11 ━━━ Running short on options.
━━━ ❛ RAGNAROK XI ❜ ━━━
⠀⠀⠀⠀⠀⠀Observo con recelo el cuerpo de Loki cuando cae al agua. Por un momento me planteo la posibilidad de dejar que muera ahogado, pero termino negándome a eso después de un segundo. Muevo los brazos por encima de mi cabeza, creando una burbuja de aire en el fondo de las aguas debajo del Bifrost donde Loki ha venido a verme.
Estoy segura de que mi expresión es completamente pétrea, y la sonrisa traviesa que me dedica él me lo comprueba.
—Hola, Crystal —me saluda, abriendo los brazos para sacudirse el agua. Lo miro sin alterar mis facciones y sin mover mi cuerpo—. Qué mal humor te gastas hoy —agrega en voz baja.
—¿Qué quieres?
Loki ladea la cabeza.
—Siempre tan encantadora, sirena.
—Si no tienes nada que decir te agradecería que volvieras a la superficie —repongo entre dientes—. Al menos aquí me libro de tu insoportable presencia y me alejo de tu mentiroso trasero.
El aludido me sonríe sin mostrar los dientes, de nuevo, y pasa sus manos detrás de su espalda. No lo soporto. No lo soporto ni un poquito y eso se lo ha ganado a pulso.
Aunque probablemente también tenga algo que ver conmigo, porque mi humor no es el mejor a decir verdad. He tenido meses con el peor de los ánimos y Loki no me la pone fácil, para nada. Desde que regresé a Asgard no ha hecho nada más que molestarme para que me vaya, y ha hecho hasta lo inimaginable para lograr su cometido. Durante un tiempo lo logró, estuve con Thor por unos días en Vanaheim pero no podía quedarme mucho con él, que seguía en su cruzada, así que de un modo u otro siempre tenía que regresar a Asgard. Y el único motivo por el que no me quiere aquí es porque sabe que el rubio regresará en cualquier momento y todo su teatro se va a caer. Espera que alejarme de aquí mantenga a su hermano fuera también. Parece que no se ha dado cuenta de que no puede detener lo inevitable. Sabe muy bien que no va a estar en ese trono haciéndose pasar por Odín para siempre, y he sido yo la que se ha estado llevando la parte fea.
Además, si a eso le sumamos que la última vez que vi a su hermano el rubio todo había terminado en una pelea monumental en la que casi lo ahogo... la perspectiva no se pone bonita por ningún lado. El par de hermanos se las han apañado para acabar con toda la paciencia que tengo. Loki con su maldita insistencia para que me vaya, y Thor con su maldita necedad con los temas que no soporto.
Loki me mira por un segundo corto a la espera.
—De hecho, es eso lo que he venido a discutir —dice, solícito.
—¿Qué quieres? —repito, más malhumorada que antes.
—Quiero que me digas qué tanto has estado hablando con las Nix.
Se me escapa una risotada de pura diversión ante sus palabras. Cuando dejo de reír alzo una ceja en su dirección y cruzo los brazos sobre mi pecho. Ha pasado tiempo ya, pero el hábito no se desvanece. Sigo tratando de cubrirme de algo que no sé qué será, y tengo la absurda idea de que mis brazos puedan proteger mi pecho de algo.
Pero lo que el pelinegro me está diciendo en serio me ha causado gracia.
—No voy a decirte nada porque no es tu asunto. Los espíritus del agua se aparecen sólo ante mí, no ante Odín. Menos ante el falso.
—Por eso necesito que me digas qué te han dicho —contesta en tono amable. Me sorprende la capacidad que tiene para no alterar su voz—. Te la pasas aquí abajo sumergida hablando con las Nix y alimentando a la bestia monstruosa esa que tienes en algún sitio.
—Se llama Loki, y es más grande que tus posibilidades de seguir reinando —le sonrío.
Loki me tuerce los ojos y menea la cabeza.
¿Qué puedo decir? Últimamente encuentro más comodidad con las criaturas que habitan las aguas que con las personas de la superficie, apenas y paso un poco de tiempo con los Guerreros, porque Sif está haciendo un viaje del que nadie tiene información. Tampoco es como si tuviera muchas opciones. Al menos las Nix son bastante habladoras... además de que saben bastante. Durante los pasados días se han encargado de repetirme en medio de cantos que se avecina algo terrible, además de que no han dejado de preguntarme sobre mi estado. Aún no he conseguido descifrar a qué se refieren con eso.
