Interludio 10 - Cero

Mi cabeza no dejaba de reproducir la voz de mi hermana, ella estaba asustada y estruendosos ruidos me impedían escucharla bien. Sin pensarlo dos veces le lancé un par de galletas a Diana y corrí en dirección de la escuela. Los vagones no serían suficientes para llegar a la escuela, pero podía utilizar la energía como estamina y potenciar mi cuerpo por un rato. No lo pensé mucho y corrí con todas mis fuerzas, concentré mi atención en todos los músculos que me impulsan y los de la espalda para un buen equilibrio.

Con esa mejora pude correr mucho más rápido que los vagones.

Antes de llegar a la escuela ya podía escuchar gritos, esto me trajo recuerdos de hace dos años. Debía de calmarme ya estaba cerca, no quería que mi hermana vea a su hermano asustado. Pero una explocion en el interior de la escuela no me lo permitió. Gasté cerca del 40% de puntos de mana, si gastaba más no podría utilizar la materia exótica.

Alumnos y profesores empezaron a salir corriendo del colegio impidiéndome entrar. No había cortado la llamada con mi hermana todavía pero ahora los gritos de desesperación de la multitud no me dejaban oír su voz. Ella apenas podía responder a mis llamados.

— ¡Espérame Dayana, quédate donde estás! ¡Es peligroso salir con esta multitud! —oculté mi celular y atrapé a un profesor que corría— Oye estúpido profesor, no se supone que debes proteger a tus alumnos. —Era el profesor atractivo de la anterior vez— Dime qué está pasando.

— ¡UN! Es un atentado, un loco entró al colegio.

Mierda, mierda, mierda, se supone que los actos delictivos se redujeron a cero por la aparición de los supuestos dioses. ¿Acaso la humanidad no puede permanecer más de dos años sin hacer alguna acción estúpida?

De pronto un grito de furia se escuchó del interior del colegio.

— ¡Tontos ilusos yo soy el protagonista! —Fue el grito de un adolescente.

Con el camino libre por fin pude ingresar al colegio, todavía quedaban personas intentando salir pero para mí ya era lo suficiente para poder ingresar. En medio del patio de la escuela un adolescente había creado varios muros de hielo mientras que algunos policías intentaban descongelarlos para llegar al adolescente. Es muy tonto, ellos no podrán ganarle, los adolescentes han vivido deseando un cambio de mundo como este, son los mejores en adaptarse a este nuevo entorno.

— Es inútil, ustedes no pueden con el poder del protagonista —Volvió a gritar el demente.

Dejé esa escena atrás, ese sujeto no era mi problema, llegué al aula de mi hermana en la cual tuve que sacar la puerta, fue fácil solo tuve que derretir las bisagras y sacarla ya que habían hecho una barricada.

Los llantos del aula aumentaron al ver cómo su barricada fue inútil pero nada me detendría ahora. Solo quería llegar a mi hermana.

Un grupo de adolescentes y adultos estaban protegiendo a los niños, el aula estaba parcialmente destruida y escombros estaban regados por todos lados, no podían bajar porque estaban en el segundo piso y varios fierros que reforzaban las paredes estaban expuestos.

— ¡¿Dayana dónde estás?!

Logré escuchar mi voz en el centro de los niños por lo que me abalancé sobre ellos encontrándola por fin. Nadie me detuvo, al parecer entendieron quién era pero sus miradas no solo tenían miedo y asombro, entonces lo ví. Mi corazón se detuvo, los adolescentes y niños, todos ellos tenían varias heridas pero la más grave, con dos fierros atravesando su torso, era mi hermana.

Por un momento no creí lo que veían mis ojos, me acerqué con cautela, con cuidado examiné su cuerpo, sangre se derramaba por su boca y cabeza, su bello cabello negro ahora estaba cubierto de escombros y pegajoso por la sangre. Su suave piel tenía varios rasguños, sus delicadas manos estaban sosteniendo con fuerza su celular y sus brillantes ojos café habían perdido su brillo.

— ¿Por qué están en silencio? ¿Alguien llegó? ¿Llegó mi hermano?

Estaba en su frente, era imposible no verme, abrí la boca para llamarla por su nombre pero mi voz se quedó atascada en mi garganta. Mordí mis molares. No me jodas, debo de tranquilizarme, ella es quien lo está pasando peor. Sostuve sus manos a lo que ella dejó el celular y aceptó mi toque.

— …Niki, sabía que llegarías… eres tan impresionante como siempre… —Tosió sangre.

— … Sí, lo soy…—apreté aún más mis molares.

— Sabes… logré cerrar las heridas… de mis compañeros, ¿soy… igual de impresionante que Niki?

— … Sí, siempre lo fuiste… —Es exactamente lo que estaba haciendo ahora.

— Jeje… me alegro… acaso… ¿Estás llorando?

— No —Le mentí, lágrimas a chorro caían por mis mejillas— todo va a estar bien, yo puedo con esto pero por favor resiste.

— … Niki… ¿Quieres que le de tus saludos a mamá y papá?

— ¡No digas tonterías! ¡Yo puedo con esto!

Esto no podía estar pasando, no se lo permitiría.

Esterilice todas sus heridas - Sus puntos de vida caían uno por uno

Cerré cada herida superficial - su sangre se derramaba por las más grandes.

Uní cada músculo con su respectivo tendón - perdí todos mis puntos de magia.

Esto no sería suficiente, todavía quedaban las heridas más graves, aquellas que no eran solo pegar músculos, comprometían los órganos internos. Pero ya no tenía tiempo ni materia exótica a mi alcance. Sus puntos de vida estaban a punto de llegar a cero, afuera todavía no detenían al demente que causó todo esto y no podía moverla porque los fierros estaban incrustados debajo de ella.

— Por favor, aguanta.

Decidí utilizar mis puntos de energía, no me importaba si nunca más podría acceder a la nueva dimensión.

Saqué los dos fierros que atravesaban a mi hermana y me concentré en curarla.

— ¡HAAAAAAAAAG!

Un mapa mental de mis pocos conocimientos del cuerpo humano apareció en mi mente y los utilicé, sistema digestivo, sistema respiratorio, arterias, venas, nervios, órganos, músculos, huesos, todo lo que sabía me sería útil.

— ¡¡VAMOS!! —Grité desgarrando mis cuerdas vocales.

Intentar crear algo que desconoces es posible pero el precio de energía se cuadriplica, en un abrir y cerrar de ojos perdí el control de la materia exótica, mis puntos de energía cayeron a cero al igual que los de magia.

Cerré todas las heridas, el cuerpo de mi hermana por fin estaba curado, sin embargo los puntos de vida de mi hermana también cayeron a cero.

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