capítulo 27.
Narra Milo.
Preparé la cena para los dos, Camus no había salido de su habitación desde aquella pequeña discusión a causa de nuestros celos, no puedo evitarlo, me encanta cuando se pone celoso, puedo notar lo mucho que le importo y que él también siente los mismo que yo. Fui hacia la chimenea para ponerle más leña, había una cosa negra allí, cuando le preste atención noté que se trataba de mi teléfono celular, allí es donde había caído, negué con la cabeza, no me iba a enojar con Camus, pero lo haría pagar.
Subí hasta la habitación de Camus, di dos toques, seguido de eso escuché un "adelante", giré el pomo de la puerta y entré, allí estaba él sobre su cama con un libro en las manos, el dichoso diario de Mystoria.
Camus.-¿qué quieres Milo?- me miró con su singular mirada fría.
Milo.- Solo venía para decirte que ya está la cena para que vengas a comer conmigo.
Camus.- no tengo hambre.- apartó la mirada y la posó en el libro.
Milo.- No acepto un no por respuesta, no has comido nada desde la mañana.
Camus.- ¿ah? Milo no...
No dejé que terminara de hablar, lo tomé por los tobillos, lo jale hacia mí, Camus comenzó a patalear y gritar para que lo soltará, lo ignoré, con mucho trabajo logre colocar su cuerpo en mi hombro, quedándome una bonita vista de su trasero y me dispuse a bajar hacia el comedor.
Camus.- ¡Milo bajame!- me golpeteo la espalda.
Milo.- No lo haré corazón.- dije plantándole una nalgada que hizo que Camus diera un ligero grito de sorpresa.
Camus.- ¡Si vuelves a hacer eso yo te juro que!
Milo.- ¿qué? ¿me vas a congelar?
Camus.- no es mala idea...
Sonreí, Camus seguía dando berrinches como un infante, me resultaba gracioso y además me hacia feliz ya que mi príncipe del hielo sólo es de esa manera en mi presencia, ni Surt, ni Hyoga, ni Isaac y mucho menos los demás tenían la dicha de ver las otras facetas de Camus, para todos es solamente el frío, recto y serio Camus, para mí, era el niño que se sorprendía con cosas nuevas, el niño que sonreía hasta el cansancio, el hombre sabio, el hombre de mis ojos, aquel de finos y largos cabellos aguamarinas, mirada intensa, cintura pequeña, valiente, fuerte, aquel hombre quien fue el único en convertirse en mi mejor amigo, aquel hombre al que conozco como a la palma de mi mano.
Al llagar al comedor lo baje, quiso darme un golpe sin embargo lo esquivé.
Milo.- oye, tranquilo.
Camus.- ¿cómo me tranquilizo? Si me has traído como si fuera un costal de papas.
Milo.- ya, ya, ¿aun sigues molesto?
Camus se quedó allí parado en silencio, buscando una respuesta, realmente esperaba que fuera un "no".
Vamos Camus, no quiero seguir con una absurda pelea.
Camus.- tal vez.
Por fin habló, negué con la cabeza y me acerqué más a él.
Milo.- por favor, no quiero seguir así.
Camus dio un ligero bufido y asintió con la cabeza.
Camus.- esta bien, ¿qué comeremos?
Milo.- Magret de canard.- el magret de canard es un platillo que consiste en carne de pato o ganso cebado, pero a falta de ganso lo hice de pato, se sirve en filetes, acompañado con salsa de naranja y de guarnición preparé unas patatas asadas.- y de postre clafoutis.- es una tarta hecha a base de cerezas enteras y una masa similar al de los crepes.
Camus.- ¿comida francesa? ¿tú has cocinado comida francesa?
Milo.- Así es, y tu favorita.
Camus.- ¿cómo sabes que me gusta el magret de canard?
Milo.- Soy Milo, tu mejor amigo, detalles como esos jamás se me olvidan.
Me miró y de sus labios se escapó una pequeña sonrisa y clavó su mirada en la mesa, me hubiera gustado saber en que pensaba, pero se veía tan tranquilo que imaginé, serian cosas buenas.
Fui a la cocina por los platos ya servidos y los coloqué sobre la mesa, regrese de nuevo a la cocina por una botella de vino y dos copas, las cuales llene con aquel liquido borgoña.
Milo.- sé que tiene tiempo que no comes comida de tu país, es por eso que me he esforzado, espero y gustes de lo que he hecho.
Camus.- calla Milo, con que lo hayas intentado me parece un gran detalle.
Le dediqué una sonrisa y el también me dedicó otra en respuesta, se sentó a la cabeza de la mesa y yo a su lado, esperé a que Camus diera el primer bocado, cerró sus ojos y no mostró ninguna expresión.
¿tan mal me quedó?
Milo.- yo... Hice mi mejor esfuerzo.
Silencio, un silencio incomodo y fúnebre era lo que residía en aquella habitación, sin embargo el silencio fue interrumpido por un pequeño sonido que provino de la boca de Camus.
Milo.- ¿Ca...Camus?
Camus.- Milo te ha quedado delicioso, debo admitir que siempre has tenido buen sazón.
Milo.- por un momento pensé que no había sido digno de tu paladar.- dije más tranquilo llevándome jn trozo de filete a la boca, tenia razón no me había quedado tan mal.- ya que te quedaste un rato en silencio.- terminé de decir esta vez tomando la copa y bebiendo un poco de aquel vino.
