35 ━━━ To future days.

━━━ ❛ VALHALLA XXVIII ❜ ━━━

Una serie de hologramas coloridos se extienden por toda la sala y sus brillantes letras azules, blancas y mayúsculas se unen entre sí para formar la oración: «Sesión de Brainstorming de Atraco al Tiempo». Visualizo las siluetas de Steve Rogers y Tony porque son los únicos que se encuentran de pie, mientras que el resto de nosotros permanecemos sentados alrededor de la mesa y en los sillones adyacentes. Me parece que esos dos se están tomando su tiempo antes de comenzar a hablar, así que curiosamente escudriño toda la estancia.

Amethyst dejó la instalación tan pronto terminó de explicar cómo revivir a Harper, que básicamente constaba del uso de un contenedor de almas que se encuentra en el templo del montaña, aunque realmente la teoría es bastante frívola para la Diosa del Tiempo, pues ella misma asegura ser un ente pragmático. Así que, en pocas palabras, lo que sabemos es muy básico y la verdadera información la vamos a tener cuando llegue el momento de revivirla. Es ir a ciegas y es una táctica muy peligrosa, pero me gusta guiarme por las reacciones de Victoria (que sin lugar a dudas es la mejor para las estrategias), y como ella se ha mantenido tranquila y sus respuestas y comportamiento han sido de aprobación, intuyo que vamos por buen camino.

Pero con el tema de la resurrección terminado, aún queda la otra parte de la misión: las Gemas del Infinito.

Me percato de que una silenciosa conversación tiene lugar entre Samantha Wayne y Nebula. Samantha es la joven humana de mechas rubias y personalidad prudente y sosegada que llegó con Clint Barton hace varios días, y la verdad es que me cae muy bien por ese mismo motivo: no habla mucho y tampoco molesta.

Otra que de igual manera me agrada es la indulgente Silena Vassos, porque decididamente ha sido una sorpresa de lo más gratificante. Me hice una idea errónea de ella, pensé que nos aborrecía y que no nos ayudaría, cuando fue todo lo contrario. Es atenta, amable, dulce y le encanta estar rodeada de niños. De hecho, Silena es la única persona además de mí y Thor con la que Eyra ha tenido una conversación que no le resulte hastiante. Silena siempre está al cuidado y pendiente de todos, sobretodo con Scott, Tony, Steve, Thor y Clint Barton. Y además de ser todo eso, la mujer de cabello color nuez tiene un don de lo más llamativo. Poseé una voz de seda similar a los cantos de las sirenas, con un temple que se asemeja mucho a una melodía transitoria que, entre más alta, más atrayente se vuelve. Es como un tipo de persuasión hipnótica que no te deja más remedio que hacer lo que te pide, y al terminar acabas deseando escucharla más y más y más. No es un mal sentimiento, de hecho te serena muchísimo y te genera una sensación de paz indiscutible, pero al menos yo no he sabido repelerlo. No quiero ni imaginar el efecto que tendrá en humanos si Thor, Victoria, Beverly y yo quedamos aturdidos nada más de escucharla. La buena noticia es que Silena sabe distinguir muy bien entre lo bueno y lo malo y no deja que nadie la utilice.

Por eso frunzo el ceño al darme cuenta que Silena y Halley están sentadas juntas mientras Rocket les comenta algo. Son polos opuestos demasiado extremos.

Sigo recorriendo la sala y me consigo a Natasha, Clint y Beverly hablando de algo. Se están riendo y me parece que el de los tatuajes ha hecho un comentario divertido, lo que termina llamando la atención de Bruce que conversa con Victoria, y ellos también se unen a la tertulia.

Entonces, finalmente, Steve Rogers se aclara la garganta para que todos estemos atentos.

—El cómo lo haremos funciona —indica el rubio, al mismo tiempo que las imágenes en los hologramas comienzan a cambiar dándole paso a la información de las gemas—; Ahora hay que decidir el cuándo y el dónde. Casi todo el mundo aquí se ha encontrado con al menos una de las seis gemas del infinito.

Tony se vuelve hacia él con un envase de café entre los dedos.

—O cambien la palabra encontrar por casi mueren por una de las seis gemas del infinito.

—Pues yo no —confesó Scott—, pero ni siquiera sé de qué cosa están hablando.

—Como sea, hay suficientes partículas Pym para un viaje redondo cada uno, y las gemas han estado en muchos lugares a lo largo de la historia —añade Bruce, caminando hasta el frente.

