019

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DESEO
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         Había pasado alrededor de un mes desde aquel incidente. Kiri y Moari siguieron sin volver a ser las mismas de antes. Neteyam lo sabía por el raro comportamiento de su hermana y de las incontables noches que su pareja despertaba por culpa de una pesadilla.

         Moari no pudo volver a tomar vínculo con ninguna criatura por los constantes recuerdos que azotaban su mente cuando estaba en la oscuridad. Y aunque Ecko lo había resistido bien, Moari decidió no montarlo por su propio bien.

         —Moari—susurró el nombre de su amada con desorientación, especialmente desconcertado al no hallarla junto a él en la cama.

        Se levantó del lugar donde descansaba mientras pasaba de puntillas por el marui para no despertar a nadie. Para cuando llegó afuera, se dio cuenta de inmediato que su pareja se encontraba sentada en la arena hecha un ovillo.

        Desde lejos se pudo percatar como una leve tembladera era presenciado en todo su cuerpo. Sus ojeras bajaron cuando supo enseguida que Moari se encontraba llorando.

        Neteyam sintió una sensación de vacío con cada pasa que avanzaba hacia su pareja. Y es que verla tan frágil y débil le hacía querer protegerla de todo. Un peso en su pecho se instaló cuando la mirada totalmente enrojecida de Moari lo miró. Un nudo se formó en su garganta cuando el cuerpo de su pareja se acomodó contra el suyo cuando la envolvió en un abrazo.

        —¿Qué soñaste esta vez?—susurró tan bajo que si no fuera que su boca estaba tan cerca de la oreja de Moari, ella no lo hubiera escuchado.

        —Era una familia que lo perdía todo—soltó mientras volvía a temblar.

         El dolor era sincero cuando se encontraba a solas con Neteyam. Dejaba aquella faceta neutra para mostrarse como se sentía realmente. Y a veces se sentía tan egoísta mostrándole toda su vulnerabilidad a su pareja cuando seguramente él también tenía cosas por las cual llorar, pero se retenía para poderla consolar.

         ¿Pero que podía hacer ella? Su dolor cada vez alcanzaba límites totalmente tortuosos que la cansaba ya fingir en su lugar seguro.

        El beso en sus labios fue dejado por Neteyam, murmurando palabras reconfortantes mientras acariciaba su cabellera y tarareaba una canción que ella desconocía.

       —Déjame contarle a mi papá lo que te está pasando, mi amor—le rogó el chico mientras ella seguía mirando el cielo estrellado.

       —Sabes lo que opino sobre eso, Ma'teyam.

       Moari no quería que nadie más se enterara y la mirara con pena. No quería causar más molestia con sus problemas. Suficiente hay tenía con la protección que le proporcionaba su marido.

        —Tengamos un hijo, Ma'teyam.

        Tal vez aquella propuesta le hubiera causado risa en otro momento. Pero después de todo lo que su mujer le había contado sobre su deber y los recuerdos que se le fueron impuestos, temió.

        —Tenemos toda una vida para eso, mi amor.

       Moari sabía que no lo tenía. Y aunque Neteyam se negara a reconocerlo, él también lo sabía. Estaban en una guerra constante. Tal vez lo estarían por décadas o por toda la eternidad. Moari sabía que tarde o temprano moriría luchando por su deber. Al menos quería dejarle a Neteyam algo que era de ambos.

       Moari lo jalo del brazo mientras lo llevaba hacia una parte apartada de las Islas donde los Metkayina no recorrían mucho.

       Tengamos un bebé.

       A la mañana siguiente, Moari volvió a su rutina de acompañar a la deprimida Kiri. Siendo solamente ella quien pasaba la mayor parte del tiempo con la adolescente.

       —Come—ordenó Moari cuando vio que Kiri alejaba el plato de comida que había servido Neytiri con anterioridad.

        —Tú también deberías de comer, amor—la mirada de ambas mujeres se dirigió hacia la voz de Neteyam, quien ingresaba sonriente al marui.

