CAPÍTULO 16: PREPARATIVOS
Vladyron y los Regentes Sentimogu vuelven a palacio tras pasar unas cuantas horas en unas llanuras donde tienen un campo de caza en el que pueden encontrarse gran cantidad de bestias salvajes que sirven como una diversión para matar el tiempo. Blackorbion y Penumbra se van a tomar un trago, quedándose Vladyron y Ómina hablando de sus futuros planes.
VLADYRON: Dime, Ómina, ¿te has puesto en contacto con el Dr. Raghnik para que te hable de los progresos sobre el Proyecto AEO X-1? Me gustaría saber cuándo estará lista nuestra nueva arma destructiva.
ÓMINA: Se me pasó, Vladyron, lo siento. Contactaré con él inmediatamente para ver si ya lo tiene listo.
VLADYRON: No corre demasiada prisa. También entiendo que construir un androide a través de la muestra que le arrancasteis a ese odiosa caja de tuercas chillona de los Estelares es algo bastante complicado, incluso para el Dr. Raghnik, nuestro científico más eficiente.
ÓMINA: El tío es una eminencia en lo que respecta a la manipulación genética y a la construcción de armamento. Es una pieza clave en la expansión de nuestro ejército modificando la genética de los mortales más capacitados elegidos en los criaderos y convirtiéndolos en soldados mucho más poderosos. El armamento que construye ha sido capaz de generar grandes daños en nuestras filas enemigas, diezmando soldados y bases enemigas en instantes.
VLADYRON: Hay que reconocer que ese lunático excéntrico nos ha aportado grandes ventajas en la Guerra y en la actualidad. Es un activo verdaderamente importante para nosotros, pero parte de los mortales más portentosos elegidos en los criaderos se convierten en nuestro sustento y en el de los que conforman nuestros clanes.
ÓMINA: En estos siglos nuestros 4 clanes han crecido mucho en cuanto a efectivos y poder, como consecuencia de la pérdida de los otros 9 Regentes...
Vladyron mira a Ómina, quien parece que está a punto de derramar una lágrima.
VLADYRON: Ómina... ¿estás bien?
Al escuchar a Vladyron Ómina se seca los ojos con la palma de su mano, intentando aparentar normalidad.
ÓMINA: ¡Por supuesto! ¿Por qué no iba a estarlo?
VLADYRON: Recordar a los nuestros que fueron brutalmente asesinados a sangre fría por los extremistas Estelares sigue atormentándote, ¿me equivoco?
ÓMINA: ...
VLADYRON: Escúchame, vete a descansar. No has parado ni un solo momento y necesitas recuperarte como es debido. Yo me encargaré de llamar al Dr. Raghnik y que me ponga al día de las últimas novedades sobre nuestra arma.
ÓMINA: Entendido, Vladyron. Me voy a dormir un poco.
VLADYRON: Mejórate, quiero tenerte a mi lado siempre a pleno rendimiento. No quiero que ninguno de vosotros esté mal, ¿vale? Es lo que hace un buen líder, se preocupa por los suyos.
ÓMINA: Gracias. Me voy a descansar, luego te veo, Vladyron.
Ómina se marcha de la sala del trono.
VLADYRON: Pues nada, vamos a llamar al "Señor Eminencia".
Vladyron saca el comunicador en forma de orbe adherido a su trono y a través de él surge una pantalla para hablar con el científico a cargo de varios proyectos. La llamada tarda un poco en ser atendida pero es respondida por uno de los miembros que conforman el equipo de ayudantes del Dr Raghnik.
AYUDANTE: Al habla la sala de control del laboratorio Nº1 del Dr. Raghnik, ¿a qué se debe su llamada?
VLADYRON: Quiero hablar con el Doctor, si es posible.
El ayudante reconoce a Vladyron y se pone extremadamente nervioso del miedo que le causa estar hablando con alguien que se encuentra por encima de los Regentes en la escala social de los Sentimogu.
AYUDANTE: P-por supuesto, mi ilustre Lord Vladyron. Le paso directamente a su servidor.
VLADYRON: Excelente.