—Sé que las Nix te han estado advirtiendo de algo —sigue, dando unos pasitos hacia adelante.
Esta vez soy yo la que rueda los ojos.
—¿Si ya sabes para qué me preguntas?
—Crystal, sé que estás enojada —suspira. Hace una pausa de un minuto en el que sus ojos vagan por el linde de la burbuja en la que estamos metidos y sus pies se clavan con más vehemencia al suelo. Al final deja de vacilar y dice—: Pero no estoy dispuesto a dejar que Thor se entere que envíe a Odín a Midgard. Ni siquiera por ti. O aceptas mis términos o vas a seguir viviendo como hasta ahora.
Trago saliva.
—¿Sabes que estoy enojada, en serio? —repito con la voz cargada de incredulidad—. ¡Te deshiciste de la casa de mi madre, me tienes en la habitación de Thor vigilada y acusaste a Heimdall de negligencia! ¡Estás demente! Estoy más que enojada, maldita serpiente venenosa.
—Oh, no, no, no...
Le lanzo una mirada de basilisco.
—¿No qué?
—No pagues toda la molestia que tienes con el inútil de mi hermano conmigo —me sisea. Frunzo el ceño y el se ríe—. Oh, por supuesto que sí. ¿Pensaste que no me daría cuenta? ¡Pobre Crystal, sola y triste porque mi hermano no regresa! Deprimida por su ausencia y anhelando una presencia que no volverá. Seguramente está en Midgard con la hija de Althea buscando el hijo que tú te negaste a darle.
Siento un sabor ácido en la punta de la lengua y un ramalazo de fuego me quema desde el cuello hasta la columna. Cierro los puños con demasiada fuerza y siento como la burbuja alrededor de nosotros empieza a salpicar agua hacia el cuerpo de Loki, que de inmediato da un respingo del susto.
—Crystal... —me advierte, con las manos al frente haciendo un ademán de que se rinde.
Medio le gruño.
—Quiero que te vayas.
—No me voy a ningún lado —negó con la cabeza. Sus ojos me miraron seriamente y no se movió ni un ápice—. ¿Cuándo planeabas decirme que estás embarazada?
Una sonora y estruendosa carcajada sarcástica sale desde el fondo de mi garganta. Sacudo la cabeza frenéticamente.
—No pensaba decirte nada porque no estoy embarazada —repongo entre risas. Loki me mira confundido y frunce el entrecejo.
—Juraría que estás embarazada.
—No lo estoy.
—¿Segura que no estás embarazada?
—Deja de decir la palabra «embarazada» —resoplo con una mueca de disgusto—, porque no lo estoy.
Loki se me queda mirando detenidamente hasta el punto que me hace preguntarme qué tanto mira. Un segundo más tarde me doy cuenta de que sus ojos están clavados en mi abdomen.
—¿Es una pancita eso que veo ahí? —inquiere, transparentando una sonrisa en su voz. Bufo.
—¿Es este mi puño acercándose a tu nariz?
Eso lo hace reír.
—Muy ingeniosa —suspira—. Supongo que tu mal humor no se acabará hoy. A ver si mañana te sientes un poco más dispuesta a contarme qué te han dicho las Nix y a ver qué hacemos con lo de tu embarazo; además quiero que vayas conmigo al estreno de una obra maestra teatral.
—¿De qué hablas, rastrero? —lo miro confundida, y Loki me sonríe.
—Te va a encantar, hermana.
Que las Nornas se apiaden de mí, mascullo en mi interior. Esa sonrisa la conozco, y ciertamente no significa nada bueno. Para nadie.
👩🏻🦰 👩🏻🦰 👩🏻🦰
—Thor intimó con esa rubia, y también con esa morena... Y con esas trillizas pelirrojas que vienen caminando, al mismo tiempo —Odín suspira teatralmente y se acomoda sobre la silla con aires relajados—: Ah, supongo que sí tiene algo por las pelirrojas.
Estoy mareada, me duele la cabeza y tengo sueño. Tener a Loki tocándome los nervios no me hace sentir mejor, para nada, porque tengo ganas de devolverle una de las tantas puñaladas que lanzó cuando éramos niños. Sin embargo, estoy segura de que nada lo hará dejar de joder, claro que no. Siento el vómito en mi garganta y tengo que tragar saliva. Las ganas que tengo de ir a dormir son más grandes que el Yggdrasil, y no creo poder hacerlo pronto.
