Distorsión 32 - Noche
El día anterior eliminé a un protagonista más, y para mi sorpresa fue el último de mi lista, estoy seguro que faltan muchos más pero de alguna manera mi cuerpo se sintió más ligero y aunque fue un instante sentí satisfacción.
El día de hoy no me tocaba cocinar por lo que podía permanecer en cama un rato más, pero un zumbido en mi oreja rompió mi tranquilidad.
— Buenos días, como ves tu lista llegó a su fin, pero es para tenerte disponible por un tiempo] —Escuché a mi informante en la oreja derecha.
— Habla.
— [Ya hice los preparativos para la infiltración, te mandé las coordenadas, algunos pequeños accesorios y actualicé el sistema de tu traje]
— Entiendo, ¿salgo hoy?
— [... Disfruta este viernes, podemos empezar mañana, te recomiendo despedirte y creo tener una solución momentánea para quitar el peso de tus hombros por hoy día]
— ¿A qué te refieres?
— [Me sentí culpable por el experimento del antagonista, ahora ya sé que es cierto pero no creí que llegaría tan lejos, no te preocupes y prende la TV]
Un zumbido se volvió a escuchar y la señal se cortó.
Tal como dijo, salí de mi cuarto después de pasar por el lavadero. Saludé a Pilar que preparaba el desayuno y prendí el TV, el canal al que vendía los vídeos del "antagonista" se volvió muy famoso por lo que casi siempre aparecía apenas lo encendía.
— Buenos días Niki, Diana ya se levantó, se está arreglando ahora.
— ¿Y ese milagro? —Dije palabras premeditadas de forma burlesca.
Cuando el volumen del TV subió de repente me concentré en esta, al parecer tenían una trasmisión en vivo. Y nada más que del mismo "antagonista" lo cual debería ser imposible ya que yo no estaba ahora con el traje.
— ¿¡El antagonista!? —Sus ojos afilados parecían haberse vuelto redondos por su asombro.
— Eso parece ser...
Y tal como lo había dicho mi informante, mi cuerpo se volvió ligero, mis sentimientos volvieron y sentí mi corazón bombear sangre caliente por fin. Esto fue asombroso. Miré mi nivel y los niveles extra que tenía desaparecieron. Por fin volví a ser yo mismo, me paré del sillón y regresé a mi cuarto. Una ola de emociones que había perdido volvieron a formar parte de mí, estaba realmente feliz, y tanto que casi empiezo a llorar pero esto sería muy vergonzoso. Me burlé de mí mismo ahora que pude y con lavar mi cara nuevamente salí de mi cuarto renovado.
— ¡Buenos días Niki!
— ¡Buenos días campeona! ¿Cómo va el cuerpo?
— Jeje, todavía me duelen mis brazos. —Sacudió sus brazos de arriba a abajo.
Diana también quiso unirse al entrenamiento de las mañanas pero con un día decidió abandonar. Pero ahora no quiero hablar de eso, el cariño que tenía a ella volvió aunque no es mucho como a mi hermana, ella logró ganar su propio espacio y no fue un reemplazo.
— ¡No te preocupes que con el super desayuno de Pilar, tus fuerzas volverán!
— ¡Siiii! Y acabaré con todos los protagonistas.
Me quedé congelado con esas palabras, no me gustó recordar este sentimiento. Desordené su peinado y luego la cargué al comedor.
— Para eso te falta bastante, así que tienes mucho tiempo para prepararte.
Ese día pedí un descanso a Joe para no ir al trabajo con Pilar. Toda la mañana estuvimos limpiando la casa y ordenando viejas cosas, utilicé el día para crear recuerdos con Diana y recordarle muchas cosas que debía tener en cuenta en el futuro, no soy tonto, si mi informante me dio este tiempo era por algo que está por pasar por lo que pasé toda la mañana con Diana.
En la tarde estuvimos viendo unas cuantas películas en casa y a la hora de las clases de Diana salí con pilar al supermercado.
— Hoy ha sido un día muy movido, hasta nos saltamos el entrenamiento de la mañana. —Comentó Pilar al salir del supermercado.
— Bueno romper la rutina también es parte de la rutina, además es viernes ¿quién no quería eso?
— Jeje, es cierto. ¿Celebramos algo esta noche?
Llegamos a la parada del vagón.
— ¿Lo dices por el vino? Era para una nueva receta que ví pero si quieres podemos tomar un poco.
— ¡Ah era eso! N-no era mi intención consumirlo.
— Pensándolo bien me dieron ganas de tomar unas copas ¿Me acompañaras?
— ... Si no es mucha molestia...
— Excelente. Entonces mandaremos a dormir a Diana temprano.
No tardó mucho hasta que el vagón llegó, nos subimos y nos sentamos en los asientos traseros.
— ... Me sorprende que tengas pensado hasta el mínimo detalle de la crianza de Diana... Creo que serías el mejor papá del mundo...
— Jeje, me halagas pero por lo contrario no quiero tener hijos.
— ¡¿Qué?! Pensé que te gustaban bastante. ¿Entonces?