El ayudante pasa la llamada de Vladyron al servidor de Raghnik, quien atiende la llamada refunfuñando y bebiendo un trago de sangre de Grukka, un licor bastante delicioso y escaso en la sociedad que solamente los miembros de los Clanes pueden permitirse.
RAGHNIK: (eructa) ¿Puede saberse quién me molesta cuando estoy tomándome un trago para desconectar un poco del trabajo? Ser un genio puede llegar a ser de lo más estresante, nadie puede imaginarse cuánto.
VLADYRON: Buenas, eminencia. ¿Cómo va todo por ahí?
Raghnik, incluso en su estado ebrio, reconoce a Vladyron.
RAGHNIK: ¡Anda! ¡Mira quién se digna por fin a aparecer tras tantos millones de años desaparecido! ¡Qué alegría verte de nuevo, Vladyron!
VLADYRON: Es un placer verle otra vez, doctor. Por lo que veo sigue igual que siempre, no ha cambiado nada, ja, ja.
RAGHNIK: Lo que sí cambia es el mundo lentamente, cada vez más bajo nuestro control. Estoy impaciente por ver ese nuevo mundo que quieres concebir, para mí será un orgullo que mis creaciones supongan una ayuda para lograr tu objetivo.
VLADYRON: Siempre lo han sido. Te llamaba para ver cómo progresa la última arma en la que estás trabajando.
RAGHNIK: ¡Oh! ¡Va a ser una completa maravilla! ¡Eso te lo garantizo! ¡Cuando esté lista esta tierra y nuestros enemigos temblarán de miedo y se postrarán ante ello sin dudarlo!
VLADYRON: Interesante, ¿podrías darme más detalles sobre sus características?
RAGHNIK: Por supuesto, faltaría más. La pieza principal es el dedo que le fue arrebatado al Robot Estelar por la Regente Ómina para que obtenga sus mismas capacidades de regeneración y de reflejar ataques. Por otra parte le estamos añadiendo el material genético de miembros de élite entre los Clanes y el de múltiples mortales para ser un androide quimera invencible.
VLADYRON: Magnífico. ¿Cuándo estará listo para funcionar a pleno rendimiento?
El Dr. Raghnik bebe un largo trago antes de contestar la pregunta de Vladyron, limpiándose los restos de alcochol de la boca con la manga de su bata blanca.
RAGHNIK: Según mis cálculos debería de estar listo en unos 5 días más o menos.
VLADYRON: Estupendo. Espero impaciente a que termine de desarrollar esa increíble creación suya, doctor.
RAGHNIK: Cuenta con ello, Vladyron. Dentro de muy poco el mundo con el que sueñas y con el que los Sentimogu podremos gobernar sobre la creación sin más preocupaciones será una realidad absoluta, je, je, je...
VLADYRON: Desde luego, y todos los que me hayáis ayudado a lograr semejante objetivo seréis generosamente recompensados. Me encargaré personalmente de ello.
RAGHNIK: Gracias por tus palabras. He de volver al trabajo, el menda lerenda tiene que completar el desarrollo del arma definitiva que ayudará a cambiar el mundo definitivamente.
VLADYRON: De acuerdo, te dejo trabajar. Hasta luego.
La conversación finaliza y Vladyron coloca nuevamente el orbe comunicador en su trono, suspirando. En una de las amplias terrazas del palacio Blackorbion y Penumbra están charlando mientras están pasando un buen rato bebiendo.
BLACKORBION: Hic, esta bebida es sensacional. No me canso de ella.
PENUMBRA: Pues ya te has bebido 6 barriles, deberías controlar cuanto bebes, colega.
BLACKORBION: ¿Y me lo dices tú, que te has bebido 10 barriles? ¡No eres la más indicada para hablar, querida Penumbra!
Penumbra se sonroja.
PENUMBRA: Vaya... Y yo que pensaba que estabas demasiado borracho para saber cuánto estaba bebiendo. No se te pasa una, tío.
BLACKORBION: ¿Esperabas menos de mí? A todo esto, hay una pregunta que me gustaría hacerte, Penumbra.
PENUMBRA: Procede, tú dirás.
