CAPÍTULO 53: ODIO ETERNO
Palacio del Inframundo, calabozos.
Ómina entra en la celda de Lúmina para hablar con ella.
ÓMINA: Estarás satisfecha... Todos los que siguen tus ideales acaban de la misma manera... Casi siento pena por los estúpidos que ven a una persona tan tóxica como tú como su noble y benevolente ejemplo a seguir. Qué le vamos a hacer, los mortales son ignorantes e imperfectos por naturaleza.
LÚMINA: ¿De qué demonios estás hablando?
ÓMINA: No bromees conmigo, sabes muy bien a lo que me refiero: estoy hablando de lo que sucedió hace 500 millones de años, lo cual es la causa de que se desatara la cólera de los Sentimogu sobre los Universos Exteriores. Imagino que no estabas conforme con el régimen que se había impuesto sobre los mortales cuando todas las especies existentes compartíamos el mismo hogar: La Tierra Universal.
LÚMINA: ¿Cómo iba a estar de acuerdo con esa imposición tan radical que queríais exigir al resto de los mortales que vivían junto a nosotros como iguales?
ÓMINA: ¡Ese es precisamente tu problema! Cuando todos vivíamos en aquel paraíso tanto los Estelares como los Sentimogu éramos considerados los DIOSES ABSOLUTOS, y esas repugnantes alimañas nos adoraban y respetaban. Pero tú y los tuyos defendíais que los mortales tenían que ser libres para desarrollar su potencial al máximo, cosa que era totalmente opuesta a nuestra visión: la de tratar de otorgarle un papel a esa chusma para que pudiera desempeñar una función en nuestro Imperio Perfecto.
LÚMINA: ¿Y qué me dices de los criaderos? Según vuestra visión tenían la finalidad de hacer útiles a esas especies a las que siempre habéis considerado inferiores e imperfectas.
ÓMINA: No podría haber empleado mejores adjetivos para describir a esos seres. Entiendo que alguien como tú no logre comprender su funcionamiento, pero te lo revelaré igualmente: dichas instalaciones fueron creadas por Lord Vladyron para que los mortales se hicieran útiles para nosotros, y aquellos desafortunados que no poseían las aptitudes adecuadas se limitaban a ser alimento, dichos estúpidos tendrían que sentirse afortunados de que se les haya dado una razón de existencia.
LÚMINA: ¡Eso siempre ocasionaba disputas entre ambas clases de dioses! ¡Los dioses nos vemos en la obligación de proteger a los seres vivos y de velar por su bienestar en todo momento! ¡Lo que vosotros hacíais era una monstruosidad y jamás habéis mostrado la más mínima pizca de preocupación por ellos! ¡Sois unos despreciables monstruos sin corazón que torturáis y matáis a seres inocentes por mera diversión y placer!
ÓMINA: Ahí tengo que darte la razón, ni yo ni los de mi especie hemos sentido alguna especie de remordimiento al llevar a cabo todas las acciones para hacer funcionar nuestro Imperio Perfecto. Es más, te diré una cosa que tal vez te resulte muy reveladora e interesante: las especies que vivían en esa misma tierra con nosotros decidieron cedernos parte de su población para evitar el exterminio completo de los suyos. Dicho comportamiento muestra un egoísmo patológico y de que esos cobardes están dispuestos a lo que sea para salvar sus patéticas y miserables vidas, nunca comprenderé el motivo por el que tú y los Estelares os sentíais tan cercanos a ellos y os creasteis la absurda obligación de defender a seres tan patéticos y ruines como ellos.
LÚMINA: Es por eso que tuve que arreglar el asunto de una vez por todas: crear un lugar donde todos pudiéramos vivir libres y en paz con la ayuda de los Draco, lejos de vuestro yugo maligno. Ese lugar es conocido actualmente como los 40 Universos Exteriores, y está poblado por los descendientes de aquellos mortales que pude liberar exitosamente de aquella tierra tiranizada por vuestra maldad.
ÓMINA: JAJAJAJAJAJAJAJA. Me tendrás que disculpar por haberme reído de una manera tan brusca, pero debo recordarte que únicamente pudiste salvar a un porcentaje de mortales cercano al 5%, mientras que dejaste al resto en nuestras manos. Y varios de ellos eran tus aliados más cercanos, me pregunto por qué los dejaste atrás aún sabiendo que tenían una posibilidad muy elevada de perecer por enfrentarse a los Sentimogu.
