capítulo 8.
Narra Camus.
Desperté temprano, era una mañana tranquila, el aroma de las rosas envenenadas de Afrodita llegaba hasta mi templo, era un aroma suave y no moral, salí a las afueras de mi templo, el cielo estaba tan azul como los ojos de Milo, el sol brindaba sus rayos a las 12 casas. Me preparé el desayuno, me di una ducha y mientras el agua caía por mi cuerpo recordé el sueño de anoche, había soñado con Milo.
Sueño de Camus.
Estaba en un campo de flores con la espalda recargada en un árbol, la sombra que me brindaba era perfecta, estaba leyendo un libro cuando sentí su cosmos cerca, levanté la mirada y lo vi, venía sonriente, sus ojos brillaban de una manera inexplicable, el viento alborotaba su melena azul, se acercó a mí, me dejó un tierno beso en la frente y se sentó a mi lado.
Milo.- Camie.
Camus.- sí, Milo.
Milo tomó un mechón de cabello que estaba en mi rostro y lo colocó detrás de mi oreja, se acercó a mi oído y me susurro.
Milo.- Camus... Me gustas.
Se alejó de mí, mis mejillas ardían, tomó mi mano, no podía creer lo que Milo acababa de decir.
Camus.- Milo tú también me gustas.
Milo tomó mi rostro entre sus manos y se acercó a mí y unió nuestros labios en un cálido beso, se sentía tan bien, Milo tenía sus manos en mi cintura, mientras mís manos acariciaban el hermoso y suave cabello del hombre que me hace feliz, nos separamos por falta de aire, nos miramos fijamente y... Me caí de la cama.
Fin del sueño.
Me lleve un dedo a los labios, si tan sólo el sueño hubiera sido real, si él supiera cuanto lo quiero, si yo supiera al menos que él me quiere.
Ya eran las 12:35 p.m. era hora para ir a Rodorio por unas cuantas frutas, pasé por la casa de Escorpio y al parecer Milo seguía dormido, supongo debió ir al bar en la noche, siempre se levanta tarde cuando bebe una noche anterior.
Milo cuando aprenderás.
Llegué al pueblo, todo estaba traquilo, a pesar de que no portaba mi armadura las miradas sobre mi era costumbre de todos los habitantes, ya sabían que era el guardián de la onceava casa.
Pasé por el bar del pueblo, de él salía un chico pelirojo pasado de copas. Entonces recordé. Mierda, mañana llegara Surt.
En vez de comprar fruta decidí abastecer la despensa para la llegada de Surt.
Narra Milo.
3:23 p.m, me levante temprano, bueno más temprano que otras ocasiones después de haber tomado con mis compañeros en el bar. Me fui a bañar, olía a alcohol, terminada la ducha almorcé, ya no era hora para desayunar, me dirigía al comedor cuando vi pasar a Camus con muchas bolsas de comida y manzanas...
Deliciosas, lindas y jugosas manzanas.
Lo ignoré e hice como que no lo había visto, me preguntó por qué tanta comida. Terminé de desayunar y me dispuse a terminar la pintura de Afrodita, los colores cobraban vida sobre el lienzo, Camus solía decir que era muy bueno pintando, le hice infinidades de cuadros inspirados en él pero ahora mi inspiración era Dita tenía que acabarla ya, para el día siguiente.
7:45 p.m. había acabado, estaba aburrido así que bajé hasta géminis para ver a Kanon y lo que me encontré fue a un Kanon sentado en el sofá viendo a un Saga hecho un manojo de nervios entrando y saliendo de la cocina.
Milo.- ¿a qué se debe que Saga este así?
Kanon.- hoy cumple mes con Aioros y quiere que todo sea perfecto.
Milo.- ¿y por qué no lo ayudas?
Kanon.- Observa.
Kanon se levantó del sofá y Saga gritó desde la cocina.
Saga.- ¡No te muevas Kanon, vas a arruinar todo!
Éste se volvió a sentar, me miró y me dijo que me sentara a su lado.
Kanon.- lo intenté.
Milo.- ¿a que hora llegará Aioros?
Kanon.- 8:00 p.m.
Milo.- ¿Cuanto tiempo llevan?
Kanon.- hoy cumplen 2 meses, creo.
Era mucho alboroto para ser sólo 2 meses, pero yo hubiera hecho lo mismo si yo fuera Saga y Aioros fuera Camus. Sea lo que sea que haga en mi mente siempre esta presente Camus, mi príncipe del hielo, si tan solo él me quisiera con esta intensidad con la que yo lo quiero.
Platiqué un rato con Kanon hasta la llegada de Aioros, Kanon y yo nos fuimos a mi templo, él pasaría la noche en mi casa para que los tórtolos hicieran lo que quisieran hacer sin interrupciones. A las 10:15 p.m. Kanon se fue al cuarto de invitados a dormir en el cual también dormía Camus cuando no quería subir hasta su templo, yo me metí a mi cuarto y caí en los brazos de Morfeo.
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