Distorsión 33 - Infiltración
— Se suponía que íbamos a correr ¿Por qué cambiaste de planes a última hora? —Preguntó Mari un poco molesta.
Es cierto que lo planeamos pero quería pedirle ayuda con cierto asunto que tenía. Por eso ahora estamos en una cafetería recientemente abierta. Poca clientela, una mesa al final del pasillo, perfecta para lo que quería hablar.
— Lo siento, pero es urgente... recuerdas... los globos que me regalaste...
— ¿Khe? ¿Globos? Nunca te regalé eso.
— ¡Silencio, no hables fuerte! —No puede ser que esté hablando de esto con ella, pero es mi única amiga en la que puedo confiar sobre estas cosas...
Lo sé ya soy una adulta estos temas son algo normal, solo debo hablar con confianza, aclaré mi garganta y saqué la caja de mi mochila.
— M-me refería a estos, ayer los acabé... y quería que me acompañes... a comprar más.
Marí demoró en procesar lo que dije, miró la caja por un rato hasta que entendió a lo que me refería.
— ... je, je, je. Ya entendí el motivo del cambio... —Me miró de manera pícara— claro te ayudaré, para eso están las amigas... pero todavía no me lo puedo creer ¿Sabes siquiera cómo usarlos?
— N-no juegues conmigo, claro que sé cómo se usan. —Guardé rápidamente la caja.
— ¡Ya veo, me estuviste tomando el pelo todo este tiempo! Tuve que suponerlo, dos adultos viviendo juntos es imposible que no pase —levantó los hombros.
Suspiré aliviada, no fue tan incómodo y vergonzoso como creí que sería. Tomé rápido mi café y esperé a Mari, la cual parecía perdida en sus pensamientos.
— Je, ustedes dos... ¿Desde cuándo están juntos?
— ... No estamos juntos...
— Ja, y decías que no lo harías hasta que tengas el anillo y todo eso... ¿Acaso?
— Lo sé, ¿pero no cuenta esto como confesión o algo así? No sé qué me pasó, osea si fui consciente y todo eso además fui yo quién lo inició...
— No espera, alto, alto. —La extrañes en su cara era excesiva— ¿No fue esta semana que te di eso?
— Sí —dije un poco triste.
Mari sin dudarlo más abrió mi mochila y luego la caja.
— Está vacía.
— Sí, por eso te llamé —No entendía porqué actuaba de esa manera— Ayer los gastamos todos, creo que si compro un par no habrá inconveniente después... ¿por qué me miras así?
— En la caja hay varios paquetitos ¿Utilizaste todos... en una noche?
— Sí, ¿No se utiliza una caja?
— ... ¡¿Cómo demonios sigues en pie?!
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Al despertar sentía que mi cuerpo estaba en las nubes, hasta que recordé lo que pasó en la noche. Describir aquella escena no será nada caballeroso de mi parte por lo que lo guardé para mí solo.
— Buenos días —Abracé el cuerpo que tenía a mi costado.
— Buenos días. —Dijo entre sueño y risa.
Pilar giró hasta que estuvimos cara a cara. Su piel blanca adornada con pequeñas pecas me invitaban a querer mancharla de alguna manera pero debía contenerme acabamos toda la munición en una noche. Esto debería ser imposible pero nuestros niveles de estamina deben ser muy altos para lograr lo que hicimos hace poco. Si sigo pensando en eso no creo poder contenerme.
Ambos nos levantamos y recogimos las prendas tiradas, fue vergonzoso pero nos reímos de nuestras acciones, las prendas estaban estiradas y algunas rasgadas por lo que tanto no servían para su función de cubrir el cuerpo.
Cuando Pilar salió de su cuarto a cambiarse de ropa y bañarse fingimos que nada de eso sucedió, es más casi no tuvimos contacto visual, hasta que me dijo que saldría con Mari.
— Cierto dijiste que saldrías a correr.
— Cambiamos de planes —Dijo un tanto avergonzada— iremos de compras, así que vamos a demorar un poco más.
Habíamos comprado cosas ayer así que no encontré lógico eso, pero no importa, ahora solo veía sus labios cada vez que hablaba.
— Ok, diviértanse.
— Gracias. —Me sonrió, a la vez que daba media vuelta sin quitarme los ojos de encima.
— Pilar.
— ¿Sí? Respondió de inmediato.
— Quizás no me encuentre cuando llegue, volveré un poco tarde así que cuida a Diana por mí.
— No te preocupes te estaré- ¡estaremos esperando!
Se despidió de lejos con la mano y dió media vuelta.
— Pilar.
— ¿Sí? —Respondió de inmediato, ella estaba esperando algo de mí, esto me lo confirmó.
— Puedes acercarte un rato... —Ella corrió a mi lado y cuando estuvo al frente mío la besé. No pude contenerme— Trataré de volver lo antes posible.
— Te estaremos- te estaré esperando.
Con esas palabras se alejó de mí, de alguna manera parecía ser más bella que antes. Pero había un subido en mi oído que malogra el momento.
— [¿Ya se fué?]
— Sí.
— [Entonces empecemos]
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Después de dejar entretenida a Diana y preparar el almuerzo por adelantado me dirigí a cierta ubicación fuera de la ciudad, el trayecto fue más largo de lo que había imaginado, cuando me informó que ya estaba en el lugar preciso solo había una pradera verde con unos cuantos árboles a la distancia. El espacio era muy amplio como si aquí hubieran tomado la foto del fondo de pantalla de Windows XP.
— No veo nada sospechoso.
— [Lo sé, esto será mucho más peligroso que los anteriores protas, como ya sabes el conocimiento de nuestro entorno es la limitación de nuestro poderes, ellos son profesionales, no simples adolescentes con ganas de jugar]
Tiene razón, por eso investigué muchas cosas en estos años para comprender la naturaleza de la magia de los protas. Pero no me fue de mucha ayuda con ellos, ya que gastaban su mana para crear cosas que no comprendían.
De repente el suelo tembló y el espacio alrededor mío se dividió en parcelas pequeñas que se movieron individualmente abriendo paso a una criatura gigantesca. Habían vuelto a la vida a un T-rex.
— [Te enfrentarás a profesionales que crearon sus propios juguetes]
El dinosaurio con sus cuatro metros de alto y robusta mandíbula, corrió hacia mí con sed de sangre. Su cuerpo parecía brillar por utilizar magia, quizás fortaleció su cuerpo y disminuyó la resistencia al aire.
— Se supone que tu cerebro es del tamaño de una nuez ¿Cómo puedes utilizar magia?
Sus fauces se abrieron para tragarme de un bocado pero antes que pueda cerrarlos su mandíbula inferior se desprendió de su cabeza.
— Tu era fue hace mucho, ya no son importantes para la naturaleza.
La transmisión empezó, los primeros seguidores se conectaron y sentí cómo un gran peso cayó en mis hombros, mi nivel aumentó de manera irregular, mis sentimientos se apagaron y mis ganas de acabar con los científicos empezó a arder en mi pecho. Ya no me importa llegar tarde o temprano a casa, solo quiero terminar con esto.
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