Sentí el momento en que nuevo capítulo en mi vida se escribiría, tú y yo lo sabemos, ese capítulo en que todo sucede, en que el protagonista encuentra su razón de ser, de respirar, de estar vivo. Aquel pequeño embrollo por el que se desató toda la historia... Pensé que ese capítulo había llegado, o por lo menos, que estaba cercano.

No puedo demostrarlo, pero tampoco negarlo todavía.

Los últimos meses han llegado y se han ido a gran velocidad, apenas he parpadeado un par de veces y han ocurrido cosas que ni yo misma soy capaz de creer. Ya era momento de escribirlo, de plasmar los sentimientos que llevo dentro, como solía hacerlo, sin embargo, hoy en día esos sentimientos son tan efímeros que ni siquiera soy capaz de saborearlos para luego derramar mis palabras. 

Pero bueno, tanto que me quejaba del infortunio de mi vida, ya era hora de que la oscuridad amenazadora que cargo en mi ser no me consumiera por completo, sino que me diera paso para sentir la vida.