CAPÍTULO 36: EL OMNIPOTENTE Y DESPIADADO UNIVERSAL
Inframundo, sala del trono de Ómina.
ÓMINA: Llevo mucho tiempo evadiendo este momento, pero es hora de que le cuente al Universal todo lo que ha estado ocurriendo últimamente. Aunque siendo omnipotente estoy segura de que estará al corriente de todo, lo que sí es seguro es que no va a alegrarse ni de verme ni de hablar conmigo.
Ómina nerviosa dibuja el emblema del Universal en el suelo y acto seguido lanza su magia oscura sobre él, causando que emita un brillo púrpura. Unos instantes después, un hombre alto y musculoso hace acto de presencia: su altura es de 3 metros más o menos, con la piel plata claro, ojos y pelo negros y una larga túnica con capa de un gris oscuro que le llega por los tobillos y con mangas anchas, la túnica se encuentra por debajo de una armadura con hombreras de color gris que le cubre el tórax y el abdomen. También porta un collar usej blanco, propio de los faraones egipcios por encima de la armadura y unas botas plateadas, además de una mitra en su cabeza. Ómina se arrodilla inmediatamente ante él y le saluda cordialmente, pudiéndose notar el miedo que le tiene al Universal en su voz.
ÓMINA: Bu-Buenas tardes, mi todopoderoso maestro. Os he llamado porque quiero hablar con vos de un tema extremadamente importante, espero no haberos interrumpido al solicitar vuestra divina presencia ante mí.
UNIVERSAL: En este antro siempre hace un calor abrasador y huele fatal, podrías haber limpiado un poco este vertedero antes de hacerme venir. Y por hacerme venir tan repentinamente no te preocupes, he estado durmiendo durante miles de años y ya me iba tocando el ir despertándome de tan prolongado letargo. ¿Qué tal todo? La última vez que hablamos fue cuando confabulamos tu liberación y el encarcelamiento de Lúmina, esa perra traidora no tiene lo que hay que tener para ser una deidad perfecta. Siempre estuvo demasiado volcada en el bienestar de esa miserable plaga como mortales, no sentía el placer que daba el hacerlos sufrir con nuestro incomparable poder absoluto. Nunca la entenderé, dime de qué querías hablar.
ÓMINA: Los lacayos de Lúmina se dirigen a Demon con el objetivo de entrar en el Inframundo y rescatarla, ¿quiere que haga algo con ellos?
UNIVERSAL: Dejarlos a su aire y que hagan lo que quieran, siempre y cuando me den un buen espectáculo. La omnipotencia es de lo más aburrida en incontables ocasiones, ¿sabes? Prefiero endulzarla contemplando combates entre tu bando y el de Lúmina, varios de vuestros conflictos son de lo más interesantes.
ÓMINA: ¿Cómo? Pero, señor... Si consiguen rescatar a Lúmina eso supondrá un enorme percance para la magistral ejecución de mi plan, la erradicación de toda vida en el universo y que sean torturados en el Inframundo por toda la eternidad.
UNIVERSAL: Ese no es mi problema, es el tuyo y de esa manera podrá ver con sus propios ojos como todos los mortales a los que tanto aprecia serán masacrados por tus demonios. Será el mayor castigo que podrá sufrir esa traidora, y sus perritos falderos correrán la misma suerte.
ÓMINA: Cierto, pero...
El Universal agarra por el cuello a Ómina a la velocidad de la luz y la estampa contra la pared de roca.
UNIVERSAL: ¡¿Pero?! Deberías saber que odio muchísimo esa palabra. El cuestionarme no es algo muy inteligente, tanto Lúmina como tú debéis ser mis herramientas que cumplan a rajatabla todos mis designios. Si no cumplís con la tarea que os encomendé os quitaré la vida, ya que fui yo quien os la otorgó. También sé que quieres ocupar mi puesto como la entidad suprema y no tener que estar sujeta a mis órdenes nunca más, es bueno tener ambiciones pero algunas no pueden cumplirse por mucho que se esfuerce uno.
El Universal suelta a Ómina y ésta cae al suelo, quien se acaricia el cuello lentamente para aliviar el dolor del potente estrujón.
ÓMINA: Urgh, qué daño... No recordaba lo fuerte que es, maestro.
UNIVERSAL: Olvidar lo fuerte que soy es un grave error, y un pecado digno de muerte. Pero como hoy estoy de buen humor, voy a pasarlo por alto siempre y cuando vuelvas a cumplir mis órdenes como la mera y vulgar herramienta que eres para mí.
ÓMINA: S-Sí...
Sin venir a cuento Ómina es atravesada por un rayo que le atraviesa el cuerpo por donde debería estar su corazón, ocasionando que la maléfica diosa se desplome y escupa un poco de sangre mientras se queja del dolor. El Universal sonríe con sádico placer al ver a Ómina tan herida y humillada.
UNIVERSAL: O estoy sordo o no lo has dicho lo bastante alto. Antes me eras completamente leal, pero has cometido la gran estupidez de rebelarte contra los designios de tu creador. Y yo que pensaba que eras más sensata que esa visionaria de Lúmina, qué decepción. Y encima has sucumbido cuando tan sólo he empleado en ese rayo una milmillonésima parte de mi inigualable poder.
ÓMINA: ...
UNIVERSAL: En fin, ya va siendo hora de que me vaya. Procura obedecerme y proporcionarme un show que se encuentre a la altura de mis expectativas, quiero ver un combate entre el bien y el mal que haga historia. Ha sido un buen despertar y te lo agradezco, chao chao.
El Universal se envuelve en un haz de luz y desaparece en un abrir y cerrar de ojos. Unos minutos más tarde Void aparece y al ver a Ómina malherida corre preocupado hacia ella.
VOID: Ama Ómina, ¿se encuentra bien?
Ómina empuja con fuerza y furia a Void.
ÓMINA: ¡Quítame las zarpas de encima! ¿Quién te ha dicho que necesito ayuda? Si quieres que me sienta mejor haz algo útil, no me puedo sentir más ofendida por tu absurda compasión sin sentido.
VOID: U-Usted dirá, mi omnipotente ama. Deme una orden y la cumpliré como sea.
ÓMINA: Ve al planeta de Oceanus y causa un caos de proporciones épicas. Haz lo que quieras, tienes mi permiso para hacer cualquier cosa que estimes oportuna para hacer sufrir a esos gusanos miserables.
VOID: A sus órdenes, mi maléfica ama.
Void se marcha rápidamente a cumplir con su cometido, mientras que Ómina presa de la impotencia y la rabia al quedarse sola da un puñetazo en el suelo que tiene como consecuencia la formación de un agujero extremadamente profundo y que se agriete el suelo de la sala.
ÓMINA: Juro que algún día lograré ser la entidad suprema y no volveré a ser humillada por ese gilipollas petulante y egocéntrico del Universal. Pronto llegará mi momento y todos se inclinarán ante mí de pavor y les devolveré todo lo que me han hecho.
FIN DEL CAPÍTULO 36
CONTINUARÁ...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top