LÚMINA: Tengo intención de volver a por ellos, nunca he dejado de rezar para que sigan a salvo de vuestras garras. Si os atrevéis a hacerles daño, sufriréis mi cólera.
ÓMINA: ¿De veras? ¿Cómo piensas lograr semejante hazaña? Te recuerdo que cortaste todo modo de poder volver a ese paraíso. Llevo millones de años atrapada en este miserable vertedero por tu culpa, sin poder regresar a mi hogar... Pero eso pronto va a cambiar, porque una vez hayamos logrado completar el ritual, todos los Sentimogu que te perseguimos hasta aquí recuperaremos nuestro poder original y podremos volver a casa, además de recuperar esos valiosos gusanos que nos arrebataste en el pasado.
LÚMINA: Te mataré... ¡Juro que te mataré!
ÓMINA: Querida, ya lo intentaste en el pasado y no lo conseguiste. Quisiste aniquilarnos con tu luz absoluta, aunque eso no fue suficiente para acabar con nosotros. Reconozco que ese ataque lanzado sin misericordia alguna nos debilitó muchísimo y te permitió apresarnos en el Inframundo, pero afortunadamente pude doblegar la voluntad de los Guerreros Dragón y los he estado empleando como vulgares peones desde entonces.
LÚMINA: Para ese ritual del que hablas, necesitas el poder que otorgó el cierre de todo vínculo con la Tierra Universal para poder completar dicha celebración, y eso es algo que yo ya no poseo. Una lástima para ti.
ÓMINA: ¿Me tomas por tonta? Sé muy bien que ese poder ya no reside en ti y que se halla dentro de otra persona, concretamente en el interior de tu querida hija Dragnya. La muchacha se está dirigiendo hacia aquí en estos precisos instantes, junto a ese batracio traidor de Oceanus.
La cara de Lúmina se vuelve pálida por la repentina angustia.
LÚMINA: Oh no... Qué horror...
ÓMINA: Derechitos hacia mi trampa, tanto tú como tus sarnosos perritos falderos solamente sois un vulgar cebo en mi anzuelo... Por fin ha llegado el día de mi triunfo, en el que podremos corregir las graves infamias cometidas por una estúpida loca visionaria como tú. Me pregunto qué pasaría si tus camaradas conocieran esta faceta tuya, pero no tienes de qué preocuparte. Todo cuanto quiero es ver muertos a todos tus seres queridos, así sabrás lo que sufrí yo cuando me arrebataste a mi querido Vladyron.
LÚMINA: ¡Vladyron era un grave peligro para todos, incluidos tú y los Sentimogu! ¿Quién sabe el extremo al que podría haber llegado si no hubiera acabado con él a tiempo? ¡Le hice un favor a todo ser viviente librándome de ese maldito demonio!
Ómina le araña la mejilla derecha a Lúmina con sus afiladas uñas, causando que brote y fluya un río de sangre por su rostro y que bañe las cadenas de oscuridad que aprisionan a la Diosa de la Luz.
ÓMINA: No toleraré que el buen nombre de los Líderes Sentimogu sea pronunciado con tan poco respeto. Has de saber que estás completamente indefensa, solamente puedes presenciar impotente como alcanzo la gloria. Tu hijito Dragyon fue corrompido por mí y renació como un Sentimogu... En breve vendrán a por ti para que sigas recargando el Cristal Oscuro con tu esencia, pero mírale el lado positivo: podrás despedirte de tu séquito en vuestros últimos momentos de vida JAJAJAJAJAJA.
Ómina se marcha riendo de la celda y Lúmina se queda sola.
LÚMINA: Espero que todo salga bien, estos son tiempos oscuros pero aún confío en que todo se arregle y pueda volver a salvo con mi familia. Por favor... no dejéis que os ocurra nada malo, cuando encuentre alguna oportunidad para liberarme iré a ayudaros inmediatamente... Dragnya, hija mía, estoy convencida que nos llevarás al futuro esperanzador con el que tanto tiempo llevamos soñando todos nosotros...
Lúmina finalmente rompe en llanto.
FIN DEL CAPÍTULO 53
CONTINUARÁ...
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