Me abanico el rostro en busca de un poco de aire fresco. No pude dormir nada anoche porque el malestar estomacal fue desagradable e insoportable. Cuando por fin pude encontrar un poco de calma entre mi agonía no tenía sueño, así que no dormí nada. Ahora mismo, en medio de todo este teatro lleno de gente que ha venido hago un esfuerzo tremendo porque mi cara de molestia no sea tan notoria.
Me vuelvo hacia el animal rastrero disfrazado de Odín y le sonrío sin mostrar los dientes.
—Para detestarlo como dices que lo haces estás muy pendiente de la vida sexual de Thor, ¿no crees? —le bisbiseo en voz tan baja que sólo él, que está a mi lado, pueda escucharme.
Odín me tuerce el ojo y mueve los pies sobre los cojines con impaciencia. La bata naranja le cuelga tanto que está rozando el piso, y ni siquiera se inmuta cuando abre la boca para que una de las chicas que lo atienden le ponga una fruta entre los labios.
Aquello que le tenía tan emocionado no era nada más que la presentación de una obra teatral en la que se relataban los hechos ocurridos durante la lucha contra los Elfos Oscuros y en los que supuestamente Loki había fallecido. ¿Para él no es suficiente la enorme estatua de oro que tenía a la entrada del planeta de él mismo? En verdad que no se cansaba. Los Nueve Mundos en caos, Asgard sin defensas, y éste desgraciado tirado en su bata mientras disfruta del teatro sobre sí mismo.
No puedo mantener mi mente en calma y mucho menos mi corazón. Toda mi concentración está fuera de aquí, lejos de mi cuerpo y ciertamente no parece regresar pronto. Sé perfectamente que Loki ansió por demasiado tiempo el trono. Sé que ahora mismo no está haciendo nada maquiavélico, al menos no hasta donde yo sé. Pero esto sigue sin estar bien, sigue sin ser el camino que se debe seguir. Me preocupo por Heimdall, falsamente acusado de traición y obligado a vivir en un exilio cuando no ha hecho nada malo. Me preocupo por toda esa paz que Odín se esforzó en mantener alrededor de los Nueve Mundos y que ahora mismo está a punto de desvanecerse ante los brazos de la destrucción. Hay una extraña similitud entre toda esta situación con los cantos fabulosos de las Nix en el fondo del agua, pero por más que lo pienso no soy capaz de advertir el significado oculto detrás de tan preciosas melodías. Y tampoco es como si yo me siento demasiado dispuesta, porque en serio me siento enferma.
La situación de Thor me lo empeora todo, por mucho. Si me arrepiento de algo es de que la última vez que lo vi todo hubiera terminado en una pelea tan terrible... y eso fue por guardar el secreto de que Loki está reinando. Se molestó hasta lo inverosímil cuando le insistí tanto en no regresar, lo suficiente como para creer que yo no lo quiero cerca. Motivo por el cual su cruzada se ha extendido tanto tiempo... y ahora mismo no creo que quiera verme la cara. O siquiera regresar pronto. En este momento Thor cree que yo no lo quiero cerca de mí, cuando es todo lo contrario.
Miro a la sabandija y me dan ganas de ahorcarlo con mis propias manos.
—No me mires así —me pide en voz bajita mientras bebe un poco de vino de una copa dorada.
—Te quiero matar, maldita alimaña.
—Habla más alto y dame una excusa para ejecutarte —sonríe, alzando las cejas una y otra vez con aires felices—: Ahora, haz silencio, querida. Quiero escuchar a los actores.
El estómago se me revuelve de nuevo, y escucho como un eco las palabras que Loki me dijo ayer. Qué estupidez. Me saco eso de encima tan pronto como me cruza la mente y me digno a prestar un poco de atención a la estúpida obra que se está suscitando frente a mis ojos. Mejor esta tontería que pensar cosas que no tienen sentido.
La voz angelical del coro que está de pie junto al escenario me inunda los oídos y por un segundo me siento cautivada por ello. En serio tengo mucho sueño, farfullo para mí misma. Estamos rodeados de guardias reales y de las personas que atienden a Odín, además del público que ha asistido a ver la obra. Todos parecen fascinados con esta pieza de teatro, porque en el fondo soy capaz de escuchar unos cuantos sollozos sordos y unos jadeos entrecortados como respuesta a los diálogos mal elaborados de los actores. El Loki falso ya está en el suelo, siendo sostenido por el falso Thor y con los Tres Guerreros falso más la Sif falsa que acaba de salir corriendo en medio de gritos en busca de ayuda.