—Nuestra historia —corrigió Tony—. Así que hay pocos puntos específicos para ir por partes.

Victoria, que está de pie junto a la puerta, cruza los brazos firmemente y enfoca al de los lentes.

—Siempre estuvieron en constante movimiento, una misma persona no las tuvo dos veces.

—Entonces hay que planear bien nuestros asaltos —concede Barton.

Tony asiente.

—Exacto.

Vislumbro el gesto de disgusto que esbozan Victoria y Beverly simultáneamente, así que yo me limito a apretar los labios. Sé lo mucho que les gustaría a ellas poder hacer el viaje en el tiempo —principalmente para no dejar solos a Steve y a Tony, pero nosotras debemos marchar hacia la montaña, esa es nuestra parte del trabajo. A mí también me gustaría mucho ir con Thor y asegurarme que esté a salvo y que nada le suceda, pero tengo que adaptarme a lo que está pasando.

—Muy bien, primero el Aether —alarga Steve de nuevo y mueve los ojos hacia Thor, que se encuentra sentado al final de la sala con los lentes de sol puestos—. Thor, cuéntanos.

Todos nos volvemos en esa misma dirección, pero el rubio desaliñado ni siquiera se inmuta.

—¿Está dormido? —inquiere Natasha, mientras juega distraídamente con la punta de un lápiz entre sus dedos.

Rhodes resopla.

—No, no, apuesto a que está muerto.

—Por Bor —me lamento y lloriqueo.

—Ariel —me llama Tony y comienza a aplaudir para que lo vea—. Rapunzel murió, te toca.

Niego.

—Yo no estaba en Asgard cuando ocurrió lo de los Elfos Oscuros —le explico—. Estaba en Oquaheim esperando para casarme. Mi conocimiento acerca del Aether es bastante limitado, solo sé que es una concentración viscosa que siempre está en constante movimiento y parece tener vida propia. Sus características me pasan desapercibidas, pero... —me pongo de pie—. Permíteme.

El aludido se hace a un lado para dejarme pasar, así que yo me acerco hasta el cuerpo inmóvil de Thor. Me inclino hacia adelante y muevo la mano izquierda para que el líquido de su lata de Coca-Cola estalle en un chorro impetuoso que se estampa contra su boca y lo hace empezar a borbotear sorprendido.

Rocket se carcajea.

—¿Cuánto por enseñarme a hacer eso, sangrona?

Me encojo de hombros pero me muevo cuando Thor da un exabrupto hacia arriba.

—Estaba escuchando —se rasca la cabeza y tambaleándose camina hasta las pantallas. Se saca los lentes de sol y hace una expresión de molestia—. A ver, ¿por dónde empiezo? El Aether —carraspea—. De hecho, no es una gema, no sé por qué alguien la llamó gema... —señala a Steve, y el rubio frunce el ceño con suma confusión—. Más bien es como... una cosa viscosa, enojada, alguien tiene que corregir eso —entonces, hace una pausa en su relato para aplicarse gotas en los ojos. Parpadea y se dirige a la audiencia nuevamente—: Hay una gran historia sobre el Aether. Mi abuelo hace muchos años tuvo que esconder la gema de los Elfos Oscuros, ¡buuuuuu!, seres aterradores —se ríe—. De hecho, Jane...

Esta vez soy yo la que frunce el ceño, al mismo tiempo que Rhodes y Barton intercambian una mirada escéptica. Veo como Scott Lang asiente con mucho entusiasmo y una gran sonrisa se abre paso por su rostro; parece ser el único que disfruta la historia.

Sin embargo, yo entrecierro los ojos cuando Thor se pone a toquetear la pantalla y la foto de una mujer castaña aparece en ella.

El rubio capta mi repentino enfurruñamiento y se apresura a agregar:

—Es que Jane fue un amor que tuve. Ella metió la mano dentro de una roca y entonces el Aether se introdujo en ella y se puso muy enferma y... Y entonces tuve que llevarla a Asgard, que es de donde vengo —aclara—. Y ahí tratamos de curarla. Yo salía en ese tiempo con ella y... —allí su ceño se frunce—. Pero... pero yo salí con Jane porque no la recordaba a ella —me señala—. Porque la mandaron a Oquaheim y la iban a casar con... con Tio... ¿Elinio? La iban a casar con él y Layland, su madre, nos borró la memoria y... su madre... Mi madre conoció a Jane y a Crystal —inspira—. Mi madre que murió por los Elfos Oscuros... Y de hecho Jane y yo no estamos juntos, obviamente, porque está Crystal... Pero creo que tampoco estoy con Crystal... Y antes de recordar a Crystal... —su mirada cae en Beverly y la señala—. Tú y yo...