— Una vez mi mamá por molestarme me dijo que la comprendería cuando sea padre. Yo le respondí que nunca sería padre, esto hizo que mi papá se burlara diciendo que así pensaban los niños que cuando crezca cambiaría de opinión.
— Entonces es por eso...
— En realidad no.
— ¿He?
Me hizo gracias la cara de tristeza que puso y luego la de confusión.
— Con ese pensamiento en mente empecé a tener en cuenta a los niños, sus comportamientos y necesidades, me di cuenta que los errores que cometen los padres con ellos y varias formas correctas de cómo tratarlos, descubrí lo complejo que es tener de responsabilidad la crianza de otra vida.
Bajamos en nuestra parada, Pilar se veía muy pensativa por mis palabras.
— Así cada vez que veía a un infante pensaba en múltiples métodos de crianza, resultando en que cada uno es muy complejo y tedioso de seguir. Crianza psicológica para su autoestima, comida balanceable para su salud, comprensión de la sociedad para ser un adulto responsable, valores y disciplina para una buena relación con la sociedad.
— Wow... creo que ví de manera muy superficial el hecho de tener un hijo.
Cuando llegamos a casa Diana nos recibió con un gran saludo y abrazo.
— ¡Buenas noches Niki! ¡Buenas noches señorita Pilar!
— ¡Buenas noches, valiente defensor de la casa! —Acaricié su cabeza.
— Jeje. ¿Puedo ayudar en algo?
— Eres de gran ayuda como siempre, vamos a la cocina a guardar las provisiones.
Diana ayudó a Pilar a cargar unas bolsas y corrió a la cocina.
— Ahora que lo mencionas, saludas de manera distinta a Diana cada vez que vienes. ¿También pensaste en eso?
— Sí, también.
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Miré mi reloj y ya eran medianoche, Pilar y yo estuvimos conversando todo este tiempo y nos acabamos todos los vinos que teníamos, Pilar tenía una gran resistencia a venenos por lo que esto no le afectó en absoluto, mientras que yo me moderé con lo bebido, hasta fingí llenar mi copa varias veces para seguir sobrio. Gracias a mi esfuerzo apenas estaba mareado, a pesar de no ser un bebedor frecuente.
— Wow, pensar en eso y aquello como si fuera algo superficial... Deberías escribir un libro sobre crianza, ¡muchos padres lo comprarían!
— Jeje, los padres no tienen tiempo para leer libros...
— Es cierto por el estrés que me contaste. Eres realmente increíble —Susurró
— Exacto. —Tomé un sorbo de mi copa.
— ... Pero entonces tú...
— Soy un humano ordinario, también me estreso, a veces soy más exigente en mi entrenamiento o me quedo en mi cama un par de minutos más para pensar en mí.
— ¡Esa no es forma de quitar el estrés! —Levantó su voz sin necesidad de gritar.
— ¿No? —Levanté una ceja.
— ¡No! ... Piensas mucho en el resto, también deberías pensar un poco en ti. Y no me vengas con que un par de minutos son suficientes. —Agarró mis manos y las juntó— Prométeme que pensarás más en ti.
— C-claro...
Estaba enojada por lo que me arrinconó en el mueble, su enojo se disipó y nos quedamos en una posición incómoda, nuestros rostros estaban tan juntos que podíamos sentir nuestro aliento.
— E-eso espero, si no lo haces entonces pensaré en ti el doble de lo necesario. —Lentamente se acomodó sobre mis piernas mientras que la ayudaba a mantener el equilibrio sosteniendo su cintura.
— Estás ebria...
Nuestros rostros se empezaron a juntar.
— Quisiera estarlo... para que sea más fácil...
Que extraño, de alguna manera parecía que el alcohol la había afectado, no por el tema lúcido, sino por sus emociones, estas parecían ser más fuertes. Por mi parte mis emociones estaban libres después de un tiempo de ser reprimidas.
Así que no pudimos evitarlo, nuestros labios se juntaron invadiendo el espacio personal del otro separándonos solo para tomar aire, nunca antes el licor había sabido más delicioso que ser tomado directamente de su boca.
— Espera no podemos... —La aparté de mis labios.
Los dos estábamos agitados y se nos hizo difícil separarnos. Ella no quería pero la aparté, segundos después Pilar se levantó y corrió a su cuarto, no tuvo problemas en correr demostrando que el alcohol no le había afectado.
Debí haberla herido de alguna manera, pero estaba por irme sin saber si regresaría, no quería que ella sufriera. Sostuve mi cabeza maldiciendo mi lógica, hasta hace poco dije que pensaría más en mí, que sería egoísta, pero ahora estoy en medio de mi sala sin poder pararme por tener un problema entre mis piernas.
— Con esto, no tendremos problemas.
Levanté la mirada encontrando a Pilar con una pequeña caja en su mano, estos eran condones. Tiré la lógica fuera de mi cabeza y fui egoísta, no pude contenerme más, aunque no sé quién fue el que se estuvo contuvo más de los dos.
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