BLACKORBION: ¿Sabes quién o qué es Vladyron? Es algo que llevo preguntándome desde que lo conozco y nunca ha querido decírmelo.
PENUMBRA: Pues si te soy sincera no lo sé. Él mismo dijo que no era un Sentimogu y que quería purificar la tierra devastada por la arrogancia de las Grandes Deidades. Menos mal que somos sus aliados y no corremos peligro.
BLACKORBION: Tienes razón, a quienes quiere eliminar son al Universal y al Dios Sentimogu, junto a los mortales que no sean dignos de habitar ese mundo suyo.
PENUMBRA: Tengo mis dudas sobre cómo será ese mundo que pretende crear Vladyron, y si llegará a ser tan sorprendente como dice. Yo simplemente trabajo para él para poder vengar a nuestros compañeros caídos y vengarme de los Estelares que los asesinaron.
BLACKORBION: Sí... Estoy convencido de que esta guerra jamás hubiera comenzado si esas alimañas no hubieran quebrantado el pacto de paz que existía entre nuestras razas. Acto seguido empezó la disputa y hubo múltiples víctimas en ambos bandos, incluyendo a mortales que se unieron a la batalla eligiendo bando según sus intereses.
PENUMBRA: Oye, Blackorbion, ¿tú para qué trabajas para Vladyron?
BLACKORBION: Es bastante obvio, ¿no crees? Para vengar a nuestros camaradas asesinados y porque quiero pelear con gente fuerte, aparte de gobernar como uno de los Regentes el nuevo mundo por toda la eternidad.
PENUMBRA: Lo mismo que yo... De esa manera también podremos librarnos del maldito Dios Sentimogu... Nunca más tendríamos que vivir bajo su sombra, aunque estaríamos bajo la de Vladyron...
BLACKORBION: Ya... Pero si tiene que darme alguien órdenes prefiero antes a Vladyron que al Dios Sentimogu... Él a menos se preocupa por nuestro bienestar y nos trata como a iguales, algo que jamás hará el Dios Sentimogu por nosotros.
PENUMBRA: No puedo estar más de acuerdo. Algo a lo que también le doy muchas vueltas es el motivo por el que Oceanus dejó de ser un Regente y se pasó al bando enemigo. Incluso nos propuso a los 3 que fuéramos con él pero nos negamos rotundamente.
BLACKORBION: ¡Cómo para no hacerlo! Seguramente sería una trampa para liquidarnos más fácilmente. Ya nos encargaremos de darle una lección a ese ingrato traidor por traicionar nuestra confianza y abandonarnos a nuestra suerte en manos del Dios Sentimogu. Afortunadamente Vladyron estaba de nuestro lado en aquel entonces.
PENUMBRA: Él junto a Lúmina fue uno de los responsables de que parte de nuestra propiedad se convirtiera en los Universos Exteriores, y que tú y Ómina junto a varios Sentimogu fueseis encerrados durante milenios en el presidio más absoluto.
BLACKORBION: Fue un episodio bastante oscuro para la raza Sentimogu... Para qué nos vamos a engañar...
PENUMBRA: Busqué miles de formas para poder abrir nuevamente el portal a los Universos Exteriores y liberaros de vuestro presidio durante millones de años, pero fui completamente incapaz y tuve que seguir gestionando la Tierra Universal.
BLACKORBION: No tienes por qué disculparte, al menos lo intentaste por todos los medios. Eso es un gran detalle... Recuerda que no fue culpa tuya, sino de esa maldita Lúmina y sus perritos falderos. Les daremos el castigo que merecen, por todo lo que nos han hecho pasar todo este tiempo.
PENUMBRA: ¡Sí! ¡Vamos a masacrarlos a todos sin dejar a ninguno con vida! ¡Y después gobernaremos el mundo creado por Vladyron sin ninguna preocupación más! ¡JA, JA, JA!
BLACKORBION: ¡Así se habla, Penumbra! ¡Brindemos por nuestro futuro triunfo absoluto!
Penumbra y Blackorbion chocan sus copas y continúan bebiendo durante unas horas más.
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