Miércoles 25.
Llegando nuevamente a la prisión que me condena, aquella bestia disfrazada a la que muchos llaman “escuela”.
¿Por qué han sentenciado a los de mi generación a pasar por esta pena? A caso no se dan cuenta de que tanta angustia no puede ser buena.
Vivimos para estudiar o estudiamos para vivir, el dilema cauteloso que nos arrasa durante al menos 15 años.
Será que nos educan o nos enseñan a ser esclavos de una sociedad bipartidista en la cual o eres esclavo o verdugo.
Eso de las jerarquías tampoco me suena nada bien, pues ya muchas veces hemos visto historias de maestros que no siguen las reglas y para ser honestos, muy pocos han sido castigados.
Pero quién reprocha que un alumno ha quedado impune, claro que no, “las nuevas generaciones tienen nuestro futuro en sus manos, hay que criarlas bien.”
Quién más defiende lo justo aparte de los injustos con poder. Quién más sabe la verdad aparte de todos ellos quienes viven con la boca sellada.
Quién, si no todos los justos que son acusados de pecar, quién si no todos los pecadores que rezan sin rezar.
Por que nos enseñan a matar, matar, matar, los sueños, la iniciativa de triunfar, la sed de victoria, el hambre de superación, todo muerto, muerto, y yo acuso al sistema de educación.
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