Camus negó con la cabeza y me miró, nuevamente mis zafiros chocaron con sus aguamarinas.
Camus.- cerré los ojos porque, el sabor es casi parecido al magret que hacia mi madre antes de ser asesinada.- bajó la mirada y se llevó otro trozo de carne a la boca.
Milo.- Tú recuerdas a tu madre, yo no recuerdo a la mía...
Camus.- eso es porque mis padres murieron cuando tenía 8 años y los tuyos cuando apenas tenías un año.
Milo.- es verdad... Pero aun así mamá Kallen a sido mi madre por sobre todas las cosas.
Hubo otro silencio, pero éste fue más prolongado, decidí imitar a Camus y seguir comiendo.
Camus.- ¿cómo a estado tu madre? Es decir, cuando fuiste a visitarla, con Kanon...- bajó su mirada, y comenzó a juguetear con la comida.
Milo.- ella está bien, se alegró de verme.- me dedicó una mirada triste acompañada de una sonrisa forzada.- pero esperaba que llegará contigo...- eso último lo dije en susurro, pero al parecer lo había escuchado ya que se sonrojó.
Camus.- no la conozco pero por lo que me has contado es una gran mujer.
Milo.- oh valla que te conoce, quizás no en persona, pero, siempre le hablo de ti.
Me quedé viendo a Camus para saber que haría o que expresión haría, sin embargo, él solo desvío la mirada y tomó un poco de vino, agachó la cabeza y una cortina de cabellos aguamarinas impidió que siguiera viendo aquel fino y bellos rostro.
Camus.- Milo, ¿para qué fuiste exactamente a tu ciudad natal?
Abrí muchos los ojos, y está vez yo agache la cabeza, ¿cómo decirle que lo había hecho para olvidarlo? Se me partió el corazón de solo imaginar que la respuesta podría atravesar ese frío y a la vez cálido corazón que poseía mi querido Camus.
Camus.- Sé que no fue precisamente para ver a tu madre... ¿por qué fue?.- comencé a temblar.- Dime... Por favor.
Apreté los puños y cerré los ojos.
Milo.- Lo hice para enamorarme de Kanon.
Camus.- ¿y... lo... Lo lograste?- dijo con la voz quebrada.
¡Maldición! ¡por eso no quería hablar!
Milo.- No...jamás dejé de pensar en ti...- dicho eso Camus tomó una de mis manos y la apretó.
Camus.- yo tampoco dejé de pensar en ti.- me sonrió y le devolví aquel gesto con un beso fugaz en sus labios, se volvió a sonrojarse.
Continuamos la cena tranquilos, hablando de muchas cosas que habíamos vivido individualmente mientras no nos hablábamos.
9:37 p.m. Camus ya sentía sueño, así que lo acompañé a su recámara, y justo antes de irme, Camus me robó un beso, pero no lo dejé hasta allí, comencé a mover mis labios para continuar aquel beso, coloqué mis manos en su cadera y él enrolló sus brazos en mi cuello, el beso se volvió apasionado, Camus abrió un poco la boca lo que me dio entrada para meter mi lengua y saborear aquella cavidad bucal que aun tenia aquel sabor del vino de hace rato.
Con mis hábiles manos abrí la puerta de la habitación y me adentré en ella sin dejar de besar a Camus, lo a vente a la cama y me posicione sobre, ataque su cuello con besos y mordidas, dejándole algunas marcas rojas en aquella piel nívea que sabía tan bien, una de mis manos se escabulló por debajo de la camisa de mi "amigo" y con mis dedos atrape aquel capullo rosa, el cual comencé a acariciar, jalar y pellizcar provocando ligeros gemidos en Camus, otra de mis manos había bajado a la entre pierna de Camus, en un abrir y cerrar de ojos éste rompió mi camisa, la hizo pedazos y la arrojó al suelo, jaló mi cabeza para volver a besarme.
Hay Camus esa faceta no me la conocía.
Las manos de Camus recorrían mi abdomen de arriba a abajo hasta llegar a mi miembro el cual ya estaba erecto, unas caricias más y sentí como él igual estaba duro. Lo bese para después apartarme.
Camus.- ¿qué... Qué haces?- dijo entre jadeos.
Milo.- Me voy a dormir.- me levanté de la cama y me alborote el cabello.
Camus.- ¿me dejarás así?
Me acerque solo para robarle un beso.
Milo.- es mi castigo por quemar mi teléfono.- me miro extrañado.- cuando lo tiraste calló en la chimenea.
Camus.- eres un tonto.
Milo.- Buenas noches Camus.- fui hacia la puerta y al cerrarla escuché un grito seguido de un golpe seco, abrí de nuevo para ver a Camus algo molesto.- te quiero cubito.
Camus.- te quiero tonto.
Me fui a mi cuarto, me puse la pijama y trate de sujetar mi cabello en una coleta pero fue inútil, mi cabello estaba inmanejable.
Me acosté en la cama y me dormí con una sonrisa en mis labios.
Disculpen la demora u.u últimamente no tengo tiempo de nada y menos con los exámenes que empiezan la próxima semana, así que tengo que estudiar xc en fin... Les dejó otro capítulo n.n
Chau
n.n/
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