Cacería 14 - Paseo I
De nuevo estaba parado al frente de mi casa, forsar una sonrisa y un buen estado de ánimo era mucho más agotador que salir a cazar. Diana quizás no comprenda por completo y cuando crezca se olvidará de mis expreciones cansadas o tristes, sin embargo si es un cambio brusco claro que lo recordará. El cerebro humano prefiere recordar eventos negativos que felices, después de todo está diseñado para aprender de sus errores pero ahora que no dependemos de nuestros instintos básicos, lo único que consigue es ponernos tristes.
Debería actuar cansado por el trabajo, así podré pasar desapercibido.
Puse mi pulgar en un detector de huellas y saqué mis llaves para abrir la puerta, se reprodujo un sonido de campana y de inmediato pasos rápidos se escucharon acercándose.
— ¡Niki, bienvenido a casa! —Diana fue quien me recibió lanzándose a mi cintura.
— ¡Hola! —Suspiré y estiré mi cuerpo.
Antes su peso no me podía desequilibrar pero ahora debía tener cuidado, creció mucho estos dos años, su pelo ahora llega a su cintura y su rechoncha figura se ha vuelto un poco más esbelta.
— ¿Niki está cansado? —Me miró con sus grandes ojos de preocupación.
— Síp, esas vacas no se dejan atrapar fácilmente. —Desordené su pelo.
— ¡Entonces Niki necesita de mí!
— Claro, estaré a tu cuidado nuevamente. Pero primero preparemos la cena.
Su redonda cara se iluminó y empezó a correr por la casa alegre.
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Preparé los tatamis y me tiré sobre estos, Diana se quitó sus sandalias para luego subir a mi espalda. Apoyada en una mesa empezó a caminar sobre mí mientras hacía presión con su peso. Se sentía bien de alguna forma, me ayudaba a relajar mis músculos y quitar tensión, la idea ocurrió cuando ella vio una propaganda en el TV. Ahora se había vuelto una costumbre de todas las noches del viernes.
— ¿No estoy pesada? —Preguntó entre risas.
— Todavía no, puedes hacer un poco más de presión.
Acomodó sus pies al lado de mi columna y haciendo más presión logró tronar mi espalda.
— Wow Niki estaba muy tenso hoy. —Bajó con cuidado de mi espalda.
Sentía que me diluía y me combinaba con el tatami.
— Muchas gracias —Con una gran inhalación me despegué del tatami— Ahora sí, siento que rejuvenecí un par de años. Vamos a comer.
— ¡Siii!
La cena de hoy fueron hamburguesas con carne de res, no debíamos comer mucho de noche y las cremas estaban prohibidas. Seguir un saludable régimen alimentario es lo principal si quieres cultivar un cuerpo sano. Claro que no se puede variar mucho ya que no hay pesca y criar gallinas es mucho más peligroso que criar ganado. Sin embargo todavía hay muchos suplementos que los pueden reemplazar. Mi dieta y la de Diana no eran exactamente igual pero ahora que la estoy criando la estoy acoplando a mi rutina.
Al poder utilizar magia le enseño trucos que aprendí, una mejor forma de comprender la materia y cómo es que funciona el nuevo mundo. Todo de manera didáctica para evitar que se aburra, y creo que lo estoy consiguiendo. Ella se emociona con la magia y hay veces en la que se mete mucho en querer aprender algo. Claro que no le exijo para evitar estrés en ella.
Pero una de las cosas que si le exijo es llenar piedras de energía.
Mientras más veces gastes tu energía más reservas tendrás para el futuro, siempre y cuando no disminuya del 50%.
Estuve muy metido en lo próximo que podríamos hacer y mi siguiente objetivo, pero una llamada me bajó de mi nube.
— Buenas noches ¿Con quién tengo el gusto?
— ¿He? B-buenas noches, soy Pilar… ¿no te di mi número antes?
¿Pilar? ¿A esta hora? Miré el celular [8:45]. No era tan tarde pero era extraño.
— Hola Pilar, disculpa no te agregué, no utilizo mucho esta cosa.
— Ya veo, jeje, oye quería saber si mañana estás disponible…
— ¿Mañana?
— S-sí, sí, es que verás, quería disculparme contigo… por lo que pasó hoy. Y quería saber si querías salir conmigo… ¡A comer, a comer!
— No te preocupes, no tienes que-
— ¡Ya veo! ¡Entonces mañana quiero invitarte a comer sin que sea una disculpa!
— ¿He?
— ¿"He"?
Los fin de semana siempre salgo de paseo con Diana, después de todo recibir luz del sol directamente con tu piel aumenta el estado de ánimo de las personas a la vez que ayuda a combatir la baja autoestima.
Busqué a Diana con la mirada, ella estaba con los cachetes inflados por no terminar de masticar su comida al estar escuchando muy atenta la conversación. Le toqué los cachetes a lo que volvió a masticar su hamburguesa.
— Sí, claro ¿A qué hora sería?
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¡No podía creer lo que acababa de hacer! ¿Cómo es que terminé invitándolos a una cita? ¿No que solo era para disculparme? ¡Pero él aceptó! Espera, espera, tranquilízate. Inhala, exhala, Inhala, exhala…
¡Kyaaaaa!
¡No! ¡Tonta! Tranquila, sé que fui muy apresurada, ni siquiera conversamos cuando salimos de caza, bueno él se pierde muy a menudo pero ahora… ¿Qué pensará?
Había estado ahorcando mi peluche, si seguía así le sacaría el relleno. Lo solté y lo acomodé a un lado de mi cama. Debía de buscar algo para mañana.
Saqué algunas prendas de mi closet y me las ví en un espejo, a mi parecer mis prendas eran lindas pero… aparté la vista del vestido y miré mi cuerpo completo. Y lo lindo desapareció. No terminaba de encajar en el vestido, blusas, pantalones o cualquier juego de prendas que tenía.
Hummm… hay que ser optimista… no tendré un voluptuoso cuerpo… una belleza extravagante… Tampoco seré muy esbelta… pero tengo la mayor capacidad de magia, mi nivele de energía está por los aires, seré millonaria si solo sigo vendiendo como lo estoy haciendo…
… ¿Por qué me terminé deprimiendo más?
Empecé a ordenar mis prendas, esto no era una cita, solo era un desayuno de amigos. Me animé en el espejo y miré mis expresiones, a pesar que las cambiaba mis ojos afilados no perdían su forma.
Lo sé, estoy siendo muy cruel conmigo misma, pero es algo que no puedo evitar. Solo espero no malograr la poca amistad que tenemos y empezar a ser un poco más agresiva.
— Quisiera dejar de ser yo por un tiempo…
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Decidí sorprenderlo pero la que terminó sorprendida fui yo. Es cierto que no sé mucho de él, pero cómo no lo pude sospechar antes, era demasiado obvio, era imposible ser la primera en fijarse en él. ¡Hasta ya tenía una hija!
— Buenos días, me llamo Diana.
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