La pelinegra da un salto magistral fuera de la silla y cae como si fuera una muñeca del otro lado, en un movimiento tan rápido que ninguno lo vio venir. Le pone la mano en la boca al rubio.

—Suficiente información por hoy —repone entre dientes, pero dedicándole una ancha sonrisa a Tony.

Thor logra quitarle la mano de un tirón.

—Es que a veces pasan estas cosas —se defiende sin dejar de tambalearse. Tony se suma a la escena y entre él y Beverly tratan de hacer que Thor regrese a su lugar—. Lo único que es permanente en la vida es la impermanencia.

Tony aplaude de nuevo, con un bolígrafo entre sus labios.

—Súper —dice. Le palmea el brazo derecho al rubio con ademán de apoyo, pero usa su mano libre para echarle un tirón a la pelinegra que la separa de la escena y la posiciona a su lado—: ¿Quieres comer algo?

Thor niega.

—No, quiero un Bloody Mary. Y un helado de chocolate para Eyra.


👩🏻‍🦰 👩🏻‍🦰 👩🏻‍🦰


La noche, implacable como siempre, cayó en el complejo de los Vengadores. Un día exhaustivo y productivo empieza a llegar a su final para la hora de la cena, que termina siendo uno de los muchos momentos del día —y de los días que llevamos aquí— en el que acabamos todos reunidos en un mismo espacio. Solían estar más dispersos cuando aún se trabajaba en la máquina del tiempo o cuando Amethyst se encargaba de entrenarnos a nosotras tres para ir a la montaña, pero como esos puntos ya estaban esclarecido, realmente no queda mucho más que seguir recolectando información. Tampoco es como si lo que nos dijo Thor es de mucha ayuda, pero esa es solo una de seis gemas que quedan por desglosar.

A mí me gusta mucho esta parte teórica, y no es que no disfrute las encantadoras sesiones de combate con Amethyst, pero no me parece buena idea tentar los límites de esa manera, especialmente conmigo. Estando tan acostumbrada a luchar, los entrenamientos ahora me ponen los nervios de punta y me hacen adoptar una posición defensiva que es muy peligrosa si no me controlo bien —y todos sabemos que soy muy propensa a volverme violenta demasiado rápido. Prefiero tener que lidiar con eso cuando la situación la amerite, no antes en prácticas.

Esta noche en particular mi cabeza se encuentra muy concentrada en mi hija, pues su semblante tristón y apesadumbrado sigue presente y sin ánimos de desvanecerse. No sé qué hacer para que hable conmigo y me diga que la atormenta, pero tampoco quiere despegarse de mí en absoluto. Si yo doy un paso, ella da dos para quedar a la par. Si yo me muevo un centímetro, se me guinda del cuello para que no la suelte. Y lo mismo sucede con Thor. Parece una bola que va de lado a lado, lanzándose de manera sincrónica desde su padre hasta mí.

Es difícil mantener el aire optimista de los demás con esta situación. El día anterior, cuando Clint Barton hizo el viaje de prueba y fue un rotundo éxito, todos estallaron de alegría, pero yo no pude hacerlo. No pude porque Eyra se puso a llorar tan pronto se dio cuenta de lo que hacíamos, y eso me puso muy ansiosa. Si Tony no me hubiera sostenido a medio camino seguro me hubiese dado un ataque de pánico tan estruendoso que iba a hacer sonar las alarmas de todos en el complejo, y eso no es lo que deseo.

Es una contrariedad: estoy nerviosa de ir a la montaña y sostener el collar, feliz por el viaje en el tiempo y recuperar las gemas porque eso significa que todos van a volver, y aterrada hasta la médula del estado de Eyra que solo empeora con los días.

—¿Te gusta? —le pregunto a Eyra, que se encuentra sentada en medio de Thor y de mí en la larga mesa en la que todos están cenando, mientras señalo su rebanada de pizza.

Ella me mira y me sonríe.

—Sí pero quiero más helado —señala.

Sobre la mesa se extienden al menos unos cinco envases de helado de sabores bastante particulares; Avellana Iron Mango, Hulk Caramelo Explosivo y Vainilla Victoria Azucarada.

Thor le guiña un ojo.

—Te los doy todos.

Le doy un golpe en la mano.