Pero qué estupidez. Inconscientemente me llevo una mano al vientre y doy un salto sobre mi asiento al hacerlo. Aliso de manera innecesaria la tela del vestido azul y me muerdo el interior de la mejilla al hacerlo. De pronto, me siento triste.
Desde que puedo recordar he estado sola en el sentido de pertenencia. Fui enviada a Oquaheim cuando sólo era una niña, pasé toda mi vida allí sin tener a nadie más que a mí misma. Mi madre no fue ejemplar, en ningún sentido. Lo más cercano que tuve fue, irónicamente, a Layland; eso antes de que supiera de su locura. Thor y Loki estuvieron allí siempre, pero su presencia siempre fue intermitente. Thor siempre regresaba, y Loki siempre me visitaba... pero de algún modo u otro terminaban yéndose. Al que siempre vi fue a Ezio, y lo odié con todo mi corazón... y también terminó yéndose definitivamente. Ahora estoy aquí, el lugar que se supone es mi hogar, y me siento más sola que nunca. Me siento más sola que incluso cuando estaba en Oquaheim.
A Loki sólo le interesa mantener su reinado a toda costa. Yo metí la pata con Thor por guardarle el secreto al rastrero y habíamos terminado con chispas de molestia entre nosotros. Mi madre se ha ido, incluso antes de lo que pude advertir. No tengo amigos. No tengo... nada.
Já.
Me da la sensación de que se ha abierto una abertura en el fondo de mi pecho, y es allí donde me doy cuenta que eso es de lo que me he tratado de proteger siempre. Por eso cruzo los brazos con tanta frecuencia, tratando de aplacar el enorme agujero que se regocija sobre la triste realidad, esa misma que hasta ahora no he sido capaz de sopesar profundamente.
Me siento mucho más mareada que hasta entonces.
—Lamento todo lo que hice —dice el Loki falso en plena actuación.
—Ya no importa eso, resiste —contesta el Thor falso, derramando lágrimas falsas desde sus ojos.
Loki niega con la cabeza y se toma el estómago con ímpetu cuando Thor lo toma por la cabeza. Jamás había visto tanta estupidez junta, y me sorprende que en serio la gente esté disfrutando de esto.
—Perdón por tratar de gobernar la tierra.
—Serían afortunados de tenerte.
—Lamento lo que pasó con el Tesseracto, es que no pude evitarlo —grazna el pelinegro con la voz rasposa—; soy engañoso.
Thor lo mira con atención y sonríe en medio del llanto.
—Y mentirosillo —agrega. Loki asiente y continúa hablando en un falso tono lastimero.
—Perdón por aquella vez que te convertí en sapo.
A mi lado, Odín se echa a reír suavemente y se lleva una uva a la boca.
—Fue gracioso, sin duda —murmura con la vista fija en la obra. Está totalmente inmerso en ella, así que no se molesta en mirarme cuando añade—: Te hice besar ese sapo, ¿recuerdas?
Yo lo miro sin poder creerlo. Santísimo, cuando pensé que esto no podía ponerse más ridículo. La broma del sapo es una que prefiero olvidar, prefiero dejarla en la parte de atrás de mi cabeza y hacerme la desentendida con ella. No quería ni recodar cómo me había hecho besarlo diciendo que sólo así traería a Thor de vuelta. Agh. Lo detesto.
Odín vuelve a reírse de nuevo y muerde otra uva.
—Haz una estatua para mí —pide el Loki falso, en sus últimos momentos. Thor asiente de acuerdo.
—Haré una estatua para ti.
—¿Con mi casco puesto y con los cuernos retorcidos?
Thor suelta más lágrimas.
—Le diré a padre lo que hiciste aquí —sentencía, seriamente.
Odín vuelve a meterse dentro de la obra y murmura al mismo tiempo que el actor:
—No lo hice por él.
Es allí cuando los cantos del coro se intensifican, el Thor falso da un grito de lamento y el Loki falso perece después de la batalla.
—Es una lástima que eso no haya sucedido en la vida real —me quejo en tono hosco, y siento como me lanzan una uva a la cara. Este maldito...
Ignoro por completo el discurso que empieza a soltar el Odín falso de la obra y me pongo de pie. Necesito más aire porque siento que me voy a desmayar en cualquier momento. El Salvador de Asgard mi trasero. Ruedo los ojos cuando el público estalla en aplausos y Odín da un salto fuera de su asiento y empieza a venerar el espectáculo, al igual que todos los demás.
El viejo falso me ofrece una copa, y estoy a punto de decirle que no cuando una voz familiar me inunda los oídos.
—¿Padre? ¿Crystal?
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