuesta que nos haces entre nosotras antes de tomar una decisión?
AZUCROWN: De acuerdo. Os concedo un minuto y si os negáis os quitaré la vida, no tenéis muchas opciones, así que escoged sabiamente o pereced.
Zarie y Zirie se alejan unos metros de Azucrown y empiezan a debatir sobre si es una buena idea aceptar la propuesta del monstruo, teniendo en cuenta que si se niegan serán masacradas como el resto de sus antiguos compañeros investigadores.
ZARIE: ¿Qué te parece? ¿Deberíamos aceptar la oferta de este monstruo?
ZIRIE: ¿Qué otra opción tenemos? Si nos negamos nos matará de una manera horrible, estoy segura.
ZARIE: No sé yo si es mejor que nos mate antes que estar a sus órdenes.
ZIRIE: Pero tiene razón en lo que ha dicho. Hemos estado toda nuestra vida encadenadas al yugo que ha impuesto el Imperio sobre nosotras y queremos vengarnos.
ZARIE: Ya, eso es cierto, razón no te falta. Quiero ver el fin de esta tiranía y es posible que con él podamos hacer realidad nuestro sueño. Por mí aceptamos, ¿y por la tuya?
ZIRIE: Esta es una oportunidad única en la vida, así que yo también voto por unirnos a Azucrown y apoyar su causa de destruir a los Regentes y acabar con todos aquellos que están a sus órdenes. Es el momento de liberarnos de las cadenas que nos han aprisionado tantos eones y eliminar a todos aquellos que nos han causado tanto dolor y sufrimiento.
AZUCROWN: ¡El minuto ha pasado! ¿Qué es lo que habéis decidido? ¡Venid aquí y decídmelo ahora mismo!
Zarie y Zirie no hacen esperar a Azucrown y corren a toda velocidad para decirle la decisión que quieren tomar.
ZARIE: Aceptamos unirnos a tu causa y dejar atrás nuestra antigua vida de sumisión al Imperio.
ZIRIE: Considéranos tus leales súbditas a partir de ahora, Maestro Azucrown.
Azucrown se siente complacido al escuchar las respuestas de las dos científicas, y al sonreír exhibe unos afiladísimos dientes.
AZUCROWN: ¡Excelente! Será una alianza en la que ambas partes obtendremos un beneficio. Os otorgaré un poder con el que jamás habríais soñado y seréis mis ayudantes, demostrando una lealtad ciega hacia mí en todo momento. Bien, es el momento de cerrar el trato.
ZARIE: ¿Y cómo se cierra el trato, maestro?
AZUCROWN: De esta manera. Tranquilas, solo sentiréis un pequeño pinchacito.
ZIRIE: ¿Pinchacito? ¿A qué te refieres?
Azucrown perfora las frentes de las dos científicas Sentimogu con sus dedos índice, inoculándoles una potente toxina que las hace mutar e incrementar exponencialmente sus habilidades a niveles nunca antes vistos. Zarie y Zirie caen al suelo retorciéndose de dolor a medida que la toxina se extiende por sus cuerpos. Unos instantes después la transformación termina y los rasgos más notorios son que ambas tienen el pelo blanco, ojos rojos, piel grisácea escamosa y una cola de diablesa. Azucrown observa satisfecho a sus dos nuevas seguidoras.
AZUCROWN: Muy bien. Ahora que hemos terminado con los preparativos, ¿qué os parece si vamos a algún sitio donde podamos darnos un festín? Estoy hambriento de carne fresca y sediento de almas. ¿Qué me decís, queridas mías?
ZARIE: Ji, ji, ji. Por mí bien, yo también tengo mucha hambre.
ZIRIE: Ji, ji, ji. Conozco el sitio perfecto para eso: una de las metrópolis del Regente Blackorbion se encuentra a 5397 kilómetros de aquí. En ella se encuentran grandes portentos que forman parte de la élite del Clan Blackorbion, así que devorándolos conseguiríamos un incremento de poder abismal. Y de paso joderíamos a ese viejo barbudo y cascarrabias.
AZUCROWN: ¡Estupendo! Tardaremos unos 5 minutos volando con calma, y 2 si vamos rápido. Está decidido, nos vamos de caza. ¡En marcha!
Las dos seguidoras de Azucrown se relamen los labios de gusto con su lengua viperina, impacientes por saborear la carne sazonada en el miedo de los habitantes de la metrópolis una vez inicien su ataque. En un instante los tres mutantes emprenden el vuelo a toda velocidad, poniendo rumbo a su destino.
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