CAPÍTULO 41: SEGUNDO ROUND
FURANGLONG: Hora de luchar en serio, lamentarás el día en el que te rebelaste contra nuestra ama Ómina y contra nosotros.
LEVIATÁN: Pero no serás el único que sufra nuestra cólera. Una vez hayamos terminado contigo iremos a por tus amiguitos y te garantizo que tendrán una muerte lenta, cruel y dolorosa. Me emociono con tan solo pensarlo jajajajajajajajajajaja.
OCEANUS: Me avergonzáis.
LEVIATÁN Y FURANGLONG: ¿Eh?
OCEANUS: Dioses omnipotentes como vosotros convertidos en los vulgares perritos falderos de esa bruja, me temo que el orgullo del pueblo de los Guerreros Dragón ha desaparecido por completo y no ha regresado en millones de años. Afortunadamente para mí, aunque comparta ADN con vosotros no soy tan patético y débil de corazón. Estoy muy por encima si me comparo con vosotros, y os lo mostraré ahora mismo jejejejejejeje.
LEVIATÁN: Te ves muy confiado para hablarnos de ese modo... Que así sea, prepárate.
Los Dioses Dragón se envuelven en una inmensa luz que logra causar un enorme seísmo y fragmentar el campo de batalla, ocasionando que fluyan ríos de lava por el suelo. Al desaparecer la luz Oceanus puede ver que ambos dioses se han transformado en poderosos dragones, Leviatán en un dragón azul cuadrúpedo, alado y con unas gruesas escamas que protegen su cuerpo, mientras que Furanglong en un dragón marrón, cuadrúpedo y con una coraza extremadamente dura. Oceanus se emociona por la inminente batalla y se transforma rápidamente en su forma definitiva.
OCEANUS: Esto va a ser muy entretenido. Al transformaros vuestro poder se ha incrementado muchísimo, pero el mío también obviamente. Voy a tener que emplearme a fondo si quiero ganar este combate, allá voy.
Oceanus se acerca rápidamente a Leviatán y le dispara una bola energética a la cabeza, causando una explosión y una cortina de humo. Sin previo aviso, la cabeza de Leviatán aparece de la nada y le propina una atroz mordedura a Oceanus en el hombro, el cual agoniza de dolor. A continuación Furanglong embiste con tal fuerza que manda a volar al poderoso guerrero.
FURANGLONG: JAJAJAJAJAJAJAJAJA, ¿qué te parece nuestra combinación? No tienes ninguna oportunidad de vencernos, somos demasiado poderosos para un vulgar mindundi como tú. Acepta la derrota y puede que te demos una muerte rápida.
OCEANUS: Grrrr... Maldita sea... No me rendiré jamás...
LEVIATÁN: ¡Qué asco! Qué mal sabor de boca me has dejado, supongo que será por ser parte Sentimogu. Es igual, eso no va a salvarte de la muerte. Tanto Furanglong como yo poseemos un jaodyoru que alcanza los 2.500.000.000.000.000, y el tuyo es de 2.000.000.000.000.000, es obvio que la diferencia de poder es abismal. ¿Qué otra cosa podía esperarse de dioses omnipotentes e inmortales como nosotros?
OCEANUS: ¿Acaso creéis que con tener únicamente más poder que el oponente es suficiente para derrotarlo? En caso afirmativo sois un par de necios sin remedio, la estrategia juega también un papel esencial en una batalla. Es por ello por lo que os derrotaré aquí y ahora.
FURANGLONG: Cuanto más te escucho más me fastidias, ya va siendo hora de cerrarte el pico de una maldita vez. Tantas sandeces empiezan a darme migraña y te voy a dar una buena lección como castigo.
Leviatán se abalanza sobre Oceanus y trata de degollarlo con sus garras heladas, pero éste esquiva con suma facilidad el ataque y le lanza una potentísima descarga eléctrica a la Diosa Dragón, recibiendo una gran cantidad de daño y desplomándose en el suelo inconsciente. Oceanus se dirige hacia Furanglong para atacarlo sin dudar un solo instante, y le da un potente puñetazo que logra crear una diminuta brecha en la resistente coraza.
FURANGLONG: Mi impenetrable coraza ha recibido daño, no doy crédito a lo que estoy viendo. También puedo sentir que tu poder ha aumentado en unos momentos, ¿cómo puede ser esto posible?
OCEANUS: Por dos sencillas razones: la primera de ellas, es porque soy el guerrero definitivo y nadie es capaz de igualar mi incomparable poder. La segunda es porque tengo seres queridos a los que aprecio y me dan fuerzas para seguir adelante y superar todas las adversidades que se planten ante mí.
LEVIATÁN: ¡YA BASTA! ¡ESTOY HARTA DE TUS DELIRIOS BASADOS EN LA CONFIANZA Y EN EL APRECIO DE LOS SERES QUERIDOS! ¡MISILES DE AGUA!
Oceanus dispara una bola de fuego dirigida a los misiles y los evapora.
OCEANUS: Me has impresionado bastante, qué poco te ha durado el desmayo. Pero si eso es todo lo que puedes ofrecerme en esta batalla, el resultado está decidido.
LEVIATÁN: ¡MALDITO SEAS, OCEANUS!
FURANGLONG: ¡No pienso permitir que te burles de nosotros! ¡PILAR EJECUTOR!
Furanglong da un puñetazo en el suelo que provoca un terremoto de gran intensidad bajo los pies de Oceanus, en ese momento el guerrero da un salto al mismo tiempo que surge del suelo una afilada estalagmita. Oceanus se posa en el pico y se ríe a carcajadas del Dios Dragón.
OCEANUS: Por momentos me siento más poderoso, no sé que me está ocurriendo, pero siento como si una energía completamente nueva invadiera mi cuerpo.
Un aura dorada envuelve el cuerpo de Oceanus y torna su armadura de color negro en un deslumbrante dorado, pero dejando su piel y escamas de color azul marino intactas. Los Dioses Dragón contemplan estupefactos tal hecho y temen el poder que el guerrero definitivo ha alcanzado con esa transformación.
LEVIATÁN: No me lo puedo creer, ese desgraciado de Oceanus desprende una energía sin igual. A-Alcanza los 10.000.000.000.000.000 de jaodyoru, conozco a pocas personas que alcancen un nivel de jaodyoru similar.
FURANGLONG: Esto es inaudito, no quería llegar a tal extremo, pero no nos dejas elección: utilizaremos los cristales demoníacos otorgados por la ama Ómina, ¿lista, Leviatán?
LEVIATÁN: La situación lo requiere, y además crecerá nuestro poder. Tan solo espero que no nos descontrolemos demasiado una vez que los hayamos usado.
OCEANUS: No importa qué trucos baratos empleéis para darle la vuelta al combate. Con este nuevo poder que ha despertado en mí obtendré la victoria sin ninguna dificultad.
FIN DEL CAPÍTULO 41
CONTINUARÁ...
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