         —No se atrevan a comer delante de los pobres—lo dicho por Kiri hizo que la pareja soltara una risita cuando terminaron de besarse.

        Los dos mayores se pararon para ir hacia la salida sin lograr salir del marui, para hablar entre susurros.

       —¿Cómo te sientes? ¿Estás cansada? ¿Quieres dormir?

        —Estoy bien, Ma'teyam—rio—. Deja de preocuparte por mí.

        —Eres mi pareja, claro que debo de preocuparme por ti.

         Moari recordó la primera vez que se dio cuenta que tenía sentimientos por Neteyam, cómo se enamoró de su sonrisa y su encanto natural. Desde entonces, habían vivido muchas aventuras juntos: se escapaban de casa para pasar tiempo juntos cuando caía el eclipse, dejaron su hogar, se apoyaron mutuamente en tiempos difíciles, y ahora planeaban construir una vida llena de amor y felicidad.

         Gran Madre, cumpla este único deseo.

          Cerró los ojos por un momento y recordó su primer beso, sintiendo la emoción de aquel momento como si fuera ayer. Recordó el día de su unión, cuando Neteyam la miró a los ojos y le prometió amor eterno. Moari sabía que había encontrado al amor de su vida hace años, y que ahora su amor era tan fuerte que nada podría romperlo.

          Pero los enemigos del pasado los asechaban.

          Lo'ak vio de primera mano por primera vez al vincularse con Payakan que los humanos solo daban destrucción. Y si, también lo había visto en el bosque cuando les quitaban el cargamento, pero no en la magnitud que vivió Payakan al perder a toda su familia.

         Neteyam tuvo que retener a Moari cuando la susodicha vio como Jake le reñía a Lo'ak.

        —No hagas las cosas más difíciles, amor—suplicó Neteyam—. Deja que papá diga lo que tenga que decir, luego consolaremos a Lo'ak.

        Y así fue. Los dos mayores tomaron al menor bajo su amparo, no sin antes mandar al diablo a Jake —cortesía de Moari—.

        —Ellos no conocen a Payakan, no saben todo lo que perdió.

        —Lo sabemos, bro. Y ambos te creemos.

        Moari atrajo al menor hacia ella para envolverlo en sus brazos, siendo el preciso instante que cerró los ojos donde vio los recuerdos de los que tanto hablaba Lo'ak. Fueron destellos de dolor y penuria, de violencia y venganza, de pérdida y de desconsuelo.

       —¿Por qué no pueden ver lo que yo veo? —se lamentó el menor tras separarse de Moari.

       —Porque son idiotas e imbéciles.

        Los dos se asombraron cuando aquellas palabras salieron de la boca de Neteyam. Era normal cuando lo decía Moari, pero ¿Neteyam? ¿Dónde estaba su correcto y perfecto hermano? Definitivamente el matrimonio lo estaba cambiando.

        La armoniosa risa de Maori cautivó a los dos Sully, no siendo secreto que la mayor llevaba días sin reír de ese modo. Lo'ak se unió después, y Neteyam fue el último en largarse a reír junto a los dos.

         Lo'ak estaba bien. ahora si se encontraba bien. No le importaría pasar más días como ese. No le importaría de nuevo pasar por aquel regaño, siempre y cuando después de todo el desastre, estuvieron ellos dos para consolarlo.

        No le importaba más.

         Oh, Gran Madre, no le quites a las personas que pegan las piezas queotros destruyen.

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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
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¡No puedo, Marta! Como Neteyam cuida de Moari 🧎🏻‍♀️

¡Ay! Y como cuidan los dos de Lo'ak 🥺✨️

El enfrentamiento poco a poco se acerca. El reencuentro de Moari y Spider también 🥹

Dios nos ampare

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Este capítulo está dedicado a angels_back_off

Gracias por comentar mucho en el anterior capítulo y votar en mi historia, hermosa 💖

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