PRÓLOGO
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Hace eones atrás, las divinidades primordiales nacieron de Caos.
Aclis, diosa del sufrimiento y los venenos. Gaia, la Madre Tierra. Nix, diosa de la noche. Urano, señor del cielo. Tártaro, el Abismo. Érebo, dios de la oscuridad. Ponto, primordial del Mar.
Se dice que Gaia dió a luz a Urano por si sola y después se casó con él. Tiempo después, dió a luz a los titanes, un séquito de seis niñas y seis niños. Posteriormente le siguieron los cíclopes y por último los centimanos.
Urano, enfadado y disgustado con la apariencia de sus hijos menores,
ató a los cíclopes y los lanzó al tártaro por haber nacido deformes y con un solo ojo; a los centimanos también los arrojó por haber nacido con cien brazos y cincuenta cabezas.
No era difícil notar que el titán los odiaba, y aunque Gaia creyó que cambiaría de opinión respecto a sus hijos menores (a quienes amaba incondicionalmente, incluso más que al resto de sus hijos). Nada de eso fue así. Urano no cambió de opinión.
Llena de dolor, Gaia gritó llena de agonía y ordenó a sus hijos los titanes, que asesinaran a Urano y lo lanzaran al tártaro. El único que se proclamó capaz de asesinarlo con sus propias manos, fue Cronos, el menor de los titanes, quien tomó la poderosísima guadaña que su madre había forjado.
Cronos tomó venganza en nombre de su madre junto a sus hermanos varones (exceptuando a Océano y sus hermanas que se negaron a hacer semejante atrocidad).
Urano maldijo a Cronos antes de morir, decretando que él sufriría el mismo destino que él; siendo traicionado y despedazado por sus propios hijos. Haciendo caso omiso a su maldición, Cronos cortó en pedazos a su padre y junto a sus hermanos lo lanzaron a las profundidades del Océano, de donde nunca más volvió a salir.
Al haber vengado a sus hermanos menores, Gaia declaró a Cronos como el Rey de los titanes y éste mismo tomó como esposa a su hermana Rea, titánide de la maternidad y la fertilidad.
Al principio dudó si debía casarse por lo que había dicho Urano, quien lo había maldecido antes de morir, así que, temeroso, devoró a cada uno de sus hijos cada vez que su esposa los concebía. Rea, desconsolada y dolida por el canibalismo que el Rey titán llevaba a cabo con sus hijos, imploró ayuda a su madre. Gaia, aunque se encontraba dormida, le aconsejó que ocultara a su siguiente hijo en Creta con las ninfas en cuanto éste naciera.
Y así fue.
Cuando Zeus nació, Gaia hizo salir una piedra de la tierra y Rea cambió al pequeño bebé por la roca. Cronos, quien era considerado el Rey caníbal, sin ni siquiera ver el bebé, lo devoró sin saber que aquello que había tomado era una roca, causándole un terrible dolor estomacal.
Fue así como Zeus creció hasta que tuvo la edad suficiente para enfrentarse a su padre. Se disfrazó como titán y se volvió el copero real de Cronos, se ganó la confianza del Titán y logró hacer que bebiera un poderoso tónico que provocó que vomitara a sus hermanos, quienes al ser inmortales, habían estado creciendo en su estómago sin ser digeridos.
Cuando lograron escapar de Cronos, los hermanos se reunieron con su madre en el Monte Ida y planearon derrocar a Cronos, declarándole la guerra a los titanes que estaban a favor de él.
Zeus, siendo más listo e ingenioso, logró hacerse el líder entre sus hermanos, pero como carecían de apoyo y armamento, sugirió la idea de liberar a sus tíos los cíclopes y centimanos para que los ayudaran en la guerra contra los titanes.
Cuando los hubieron liberado, se desató la primera guerra olímpica.
Fue una guerra de poder y supervivencia. El equipo vencedor se llevaría los laureles, y los que perdieran, serían lanzados al Tártaro: El foso de oscuridad al que todo ser inmortal o mortal, debía temer.
Al principio de la guerra, los titanes iban ganando. Tenían experiencia en la batalla y lograban hacerlos retroceder con mucha facilidad, pero con el tiempo, los dioses fueron tomando habilidad y perfeccionaron el poder con el que habían nacido. De esta forma, fue como los dioses lograron tomar a los titanes y Zeus cortó en miles de pedazos a Cronos, para después lanzarlo a las profundidades del Tártaro junto a los demás titanes que habían capturado.
El único que no fue lanzado fue Atlas, quien como castigo, fue encadenado para que sostuviera el peso del cielo.
Después los dioses volvieron al Olimpo y los tres hermanos (Zeus, Poseidón y Hades), se repartieron el mundo. Zeus fue declarado señor y soberano de los cielos, Rey del olimpo y los dioses. Poseidón fue nombrado dios del mar y los terremotos. Hades, siendo el varón mayor y teniendo una afinidad en el subsuelo, se quedó con el Inframundo, en dónde reinaría como el dios de los muertos.
Los dioses reinaron por mucho tiempo, y con el pasar del tiempo nuevos dioses fueron naciendo y tomando el lugar que les correspondía.
Estaba Atenea, quien fue concebida por la primer esposa de Zeus, la titánide Metis. Ella nació de la cabeza de Zeus después de que él dios se comiera a su primera esposa. Desde entonces, Atenea se volvió la patrona de la guerra y la sabiduría.
Después fueron el par de trillizas, las Horas y las Parcas. Las Horas eran las diosas de las estaciones y las Parcas las diosas del destino.
Posteriormente nació Perséfone, la diosa de la primavera. Y de ella le siguieron Ares, dios de la guerra. Enio, diosa de la guerra y gemela de Ares. Hebe, diosa de la Juventud. Ilitía, diosa de los partos y Hefesto, dios del fuego y los herreros.
Todo era paz y prosperidad.
Entonces Zeus creó a la humanidad: Seres creados a su semejanza, pero débiles e inocentes a comparación con los dioses. Como era de esperar, mientras los siglos pasaban, los dioses tuvieron múltiples aventuras con los mortales, y así fue como se creó una nueva especie.
Los semidioses, mestizos, mortales con mucha más fuerza que la de un simple mortal.
Su poder parecía desastroso e inestable, con un aroma apetitoso y sumamente llamativo para todo tipo de criaturas asquerosas que deseaban devorarlos y saborearlos. Se volvieron un blanco para todo tipo de monstruos salidos del Tártaro.
Y así fue pasando el tiempo, hasta que un día, Hades cometió un error en contra de los acuerdos que se habían establecido hace eones atrás.
Él dios de los muertos logró yacer con una mortal especial, específicamente, una Cazadora de Sombras.
Una Nefilim con la sangre del Ángel Raziel corriendo por sus venas. Una mitad Ángel y mitad mortal. Un ser divino y angelical.
Una combinación peligrosa y sumamente inestable.
Y así apareció ella. Una mestiza. Una semidiosa mitad dios y con la sangre del Ángel Raziel corriendo por sus venas.
Fue así como Adrienna nació.
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;)
Atte.
Nix Snow.
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