—No seas maleducado —insto—. Primero debe terminar la pizza.

—¡Aquí viene la segunda ronda!

La sala entera suelta sonidos de alegría y hasta aplausos cuando llega más alimento, desde comida china, hasta hamburguesas y variedades de pasta y sándwiches. Beverly viene maniobrando con la bolsa y con Morgan aferrada fuertemente a su cintura, pues la está cargando, pero parece que no le pesa en lo más mínimo. Deposita la gran bolsa en medio de la mesa y luego toma asiento, dejando a Edward por medio de ella y Tony y colocando a Morgan sobre su regazo.

Halley se estira por encima de la mesa y toma una bolsa de McDonald's.

—Este es mío, gracias, no lo vean. Si se me acercan los muerdo.

—Gracias —Natasha le arranca la bolsa—. Es mío.

La rubia la mira de lo más indignada, y sin embargo no se lo quita. Refunfuña algo como que ya no se puede confiar en nadie y luego se conforma con un sándwich.

Del otro lado de la mesa, el grito de alegría de Grant Rogers Clare inunda la sala, haciendo que todos reparemos en él. El niño de cabello miel y grandes ojos avellana ha finalizado con éxito el plato lleno de vegetales que su madre le ha puesto, y sentado encima de su Victoria, celebra su victoria con una carcajada sonora. Steve le está dando espinacas y coliflor a Grant. Tony está enseñando a Edward a comer gran variedad de platillos extranjeros y veo como Morgan engulle un brócoli encima de Bevs. Mientras tanto, Thor está apabullando a Eyra de helado y Pizza. Oh, por las Nornas.

—Ay, pero ese es mi listillo —exclama Natasha mientras hace un puchero en su dirección.

Halley esboza una sonrisa que advierte un comentario filoso.

—Jamás voy a superar lo que salió de los viejos. Es como tener un viejito de seis años, increíble.

—Yo te quiero, tía Halley, pero a veces eres una ennuyeux —responde el niño con un encogimiento leve de hombros.

Entonces tiende los brazos hacia Steve para que este pueda tomarlo. Con mucho gusto, el rubio lo atrapa y lo coloca en su regazo. Se trata de una estrategia: Steve está sentado junto a Bevs y ella tiene encima a Morgan, Grant solo quiere acercarse a la niña.

Tony suelta una risotada.

—Grant te acaba de llamar fastidiosa en francés —se burla, y la señala con un palillo chino.

—Le están enseñando muchas cosas al listillo —Halley pone los ojos en blanco.

Natasha se ríe levemente.

—Grant es mi orgullo.

—Tiene el mismo acento de Steve —conviene Victoria con una sonrisa.

El aludido se encoge de hombros, restándole importancia, y le planta un beso en la cabeza al niño.

—Le enseñé una cosita o dos.

—Papá me enseñó a reprogramar a Viernes —repone Edward con mucho orgullo, para acabar chocando puños con Tony—. Y a hackear el juego, pero eso no es tan interesante.

Veo a Eyra ladear la cabeza, como si quisiera ver mejor cómo hablan Grant y Edward, y acaba estirándose sobre la silla para aferrarse al cuello del Thor con muchas fuerzas. Aún sigue sin tener gana alguna de querer hablar en voz alta, por eso se inclina hacia él cuando quiere decirle algo.

Aún me sorprende mucho la forma en la que Thor es un desastre para todos los temas y para todas las personas, menos cuando se trata de la rubia. Estos dos se mueven de manera perfectamente sincronizada, como un par de imanes que se niegan a separarse.

Eyra se saca un papel del bolsillo de su pantalón corto color caqui y se lo extiende a su papá.

—Qué bonita —murmura Thor con la voz chillona, apreciando su gesto—. ¿La hiciste tú? ¿Y para mí? —Eyra asiente—. Ay, mi sirenita —le besa la cara—. No te merezco nada.

—Eres un blando —Rocket le patea el brazo y se sube a la mesa.

En ese momento, Grant repara en él y sonríe de una manera que lo hace parecerse enormemente a Steve.

—¡Ven, perrito! —lo llama.

El mapache se incorpora, ofendido.

—¿Cómo me dijiste, rata?

—Perrito —reitera Eyra, sacando la cabeza del cuello de Thor y viéndolo con expresión que promete maldad. Oh, esa sonrisa está de vuelta—. Papá, quiero al perrito.

Thor también sonríe.

—Pues al perrito tendrás.

—¡Ni se te ocurra tocarme! —grita Rocket.

