capítulo 17.
Narra Camus.
Me desperté temprano para ir con Afrodita por mi discípulo a Siberia, la verdad era que casi no había podido dormir, no dejaba de pensar en Milo y su novio. De una u otra manera dejaria de amarlo.
Íbamos en el avión, ya no tardaba mucho para llegar, Afrodita iba tomandoce fotos con su teléfono mientras que yo leía el diario de Mystoria, la azafata llegaba cada 15 minutos hacia nuestros asientos para preguntar si necesitábamos algo, algunas chicas del avión no dejaban de vernos, para Afrodita eso era grandioso, para mí incómodo. Delante de nosotros habían dos chicas, una pelirroja y la otra de cabellos negros, durante el viaje se la pasaron hablando sobre nosotros dos, la chica de cabellos negros se colocó de rodillas en su asiento para poder vernos, pero en especial a Afrodita, la pelirroja hizo lo mismo para ver lo que haría su compañera.
Chica 1.- oye guapo ¿te tomas una foto conmigo?
Afrodita.- por supuesto.- Afrodita le sonrió a la chica y esta se ruborizó mientras que la pelirroja entornaba los ojos.
Chica 2.- ¿ya tienes la foto que querías?
Chica 1.- ya, tengo la foto con el hombre más guapo de este avión.- le sonrió a Dita y éste le guiñó el ojo.
Chica 2.- yo no creo que sea el más guapo, para mí es su acompañante.- la pelirroja me guiñó un ojo y mis mejillas comenzaron a arder.
Entre risitas las dos chicas regresaron a su posición anterior, Afrodita me miró, enarco una ceja y
sonrió pícaramente.
Afrodita.- eres un imán de pelirrojos.
Camus.- claro que no.
Ignore la mirada de Afrodita y oculte mi rostro entre el diario.
30 minutos después llegamos a nuestro destino, en el aeropuerto Afrodita se puso un abrigo enorme, guantes, un gorro y una bufanda, lo miré extrañado y no pude evitar reírme, se veía realmente gracioso.
Afrodita.- brrr, no te rías, no todos somos una hielera como tú.
Camus.- no puedo evitarlo, te vez...
Afrodita.- ¿hermoso? ¿sexy? ¿maravilloso? ¿increible? ¿expetacular?
Camus.- Gracioso.- comencé a reír, Afrodita me vio mal y salimos del aeropuerto, ver a Afrodita así me recordó la primera vez que Milo me acompañó a ver a Hyoga y a Isaac aquí en Siberia.
Flash back.
Habíamos llegado después de un largo viaje hasta Siberia, Milo había insistido en querer conocer a mis discípulos, con la excusa de que ellos merecían conocer al "tío Milo". Cuando llegamos estaba nevando, yo ya estaba acostumbrado al frío pero Milo... Bueno él no quizo llevar un abrigo porque "los caballeros no lo necesitan", en cierta parte tenia razón, pero eso solo aplica para el guardián de la onceava casa, en este caso yo.
En lo que llegábamos hasta el lugar donde estaban Hyoga e Isaac, Milo se estaba muriendo de frío, temblaba y rechinaba los dientes.
Camus.- Milo, si quieres vamos al pueblo y compramos un abrigo.
Milo.- ¿bromeas? Tendríamos que desviarnos del camino y tardaríamos más en llegar con tus hijos.
Camus.- en primera son mis discípulos a los cuales amo como si fueran mis hijos, no precisamente mis hijos, en segundo te estas congelando.
Milo.- soy la persona más ardiente de este lugar, no me estoy congelando.
Reí a lo bajo.
Camus.- ¿por qué quieres conocerlos?
Milo.- porque el tío Milo tiene muchos consejos que darles.
Camus.- No quiero que mis discípulos sean unos mujeriegos, vagos y sin sentido de la responsabilidad.
Milo.- me ofendes hielera.
Camus.- camina bicho.
Sonreí y seguimos hasta nuestro destino.
Para cuando llegamos a la cabaña donde estaban los niños, Milo se estaba muriendo de frío y yo lo llevaba en mi espalda.
Hyoga.- maestro ¿ese hombre quien es?
Camus.- él es Milo, caballero dorado de Escorpio.
Isaac.- más bien parece paleta dorada de Escorpio.
Milo.- ¡Más respeto para su tío Milo!
Los dos pequeños se miraron entre si para después mirarme a mi, suspire y los miré.
Camus.- Milo es mi mejor amigo, mi hermano, por lo que seria su tío. Y ahora debemos llevar a su tío Milo junto a la chimenea y darle algunas frazadas para que se le pase el frío.
Los niños cubrieron a Milo con muchas frazadas, al poco tiempo Milo ya no sentía frío, hablamos por horas ese día, ambos pequeños se encariñaron con Milo y él de ellos, cuando perdimos a Isaac Milo estuvo muy triste al igual que yo y quien diría que años después ambos nos enfrentariamos a Hyoga en las doce casas.
Fin flash back.
Ese recuerdo me llenó de nostalgia en ese entonces veía a Milo como un amigo y ahora lo veo como un amor imposible.
~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~
Narra Milo.
Ya eran las 7:20p.m. ya estábamos en el santuario, los únicos que faltaban eran Mu y Shaka con Ikki, Camus y Afrodita habían llegado antes que nosotros con Hyoga, entre abri la puerta de la camara del patriarca, Athena estaba sentada con los ojos vendados y los caballeros que no fueron en busca de los de bronce estaban platicando entre ellos. El patriarca Shion estaba afuera con nosotros caminando de un lado al otro.
Milo.- ¿A quién se le ocurrió vendarle los ojos a la señorita Athena?
Shion.- me pareció una buena idea.
Todos miramos al patriarca seriamente, esto no era sorpresa, Athena ya sabia que los de bronce llegarían, ella mando a buscarlos.
Shion.- ¡ya no hay tiempo! Hay que entrar.
Kanon.- pero su discípulo y Shaka aun no llegan con Ikki.
Shura.- ¿y quien nos asegura que fueron por Ikki? ¿Y si se fueron a un motel?
Shion.- Mu seria incapaz de hacer eso.
Nos miramos y nos hechamos a reír, puede que Mu sea un santo pero Shaka ya no lo era del todo.
Entramos a la sala, el patriarca le quitó la venda a Athena y los de bronce gritaron "sorpresa", lo cual no era pero la señorita Athena estaba feliz.
Saori.- me da gusto verlos, pero ¿dónde está Ikki?
Mu y Shaka.- ¡Aquí!
Mu y Shaka entraron de repente en la sala con Ikki amarrado y amordazado, como si se tratara de un secuestro.
Shaka.- disculpen la tardanza, tuvimos algunos contratiempos.
Dejaron a Ikki en el suelo, Mu le quitó la mordaza y todos miramos al de cabellos azules oscuro.
Ikki.- ¡Por los dioses! ¿saben? Tengo antojo de borrego asado y ganas de tirarme a una rubia virgen.
Shun.- ¡Hermano! Athena esta aquí.
Ikki.- lo siento Athena, pero estos idiotas me trajeron hasta aquí a la fuerza, ni si quiera me dijeron para que ne querías.
Shaka y Mu comenzaron a silbar y a apartarce de Ikki, Camus se acercó a él y comenzó a quitarle los amarres, no podía dejar de verlo, admito que me hubiera encantado ir con él a Siberia, junto a él me pasaron muchas cosas increíbles allá, pero ahora debo hacerle pasar momentos increíbles a Kanon.
Athena organizó una cena que se volvió una fiesta, gracias a Death Mask, Kanon e Ikki que se habían escapado a comprar algunas botellas de alcohol.
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