3 - ¿Culpa mía o tuya? Bueno, a sanar


Hoy mientras terminaba un libro de Colleen Hoover que me hizo llorar mucho, me puse a pensar en cómo el dolor transforma a las personas, en cómo condiciona sus vidas. Sobre todo cuando no podemos sanar del todo aquella herida que nos causó ese dolor. Algunas veces nos impulsa a tomar desiciones perjudiciales para nosotros, otras, nos hace cerrarnos a evitar situaciones que nos podrían hacer sentir ese dolor nuevamente.

Y aunuqe tengo muy vagos recuerdos de esa ápoca de mi vida, recuerdo a la perfección lo que me hizo ese niño, o monstruo. Lo odio a él y odio que por su culpa me haya olvidado de gran parte de mi vida, pero epsecilamente odio que todavía duela.

Muchos me dicen que lo tengo que perdonar, pero ¿cómo se perdona a alguien que se robó una parte tuya? Aunque sepas que pudo haber sido peor duele tanto como el primer día.

Me han dicho que le quite entidad, que era solo un niño, pero ¿cómo hacerlo? Si yo también era niña.

¿Cómo lo perdono si sé que mi cuerpo no me lo va a permitir? Porque el cuerpo recuerda, y recuerda cada sensación horrible que él dejó en mí. Lo que realmente me aterra porque siempre tuve la sensación de que él sabía lo que estaba haciendo. 

¿Fantaseo? Bueno, soy joven y escribo...por qué no lo haría? Es decir, mi cabeza vive creando mundos irreales.

Me siento muy afortunada. Sé que podría haber sido peor. ¿Qué habría pasado si hubiera tenido más tiempo?

No dejo de pensar en lo afortunada que fui de que, al pedir ayuda, mi voz haya sido escuchada. Porque desde que comencé a sanar esa herida, supe que había empezado a tener paz.

A veces siento que fue mi culpa. Otras, siento que él ni siquiera sabía los que hacía.

éAún así, tnego muy claro que no fue mi culpa. Tal vez él no supiera lo que hacía o tal vez sí. La verdad que no puedo saberlo porque éramos ambos muy pequeños.

Sanar no es lineal, pero sé que estoy camino a eso. Lo bueno es que logré tener la recepción adecuada para hacerlo.

Sé que tendría que haber pensado si quiero o no resolver mi trauma. Pero es una carga de angustia que no quiero enfrentar aún, pero en algún momento voy a tener que hacerlo.

Escribí esto durante una semana que se caracterizó por no ser una fácil con mi salud mental. Recuerdos de traumas viejos afloraron mi mente. Estuve pensando bastante en algo que me pasó. 

No vine al caso, no voy a contarles esa historia. Tal vez nunca lo haga, tal vez me animé a hacerlo una vez que todo esté resuelto, pero por ahora lo mantengo así.

La cura perfecta para la semana complicada, con la salud mental y con un pequeño accidente, además de los madrugones habiendo dormido poco, fue salir con mis bookish friends.

Así que si alguien se sintió identificado, o simplemente tuvo una mala semana, le digo que todavía está a tiempo de mejorarla le recomiendo:

• Salir con amigos, a dónde quieran. Yo elegí una librería y un café en Starbucks.

O la segunda opción:

• Hacer cualquier cosa que les guste, pero no sé sobre carguen de actividades. Hagan algo que disfruten hacer.

Cualquiera de los dos planes mejora tu semana en un abrir y cerrar de ojos. Parece que estuviera escribiendo sobre superación personal, pues no lo estoy haciendo.

Lo que estoy queriendo decir con esto, que me parece que me fui por las ramas, es que hay luz al final de túnel. A veces se necesita un respiro para después encarar esa situación de otra manera.

Hablar, esa es la clave para empezar a andar esas herida. Cuánto más lo hablen, menos va a doler.

Escribo esto porque sé que no soy la única que tiene estás emociones. Sé que hay muchos más que pasaron por eso lamentablemente. Si es tu caso, te envío muchas fuerzas y toda la mejor onda. ¡Vas a estar bien! Nunca es buena idea callar, sea cual sea el padecimiento.

Siempre dolerá menos si lo compartimos con otros. Tal vez esas personas no vivieron nuesro dolor tal como nosotros, pero todo ayuda.

Giuli Piazza G

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