CAPÍTULO 42: FUERZAS DE FLAQUEZA



Los Dioses Dragón hacen añicos los cristales demoníacos y un aura oscura les rodea, dicho acontecimiento tiene como resultado que empiecen a surgir grabados arcanos en sus cuerpos. Sus ojos se tornan rojos y ambos sueltan un rugido al unísono que hace retroceder a Oceanus por la potente onda sónica.

OCEANUS: Este era vuestro as en la manga, qué divertido jajajajajajajaja. Pero una táctica a la desesperada como esa no servirá para modificar de ninguna manera el resultado de este combate, mi poder es muy superior al vuestro y no podréis vencerme.

FURANGLONG: Grrrrroooaaargh...

LEVIATÁN: Grrrr...

OCEANUS: Parece que han perdido por completo la razón y están totalmente descontrolados... Qué más da, más diversión para mí, no es lo mismo combatir con seres racionales que con bestias salvajes sedientas de sangre.

Leviatán y Furanglong comienzan a cargar un ataque combinado de energía que lanzan al poderoso Oceanus, el cual crea un escudo mágico para repeler tal ataque. El escudo logra aguantar el ataque aúreo de los Dioses Dragón durante unos instantes, pero finalmente termina cediendo y es destrozado, hiriendo levemente a Oceanus en el proceso.

OCEANUS: M-Maldita sea... El escudo que he materializado no ha sido rival para ese rayo tan poderoso... Menos mal que un ataque tan bestial como ese me ha rozado, si llego a recibirlo de lleno quien sabe si habría salido vivo. No puedo subestimarlos más tiempo, o acabaré pagándolo bastante caro.

LEVIATÁN: Grrrrrjijijijiji, no... podrás... con... nosotros... Muere...

FURANGLONG: Somos... imbatibles... Ríndete...

OCEANUS: Veo que podéis articular algunas palabras, y yo que pensaba que eráis unas vulgares bestias sin ningún raciocinio. ¿Rendirme? ¡No me hagáis reír! Esa palabra no entra en mi vocabulario, y si caigo ante vosotros iréis a por mis seres queridos. Mientras me quede un aliento de vida seguiré peleando por mis convicciones y por mis seres queridos, hasta el mismísimo final.

FURANGLONG: Conmovedor... y... vomitivo...

LEVIATÁN: Eso... no... tiene... ningún... sentido...

OCEANUS: Podéis decir lo que queráis, ya que no importa lo más mínimo lo que penséis al respecto. Os voy a enseñar que uno es más fuerte cuando lucha por algo que aprecia y tiene la obligación de proteger.

LEVIATÁN: Patético...

FURANGLONG: Absurdo...

OCEANUS: ¿Eso creéis? Antes de ser corrompidos por Ómina pensabais igual que yo. Seguíais los pasos de Lúmina y respetabais a todos los seres vivos, me avergüenza ver en lo que os habéis convertido.

LEVIATÁN Y FURANGLONG: Grrrrr...

OCEANUS: Oh, ¿han hecho mella esas palabras en vosotros? En caso afirmativo, significa que no estáis envueltos totalmente en las tinieblas y podemos salvaros. Tengo que lograrlo, cuando vea la oportunidad perfecta los derrotaré a ambos. ¡Atacadme con todo lo que tengáis!

LEVIATÁN: ¡MUEREEEEEEE!

Leviatán se envuelve en un manto de agua y comienza a girar a una velocidad vertiginosa, creando a su alrededor carámbanos bañados en magia oscura. Oceanus trata de frenar el avance de la Diosa Dragón disparándole rayos eléctricos, que no surten ningún efecto y Leviatán acaba alcanzando al guerrero definitivo, perforándole el abdomen por la enorme fuerza de giro empleada. Los carámbanos impactan contra Oceanus y ocasionan pequeñas explosiones que le hacen deslizarse bruscamente por el suelo. A pesar de recibir de lleno un golpe de tal intensidad, Oceanus cura el gigantesco boquete que tiene en el abdomen gracias a su desarrollada capacidad de regeneración.

OCEANUS: Buen golpe, pero eso no va a ser suficiente para dejarme fuera de combate. A ver qué hace Furanglong para complementar tu técnica, estoy impaciente por ver lo que hace a continuación.

FURANGLONG: ¡GRRRRRAAAAH!

Furanglong crea una piedra colosal rodeada de energía maligna en un instante y se la lanza a Oceanus a la velocidad de la luz, quien destroza la roca de un poderoso puñetazo. Acto seguido el Dios Dragón levanta con su poder las placas que se encuentran bajo los pies del poderoso guerrero y lo aprisionan. Leviatán y Furanglong disparan a la prisión rocosa una bola mágica combinada que impacta de lleno, provocando una devastadora explosión cuya onda de choque alcanza una gran distancia. Al disiparse el humo, puede vislumbrarse la figura de Oceanus, el cual escupe saliva que se evapora rápidamente al entrar en contacto con la lava y finalmente se desploma, apoyándose en sus rodillas y en su mano derecha, perdiendo el color dorado de su cuerpo y su poderosa aura.

OCEANUS: N-No... Esto no puede terminar así... Yo... no puedo perder... ¿He llegado acaso a mi límite? ¡Inaceptable! ¡Inconcebible! ¡Yo soy el guerrero supremo! ¡No puedo ser derrotado!

LEVIATÁN Y FURANGLONG: Jejejejejejejejeje...

Ambos dioses se abalanzan sobre Oceanus para darle el golpe de gracia creyendo que es incapaz de defenderse, pero repentinamente el guerrero definitivo recupera su aura dorada y su armadura vuelve a poseer el color dorado, creando dos sables hechos de luz que infligen un gran corte cada uno en el cuerpo de los Dioses Dragón, provocando que haya dos explosiones que tienen como consecuencia que Leviatán y Furanglong caigan al suelo inconscientes y derrotados, retornando lentamente a su forma humana. Tras este hecho, Oceanus recupera su forma normal y cae también al suelo de agotamiento.

OCEANUS: Arf, arf... Lo he conseguido... jajajajaja. Qué extraño, durante un instante he sentido como mi jaodyoru alcanzaba los 50.000.000.000.000.000... Reconozco que estos dos me han llevado al límite, espero que este ataque no haya sido lo bastante fuerte como para matarlos... Creo... Espero... Jajajajajajaja. Tras descansar un minuto iré a ayudar a los demás.

FIN DEL CAPÍTULO 42

CONTINUARÁ...

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