Nebula niega con la cabeza y musita:

—Sí parece un perro, también huele como uno.

Ese comentario hace que, al unísono, Clint, Samantha y Rhodes estallen en carcajadas muy ruidosas.

Es allí donde empieza todo el espectáculo. Thor me avienta a la niña en el aire cuando Rocket empieza a huir de su agarre y lo amenaza con una herramienta, pero el rubio lo persigue hasta que lo atrapa y empieza a frotarlo con ganas contra su panza... otra vez.

—Basta, Thor, lo vas a romper —interviene Bruce, pero de igual manera se está riendo.

La progresión de risotadas no se detiene, e incluso yo me estoy riendo con muchas ganas.

Silena Vassos se levanta de la mesa, y es allí cuando me doy cuenta que no es la única que lo ha hecho. Beverly está cargando a Morgan, pero Silena se acerca para quitársela y cargarla ella.

—Yo la llevo —dice con una sonrisa gentil, y también se vuelve a Grant y a Edward—. Vamos, vamos, arriba, polizones.

Eyra me toca el rostro.

—¿Puedo ir?

—Por supuesto —le beso la frente—. Hazle caso a Silena, yo te acuesto más tarde, ¿está bien?

—¡Bien!

La rubia salta al suelo de nuevo, aterrizando con ligereza, y luego echa a correr en dirección a Silena.

Yo suspiro. Un progreso bastante corto, pero progreso al fin, ¿no?

Aunque yo tampoco puedo hablar mucho, no he sido precisamente la persona más habladora estos últimos días. Me he limitado mucho a ver en silencio, pero no tengo ganas de conversar animadamente.

Rocket le da una bofetada a Thor.

—¡Que sea la última vez que me acercas a tu panza! ¿Me estás escuchando?

—Por más entretenido que sea esto —alargo con una sacudida de cabeza—. Me parece que Rocket nos iba a hablar de una gema —les recuerdo.

Samantha Wayne suspira.

—Es verdad.

El mapache aprovecha la situación para subirse de nuevo a la mesa, captando la mirada de todos.

—Quill dijo que robó la Gema del Poder de Morag —explica Rocket, empezando a caminar sobre la mesa.

Bruce frunce el ceño con una cucharada de helado en la boca.

—¿Es una persona?

—No, Morag es un planeta —replica con obviedad—. Quill es la persona.

—¿Es un planeta? —repite Scott, con la boca llena de comida china—. ¿En el espacio exterior?

Rocket sonríe con malicia y le palmea la cabeza al interpelado.

—Ay, cosita, es como un perrito. ¿Quieres ir al espacio? ¿Quieres ir al espacio, perrito? Yo te llevo al espacio.

Pongo los ojos en blanco. Se suponía que era una conversación seria.

Pierdo la concentración en su charla y me dejo caer contra el espaldar de la silla, reposando. Todas sus voces se vuelven un eco sofocado en el fondo de mi cabeza cuando mis ojos se cierran. ¿Por qué de pronto me siento así? Como si algo sumamente doloroso se asentara sobre mi pecho, haciendo que mi corazón adoptara un peso aplastante e insoportable.

Te estás imaginando cosas, me repito.

—Crystal —oigo a Tony llamarme, así que lentamente abro los ojos y me encuentro con la mirada inquisidora del hombre de ojos oscuros. Su ceja está alzada y me observa con fijeza—: Estás inusualmente callada, ¿todo bien?

Trago saliva, y la acción termina doliéndome, como si un metal ardiendo se deslizara en mi garganta.

—Todo bien —medio le sonrío.

Pero no está todo bien, y puede que los demás acepten mi vaga respuesta, pero sé que Tony no lo hará. Y la verdad es que yo no estoy muy segura de querer ocultárselo.

***
N/A: shits gonna get sad...

Ay no saben lo que me encanta escribir de Silena aaaaAaaAaaa ya quiero escribir Salvatore🥺🙌🏻

Este fue un capítulo de transición, de los tranquilos, pero tengo que advertir que el siguiente promete una carga de desestabilización emocional garantizada 👀

No puedo creer que ya hayamos llegado al momento de la misión oh god quiero hiperventilar *gay panic attack*

La encuesta de hoy será...

ENCUESTA: ¿Qué crees que tiene Eyra?🔥

Pero bueno, mucho por hoy, nos leemos mañana mis bichitos🥰🌈❤️


Thors (gordos) virtuales para todas 🖤




Ashly se despide xx




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